La ley obliga a cualquier funcionario a cumplir correctamente su encargo, so pena de sanciones. Si el descuido o negligencia en el ejercicio de sus funciones causa daño de cualquier clase a la ciudadanía o al erario, el servidor público está en falta y se hace acreedor a castigos administrativos o penales y, en ciertos casos, a juicio político.
Cuando el descuido llega al grado de provocar accidentes o situaciones que devienen en pérdida de vidas, es negligencia criminal, como ocurre con la gestión de Hugo López-Gatell durante la pandemia.
La propaganda negra en contra de Claudia Sheinbaum la califica, sin ambages, de “asesina”. No coincidimos con ese calificativo: el asesinato implica intencionalidad. Pero eso no quita que sobre sus espaldas pesen 68 muertes.
Así, afirmamos que, por causa de su negligencia y corrupción, Sheinbaum es responsable —aunque no única— del fallecimiento de 68 personas. Pero para los deudos de estas poco importa si Claudia tuvo o no la intención de incidir en sus muertes: sus seres queridos ya no están, punto.
Aquí está el registro completo.
Daniela Licone Pérez
Muy poco se ha hablado de ella. Las abundantes semblanzas críticas de Sheinbaum la dejan de lado para centrarse en recordar el caso del Colegio Rébsamen y de la Línea 12 del Metro, los dos más emblemáticos por la cantidad de vidas perdidas.
Pero Daniela merece ser recordada pues, al igual que los pequeños del Rébsamen, era una niña. Murió en noviembre de 2017, dos meses después del colapso del colegio, aplastada por un portón metálico de cinco metros de altura y dos toneladas de peso que cayó encima de ella debido a que estaba mal instalado. En ese entonces, Claudia ya buscaba ser candidata a jefa de Gobierno.
Daniela estaba en un salón de danza dentro de las instalaciones del Centro de Artes y Oficios (CAO) Tiempo Nuevo, en la colonia Miguel Hidalgo. Ese centro, antecesor de los Pilares que hoy están por toda la capital, había sido remodelado por órdenes de Sheinbaum, quien encabezó la ceremonia de reinauguración un par de meses antes.
Como parte de esa obra se ampliaron las instalaciones y se construyó un salón que podía convertirse en escenario cuando el portón se abría. Según una extrabajadora del CAO que dio su testimonio a etcétera, los rieles sobre los que se colocó el portón eran muy angostos; a primera vista no parecían aptos para soportar el peso de las hojas metálicas.
Nuestra fuente recordó que luego de la remodelación, un par de talleristas incluso comentaron, medio en serio, medio en broma, el miedo que les daba que la puerta se les cayera encima. Otro extrabajador comentó a esta reportera que el portón constaba de dos hojas y que era tan pesado que para moverlo hacían falta “ocho hombres fuertes”, cuatro para cada hoja.
Esta fuente proporcionó a etcétera las fotografías que dan cuenta de las dimensiones del portón.
Fue el 15 de noviembre de 2017 cuando el portón se desprendió de su marco y cayó al piso, aplastando a Daniela, presente en el lugar para tomar una clase de baile. A la prensa trascendieron declaraciones de los familiares de la niña, que refirieron que, según empleados delegacionales, la culpa fue de una maestra que “movió el portón”, pero esto era imposible para una sola persona.
Lo que pudo ser un escándalo de enormes dimensiones no pasó de unas pocas notas en la prensa y una llamada de atención a Sheinbaum por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para que diera cuenta de sus acciones, lo cual nunca ocurrió.
La prensa informó que, tras la tragedia, la jefa delegacional se hizo presente en el CAO “por unos minutos” y se retiró; no ofreció ninguna declaración. No hay registro de que hubiera deplorado la muerte de la niña de manera pública ni de que en su gobierno se hubiera ofrecido atención oficial a los padres.
La fuente que habló con esta reportera aseguró haber presenciado cómo Sheinbaum “se encerró” en una oficina con los padres de la menor. Después de ese encuentro, los padres no volvieron a hablar con la prensa y el caso se apagó. Entre trabajadores trascendió el dato de que la delegada había indemnizado de manera extraoficial al matrimonio a cambio de no denunciar a su gobierno.
