A principios de abril El País analizaba el impacto de las series de televisión más allá de la concepción tradicional del entretenimiento. El hecho de que existan cursos en prestigiadas universidades de todo el mundo que recurren a las series de televisión para abordar temas como la religión, la guerra y la paz, la eutanasia, la administración de empresas, la metafísica, la filosofía y la política, es un fenómeno que amerita atención. “Las ideas ya no escriben en papel, sino en pantallas”,1 sentenció El País. Las series de televisión no son entretenimiento sin sentido. Abdessamed Sahali refiere que “el pequeño mundo de las series de televisión dista mucho de ser un remanso de paz. Escándalos, controversias y polémicas de todo tipo, jalonan la historia de la pequeña pantalla. La Casa Blanca se sienta en la mesa de los guionistas sin que la hayan invitado y la ficción en algunos momentos parece imponerse a la realidad. Incluso los problemas de Ángela, la protagonista de Es mi vida, llegan a provocar uno de los primeros sismos en la red. “¿Quién dijo eso de que televisión rima con sillón?”2.
¿Por qué una cita romántica de Chris, hijo de Peter Griffin, en Padre de familia, arrancó la ira de la excandidata a la vicepresidencia de Estados Unidos, Sarah Palin, y generó un escándalo de proporciones cósmicas?3. ¿Por qué la Asociación Estadounidense de Cirujanos Plásticos afirma que Nip/Tuck presenta de manera denigrante, absurda e irreal el mundo de la cirugía plástica?4. ¿Qué llevó a las autoridades brasileñas a condenar a Los Simpson?5. ¿Por qué las organizaciones de derechos humanos formulan críticas tan despiadadas contra 24?6. Al margen de la polémica, estas reacciones son muy frecuentes y revelan, en primer lugar, que las series de televisión llegan a un público cada vez más amplio y diverso. Asimismo, pareciera que estos programas de manera recurrente apuestan a la provocación para ganar adeptos -recordando aquella conocida sentencia de que “no importa que hablen bien o mal de ti, lo importante es que hablen de ti”-. Lo más interesante, es que el televidente y/o internauta dejó de ser pasivo y ahora se involucra activamente, sea para condenar o avalar los contenidos de las series, pasando de la “comodidad” del sofá a la reflexión sesuda.
Hasta no hace mucho se afirmaba que las series de televisión tenían un efecto nocivo en las sociedades, colocando a los televidentes en una especie de “trance hipnótico”, convirtiéndolos en algo parecido a zombis. Una y otra vez se advertía a las familias del riesgo de que sus hijos pasaran muchas horas frente a la “caja idiota”, porque, se decía, esta acción constituía una pérdida de tiempo y una deformación que alteraba los valores, la convivencia y la socialización. Hay mucho de cierto en eso. Prácticamente todos los niños y adolescentes -y, ¿por qué no?, los adultos- estadounidenses, saben que Bart Simpson nació en Springfield, pero no saben que Abraham Lincoln llegó a este mundo en la ciudad de Springfield, Illinois. Sin embargo, casi de manera imperceptible, las series de televisión han involucrado a los espectadores de todas las edades, al punto de que los padres de familia rivalizan con los pequeños en terrenos otrora consagrados a ellos. “Un énfasis recalcado se ha prestado a… (Los Simpson), ya que reúne todos los aspectos del comportamiento social y es la cruda expresión del mismo, por lo que desata un sinnúmero de postulados en su contra, pero también su audiencia alcanza los niveles más altos de sintonía y es vista, podría decirse, por más adultos que por los niños, pues los primeros le encuentran un alto sentido y la disfrutan aun más que los pequeños.”7 En la globalización, aun cuando subsiste la paradoja en torno a las diversas opciones de entretenimiento disponibles para las más diversas audiencias, frente a la concentración en unas cuantas empresas, del monopolio sobre los medios de comunicación y las industrias que venden esparcimiento, la lucha por los mercados es cruenta y apuesta a la incorporación de más y más consumidores. La especialización flexible en los métodos productivos de la era de la globalización, se extiende a las industrias culturales, donde tan importante es llegar a las masas, como también a sectores de la población “minoritarios”, por ejemplo, homosexuales, madres y/o padres solteros, desempleados, personas con “capacidades diferentes”, adultos mayores, minorías étnicas, etcétera. Así, la industria del entretenimiento, en aras de ampliar sus niveles de audiencia, apuesta no sólo a un público “tradicional.” Para ello, diseña temáticas que en otros tiempos habrían sido impensables, con personajes, animados o no, peculiares, distintos, que reflejan la evolución y la complejidad de la sociedad contemporánea. Esta situación es, al menos en parte, lo que convierte a las series de televisión, animadas y no animadas, en material útil, digno de estudio en las disciplinas más variadas.
