Los 100 días de Donald Trump

El estrés que Donald Trump le ha provocado al mundo y a Estados Unidos en los tres primeros meses de su segunda administración es innegable. Las medidas adoptadas por el veterano republicano se pueden clasificar en seis rubros, a saber: los recortes presupuestales y la desaparición de diversas entidades gubernamentales con el consecuente despido de miles de servidores públicos; las deportaciones masivas de migrantes; el empleo de aranceles contra prácticamente todos los países del mundo; la guerra en Ucrania; el conflicto en Gaza; el aislacionismo y repudio al multilateralismo; y el imperialismo en su versión más expansionista territorialmente hablando. A continuación, una mirada a cada una de estas acciones.

Con la asesoría del magnate Elon Musk, quien no ostenta un cargo oficialmente reconocido por las autoridades estadunidenses -cosa que importa poco a un presidente anti institucional como Trump-, pero a quien se identifica como titular del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), se ha procedido a despidos masivos de funcionarios públicos, el desmantelamiento de instituciones como el Departamento de Educación, el de Salud y Servicios Humanos y el de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), amén de la recisión de contratos federales. Aparentemente Trump está apostando a través de su virtual primer ministro Musk, por retirar al gobierno federal del aprovisionamiento de servicios educativos, de salud y la recuperación tras fenómenos meteorológicos extremos de manera que sean los estados de la Unión Americana quienes respondan a ellos. A propósito del sector educativo, los ataques contra las universidades de Columbia, Brown, Cornell, Northwestern, Pensilvania, Princeton y Harvard a quienes pide prohibir las protestas estudiantiles contra la guerra en la Franja de Gaza, eliminar sus programas de diversidad, equidad e inclusión, y garantizar prácticas de contratación basadas en el mérito, además de solicitar información sobre programas y fuentes de financiamiento que mantengan con entidades extranjeras, no tienen precedente.

Algunas universidades, como Columbia, han hecho concesiones a Trump para mantener su funcionamiento y programas, pero en el caso de Harvard se ha optado por enfrentar al mandatario estadunidense, en medio del congelamiento de fondos que ponen en el limbo diversas investigaciones de frontera en la citada institución. Diversos académicos han sido notificados por el Departamento de Educación -o lo que queda de él-, el Departamento de Seguridad de la Patria y el Departamento de Salud y Servicios Humanos, que o bien se suspenden los fondos asignados a proyectos o se solicita información sobre personajes subversivos que ostentan credenciales de estudiantes en Harvard y que realizan acciones violentas criticando al gobierno de Estados Unidos. Increíble ¿no? Si se tratara de un país donde los derechos humanos más elementales son coartados, se entenderían estas acciones. Pero que ocurran en Estados Unidos muestra una visión oscurantista sobre la ciencia, las artes, y las humanidades.

Las deportaciones masivas de migrantes ya habían ocurrido en la primera administración de Trump -como también en la de Biden- pero ahora se recrudecen, aderezadas con amenazas de sanciones comerciales para el caso de México si este país no coadyuva a contener la avalancha humana. De hecho, en números, las deportaciones han sido similares a las efectuadas en 2024 y el 90 por ciento de los vuelos han sido con destino a América Latina. Con todo, Trump reinstaló la supresión de visas contra nacionales de países que presuntamente promueven el terrorismo.

Asimismo, Trump endureció los criterios de prueba de ciudadanía para poder votar. Instruyó localizar y deportar a miles de menores no acompañados. Ordenó la detención de profesores y estudiantes extranjeros.  Estos detenidos tienen estatus legal, ya sea como residentes permanentes o mediante visas temporales de trabajo o de estudiante, pero las nuevas órdenes migratorias amenazan sus derechos. Mediante redadas y arrestos ha detenido a unos 33 mil migrantes en los primeros tres meses de su gobierno. Algunas solicitudes de residencia permanente se encuentran pausadas y se harán investigaciones adicionales a los solicitantes. El 24 de abril es la fecha límite para que medio millón de cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses regularicen su situación o serán deportados.