El 23 de diciembre la ALDF emitió un apercibimiento a la Procuraduría General de Justicia y a la jefa delegacional solicitándole “un informe de sus respectivas actuaciones en torno al deceso de una menor de edad, ocurrido el pasado 15 de noviembre en el Centro de Artes y Oficios Tiempo Nuevo”.
Ese informe nunca fue entregado: Sheinbaum simplemente echó tierra sobre el asunto. Nunca se investigó quién colocó mal el portón ni se deslindaron responsabilidades.
Nuestras fuentes comentaron que después de eso las puertas metálicas quedaron “tiradas en las áreas verdes” a donde se las arrastró para que no estorbaran.
Niños y adultos del Rébsamen
Es la tragedia que empaña y acompaña la imagen de Sheinbaum a donde vaya. La vox populi la culpa de las muertes de 19 pequeños, y sus fotografías con frecuencia se publican junto a la imagen de la indiferente y fría aspirante presidencial. En el imaginario colectivo se recuerda menos que también murieron siete adultos y que fueron 26 personas en total.
El sismo del 19 de septiembre de 2017 registró una de sus mayores tragedias en la delegación Tlalpan, en donde el edificio del Colegio Rébsamen se desplomó por causa del ilegal sobrepeso y deficiencias en la construcción, autorizada por sucesivas administraciones delegacionales corruptas, entre ellas la de Sheinbaum.
Así como con la Línea 12 del Metro, la administración de Sheinbaum no fue la única culpable, pero fue a la que se le cayó el colegio. Tras el colapso y las muchas horas y días de angustiosa lucha por rescatar sobrevivientes, se fue tejiendo la historia; en abundantes reportes periodísticos se puso de manifiesto una cauda de corrupción que se remontaba a los años 80 y que desembocó en 2017, cuando Sheinbaum impulsaba su aspiración para ser jefa de Gobierno de la capital.
Aunque luego lo negó y movió los hilos necesarios para ser exonerada, el 26 de septiembre de 2017 Claudia admitió su responsabilidad: dijo que dos meses antes, en julio, su gobierno hizo una “visita de prevención” al Rébsamen para dar un “visto bueno” en materia de seguridad y operación del inmueble.
A pesar de que era obligación de los inspectores anotar cualquier irregularidad o motivo de alarma, sólo indicaron la falta de “aditamentos” como señalizaciones para rutas de evacuación y detalles muy menores. A pesar de tener a la vista la enorme mole del edificio y ser obvio que sobre las aulas había viviendas, fue como si tales faltas no existieran, pues los inspectores no mencionaron absolutamente nada sobre la inseguridad de la construcción, como no lo hicieron los funcionarios de gobiernos anteriores. Dos meses después, la escuela caía sobre los niños.
Después Claudia dijo que su gobierno encontró que en 2010 hubo denuncias, las cuales se reportaron “resueltas” en 2014 y ella no profundizó más. En efecto, la construcción irregular no se realizó durante su gobierno, pero siguió operando durante su gobierno, y colapsó. Ella pudo haberlo evitado si hubiera ordenado mudar el colegio a un sitio más seguro, clausurarlo o vaciar los departamentos, pero no lo hizo.
El escándalo fue mayúsculo: numerosas voces señalaron su innegable responsabilidad y los meses pasaron. Llegó el 2 julio de 2018 y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó la elección presidencial y Sheinbaum la Jefatura de Gobierno; ese mismo mes, ya como jefa de Gobierno electa, ocurrió la magia: la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México la exoneró ¡sin hacer ninguna investigación!
El entonces subprocurador Guillermo Terán Pulido ofreció una conferencia de prensa para afirmar que Sheinbaum no tenía ninguna responsabilidad porque los jefes delegacionales no tienen atribución alguna relacionada con las construcciones o remodelaciones en los inmuebles, lo cual es falso. Agregó que por eso jamás se la llamó a declarar, ya que eso hubiera sido violatorio de “sus derechos humanos”.
Lo cierto es que, de acuerdo con diversas normativas que asientan las facultades y obligaciones de los jefes delegacionales, Claudia fue negligente en el cumplimiento de sus responsabilidades respecto a la operación del colegio.
La Ley de Desarrollo Urbano, en una actualización de 2018, establece que los jefes delegacionales son autoridades en materia de desarrollo urbano y que tienen la facultad de vigilar las actuaciones de los directores residentes de obra para que cumplan la norma. Otras normativas indican que tienen la facultad de conceder licencias de construcción.