La empresa, según Homero Simpson
Los Simpson, no sólo le permiten al espectador pasar un buen rato. Fernando Montero y Rafael Galán en su libro La empresa según Homero Simpson, se proponen ofrecer al lector lecciones de liderazgo, gestión y desarrollo profesional de una manera poco convencional, utilizando, en su argumentación, episodios de Los Simpson. Sin tapujos, los autores explican por qué eligieron a Homero Simpson para dar lecciones sobre gestión empresarial: “… en las bibliotecas de gestión empresarial a menudo nos encontramos con obras inspiradas en los temas y en los personajes más variopintos para construir fórmulas empresariales. La mayoría de ellas, como tú ya te has dado cuenta, son sólo aire. Pero lo que es más importante, la mayoría de ellas se pueden resumir en la siguiente expresión: “el agua moja”. O lo que es lo mismo: si se aplica el sentido común, cualquier punto de referencia nos vale. Y por qué no Homero Simpson y su universo (…) seamos sinceros, qué mejor referente mundial para el salto del siglo XX al XXI que Homero Simpson. Seguro que a lo largo de tu vida profesional te has sentido más identificado con Homero repanchigado en su silla en el control de mandos en el sector 7-G de la central de Springfield, rosquilla glaseada en mano, que con Maquiavelo o Superman o Harry Potter o Gandhi o con unos ratones o con cualquier punto de referencia en el management para elaborar una compleja teoría sobre cómo tiene que ser un empresario perfecto, en qué valores tiene que apoyarse el ejecutivo ideal o sobre cómo se tiene que gestionar una empresa”8.
Los autores introducen el concepto de simpsonomics para referirse a una nueva manera de entender los negocios. Y no es broma. A lo largo del libro escrito por Montero y Galán, de una manera amena se presentan los temas más áridos, abarcando aspectos como los peligros de obsesionarse con ser el más popular en el trabajo; el fracaso en el trabajo como una oportunidad para aprender y mejorar; la ineptitud que, pese a la posibilidad de lograr algún golpe de suerte, al final queda desenmascarada; reponerse al fracaso; la diferencia entre reto y riesgo; la importancia de la ética como base de la carrera profesional; el desarrollo profesional; la gestión de la carrera profesional; cómo encontrar trabajo; cómo lograr que la familia sea un entorno que apoye y no obstaculice tus proyectos; cómo evitar la mala suerte en los negocios; las limitaciones de los procesos de reclutamiento, que se convierten en obstáculos para crear un buen equipo de trabajo; cómo defenderte de ese compañero que te hace la vida imposible; saber escuchar y valorar al compañero; cómo liderar en tiempos de crisis; si para progresar debes cambiar de ciudad, consulta la opinión de tu familia; cómo tratar a tus jefes; cómo conciliar la vida profesional y familiar; para multiplicar tus ventas debes procurar una buena atención al cliente; cómo vender un producto súper caro y dejar al cliente con la impresión de que ha hecho una compra inmejorable; la publicidad engañosa, a largo plazo, es un mal negocio; lecciones de creatividad para vender más; escuchar al cliente en el momento de diseñar las estrategias de tu empresa; técnicas empleadas por las marcas para cautivar al público; cómo incrementar las ventas; si no controlas Internet puede acabar con el prestigio de tu empresa; la importancia de crearse una buena imagen a través de los medios de comunicación; adaptación al cambio; aprovechar las sugerencias de los empleados para mejorar la empresa; buscar socios para proyectos dentro y fuera de la empresa; gestión del cambio; utilizar la imagen de los famosos en beneficio de la empresa.