También la aplicación CBP One -que permitía a los extranjeros sin los documentos apropiados para la admisión que buscan viajar a los Estados Unidos a través de ciertos puertos de entrada terrestres (POE) de la frontera sur la posibilidad de enviar información a través de un módulo dentro de la aplicación en lugar de tener que hacerlo en un POE- fue deshabilitada. Mención especial merece el acuerdo migratorio entre Estados Unidos y El Salvador mediante el que el segundo aceptaría la deportación de cualquier extranjero ilegal en Estados Unidos que sea un criminal de cualquier nacionalidad, como los de la pandilla MS-13 (de El Salvador, Honduras y Guatemala) y el Tren de Aragua de Venezuela. La iniciativa se haría extensiva a ciudadanos estadunidenses purgando condenas en EEUU. No sólo eso: Trump busca poner fin a la 14ª enmienda de la Constitución de EEUU, vigente desde hace 160 años, que garantiza la ciudadanía a toda persona que haya nacido en territorio estadunidense.

En lo tocante a la guerra arancelaria de EEUU contra el mundo, Trump argumenta que es necesario reducir el déficit comercial que tiene el país, salvaguardar su seguridad nacional y proteger los sectores productivos estadunidenses para restablecer el empleo. No bien llegó a la Casa Blanca, Trump anunció su intención de aplicar un 25 por ciento de arancel a las importaciones de Canadá y México desde el 1 de febrero. Amenaza con imponer aranceles a todas las importaciones desde Colombia, tras los dichos del presidente Gustavo Petro de no aceptar las deportaciones de colombianos en condiciones denigrantes. En respuesta, Colombia también anunció aranceles del 25 por ciento, aunque posteriormente ambas partes alcanzan un acuerdo para frenar la disputa. El 1 de febrero, como se recordará, Trump suscribió una orden ejecutiva para imponer aranceles del 10 por ciento a la República Popular China (RP China) y del 25 por ciento a México y Canadá, esgrimiendo argumentos migratorios y de seguridad nacional. Dos días después EEUU pausó los aranceles contra México y Canadá luego de que los segundos aceptaran algunas concesiones.

A continuación se produjo una de las confrontaciones comerciales más serias de que se tenga memoria en la historia reciente. El 4 de febrero se aplicaron aranceles del 10% a la RP China. Ese mismo día, Beijing respondió con nuevos aranceles a productos estadunidenses y una investigación antimonopolio contra Google. Se anunciaron igualmente aranceles del 15 por ciento a productos energéticos y del 10 por ciento a maquinaria y automóviles estadunidenses a partir del 10 de febrero. El 10 de febrero, el presidente estadunidense anunció un arancel del 25 por ciento a las importaciones de acero y aluminio poniendo fin a exenciones previas.

El 13 de febrero se da a conocer la aplicación de aranceles recíprocos a efecto de igualar las restricciones que enfrentan los productos estadunidenses en los mercados internacionales. El 25 de febrero anuncia otra orden ejecutiva para imponer aranceles al cobre importado. El 1 de marzo se informa de posibles aranceles a la madera y la madera aserrada por razones de seguridad nacional. El 4 de marzo se hacen efectivos los aranceles del 25 por ciento a Canadá y México, con una excepción del 10 por ciento a la energía canadiense. También se duplica al 20 por ciento el arancel sobre productos chinos. Canadá, México y la RP China anuncian represalias. Beijing amplía el número de empresas estadunidenses sujetas a represalias arancelarias. El 5 de marzo Trump concede una exención de un mes a fabricantes estadunidenses de automóviles sobre importaciones desde México y Canadá. El 6 de marzo aplica una exención a importaciones mexicanas y canadienses y argumenta avances de la presidenta Claudia Sheinbaum y del primer ministro Mark Carney en temas de seguridad y tráfico de estupefacientes.

El 10 de marzo, la RP China pone en vigor aranceles del 15 por ciento a productos agrícolas estadunidenses como carne de res, pollo, cerdo y soya. El 12 de marzo se activan los nuevos aranceles de Trump al acero y el aluminio, ahora ambos con un 25 por ciento en general. La Unión Europea responde con un plan de represalia sobre 28 000 millones de dólares en productos estadunidenses, que se aplicará por fases. El 13 de marzo tocó el turno a las bebidas espirituosas y Trump amenazó con un arancel del 200por ciento al vino, champán y licores europeos si la UE aplicaba un arancel del 50 por ciento al whiskey estadunidense.

