La Secretaría de Educación Pública no para de anunciar y realizar acciones sin preparación con los recursos que tiene hasta el momento. Si la COVID-19 obligó a que millones de estudiantes, profesores y trabajadores de todos los niveles educativos se confinaran en sus casas, como ocurrió en prácticamente en todo el globo terráqueo, la SEP decidió el uso las tecnologías de información y de la televisión privada, en menor escala, para que millones de niños, niñas y adolescentes tuviesen clases por vía remota. ¿Podría la institución educativa hacer otra cosa?
No puede darse una respuesta contundente porque el asunto no es binario, de sí o no. Y hay que decirlo, no fue un problema solamente de México. Pero hoy la cuestión es otra: ¿qué sabemos de los efectos que tuvo en el país la pandemia para los escolares?
Algunos datos estadísticos muestran las afectaciones detectadas: Deserción escolar, desánimo, frustración. Todo eso traducirá efectos económicos en el mediano y largo plazo, tanto para las personas como para las instituciones. De acuerdo con el INEGI, de los 54.3 millones de personas de 3 a 29 años, el 62.0% (33.6 millones) estuvo inscrita en el ciclo escolar 2019-2020. Se estima que 2.2% (738.4 mil personas) no concluyeron el ciclo escolar 2019-2020 y más de la mitad (58.9%) señaló directamente que fue por un motivo relacionado a la COVID-19.
Según la información recabada por INEGI, el alumnado entre 3 y 29 años que sí estuvo inscrito en el ciclo escolar 2019-2020 pero que no continuó o desertó del sistema educativo en el ciclo 2020-2021 debido a la pandemia por la COVID-19 o debido a la falta de recursos económicos fue de 1.8 millones; la mayoría fue de escuelas públicas con 1.5 millones en comparación con 243 mil de escuelas privadas.
El entonces secretario, Esteban Moctezuma –cuya gestión fue el 1 de diciembre del 2018 al 15 de febrero del 2021–, asumió la decisión de las clases a distancia. El INEGI nos indica: por nivel de escolaridad, 55.7% de la población de educación superior usó de la computadora portátil como herramienta para recibir clases, mientras que 70.2% de los alumnos de primaria utilizó un celular inteligente.
Lo cierto es que la población muestra sentimientos encontrados sobre las clases a distancia, pues no ha sido un instrumento que se haya planeado y usado masivamente con anterioridad. Repentinamente cambió el uso del celular: primero diversión y entretenimiento, luego obligación y atención concentrada. Todo un problema.
La cuestión es que no contamos con un diagnóstico ni un análisis que nos indiquen las consecuencias en el plano educativo (no digamos psicológico, intelectual y afectivo) del obligado confinamiento. Porque en la SEP de la 4T hay una fobia contra toda forma de evaluación.
SI SE DESTRUYEN INSTITUCIONES, NO HAY FIJÓN
Por otro lado, se tomó la decisión de acabar con el programa de las escuelas de tiempo completo. Se hizo de la misma manera que con la extinción del Seguro Popular: sin estudios, sin justificación ni planeación; solo por la voluntad e imposición del presidente de la República. Se ha difundido que la renuncia de Esteban Moctezuma se debió a que se opuso a terminar con las escuelas de tiempo completo. Y ya ha quedado confirmado que el presidente no admite disidencia o simple negativa ante sus ocurrencias y delirios.
Cuando el presidente se refiere a sí mismo como un demócrata y un humanista, o cuando menciona que las personas “son libres”, uno debe entender el mensaje al revés. Es el sello distintivo de la casa presidencial.
A LA IMPROVISACIÓN, MÁS IMPROVISACIÓN
Con la salida de Esteban, Delfina Gómez entró al quite. Durante su efímera y gris gestión se dejó que el rezago educativo creciera y todo transcurrió sin pena ni gloria. Entre sus “logros” se suman lo que aseguró en reunión con la Cámara de Diputados (a la que rehuyó concurrir en varias ocasiones), cuando señaló que la desaparición de las escuelas de tiempo completo se había decidido con base en “un” estudio. Hoy se sabe que Delfina les mintió porque no hay ninguna prueba de ese supuesto estudio, según se ha hecho pública la respuesta a solicitud por transparencia sobre el susodicho estudio.
Con Delfina al frente se fue consolidando un grupo ideológico, visiblemente representado por Marx Arriaga (aquel que nos espetó que leer por deleite es un gusto burgués), que quiere hacer de la educación un espacio anticolonialista (“de colonialista”, le llaman), revivir pulsiones nacionalistas arcaicas, difundir los lances antiglobalifóbicos e imponer la dictadura de la comunidad (el comunitarismo), como el faro que dirija los programas educativos. (Nunca dicen claramente qué es la comunidad y como eso es tan amplio bien podría incluir a la comunidad de pirómanos de los Oxxos.) Se inventan nombres: Nueva Escuela Mexicana y Nuevo Modelo Educativo.
Ninguna propuesta de cómo elevar el nivel educativo, ni planteamientos de cómo resolver la problemática de las insuficiencias en lectura, escritura y matemáticas, carencias graves que se han advertido a nivel nacional e internacional. Pero eso sí, destaca el empeño de generar libros y enseñanzas de historia a modo de la 4T, sin importar el costo de la tergiversación histórica.
En estas condiciones, Delfina –aún como titular de la SEP– presentó el Plan de Estudios de Educación Preescolar, Primaria y Secundaria, que arrancará como programa piloto en el ciclo escolar 2022-2023, el cual tiene –según el Nuevo Modelo– un “enfoque comunitario”, que además permitirá comprender la “lógica colonial” y “mercantil” –lo que eso signifique– con que estuvieron operando los proyectos educativos anteriores. Ya sabemos, todo el culpa del pasado, como repite a la menor provocación la retórica presidencial

El plan -dado a conocer un día después de que Leticia Ramírez fue anunciada como futura titular de la SEP- hará énfasis en “buscar un enfoque comunitario que articule lo común a partir de lo diverso”. ¡Más claro, ni Hegel!
De acuerdo con el calendario escolar de la SEP, el regreso presencial a clases para los alumnos está previsto para el lunes 29 de agosto; en tanto que los docentes regresan a sus labores una semana antes, para participar en el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes y el Consejo Técnico Escolar (CTE) fase intensiva 2022. O sea, en una semana se van a preparar para comprender “la lógica colonial”… Y ya luego se la expondrán a los padres de familia. Después se difundirá en las aulas el “decolonialismo” y se mantendrá en silencio el T-MEC y se abominará de la globalización.
Concluyo con una predicción inocente: el programa piloto –ya con Lety al frente– será un fracaso más de la 4T. Lo será porque un programa piloto es una suerte de experimento social que debe ser planeado, ha de definir su objetivos precisos, contar con elementos de comprobación y llegar a puntos de evaluación que conduzcan a una toma de decisiones fundamentada. ¿Alguien cree que eso existe en el gobierno? Pero eso no quita que “Lety” sea honesta y leal. De competencias, ni hablamos.