No, no es una vacilada. Va un ejemplo: para ilustrar la importancia de escuchar al cliente en el momento de diseñar las estrategias de la empresa, los autores recurren al episodio 15 de la quinta temporada de Los Simpson, titulado “Lisa contra la Stacy Malibú”. Como se recordará, el citado episodio es una parodia de la conocida muñeca Barbie. En él, la nueva Stacy habla, pero sus frases resultan burdas y sexistas. Lisa Simpson, ávida coleccionista de Stacy, decide iniciar una cruzada para que salga al mercado una nueva muñeca que se vea bien y que diga cosas inteligentes. Con este propósito en mente llega hasta el hogar de la creadora de la Stacy Malibú, a quien convence para que haga una nueva muñeca que se llamará Lisa corazón de león, con las características que la lista niña Simpson propuso. Sin embargo, en el momento de ser lanzada al mercado, Lisa corazón de león sucumbe ante la “nueva” Stacy Malibú, cuya única novedad estriba en que ahora porta un sombrero distinto. La moraleja del episodio, desde el punto de vista de la gestión empresarial, estriba en no caer en ninguno de los siguientes supuestos:
Pensar que como a ti te gusta tu producto, le va a gustar a todos los consumidores.
Hiciste un estudio de mercado y descubriste que tu producto le gustaría solamente a un reducido grupo de consumidores que puedes contar con los dedos de la mano, y aun así sigues adelante con tu proyecto.
Actuaste como lo haría Lisa Simpson, esto es, sacando al mercado un producto con conciencia social.
Piensas que introducirás al mercado un producto tan novedoso, que los consumidores se preguntarán por qué compran el producto líder en el mercado y no el tuyo. En el departamento de control de calidad de tu empresa trabaja un tal Homero Simpson.9 Hasta la escuela de administración de empresas más exigente, estará de acuerdo con los preceptos citados. Así que, ¿por qué no recurrir a personajes y situaciones presentadas en una popular serie de televisión, con las que los estudiantes seguramente están familiarizados, en lugar de invocar complejas y aburridas teorías que, a final de cuentas, transmiten un mensaje idéntico, aunque de manera tediosa?
La Buffyología
Los Simpson no es la única serie que ha despertado el interés de la comunidad académica con fines didácticos. La abundante literatura seria sobre Los Simpson, tampoco es exclusiva respecto a lo que existe a propósito de series de televisión. Padre de familia, por ejemplo, ha posibilitado la publicación de seis libros desde 2005 (todos bajo el sello de Harper Collins), incluyendo el celebrado Family Guy and Philosophy: A Cure for the Petarded, en el que J. Jeremy Wisnewski compila 17 ensayos que analizan la relación que tiene la serie con la filosofía.10 En el mismo tenor figura el trabajo coordinado por Robert Arp, a propósito de South Park, titulado South Park and Philosophy: You Know, I Learned Something Today.11 La mesa está puesta para que se sigan escribiendo páginas y más páginas para estudiar, desde el ámbito de las disciplinas científicas más diversas, el fenómeno cultural de las series animadas de televisión… y también de las no animadas. Un caso a ponderar es el de la serie Buffy: la cazavampiros, la cual estuvo al aire a lo largo de seis años (de 1997 a 2003),12 en los que tuvo un enorme éxito comercial pero que además generó un inusual interés de parte de la comunidad académica universitaria en diversos países del mundo, la que se aboca al estudio de los temas abordados en la serie. En enero de 2001, por ejemplo, se creó la Revista de estudios sobre Buffy en línea.13 En el año 2002, se publicó el libro Fighting the Forces: What’s At Stake in Buffy, the Vampire Slayer?,14 que sirvió como catalizador de numerosas reflexiones desarrolladas por especialistas en diversos ámbitos del conocimiento como sociólogos, psicólogos, teólogos,15 filósofos16 y los estudiosos de género.17 Los numerosos fans de la cazadora reconocen la visión de su creador, Joss Whedon porque “al invertir el papel que tradicionalmente se reservaba a las rubias desinhibidas en el cine de terror -en lugar de sucumbir ante las fuerzas del mal, Buffy las combate-, Whedon alteró sustancialmente las reglas del cine fantástico. Exponente del neogirl power tan digno o más que Lara Croft, el personaje permite reflejar, a través de un prisma muy peculiar, el paso de la adolescencia a la edad adulta. Su lucha contra los vampiros puede considerarse como una metáfora de las angustias y tribulaciones de ese período, algo que no ha pasado desapercibido para la legión de fans que siguen sus aventuras.”18
