Évariste Ndayishimiye (1968) es un militar y político de la República de Burundi en África. Entre 2016 y 2020, fue secretario general del partido gobernante el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia-Fuerzas de Defensa de la Democracia (CNDD-FDD).
En 2020 se lanza como candidato a la presidencia cuando ocurre la muerte inesperada del presidente Pierre Nkurunziza (55). Es elegido en la primera vuelta con el 70 % de los votos y el Tribunal Constitucional de Burundi ordena tome de inmediato posesión, lo que ocurre en junio de 2020 con la protesta de la oposición.
Ndayishimiye es un ferviente católico de la etnia hutu y de estudiante escapó a la limpieza étnica de los tutsis en la Guerra Civil (1993-2005). Se une a la oposición armada de las Fuerzas de Defensa para la Democracia (FDD).
Fue comandante en diferentes regiones y escala todos los niveles militares. Después de la firma de la paz en 2005 se le nombra jefe de gabinete adjunto de las nuevas Fuerzas de Defensa Nacional (FDN) con el rango de general.
Entre 2006 y 2007, fue Ministro del Interior y Seguridad Pública, luego jefe del gabinete militar de la presidencia y después jefe del gabinete civil del presidente Pierre Nkurunziza. En agosto de 2016, fue elegido secretario general de la CNDD-FDD.
En su primer discurso como candidato dijo haber recibido “signos” del “Dios poderoso” cuando una paloma se posó sobre la cabeza de su esposa.
Sus discursos siempre hacen referencias a Dios y habla sobre la protección divina y la acción de la divina providencia. En mayo de 2020, como candidato, sobre el Covid-19 aseguró: “No tengan miedo. Dios ama a Burundi y si hay personas contagiadas, es porque Dios manifiesta su poder en Burundi”.
Y también que los dirigentes de Burundi confían que el “poder de Dios” siga manifestándose y se haga presente la “protección divina”.
A Ndayishimiye se le conoce como “Neva”, el nombre que usó en la guerra. Se le ve como un hombre sencillo, que vive de manera distinta a lo ostentoso de los integrantes del gobierno y los altos mandos del Ejército.
La mayoría de la cúpula militar, todos acusados de corrupción, acumulan riquezas y viven en grandes mansiones, pero él con su familia habita una modesta casa en Kajaga, un barrio acomodado de Buyumbura, a las orillas del lago Tanganica.
Su antecesor fue acusado por la comunidad internacional por represión y violación de los derechos humanos y a él se le pide que ponga fin a esta etapa. En sus primeros discursos ha invitado que regresen las decenas de miles de refugiados.
Ha anunciado, en contra de lo que hizo Nkurunziza que permaneció 14 años en el poder, que “estamos listos para restablecer relaciones con países que desean una cooperación constructiva. Los inversores extranjeros son bienvenidos”.
Ha prometido también respetar la libertad de expresión porque este no es solo un derecho que tienen los políticos. La prensa de su país dice que sabe dialogar y llegar a acuerdos. Hay muchas expectativas sobre su mandato y su estilo de gobierno que se ubica dentro del populismo africano.
Twitter: @RubenAguilar