El 24 de marzo, Trump dio a conocer un nuevo arancel del 25 por ciento a cualquier país que compre petróleo o gas venezolano, mismo que entraría en vigor el 2 de abril. Entre los afectados potenciales están la RP China, que compra el 68 por ciento del crudo venezolano, y varios países de América Central y el Caribe. El 26 de marzo Trump impone un arancel del 25 por ciento a las importaciones de automóviles, vigente desde el 3 de abril, y que se extenderá a las autopartes hasta mayo.

El 2 abril se produjo el anuncio de aranceles recíprocos del 10 por ciento en general para todos los países, incluidas las islas deshabitadas de la Antártica donde sólo hay presencia de pingüinos y focas; del 34 por ciento para la RP China, 20 por ciento para la Unión Europea, 25 por ciento para Corea del Sur, 24 por ciento para Japón, y 32 por ciento para Taiwán. A México y Canadá se les exentó de esta medida siempre que siguieran cooperando en materia migratoria y de combate al narcotráfico.

El 4 de abril la RP China anuncia un arancel del 34 por ciento a todos los productos estadunidenses a partir del 10 de abril. También impone controles de exportación sobre tierras raras y sanciona a 27 empresas del vecino país del norte. El 5 de abril entra en vigor el arancel mínimo del 10 por ciento para todos los países. Al tambalearse las bolsas de valores de todo el mundo, aunque el 9 de abril se activaron los aranceles recíprocos, horas después Trump anunció una pausa de 90 días de esas tarifas con excepción de la RP China a quien se aplicaría un arancel del 125 por ciento. Las autoridades chinas contraatacaron y anunciaron un día después un arancel del 84 por ciento a productos estadunidenses y nuevas restricciones tecnológicas. De esta forma ahora el mundo vive con restricciones arancelarias al comercio que amenazan con paralizarlo.

Siguiendo con las prioridades de Trump a nivel internacional, ha decidido actuar como mediador en la guerra entre Rusia y Ucrania. En su campaña por la presidencia llegó a afirmar que terminaría en 24 horas con esa contienda en la que ha asumido claramente una postura favorable a Rusia y desventajosa para Ucrania. Así, el 12 de febrero, Trump dio a conocer que llamó al presidente Vladimir Putin para discutir un posible acuerdo de cese al fuego entre Ucrania y Rusia. Es la primera conversación conocida entre los presidentes desde que Trump asumió el cargo en enero. Como debe ser en toda mediación, ese mismo día, Trump llamó al presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, para informarle sobre su conversación con Putin y sus planes para poner fin a la guerra en Ucrania. Tres días después, se da a conocer que altos funcionarios estadunidenses viajarían a Arabia Saudita para reunirse con funcionarios rusos y comenzar conversaciones destinadas a poner fin a la guerra en Ucrania. Esta reunión fue muy criticada por Ucrania y los europeos, al ser marginados del citado encuentro.

El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, en Riad. El asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, y el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, también asistieron a la primera ronda de negociaciones con el director del fondo soberano Kirill Dmitriev, quien asistió con funcionarios rusos. De nuevo Ucrania manifestó su molestia por haber sido excluida de estas conversaciones. El 28 de febrero, durante la visita de Zelensky a Washington, se produjo un choque entre éste y el vicepresidente J. D. Vance quien acusó al mandatario ucraniano de no querer la paz. La reunión habría posibilitado un acuerdo para que Ucrania acordara inversiones de EEUU en el sector de las tierras raras a manera de compensación por el apoyo militar brindado por Washington. La reunión terminó de manera abrupta. Más tarde, los líderes europeos, estupefactos, reciben a Zelensky y le reiteran su apoyo. EEUU anunció la suspensión de la cooperación militar y de inteligencia con Ucrania pero la reanuda días después tras conversaciones entre las autoridades de ambos países. Las negociaciones entre EEUU y Rusia han continuado en Riad a la par de conversaciones telefónicas entre Trump y Zelensky y Trump y Putin, donde éste último afirma su disposición a la paz pero exige cada vez más concesiones, entre ellas, el fin de las sanciones económicas que Occidente le aplica desde febrero de 2022. Mientras tanto los combates siguen entre Rusia y Ucrania y el 21 de marzo Rusia llevó a cabo un mortífero ataque con drones contra la ciudad de Odesa.