La historia de Buffy, una adolescente que descubre que está destinada a cazar vampiros -aunque estuvo vinculada sentimentalmente a dos de ellos- generó un interés tal en la comunidad académica, que se han llevado a cabo varias conferencias internacionales y del 3 al 6 de junio próximos se celebrará en Florida la siguiente. En diversas escuelas secundarias de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, se imparten cursos sobre Buffy. Lo que es más: en la Maestría en Películas y Series de Culto en Televisión, de la Universidad de Brunel en Londres, Buffy figura como una especialidad.19 Por supuesto que subsisten fuertes críticas a lo que muchos consideran la absurda pretensión de colocar un halo académico a una serie de televisión cuyo valor reposa solamente en su capacidad para entretener. Interrogado acerca del inusitado interés generado en torno a la cazadora y respondiendo a las críticas, pese a que la serie salió del aire en 2003, Joss Whedon opina lo siguiente: “me parece extraordinario que la comunidad académica se interese en la serie. Pienso que siempre es importante que los académicos estudien la cultura popular, aun si piensan que su objeto de estudio es una idiotez. Si es exitoso o marca un hito en la cultura, entonces vale la pena estudiarlo y averiguar por qué. Por otra parte, espero que Buffy no sea una idiotez. Pensamos cuidadosamente en lo que tratamos de decir emocional, política e inclusive filosóficamente mientras hacemos los guiones… además de ser un fenómeno de la cultura popular, en realidad es algo profundamente trabajado en el texto, episodio tras episodio.”20
Star Trek: ¿la ficción supera a la realidad?
La profesora experta en religión Susan Schwartz, de la Universidad de Muhlenberg en Pensilvania, utiliza la serie Star Trek. La nueva generación para explicar a sus alumnos el significado de la metafísica. La dinámica de la clase se desarrolla de la siguiente manera: se proyecta un episodio de la serie y a continuación, Schwartz procede a preguntar a los estudiantes el significado de viajar en el tiempo, o si éste es tan lineal como lo plantea la teología occidental. Hay un episodio para cada necesidad: un debate recurrente gira en torno a Data, un cyborg que puede apagar o encender sus sentimientos a voluntad, lo que genera una discusión muy interesante sobre los derechos y los deberes de este personaje.21
Star Trek es posiblemente uno de los mejores ejemplos que existen de que la materia prima para las series de televisión se encuentra en la sociedad y su contexto. La serie vio la luz el 8 de septiembre de 1966 y al cabo de tres meses de proyección, la NBC planteó su cancelación por considerar que la historia protagonizada por científicos y diplomáticos era demasiado aburrida. Gracias a la presión de los fans, quienes enviaron miles de cartas al consorcio para evitar la eliminación de Star Trek fue que se le dio una oportunidad más para una segunda temporada. Pero la serie no despuntaba y sus niveles de audiencia se mantenían muy por debajo de las expectativas. De nuevo se habló de cancelarla y otra vez las cartas para impedirlo afloraron. La NBC, temerosa de la mala prensa, aceptó una tercera temporada, pero como la situación no mejoraba, en marzo de 1969 se dio por terminada. Sin embargo, como unos meses más tarde el Apollo XI llegó a la luna, la ciencia ficción comenzó a atraer la atención del público. Diversas cadenas adquirieron los derechos de transmisión de las primeras temporadas de Star Trek, amén de que se programaron nuevos episodios y hoy se trata de una serie icónica en la cultura popular estadounidense, con millones de fans en todo el mundo. Además de su exitosa participación en la pantalla chica, su incursión en el cine es seguida con sumo interés. La franquicia de Star Trek, de la que es propietaria la CBS, incluye en la actualidad docenas de juegos de video, novelas y hasta un parque temático en Las Vegas, aunque éste último fue cerrado en 2008. Las convenciones de fans, mucho antes de que Buffy: la cazavampiros tuviera las propias, son legendarias, e inclusive los fans de la serie se llaman a sí mismos Trekkers. Cabe destacar que esta serie en particular ha tenido una notable influencia en gadgets y tecnologías que hoy son de uso cotidiano, como las tablets, las imágenes de resonancia magnética, las computadoras portátiles, y los teléfonos celulares e inteligentes. Por supuesto que existe una pléyade de libros, que igual que en los casos de otras series ya referidas, analizan, desde la óptica académica, los temas y propuestas que Star Trek ha venido formulando en poco más de 40 años de emisiones. Así, la serie ayuda a reflexionar en torno a tópicos tan complejos como la ética,22 la filosofía,23 la física,24 la astrofísica,25 etcétera. Televisión y academia
