Hospital Real de San José de los Naturales

Centro histórico

Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México

Historia

En 1529, la Orden de Frailes Menores (OFM) de la Provincia del Santo Evangelio, a través de fray Pedro de Gante, fundan, en el barrio de San Juan de Moyotlán, el Hospital Real de San José de los Naturales a un lado del Colegio de San José de los Naturales también creado por el flamenco.

Al inicio contaba con un terreno al otro lado de la acequia que corría por la calle de San Juan de Letrán. Empezó a dar servicios como enfermería, para jóvenes indígenas. En 1531 prestó sus servicios a los indígenas para atender la epidemia de sarampión.

El hospital, al comenzar la segunda mitad del XVI, se encontraba en una situación tal de abandono, que ya no podía prestar servicios. Ante el rey se levanta la demanda de la necesidad de contar con un hospital, para indígenas.

En 1552 la Audiencia Real de la Nueva España plantea al emperador Carlos V, la dolorosa situación en que se encontraban los indios pobres y los que llegaban a la ciudad no tenían dónde alojarse.

El 18 de mayo de 1553 llega una repuesta firmada por el príncipe Felipe, que gobernaba en ausencia del emperador. En esta real cédula se dice que no existía entonces ningún hospital para los naturales y se decide la erección de esta institución con carácter real.

Es una de las primeras obras realizadas por la corona. Expresión de una política que sostiene que el indio es un ser humano y como tal merece que sus problemas sean tratados de acuerdo con su dignidad de persona.

Así, la corona toma la responsabilidad de crear un hospital para los naturales de estas tierras. Da para la edificación 2,000 pesos de oro. Y 400 pesos anuales para su sostenimiento.

Para que la institución tenga mayor categoría, el rey la coloca bajo su Real Patronato, y ordena al presidente y oidores de la Audiencia Real de la Nueva España, que hagan las ordenanzas por las cuales debería regirse el hospital y que cuidaran de su cumplimiento.

Así empieza a levantarse el hospital real, pero los fondos se agotan cuando el edificio estaba a la mitad. Se acude de nuevo al rey quien ordena, por real cédula del 12 de septiembre de 1556, se dé al virrey Luis de Velasco 2,000 ducados, para que con ellos se concluya el edificio.

La obra se termina y la institución se titula como Hospital Real de San José de los Naturales. Con el tiempo este nombre se va perdiendo y solo quedó el nombre de Hospital Real de Naturales.

En 1568, cuando fungía como administrador don Hernando de Herrera, se realiza la primera ampliación del hospital. En esa época contaba con tres salas para los enfermos y otras dependencias, las cuales eran de adobe y madera.

El virrey Martín Enríquez solicitó a los franciscanos: “Llevar los materiales para el edificio del hospital diciéndoles a los frailes que el rey les daría para las obras de su convento”.

Ellos en ese momento tenían gran cantidad de materiales (vigas, piedras, cal, herramientas) que habían ido reuniendo de limosnas, para rehacer la iglesia y convento de San Francisco que estaban en estado ruinoso.

La promesa del virrey no se cumplió y los frailes quedaron sin medios para su obra. Diecisiete años después aún seguían peleando por esos materiales.

Su argumento era que ellos habían ayudado al rey, para la construcción de su hospital y ahora él estaba obligado: “a hacerles limosna ahora que su casa estaba a punto de derrumbarse (…)”.

A finales del siglo XVII la institución quedó fuera del control franciscano, y pasó a manos de los hermanos Hipólitos en febrero de 1702.

Los malos manejos y el pésimo servicio brindado por estos religiosos llegaron a oídos de la corona española y en 1741 mediante cédula real se destituyó a los Hipólitos por una nueva administración.

En el siglo XVII y XVIII, el hospital estuvo a cargo de un mayordomo y administrador. Algunos de ellos fueron catedráticos de medicina en la Real y Pontificia Universidad y también hubo licenciados, presbíteros, bachilleres o personas distinguidas a quienes el rey premiaba dándoles la mayordomía de su hospital.

