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martes 03 diciembre 2024

Las historias inconclusas del periodismo de ficción

por Angélica Recillas

Este texto fue publicado originalmente el 13 de marzo 2017, lo abrimos de manera temporal.


 

Algunos medios y periodistas que se autoproclaman “críticos” suelen presentar investigaciones de “alto voltaje” con (supuestas) grandes revelaciones para intentar exhibir a los adversarios de sus causas.

Pero conforme pasan los días, el interés de las prometedoras historias se va diluyendo, el seguimiento periodístico queda detenido en alguna parte y la conclusión no llega o es totalmente contraria a donde apuntaron las baterias. En los años recientes se han registrado varios casos.

El atentado. El 4 de febrero de 2013, cuatro días después de la explosión en la Torre de Pemex que dejó un saldo de 37 muertos y más de 100 heridos, Proceso publicó en su portal una nota que sugiere la hipótesis de que el siniestro se debió a un atentado urdido por Los Zetas y que “sus fuentes” refirieron el hallazgo de rastros de Composite 4, una potente carga formada por explosivo químico y un aglomerante plástico que es de uso militar y ha sido empleado en varios actos terroristas. El día 9, en el impreso se difundió un reporte donde menciona que “expertos” consideran que el estallido se debió a un atentado, aunque uno de sus entrevistados reconoce no ser perito en explosivos pero a quien, el hecho de que no haya habido un incendio posterior a la detonación, le parece “sospechoso”.

La Jornada, también basada en fuentes anónimas, deduce entre el 1 y el 3 de febrero de 2013 que por la magnitud del estallido, todo indica que se trató de un atentado. Y al igual que Proceso, uno de sus entrevistados rememora un suceso en 1982 donde según él “explotaron” varias computadoras para ocultar las pruebas de un fraude. No obstante, el dictamen oficial determinó que la explosión se debió a una acumulación de gas y ni Proceso ni La Jornada pudieron confirmar la hipótesis de un atentado terrorista.

La salud presidencial. Varios medios y periodistas han sugerido que la salud del presidente Enrique Peña Nieto está deteriorada, pero sin que medie investigación periodística alguna; la única base ha sido la especulación. El 5 de junio de 2014, el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, escribió Twitter: “Existe el rumor de que EPN está enfermo. Ni lo creo ni lo deseo. Pero es una buena salida para su renuncia por su evidente incapacidad”. Cuatro días después, la columnista de Sin Embargo, Sanjuana Martínez, afirmó:

“Su deterioro físico es notable. Su dificultad para hilar los discursos lo deja en vergüenza en importantes eventos. Sus constantes errores a la hora de hablar, denota que está medicado, que las dosis que recibe de medicinas no le permiten tener la suficiente lucidez para ejercer sus funciones cotidianas”.

 

Abundó que según “testigos” el mandatario acudía varios días de la semana al Hospital Central Militar a recibir tratamiento. Nunca ofreció pruebas.

En junio de 2015, luego de que el Ejecutivo fuera sometido el día 26 a una operación de vesícula, se desató otra ola especulativa. En un artículo para el portal de Proceso, Álvaro Delgado escribió:

“Los mexicanos tenemos derecho a saber si padece una enfermedad y si esta lo incapacita para ejercer el gobierno, porque los mexicanos tambien tenemos el perfecto derecho a tener gobernantes sanos y aptos”.

En un video difundido en YouTube el 30 de junio, Rafael Loret de Mola aseveró que el presidente Peña Nieto tenía cáncer: “Tras la operación el informe oficial dirá que no es nada grave, pero lo es porque se refleja también en la falta de irrigación cerebral. Lo es porque su palidez y su demacración en el rostro obligan a pensar que la enfermedad que tiene, desgraciadamente para él, es irreversible”.

El 1 de julio en La Jornada, Julio Hernández López señaló:

“A pesar de los enormes recursos materiales de que dispone la Presidencia de la República, no ha sido posible mantener el vigor y la frescura en la imagen de un político que precisamente creció y avanzó en su carrera gracias a esa prestancia gráfica. Las fotografías a larga distancia o las tomas especiales que suministra la oficina de prensa de Los Pinos no logran ocultar la delgadez, el rostro demacrado, la angulosidad remarcada y otros detalles que abonan las percepciones de una mala salud en espiral ascendente”.

El 5 de septiembre de 2016, en Proceso, Ernesto Villanueva indicó que hay “indicios” de que Peña Nieto padece esquizofrenia paranoide y sugiere que una persona con esa fragilidad mental no puede seguir gobernando el país. No obstante, el presidente Peña Nieto se encuentra sano y así continúa al frente de la Presidencia de la República.

