El gobierno de López Obrador es omiso frente a la violencia contra las mujeres

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El movimiento #MeToo en México ha suscitado una gran controversia. No entraré en detalles. El pasado lunes, tras la noticia del suicidio del fundador de Botellita de Jerez, Armando Vega-Gil, y la crispación encendida en redes sociales, los editores de etcétera publicamos un editorial para fijar nuestra posición sobre el tema que es de la mayor importancia para nuestra sociedad que registra un fenómeno complejo y planetario.

Han pasado alrededor de 15 días desde que el movimiento #MeToo cobró fuerza en el país ante la serie de denuncias (primero contra escritores, luego contra periodistas y enseguida contra otros hombres de distintos ámbitos profesionales) que centenas de mujeres han hecho en redes sociales, de manera anónima y dando la cara, por abuso, acoso sexual, violencia laboral y violencia física.

Durante estos 15 días, el tema, al menos en redes sociales y medios de comunicación ha ocupado importantes espacios, y desde el lunes todavía más ante el suicidio del escritor y bajista Vega-Gil.

Foto original: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM

Sin embargo, como escribí poco antes del Día de la Mujer, al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el de la llamada Cuarta Transformación, le importan poco las mujeres, importan poco los temas sociales que no están o se acercan a su agenda primordial de forjar clientelas, como la supuesta lucha contra la corrupción y sus programas sociales, que hoy también vemos, a cinco meses de gestión, siguen sin articularse.

Este miércoles, al ser cuestionado sobre este flagelo en la homilía matutina, López Obrador no hizo más que dar una respuesta atropellada que articuló en menos de dos minutos, contrario a sus largos posicionamientos sobre otros temas. Al solicitarle una posición sobre el tema declaró: “Es un tema que debe atenderse (¿no se está haciendo nada?). Yo considero que esto puede corresponder, y se debe estar haciendo (no, no hay una estrategia) pero debe de darse más atención en el Instituto de las Mujeres. Sí, es un tema que se está debatiendo sobre cómo actuar, cómo evitar, cómo prevenir y cómo también salvaguardar la dignidad de las personas, tanto del que acusa como el acusado. Eso se puede ver, es un buen tema a tratar, lo que estás planteando. Es delicado pero no podemos ocultar nada, hay que ventilar todo”.

Las agresiones hacia las mujeres y el llamado de ellas y no sólo, sino también de hombres que exigen caminos formales de denuncia ni siquiera se ha contemplado en las reuniones matutinas del gabinete presidencial. El asunto no es menor porque precisamente, por un lado, se cuestiona la falta de mecanismos legales y, por el otro, las víctimas acusan la falta de interés de la autoridad.

En Inmujeres, en tanto, tampoco el tema parece haber llamado la atención. Tras la homilía de López Obrador, no un par de días después del estallido digital, no previo a la muerte de Vega-Gil, no, sencillamente minutos después de la declaración de AMLO, publicó un comunicado donde “condena” el acoso, hostigamiento y violencia sexual, invita a las víctimas a denunciar ante las autoridades, y llama a respetar la presunción de inocencia y el debido proceso.

Mientras tanto en redes la confrontación, la duda, el linchamiento y la revancha continúa, sin alguna autoridad que sea capaz de estudiar, analizar y atender este problema social, de fondo, sin prisa y no sólo mediáticamente. Porque el olvido es el mayor riesgo que enfrenta el movimiento #MeToo.

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