A casi cinco años del inicio de la operación de Sembrando Vida, las recurrentes denuncias de abusos a sus beneficiarios se mantienen vigentes, porque como de costumbre este gobierno prefiere negar a rectificar.
Desde septiembre del 2019, durante una sesión de Comité Técnico del programa, se reportaron problemáticas básicas que impedían una correcta operación: escasez de plantas y semillas, así como el retraso entre la entrega de las mismas y la temporada de lluvias, la ausencia de infraestructura hidráulica para actividades de riego. Lo anterior, creó un incentivo perverso para que los campesinos quemen y deforesten áreas verdes a fin de obtener espacios para sembrar.
Muchas de las denuncias se mantienen vigentes y se han agudizado. La corrupción se ha convertido en parte del funcionamiento cotidiano del programa. Los campesinos reportan extorsiones y moches exigidos por el personal ‘técnico’, quienes solicitan de cincuenta a doscientos pesos para mantenerse inscritos en el padrón de beneficiarios. También hay denuncias por la solicitud de ‘cooperaciones voluntarias’ para la adquisición de insumos de riego y cultivo (a pesar de la existencia de una partida destinada a la compra de dichos materiales).
De acuerdo a una reciente investigación de Expansión CNN, nada de lo anterior se ha solucionado sino agravado. Los campesinos que han denunciado las practicas corruptas y de extorsión han sido ignorados, y en represalia, todo aquel que haya osado alzar la voz, es dado de baja con justificaciones absurdas o es acusado de extorsión y abandono del programa.
Al día de hoy, hay más de 150 mil personas expulsadas. Los operadores técnicos del programa abusan de la estructura vertical de Sembrando Vida para decidir discrecionalmente quienes pueden seguir recibiendo el beneficio del programa y quienes no.
En la investigación se relatan casos de campesinos que tras denunciar las extorsiones o cuestionar la exigencia de aportaciones para la compra de insumos, son dados de baja sin tener oportunidad de defenderse y explicar su versión ante alguna autoridad, a pesar de que las reglas de operación establecen que los inscritos cuentan con derecho de audiencia ante alguna causa de expulsión.
Sobre las ‘aportaciones voluntarias’, existen reportes que señalan la creación de empresas fantasmas o incluso empresas propiedad de los funcionarios, que justificándose en la compra de los insumos, equipo y maquinaria; obligan a los campesinos a comprarles a sobreprecio un material de pésima calidad o innecesario.
Se calcula que tras los descuentos, los moches y las ‘cooperaciones voluntarias’, los campesinos sólo conservan 2500 pesos de todo el apoyo. Por donde se vea, es una traición por parte del gobierno que se dice defensor de los pobres.
La reglas de operación de Sembrando Vida establecen que la población beneficiaria será remunerada con 5 mil pesos, de dicha cantidad les serán retenidos 250 pesos que deben ingresar a un fondo de ahorro y otros 250 para integrarse al ‘fideicomiso del bienestar’. Con ello se pretende regresar el recurso a los campesinos luego de tres años de inscripción.
Sin embargo, en muchos casos ni siquiera existe el fondo de ahorro, ya que por decisión unilateral de los ‘tomadores de desiciones’, se omite su creación, y se maneja el recurso de forma distinta y en la opacidad.
Al día de hoy, no se conoce con precisión el destino de los más de 4200 millones recaudados por este mecanismo, también se desconoce si los rendimientos son en realidad destinados para beneficio de los campesinos.
La omisión en la creación de este fondo, debería de derivar en responsabilidades administrativas y sanciones penales a los operadores del programa, pero no pasa absolutamente nada.
Es indignante la inacción del gobierno y la cerrazón por corregir el rumbo e ignorar las señales que les hacen errar. Sembrando Vida ha sido un programa de abusos más que de beneficios, un programa opaco que presume resultados sin sustento y que permite el saqueo a los más necesitados.
López Obrador ha anunciado la presentación de una reforma legal para elevar a rango constitucional Sembrando Vida, pero dadas las condiciones de corrupción y opacidad del programa, esto resulta inadmisible.
Lo ideal sería reconstituirlo como un programa de conservación de Áreas Naturales Protegidas en la tierra y en el mar de acuerdo a tratados internacionales. Convertirlo en un programa de restauración de ecosistemas forestales, con una inclinación medio ambiental y no clientelar.
A cinco años de la creación de Sembrando Vida, es claro que sólo se ha cosechado corrupción, moches y abuso.