La epidemia oculta. El 7 de agosto de 2015, Aristegui Noticias publicó un reporte en donde afirmó que los casos de Chikungunya registrados en México eran más de los tres mil 600 que reportaba la Secretaría de Salud. El sustento para refutar los datos oficiales fueron los comentarios que los usuarios de este portal hicieron a través de las redes sociales, quienes incluso hablaron de muertes a causa de este mal en Chiapas. El público seguidor de este sitio se quedó esperando la investigación especial sobre la epidemia oculta de esta enfermedad y todo quedó en la rumorología de las redes.

El huracán “mediático”. A finales de octubre de 2015, informes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU, así como del Centro Nacional de Huracanes de EU, advertían sobre la formación del Huracán Patricia en las costas del Pacífico el cual podría alcanzar la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, lo que lo convertía en potencialmente destructivo.

Ante ello, Enrique Peña Nieto se reunió urgente con su gabinete de seguridad, se activaron los protocolos correspondientes y se desplegó una campaña en los medios sobre las medidas a seguir por parte de la población en estados donde se preveía el paso del huracán.

Proceso usó el tema para golpear al Presidente. En Twitter Álvaro Delgado escribió el 23 de octubre: “Si el #HuracanPatricia es como dicen que es, será masivamente mortífero. En horas sabremos si es sólo un alarde mediático de Peña”. Luego replicó el tuit de una usuaria que decía: “Bendito huracán #Patricia; minimiza los daños, muertes, desapariciones, corruptelas de @EPN”.

El viernes 23 su compañero Jenaro Villamil retuiteó una nota del semanario donde se informa del desalojo de 50 mil personas de zonas de riesgo en Jalisco, acompañada de la frase: “Y copetelandia tiembla”. Conforme el huracán perdía intensidad Villamil replicó memes con la imagen del Presidente. En uno de ellos dijo: “Se me acabó mi huracán mediático”, y en otro: “Mejor adelantamos los relojes para que Patricia dure una hora menos”. El domingo 25, en su sitio Homozapping, Villamil escribió el texto “El Huracán más peligroso de la historia se degradó a meme”, donde señala que ante las constantes alertas del Presidente sobre el huracán, las burlas de los usuarios de las redes no se hicieron esperar.

Las evidencias de la conspiración siguen ausentes.

Desaires y divorcio. El 13 de julio de 2015, Fernanda Familiar dijo en su programa de radio que la luna de miel en Los Pinos había terminado y que era “inminente” un divorcio entre el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera. Nunca expuso sus bases para tal afirmación y solo dijo que “se notaba” el distanciamiento entre ambos pues ya ni la mano se daban.

 

Casi un mes después, el 10 de agosto, ABC retomó esta versión y abundó que los rumores partían de la difusión en redes sociales de unos videos donde se captan supuestos “desaires” entre el mandatario y la señora Rivera.

Medios como Aristegui Noticias y Sin Embargo alimentaron esa historia. El portal de Aristegui difundió imágenes de Angélica Rivera en Italia, donde fue de vacaciones pero sin ir acompañada de su marido, quien regresó a México después de la gira a Francia. En Sin Embargo, Sanjuana Martínez escribió el 27 de julio que los problemas maritales entre Peña Nieto y Angélica Rivera, “ya no eran un secreto” y que los desplantes entre ambos se habian convertido en “un escandalo”. Segun la autora, el distanciamiento de la pareja, “demostraba el fracaso estrepitoso de la formula Televisa en Los Pinos”. Martinez no demostró sus dichos, y en cambio, se aprovechó para promocionar su libro en donde segun ella, está la explicacion de esos supuestos conflictos conyugales.

A más de año y medio de distancia de esos rumores, Enrique Peña Nieto y su esposa siguen casados.

La culpable de todo. Desde 2015, un grupo de medios conformado por Reforma, La Jornada, Sin Embargo, Aristegui Noticias y Proceso, se involucró en el litigio que mantienen la constructora española OHL y la empresa mexicana Infraiber, cuyo origen fue la cancelación por parte del gobierno del Estado de México a esta última, de un millonario contrato para la medición del flujo vehicular en las carreteras de cuota de la entidad. Primero fue la publicación de desplegados en febrero de aquel año, a partir de mayo, iniciaron una serie de filtraciones de grabaciones ilegales, acompañadas de cartas del abogado de Infraiber, Paulo Diez, cuya acusación inicial fueron presuntas componendas de OHL con funcionarios del Estado de México durante la gestión de Enrique Peña Nieto como gobernador, con el fin de ampliar de manera irregular su título de concesión del Circuito Exterior Mexiquense y seguir obteniendo ganancias de ella sin que fueran debidamente auditadas por Infraiber, claro.

