La vida es dura y después… te mueres. Y sí, aunque me tachen de depresiva (que no lo soy) esta existencia es una sucesión de problemas, pérdidas y luchas dolorosas, salpicada por aquí y por allá de algunas pequeñas alegrías.
El tema es que, de dos años para acá, en México se han endurecido las penas y nuestra condena por momentos, al menos para la población consciente, se está volviendo insoportable. Ahí les van algunos de los castigos a los que estamos sometidos:
1.- La estrategia del coronavirus no funciona, nunca ha funcionado y nos está matando
Así mero es. En los últimos diez días han muerto más de 10 mil mexicanos ante la indiferencia absoluta del emperador y su corte. El número de contagios diarios rebasa los escenarios más catastróficos; la saturación de los hospitales impide la atención de los enfermos; la gente se muere en su casa o en la calle; no hay medicamentos, no hay vacunas para protegernos de casi ninguna enfermedad; jamás llegó la tetravalente; los niños con cáncer se mueren por la falta de tratamientos; el responsable de esta crisis, el dizque Dr. Gatell se va de vacaciones.
Como vivimos sin reglas claras y malos ejemplos, la gente hace lo que quiere y no se respeta al otro; somos el país con el mayor número de muertos entre el personal hospitalario y para colmo de males y aunque usted no los crea: ¡el presidente acepta la reducción en la entrega de vacunas contra el COVID para que los países pobres tengan acceso! 150 mil mexicanos o más han muerto por esta estrategia irresponsable y no podemos hacer nada más que aguantar.

2.-La economía se está muriendo y con ella millones de mexicanos
La guerra abierta contra las empresas privadas, chiquitas, grandotas, medianas o pequeñas es otro de los devastadores castigos que forman parte de la condena desde hace 24 meses. Hay que enfatizar que, a partir de la pandemia, el emperador se ha ensañado más y más con los formales y se ha hecho más de la vista gorda con la economía informal. Fuera de sus programas clientelares no ha habido ningún apoyo ni para las MIPYMES ni para nadie que no forme parte de su voto duro que tanto necesita para permanecer y fortalecer su poder absoluto. Si cierran 100 mil restaurantes, si baja el consumo interno, si se desploma la economía el 9%; si se destruye la clase media; si no se genera riqueza; si no hay empleos con seguridad social los mexicanos; si aumenta en 10 millones el número de pobres, en fin, si se desmorona el entramado económico de México, al emperador y a su pandilla poco les interesa.
Hemos llegado al colmo de que en medio de los peores días de la pandemia accedan a abrir los restaurantes (y que mueran más mexicanos) con tal de no apoyar a la CANIRAC. Aeroméxico a punto de quebrar; Interjet exterminada; hoteles cerrados; y un largo etcétera de empresas de construcción y de todo tipo que no los conmueve. Les da igual que quiebre la estética de barrio, el taller mecánico o la gran fábrica. Pareciera que el lema de la mal llamada 4T es: que se mueran los humanos o las empresas que se tengan que morir y ahí se ven.
3.- La militarización del país
Otro de los castigos divinos a los que estamos sometidos los mexicanos en este bienio es a la presencia permanente y consistente de los militares casi en cualquier tarea pensable o impensable. Y esto sucede después de que el presidente dijera una y mil veces, durante su campaña, que iba a regresar a los uniformados a los cuarteles. Pero no, ¡qué va!
Ahora construyen aeropuertos, sucursales bancarias y trenes, administran puertos, manejan pipas, son el muro “contra” los migrantes en el norte y en el sur de nuestro país, sustituyen a la policía, son investigadores, fuerzas de contención, de choque y dizque combate al crimen organizado y deciden claro a quién de sus huestes hay que exculpar y perdonar.
Disponen de enormes presupuestos, que cada año se incrementan; no se preocupan por la transparencia del manejo de estos recursos ni por la rendición de cuentas Lo más triste es que hay una tremenda inseguridad a la que ya desde hace varios años nos hemos venido acostumbrando y que ellos son incapaces de mitigar.
En fin, para salir de esta condena, de estos terribles castigos (hay muchos más) y para no terminar tan pesimistas debo decir que aún nos quedan algunos recursos, el que primero que se me ocurre y quizá el más importante es el del 6 de junio, cuando con responsabilidad y compromiso debemos salir a votar y decir que ya no aguantamos más. Yo estoy dispuesta a ello. Todo tiene un límite.
@Tvale2012
YouTube: Tere Vale, El Rapidín.