En lo tocante al conflicto entre Israel y los palestinos, se recordará que la primera administración de Donald Trump favoreció a los israelíes, por ejemplo, al colocar la embajada estadunidense en Jerusalén y al negociar los Acuerdos de Abraham que ignoraron por completo la situación de Palestina. Lo que es más: se atribuye el artero ataque de Hamas contra objetivos israelíes del 7 de octubre de 2023 a la pretensión de que Arabia Saudita normalizara sus relaciones diplomáticas con Israel, ello con el apoyo de Irán. A semanas del arranque de su segundo mandato, Trump insinuó que Estados Unidos desplazaría por la fuerza a los palestinos de Gaza, que ocuparía el territorio como parte de un plan de “Riviera de Gaza”, plagado de amenazas y limpieza étnica, esto pensado a partir de los intereses inmobiliarios del controvertido republicano. El alto el fuego no se mantuvo más allá de su primera fase, en medio de las violaciones israelíes. Israel también ha bloqueado todas las transferencias humanitarias a los palestinos, lo que constituye, desde cualquier punto de vista del derecho internacional, un crimen de guerra. Entre otras medidas aparentemente contradictorias, Trump desmanteló la mayor parte de la asistencia internacional, con la excepción de Israel, donde aceleró la venta de armas y ayuda militar por valor de 12 000 millones de dólares.

ARCHIVO – El presidente Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se dan la mano en el Museo de Israel en Jerusalén, 23 de mayo de 2017. (AP foto/Sebastian Scheiner, archivo)

En el marco de la visita de Benjamin Netanyahu a Washington en febrero pasado, Donald Trump firmó una orden ejecutiva para sancionar a la Corte Penal Internacional, la que en noviembre de 2024 emitió órdenes de detención contra el propio Netanyahu y el ex ministro de Defensa Yoav Gallant por presuntos crímenes de guerra en Gaza, en medio de la guerra contra el grupo terrorista Hamás. Israel ha rechazado las acusaciones. Las sanciones de Trump contemplan sanciones financieras y otros castigos, como restricción de visados a personas y familiares que ayuden a la Corte Penal Internacional en sus investigaciones sobre ciudadanos estadounidenses o aliados.

En los siguientes días tras su asunción para un segundo mandato, Trump anunció su respaldo incondicional a Israel, incluyendo la venta de armas, además de designar a los hutíes como organización terrorista y la aplicación de nuevas sanciones contra Irán. Asimismo, a diferencia de la suspensión de ayuda internacional a diversos países del mundo, Egipto y Jordania, en principio, la seguirán recibiendo, sólo que supeditada a que cooperen con la visión estadunidense que parece dirigirse a asentar a los palestinos desplazados en esos países, esto para “limpiar” la Franja de Gaza y convertirla en un “resort.”

Arabia Saudita, escenario de las negociaciones de paz entre Rusia y Estados Unidos a propósito de la guerra en Ucrania, ha manifestado que apoya la creación de un Estado palestino y busca mantener su liderazgo regional, ser el fiel de la balanza en materia energética a nivel mundial y proteger su seguridad nacional. La presencia china y rusa en la zona no es un tema menor, por lo que la estrategia de Trump parece complejizar una situación muy precaria en la región.

Ahora bien: el aislacionismo de Donald Trump, aconsejado por su virtual primer ministro Elon Musk, incluye medidas como denunciar los Acuerdos de París en materia ambiental; abandonar la Organización Mundial de la Salud; el retiro del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del que ni siquiera es miembro; el fin del apoyo Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA) -cuyo financiamiento ya había sido suspendido por el presidente Biden en 2024, luego de conocerse acusaciones de que personal del organismo estuvo involucrado en los ataques del 7 de octubre-; en tanto, suspendió gran parte de los programas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) mientras estudia si se retirará de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como lo hizo en su primer mandato. Asimismo, existe la propuesta de reducir a la mitad el personal del Departamento de Estado, en tanto otra orden ejecutiva ha centralizado las acciones de política exterior en la figura del presidente, por lo que cualquier crítica u opinión en contra de parte de los funcionarios diplomáticos estadunidenses sería castigada con el despido.

El 25 de febrero, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó un proyecto de resolución presentado por Washington por 10 votos a favor, entre ellos el de Rusia y China, instando «al fin del conflicto lo antes posible» y a «una paz duradera» sin votos en contra. Esto dejó fuera de guardia a Europa y Ucrania y envió el mensaje de que EEUU está alineado con Rusia en lo que será el proceso de paz de una guerra que ya se encuentra en su cuarto año.