Un punto de acuerdo emitido por el Senado de la República en 2017 señala que “la Ley Orgánica de la Administración Pública de la Ciudad de México, en su artículo 39, fracción II, establece que corresponde a las y los jefes delegacionales de cada demarcación territorial expedir las licencias para ejecutar obras de construcción, ampliación, reparación o demolición de edificaciones o instalaciones o realizar obras de construcción, reparación y mejoramiento de instalaciones subterráneas, con apego a la normatividad correspondiente”.
Claudia mintió con la complicidad de la PGJ capitalina y fue exonerada sin que mediara ninguna investigación.
Tec de Monterrey
Otra tragedia ocurrida durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 fue la caída de los puentes que conectaban varios edificios en el campus Tlalpan del Tecnológico de Monterrey, que copia diversas edificaciones europeas. En el derrumbe murieron cinco estudiantes.
De manera análoga al caso del Colegio Rébsamen, en esta tragedia hubo un conjunto de responsables, tanto de la institución educativa como del gobierno delegacional. Diez días antes, tras el sismo del 7 de septiembre, un grupo de estudiantes denunció que los puentes se habían dañado y que la escuela no había tomado medidas. Pidieron la intervención de la delegación, pero el gobierno de Claudia no hizo absolutamente nada.
Tal como ocurrió con el caso Rébsamen, Sheinbaum intentó restringir la información relativa al siniestro. Según ella, el expediente era información reservada.
En este tiempo el PAN señaló la incorrección de la funcionaria por reservar, sin sustento alguno, los Registros de Constancia de Seguridad Estructural presentados en la Ventanilla Única de la delegación Tlalpan sobre los inmuebles del Tec de Monterrey, el Colegio Rébsamen, el Wal-Mart de Acoxpa y Galerías Coapa, entre otros.
Galerías Coapa y Wal-Mart
Muy poco se recuerda a los cinco fallecidos en Galerías Coapa y Wal-Mart Acoxpa, dos personas en el primero y tres en el segundo, también en el sismo de 2017. Ambos centros comerciales contaban con permisos de operación concedidos por el gobierno delegacional de Sheinbaum.
Aquí se añadió un elemento: las empresas intentaron ocultar las muertes. Sin embargo, gracias a denuncias de empleados, la información trascendió a medios y redes sociales. Sheinbaum puso mucho de su parte para entorpecer el conocimiento pleno de lo ocurrido.
Meses después del sismo, el INAI manifestó que era indispensable que el gobierno delegacional de Tlalpan diera a conocer la actuación de la administración local en el “registro, renovación, seguimiento u otorgamiento de los correspondientes permisos y autorizaciones, así como el conocimiento de la legalidad de las construcciones”.
Tal resolución da cuenta clara de que era obligación de la administración de Sheinbaum estar al tanto de las condiciones de los edificios que albergan a Galerías Coapa y Wal-Mart Acoxpa. Pero, como en los otros casos, negó su responsabilidad.
Muerte en la estación Tacubaya
El 11 de marzo de 2020, en la estación Tacubaya del Metro dos trenes chocaron de frente, lo que resultó en un hombre muerto y 41 personas heridas.
Era el inicio de la pandemia y el caso recibió menos atención de la debida, pendiente el país y la capital de las variables declaraciones de AMLO sobre la Covid-19 y preocupada Sheinbaum por evitar medidas de cierre que afectaran la economía.
El choque en Tacubaya salió en todos los medios, pero no estremeció al país. Fue el primero de tres accidentes con víctimas mortales en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) bajo el gobierno de Claudia en la capital. Fue la primera señal de que con Claudia el Metro sufría un criminal abandono.
Tras el accidente, el vocero de la Fiscalía General de Justicia de la capital, Ulises Lara, culpó al conductor del convoy de lo ocurrido y también a los encargados de los “procedimientos de seguridad”.
“Los dictámenes periciales del accidente determinaron que fue resultado de omisiones de operación incurridas por el conductor y la reguladora en los procedimientos de seguridad correspondientes”, dijo, sin presentar ni una sola prueba sino únicamente su dicho.