El mayordomo y administrador se encargaba tanto del régimen interior del hospital como de los bienes con que se sostenía. Había varios capellanes que debían conocer las lenguas indígenas. Uno de ellos tenía el título de capellán de agonizantes.

Para nombrar a los capellanes, el mayordomo enviaba al virrey una terna de sacerdotes y él decidía cada vez que había alguna vacante.

El médico también debía hablar lenguas indígenas, preferentemente el náhuatl y el otomí, para poder atender con eficiencia a los indios. Éste y el cirujano eran también nombrados por el virrey.

En el siglo XIX, cuando se consuma la Independencia, había un hospital que tenía un magnífico edificio, pero en el cual la atención a los enfermos era ya pésima, debido a la falta de rentas.

El 21 de febrero de 1822, después de doscientos sesenta y nueve años de servicio hospitalario en favor de los indios, se cierra el hospital por falta de fondos y sus bienes se destinan al Colegio de San Gregorio.

Edificio

El terreno que ocupaba el hospital incluía: el camposanto, la capilla y la iglesia. El hospital contaba con un pequeño coliseo o teatro de madera, para la representación de obras evangelizadoras.

La construcción de 1585 tenía ocho salas, para hombres y mujeres. Estaban separados los enfermos “contagiosos, especialmente los rabiosos”, y había sala de convalecientes.

Había espacios para los servicios (cocina, despensa …), habitaciones para la servidumbre, gobernadores del hospital, capellanes, cirujanos y practicantes.

Contaba con baños de tipo europeo llamados de placer y los de tipo nativo nombrados temazcallis. Tenía una iglesia que se amplía en el siglo XVIII con capilla exclusiva, para indios.

En 1720 se incendió la Iglesia grande y se le reconstruye, pero en forma más modesta. En 1722 se quema gran parte del hospital. En 1726, la capilla de San Nicolás. En 1788 se vuelve a incendiar un área del hospital.

La consecuencia de estos frecuentes daños a la estructura estuvo en una constante renovación, que en vez de perjudicarla la mejoró.

En 1822, el inmueble pasa a ser parte de los bienes del Colegio de San Gregorio. Luego es propiedad de particulares. En 1932-1935, el edificio fue demolido cuando se amplía la Avenida de San Juan de Letrán (Eje Central).

Vestigios arqueológicos

En 1992, con motivo de la construcción de los túneles de línea 8 del metro, se realizaron obras de salvamento arqueológico, a cargo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, en el centro de la Ciudad de México.

Donde ahora se encuentra la estación San Juan de Letrán, se localizaron vestigios del Hospital Real de San José de los Naturales. Además de la presencia de restos óseos de 600 individuos entre ellos 20 de ascendencia africana.

En julio de 2016 se encontraron vestigios del hospital en la esquina de Avenida Juárez y Eje Central. Esto mientras la CFE hacía una excavación para instalar una bóveda eléctrica.

Se encontraron los restos óseos de 70 personas en el cementerio del hospital. Los huesos datan de entre 1553 y 1882. Es el período que operó esta institución.

En esa ocasión también se encontraron parte de la estructura. Paredes con restos de pintura mural y tres distintos y niveles del piso. Otro hallazgo fue un sistema de canales y acequias que estuvieron en función de finales del siglo XVII hasta el siglo XIX.

Fuentes consultadas

– Muriel, Josefina, Hospitales de la Nueva España. Tomo I. Fundaciones del siglo XVI, IIH-UNAM y Cruz Roja, México, 1990.

https://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/hospitales/hne_t1.html

– Meza, Abigail, “Presencia africana en el cementerio del Hospital Real de San José de los Naturales”, Arqueología Mexicana núm. 119, pp. 40-44.

Las raíces africanas de México


Twitter: @RubenAguilar

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