Mención especial merece la tensa relación de Estados Unidos con los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a quienes les ha insistido sobre lo importante que es que incrementen sus presupuestos para la defensa, de manera que el financiamiento de la alianza noratlántica no recaiga de manera tan prominente en EEUU.

¿Qué hay del imperialismo renovado del personaje de marras? Renombró al Golfo de México como Golfo de América [¿para los americanos, o más bien, los estadunidenses?]. Propuso una solución a sus aranceles contra Canadá: dijo que una manera de evadirlos es que Canadá se convierta en el estado 51 de la Unión Americana e hizo insinuaciones similares sobre México. Otra acción imperialista es la intención de renegociar la cesión del Canal de Panamá, cosa que llevó al gobierno de ese país a congelar iniciativas ya pactadas con la PR China para la modernización de sus instalaciones en aras de evitar fricciones con Trump. Y ¿qué decir de la insistencia de comprar Groenlandia? Aun cuando Dinamarca se ha cansado de explicar a Trump que la isla no está en venta, además de que los groenlandeses han señalado que no son daneses, como tampoco quieren ser estadunidenses sino sólo “ellos mismos”, el presidente de EEUU insiste e insiste y ha tenido llamadas telefónicas ríspidas con la primera ministra Mette Frederiksen sobre el particular.

Este es un apretado resumen de lo hecho por Donald Trump en sus primeros 100 días de gobierno. En pocas palabras, se podría afirmar que el controvertido republicano ha recurrido al poder duro de las sanciones económicas más las amenazas militares y ha echado por tierra el poder suave que sus antecesores emplearon con mayor o menor destreza para impulsar los intereses estadunidenses en el mundo. Las protestas dentro y fuera de Estados Unidos contra lo hasta ahora hecho por Trump son dignas de consideración. Más importante es que se escucha ahora, cada vez con mayor frecuencia, la posibilidad de que el casi octogenario personaje sea relevado del cargo invocando la 25ª enmienda de la Constitución de EEUU debido a lo costosa que está resultando la gestión del susodicho tanto para el país como para el mundo. En su primer chequeo médico desde que asumió la presidencia por segunda ocasión, el parte médico señaló que Trump goza de buena salud cognitiva y física y está plenamente capacitado para ejercer el cargo que ostenta. Sin embargo, Trump, ha dado indicios de senilidad.

En un libro titulado El peligroso caso de Donald Trump donde 27 psiquiatras analizan al controvertido presidente estadunidense -esto a partir de lo hecho en su primera administración- advierten problemas que no sólo lo aquejan a él, sino que también influyen en otras personas. En el libro, coordinado por Bande Lee se señala que “Trump es ahora el jefe de Estado más poderoso del mundo, y uno de los más impulsivos, arrogantes, ignorantes, desorganizados, caóticos, nihilistas, contradictorios, engreídos y egoístas. Tiene el dedo en el gatillo de mil o más de las armas termonucleares más poderosas del mundo.Eso significa que podría matar a más personas en cuestión de segundos que cualquier dictador de la historia durante todos sus años en el poder.”

Adicionalmente los autores, médicos todos ellos, explican que existe el deber moral de que la comunidad científica dé a conocer los peligros de tener en la silla presidencial a un personaje tan inestable. Hablan del “efecto Trump” y de cómo los incidentes antimusulmanes, antisemitas y supremacistas blancos y racistas se exacerbaron durante su primera administración. “El «efecto Trump» en la sociedad y la normalidad maligna que se establece [son preocupantes]: lo que antes se consideraba impensable se convierte en la norma. Algunos terapeutas han visto a pacientes que sufren traumas y retraumas como resultado de las acciones del presidente, que imitan las de un abusador agresivo”. Y esta es, posiblemente, una de las consecuencias más graves de la presencia de un personaje como Trump en la presidencia de EEUU.

Más allá de si su gestión acelerará el declive de su país en los asuntos mundiales o si ello le pondrá las cosas más fáciles a la RP China para su ascenso como potencia mundial, la inestabilidad que vive el mundo a causa de las erráticas acciones de Trump vaticina enormes retos y escenarios fatídicos. Y eso a tan sólo 100 días de su arribo a la Casa Blanca.

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