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La manipulación busca generar comportamientos con la intención de favorecer intereses propios. A través de diferentes técnicas se puede conseguir que las acciones, el pensamiento o las emociones de otra persona o grupo de personas cambien. Los políticos son uno de los principales grupos que utilizan a sus masas para controlarlas y llevarlas a su terreno con ideas sustentadas en muchas ocasiones por mentiras y falacias. Este hecho es cada vez más propicio verlo cercano a las elecciones.

En cuanto a la información, los políticos destacan en un discurso la información que más le convenga dependiendo en cada momento, por ejemplo, modificar los gráficos para cambiar el significado de la información, destacar la cifra más favorable, usar datos obsoletos, etc. ¡Qué les voy a contar, si lo vemos diario con este presidente que tenemos.

Andrés Manuel López Obrador puntualizó en alguna ocasión: “nosotros no mandamos aniquilar a nadie; todo nuestro apoyo, nuestra solidaridad a los periodistas. Hay que proteger a todos, ricos, pobres, periodistas honestos y mercenarios, a todos”. Y de ahí reclamó no utilizar la muerte de quienes informan para atacarle, “utilizar el dolor ajeno, eso es una manipulación”, repuso.

En una de sus mañaneras se le inquirió: “¿no se necesita llamar a la paz?”, e inmediatamente contestó, “¡no!, la violencia se tiene que ir resolviendo, hay que tener fe en el porvenir y libertad de expresión, nosotros siempre vamos a garantizar el derecho a disentir.

Al abordar las expresiones de inconformidad de un sector identificado entre los reporteros, Andrés Manuel contestó: “es nuestra responsabilidad cuidar la vida de los periodistas y de todos los mexicanos. Nada más lo único que debe de considerarse es que nosotros no mandamos a aniquilar a nadie. Ya no es el Estado, como era antes, el violador por excelencia de los derechos humanos. Pero sí, no utilizar estos lamentables hechos para atacar al gobierno que represento. Esa es la utilización del dolor ajeno, eso es una manipulación”.

Sin duda, actualmente se puede afirmar que el contexto de violencia contra la prensa es generalizado desde hace más de 10 años. Los números de homicidios y desapariciones así lo plantean. Sin embargo, hoy contamos con un elemento que atiza el contexto adverso para el periodismo independiente: El mismísimo Andrés Manuel López Obrador.

Este personaje —un día sí, y el otro también — usa la tribuna presidencial para atacar, denostar, mofarse o calumniar a periodistas y medios de comunicación que no son aplaudidores profesionales. La narrativa polarizante de López Obrador ha colocado en el centro de la discusión pública el papel del periodismo en México. Los ataques presidenciales van solapados de feroces ataques de sus fanáticos seguidores.

Recordemos que a finales del año pasado, un grupo de alrededor de 180 comunicadores y periodistas enviaron una carta a López Obrador, para pedirle cesar el hostigamiento en contra de la prensa, a lo que Andrés Manuel López Obrador respondió que no polariza a la sociedad mexicana, sino que la politiza.

180 comunicadores mexicanos, entre ellos reporteros, editores, columnistas y articulistas, acusaron en una carta que “todas las emanaciones de odio” hacia la prensa se “incuban, nacen y se esparcen” desde Palacio Nacional, por lo que exigieron terminar con el hostigamiento por parte del presidente de la República. Y aunque inicialmente López Obrador se solidarizó con el periodista Ciro Gómez Leyva por el atentado que sufrió, en sus conferencias, hasta hoy, sigue exhibiendo las diferencias que sostiene con el comunicador y lo ha llamado “vocero del conservadurismo”, por decir lo menos.

Y de nuevo, hace unos días acusó nuevamente a Ciro Gómez Leyva de corrupción por “conspirar a favor” de la victoria de Felipe Calderón en las elecciones presidenciales de 2006 y de Enrique Peña Nieto en 2012 a través de la presentación de encuestas que auguraban sus triunfos, por lo que el comunicador pidió al Presidente probar dichas afirmaciones y detener la violencia en su contra ¡otra vez!

Ciro Gómez Leyva narró que en 2017, once años después de las acusaciones señaladas, el Ejecutivo federal le dedicó un libro en donde le llamaba “querido amigo” y “gran periodista de toda la vida”, hecho por el que el conductor cuestiona la actual actitud agresiva del Presidente hacia él.

Cito textual: “Si actúe de manera corrupta en 2006 ¿por qué me dedico libros en 2017 diciendo que era un periodista de toda la vida y un querido amigo? El Presidente es un mentiroso, al menos en este tema es un bulleador y se sirve otra vez de los instrumentos del estado para mentir y para agredir”, dijo el periodista. Finalmente, Ciro Gómez Leyva confrontó a López Obrador al preguntarle si con sus dichos y ataques constantes está intentando provocar un segundo incidente en su contra o la inhabilitación de su labor periodística. Cito textual: “Le repito Presidente, usted acaba de insultar, usted acaba de mentir, usted está diciendo que yo cometí un acto de corrupción y ¿qué sigue, Presidente? Lo dijo hace un mes, lo repite hoy. ¿Qué sigue, Presidente? ¿Cuál es el segundo punto de su escalada? ¿Está buscando un segundo atentado? ¿Qué busca con esto? ¿Inhabilitarme para que no dé a conocer los datos de otras empresas? En fin”.

No me queda duda, que la cantidad de medicamentos que tiene que tomar el presidente, ya no le permiten irrigar bien sangre al cerebro por eso no puede razonar, por lo que recurre a amenazar y señalar a los comunicadores que lo exhiben. A eso hay que agregarle el pánico que tiene las 24 horas de saber que Xóchitl va a ser probablemente la próxima señora presidente de México, ya que sinceramente Claudia está muy desabrida. En un mano a mano entre Claudia y Xóchitl, sin duda esta última la trapea. Y bien que lo sabe. Sabe que no tiene la más mínima oportunidad, así como ninguna de sus corcholatas, en contra de esta señora y él no estará en la boleta por eso tanta agresión contra el gremio periodístico. El problema no son sus problemas mentales, el problema es que todavía hay gente que le cree.

Es un tipo que miente como respira, producto de su mala intención o de su locura. A fin de cuentas da lo mismo, ha sembrado el odio a través de la injuria y la calumnia, de la burla barata y de la afirmación a todas luces falsa, de manera artera, pero sin lugar a dudas, con una intención clara: Acabar con quienes no piensan igual que él.

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