Para Carlos Alazraki y mi hermano León, que han sufrido las agresiones del racismo.
Vi un tuit de Leo Zuckermann en el que mostraba sorpresa por las posturas antisemitas en el régimen actual. El fenómeno no es nuevo y puede resumirse en un nombre: Alfredo Jalife-Rahme.
El médico Jalife-Rahme es judeófobo, término que es más preciso en este caso, que el de antisemita, ya que el señor se dice “semita auténtico” y ofende a los judíos askenazíes, que en su revisionismo no son judíos verdaderos y los suele llamar despectivamente “jázaros”.
Pues bien, el señor Jalife-Rahme ha sido uno de los asesores principales de la izquierda controlada por el actual morenismo, incluso desde que ese partido no existía como tal y solo era el ala dura del perredismo. Si bien su supuesta especialidad son los asuntos internacionales, el señor Jalife-Rahme ha incidido en los asuntos domésticos de la 4T, en los que vilipendia al que se deje, igual ningunea a la dirigencia del partido que a personajes de la oposición.
Pero, en el tema que nos ocupa, hay una tesis jalifista de pocas luces: sume la izquierda marxista que odia al libre mercado y a los herederos de la ideología de Ford y se tiene a un colectivo que equipara judaísmo con capitalismo salvaje y explotación de los más pobres, ocurrencia por demás lamentable, dada la pluralidad de ideas y perspectivas de los judíos en México, muchos de ellos de izquierda y dedicados con gran éxito a la historia, artes y humanidades. Jalife recurre a un estereotipo racista, el del judío mundial, para demeritar a una comunidad que mucho ha hecho por el país.
Basta con leer a las hordas de la 4T en redes sociales, para confirmar que esta ideología jalifista impregna a las bases del movimiento obradorista: por ejemplo, los insultos racistas a judíos, la burla al Holocausto e incluso la expresión de que sus prácticas se realicen a personas actuales, son de uso común en Twitter contra críticos y opositores de origen hebreo.
Por ello, el decirle hitleriano a Carlos Alazraki no es solo un terrible error aislado del presidente López, sino un botón más en el capitoné de racismo en el que se sienta el poder actual. Al vincular neoliberalismo y judaísmo, gente como Jalife-Rahme (pero también los moneros del régimen, Hernán Gómez, Epigmenio Ibarra y otros voceros de la 4T) siembra odio con los resultados que vemos.
Quizá la mayor ironía del asunto es que Hitler fue una persona frustrada, llena de resentimiento, pésima como estudiante, demagogo y populista, que utilizó su acceso al poder para desquitarse de todas las personas que creía culpables de su desgracia. Si se parece a un mexicano, no es al alegre y exitoso Carlos Alazraki, sino a otro, político, cuya identidad es evidente…