Sólo contamos con la versión de las autoridades al respecto, aunque no hay documentación que la avale. En septiembre de 2021 Forbes informó que el Comité de Transparencia del Metro ordenó clasificar como “reservada” la información de las cajas negras de los trenes accidentados, así como las comunicaciones entre los conductores y los reguladores de tráfico.
Fue un caso que anticipó lo que ocurriría en la Línea 3 en enero de 2023. La diferencia es que, en ese caso, el conductor que fue acusado de negligencia no se quedó callado y expuso que el accidente fue ocasionado porque los sistemas de comunicación y tráfico no servían y que prácticamente conducía a ciegas.
Puesto Central de Control del Metro
El 9 de enero de 2021 se registró un pavoroso incendio en las instalaciones del Puesto Central de Control del Metro (PCC), el llamado “cerebro” del STC. Hubo 29 heridos y una persona fallecida. La culpa directa fue de la gran amiga de Sheinbaum, Florencia Serranía, entonces directora del Metro y que, para evadir su responsabilidad, dijo que ella sólo era la directora.
Serranía compartió culpa y responsabilidad con Sheinbaum, su jefa, quien la cubrió con el manto de la impunidad en este caso y el de la Línea 12 cuatro meses después.
Sobre este caso, como en otros, el gobierno capitalino recurrió a la reserva de información. Forbes hizo una solicitud de información al respecto y obtuvo la siguiente respuesta: “Se hace constar que mediante acuerdo 2021/SO/III/3, de fecha 12 de agosto de 2021, el Comité de Transparencia aprobó la reserva del expediente que integra la investigación llevada a cabo por el Comité para la Investigación de Incidentes Relevantes relacionado con el incendio ocurrido el 9 de enero de 2021 en el Puesto Central de Control 1”.
Pero la reserva oficial no impidió que los trabajadores hablaran. De manera anónima, algunos de ellos declararon a los medios que una gran cantidad de componentes del PCC habían llegado al final de su vida útil, y que en cuanto Sheinbaum asumió el poder se le notificó de esta situación. Se informó, además, de la falta de refacciones, de deficiencias en las vías, de la necesidad de herramientas y mucho más, pero el gobierno capitalino, desde un inicio con la mira puesta en la Presidencia, le regateó al Metro todo el dinero posible.
Pero lo peor estaba por venir, y ocurrió el 3 de mayo.
Las 26 vidas de la Línea 12
La noche del 3 de mayo de 2021 un tramo elevado cerca de la estación Olivos de la Línea 12 del Metro se partió en dos, al tiempo que un tren circulaba por encima. Fue una tragedia inconmensurable, gestada durante más de 10 años y que sigue afectando dolorosamente, y en muchos sentidos, a los habitantes de la zona.
Muchos culpables se pueden señalar: en la mala construcción y falta de adecuado mantenimiento de la Línea 12 participaron los exjefes de gobierno Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera, así como montones de funcionarios. También las constructoras, como grupo Carso, los asesores, las empresas calificadoras, los proveedores de materiales, los inspectores, los directores del Metro, los arquitectos, los trabajadores…
Tantos involucrados facilitan la evasión de la responsabilidad. Desentrañar qué hizo cada uno y deslindar responsabilidades legales llevaría muchos años, a lo que se añade la deliberada obstrucción de la procuración de justicia, con la complicidad de la fiscal de Sheinbaum, Ernestina Godoy y, por supuesto, de AMLO.
Pero eso no impide señalar que la principal responsable es Sheinbaum. El derrumbe ocurrió durante su gobierno, bajo la gestión de una directora nombrada y protegida por ella, y tras otros accidentes producto del abandono material del sistema. El Metro fue mal construido, pero hasta el 3 de mayo de 2021 la tragedia se había evitado gracias a diversas medidas paliativas.
Fueron 26 los muertos. Entre ellos, el niño Brandon Giovanny, de tan sólo 12 años.
Dos hermanas caen en una coladera destapada
El 11 de noviembre de 2022 tuvo lugar un accidente detestable, muestra de la negligencia más básica de los gobiernos de la capital y de la alcaldía Iztacalco, ambos a cargo de Morena.
Dos hermanas se dirigían a un concierto en el Palacio de los Deportes; caminaron sobre el Viaducto Río de la Piedad y pasaron por una zona sin iluminación, donde se encontraba una coladera sin tapa. Las hermanas cayeron y murieron intoxicadas por las aguas negras.