Como etcétera documentó aquellos medios han litigado en favor de Infraiber, empresa a la cual no tocan ni con el pétalo de una nota, en cambio las acusaciones de corrupción contra OHL se han diversificado, sin que hasta el momento se haya demostrado su responsabilidad; las distorsiones para desacreditar a OHL han llegado a niveles absurdos.

El 24 de diciembre de 2015 ocurrió un fuerte accidente en el Circuito Exterior Mexiquense y Proceso, que no cubre este tipo de eventos, publicó “Carambola en autopista de OHL, deja 5 muertos y más 30 lesionados”. La nota, más que referirse al accidente, enfatizó en que la carretera donde ocurrió está concesionada a OHL. Cuatro días después, el día 28, sucedió otro percance en la misma autopista y Proceso repitió el esquema: “Nueva carambola en autopista de OHL deja un muerto y 11 lesionados”. El diario de nota roja Metro, filial del grupo Reforma, en su primera plana del día 29 puso el titular: “Pista maldita” y recapituló los dos accidentes, sin dejar de subrayar que sucedieron en una carretera concesionada a OHL.

En su edición impresa del 24 de diciembre de 2016, dentro de la cobertura que Proceso hizo de la explosión del Mercado de San Pablito, en Tultepec, Estado de México, ocurrida el 20 de diciembre con un saldo hasta ese momento de 35 personas muertas y 75 heridas, el semanario concluyó que OHL tuvo mucha responsabilidad en la tragedia. Sus bases, que la expropiación de terrenos ejidales para la construcción del Circuito Exterior Mexiquense, emprendida por la administración de Peña Nieto para beneficiar a OHL obligó a que los fabricantes de juegos pirotécnicos se concentraran en una zona poco segura. Asimismo, culpa a la constructora hispana de “dividir” a los ejidatarios a la hora de acordar su reubicación.

Durante casi dos años OHL ha sido acusado por el tribunal mediático de corromper funcionarios, de financiar campañas políticas, de orquestar “conspiraciones de Estado”, de los accidentes ocurridos en el Circuito Exterior Mexiquense y hasta de la explosión en Tultepec. No importa que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores hubiera determinado que OHL no alteró su información contable o que la SCJN resolviera que la concesión del Circuito Exterior es legal. El periodismo de ficción decidió que OHL es culpable.

La llamada explosiva. El 1 de febrero de 2016, Carmen Aristegui anunció en su portal revelaciones de “alto voltaje” y en seguida entrevistó a la periodista Dolia Estévez, corresponsal en Washington para varios medios de comunicación, quien aseguró que en la conversación que sostuvieron el 27 de enero los presidentes de México y Estados Unidos, Donald Trump “humilló” a Enrique Peña Nieto y éste sólo balbuceó. Para construir su historia Estévez alude a “contactos” que tiene tanto en Washington como en México, que “le contaron” que la charla se dio en muy malos términos y que Trump “habría” amenazado al mandatario mexicano con enviar tropas a México. Aristegui avaló sin chistar las versiones expuestas por su colega, pues su trayectoria y prestigio, le conceden en automático veracidad a todo cuanto diga, sin necesidad de probarlo.

Ante los cuestionamientos que el gobierno mexicano hizo a las “revelaciones” de Estévez y Aristegui, éstas se escudaron en un parte informativo de la agencia AP. (El recuento pormenorizado del tema lo hace Orquídea Fong desde la página 15). Como anticipó Carmen Aristegui, la llamada entre los presidentes de México y Estados Unidos generó un gran revuelo; la prensa militante de México dio como hecho irrefutable la versión de Dolia Estévez de que Trump humilló y maltrató a Peña Nieto; a ella no le consta, pero así se lo platicaron y el timing le indicaba que había que difundirla, aun cuando no hubiera elementos de prueba.

El periodismo de ficción tiene sus propias reglas

A diferencia del periodismo serio, que exige investigar y documentar, el periodismo de ficción tiene sus propias reglas: elige temas “polémicos” y el momento idóneo para ventilarlos, aunque no estén debidamente sustentados. Un grupo de medios y periodistas se encarga de su difusión, apelando más a su trayectoria y su línea editorial “crítica al poder”, que a los elementos deontológicos y profesionales que le den soporte.

Al no disponer de pruebas el paso siguiente es construir percepciones con base en omisiones o distorsiones informativas, aprovechando la mala imagen pública que tienen los actores que protagonizan sus historias y una vez que posicionan el tema, lo hacen crecer.

Cuando la lógica de los hechos se impone y la historia empieza a caer lo que sigue es dejarla en suspenso, con final abierto al público, hasta que aparezca en el horizonte un nuevo escándalo que la reemplace.

 

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