El gobierno capitalino pretextó que la causa era el frecuente robo de tapas de coladeras y que ese era el motivo de que esa alcantarilla estuviera destapada. Las declaraciones oficiales no aclararon que tres semanas antes un ciudadano la había reportado en redes sociales: arrobó a las autoridades correspondientes, pero ninguna respondió al llamado.
Al día siguiente, cuando la muerte de Sofía y Esmeralda ya era escándalo nacional, el tema fue abordado por el gobierno. En su conferencia de prensa, Sheinbaum dijo que había dado órdenes para que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y el Sistema de Aguas, ambas de la Ciudad de México, “brindaran todo el apoyo necesario a la familia” de las jóvenes fallecidas.
También dijo que instruyó al titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y al director del C5 “investigar y aportar pruebas a la Fiscalía para la investigación del robo de la tapa de la alcantarilla”. Según ella, diariamente se reponen hasta ocho tapas de alcantarilla robadas.
Claramente, en esa tarea de reposición durante más de tres semanas no se incluyó la que provocó la tragedia. Tampoco nadie se ocupó, durante largo tiempo, de reparar las luminarias de la zona. Pura negligencia.
Choque en la Línea 3
El 7 de enero de 2023 la pesadilla volvió al Metro: dos trenes chocaron entre sí, dejando 106 heridos y una joven muerta, quien tenía apenas 18 años. Claudia se encontraba lejos, ocupada en dictar una de sus “conferencias” sobre “políticas exitosas de gobierno”, el disfraz que entonces usaba para tapar su campaña ilegal rumbo a la Presidencia.
El director del Metro, Guillermo Calderón, tuiteó: “De acuerdo con los reportes, el incidente ocurrió en el túnel que conecta las estaciones Tlatelolco y La Raza”.
El accidente sorprendió a Claudia en su punto más bajo y se convirtió en una pesadilla para su imagen política. Fue entonces que empezó a cocinar la narrativa del sabotaje que derivó, el 12 de enero, en la militarización del Metro, al que llegaron 6 mil elementos de la Guardia Nacional. Hubo hasta acusaciones absurdas, como la que se hizo a la señora Viviana, a la que se le cayeron a las vías unas aspas de lavadora.
El 27 de enero, la fiscalía capitalina informó que la causa fue “la quema y corte doloso de cables” de los sistemas de señalización y pilotajes automáticos. También culpó al conductor, que “no respetó las medidas de conducción en modo seguridad”. Según la dependencia, “no existe evidencia de que el conductor realizara frenado de emergencia o alguna otra maniobra para detener el tren”. Ese día el conductor del Metro fue detenido, y el 1 de febrero un juez lo vinculó a proceso por lesiones y homicidio culposo.
Para abonar a la teoría del sabotaje, el 12 de enero Sheinbaum dio una conferencia de prensa en la que dijo que la caja negra del tren siniestrado había sido localizada “en una camioneta” y que fue recuperada por las autoridades. Lo que no dijo es que estaba en el vehículo porque era parte del protocolo de investigación del accidente y que eran trabajadores del Metro los que la trasladaban.
“Les voy a platicar otra cosa: el día del accidente (que me perdone aquí la Fiscalía) la caja negra del Metro, una de las cajas negras del Metro, tuvieron que, o más bien la encontraron, la Policía de Investigación, en una camioneta. Ya habían sacado la caja negra”, dijo con la intención de meter cizaña.
Las fallas, descomposturas y accidentes en el Metro continuaron durante meses. La presencia de la Guardia Nacional no consiguió detener el “sabotaje” por la sencilla razón que este nunca existió. Todo fue una patética farsa.
Con la misma tijera
Hemos reseñado aquí 68 vidas perdidas por causa de la irresponsabilidad y negligencia de Sheinbaum. No está de más mencionar su participación cómplice en la muerte de cientos de miles de vidas durante la pandemia, pues guardó silencio ante las atroces acciones y omisiones de AMLO y López-Gatell.
Nunca la vimos conmoverse un ápice por ninguna de estas muertes. Todos sus afanes se dirigieron siempre a hacer control de daños y evitar que esos muertos fueran obstáculo para su carrera política, igual que su mentor, líder y amo: AMLO.
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