Muchas de las más exitosas series de televisión comenzaron a gestarse en las aulas, con estudiantes de las disciplinas más diversas, que a la postre se convertirían en guionistas, directores, actores. Pero lo más interesante en el momento actual es que dada su calidad algunas series, se han convertido en referente obligado en el proceso de enseñanza aprendizaje en las escuelas a todos los niveles. En el caso de las universidades, el regreso a casa de las series se explica también por una renovación generacional de parte de los cuerpos docentes. “La nueva hornada de maestros, la mayoría por debajo de los 40 años, confiesa que recurrir a las series es una forma de acercarse a los alumnos. La realidad cambia y la enseñanza también debe cambiar. Nos arriesgamos a perder contacto con las nuevas generaciones”, afirma desde Génova el profesor de la Universidad Católica de Milán, Simone Regazzoni, quien además de usar Fringe26 y Doctor House para enseñar ética, ha escrito el libro Perdidos. La filosofía.”27
Otros ejemplos de series de televisión que son analizadas en las universidades incluyen a Los Soprano, a propósito de la ética de los negocios; The Wire, para abordar consideraciones sociológicas; y Lost, empleada para lidiar con el debate sobre la metafísica. La Universidad de Brooklyn en Nueva York, utiliza capítulos de la serie South Park, para proponer reflexiones y debates en torno a la eutanasia, la religión, la guerra y la paz. La prestigiada Universidad de Georgetown, en la capital estadounidense, investiga en torno a los problemas filosóficos a los que está expuesta la tripulación del Enterprise, en Star Trek. Por su parte, el Rochester Institute of Technology de Nueva York y la Universidad Estatal de San José, en California, recurren a Los Simpson para estudiar la cultura moderna y la evolución de la familia y la política en Estados Unidos.28
Como se sugería líneas arriba, la competencia entre los grandes consorcios del entretenimiento obliga a generar productos atractivos, innovadores, lo que en muchos casos ha derivado en una calidad creciente, sólo posible con el diseño de historias, guiones y argumentos inteligentes. Comenté en otro texo, que las numerosas alusiones científicas en Los Simpson no son por accidente, dado que entre el grupo de guionistas de la serie figuran matemáticos, físicos nucleares y otros científicos con maestrías y doctorados que aportan argumentos poco comunes en series de televisión, en particular tratándose de una serie animada. ¿Y qué decir de la incursión de verdaderos científicos que actúan en las series Algunas luminarias como Stephen Hawking, se pueden dar el lujo de aparecer en Star Trek: the Next Generation, Futurama y, por supuesto, Los Simpson, en la que ha hecho acto de presencia de manera más recurrente, por lo menos en siete episodios. La participación de Hawking sumada a la de otras tantas celebridades no sería posible en series carentes de calidad. Otra característica sobresaliente de las series de televisión es que, independientemente de que en muchos casos reposan en grandes estrellas los roles protagónicos, o, al contrario, hacen de sus protagonistas celebridades que posteriormente incursionan en la pantalla grande, los buenos guiones e historias se pueden dar el lujo, como fue el caso de The Wire, de incluir un elenco de actores prácticamente desconocidos, con estupendos resultados.29
Temas nuevos y recurrentes
Las series de televisión viven, al decir de muchos, una nueva edad de oro, comparable con la de los años 50 -obligada por las circunstancias de la posguerra-. A partir de los 80 -cuando una nueva generación de creadores entró al relevo-, se aceleró la producción de series tanto en cantidad como en calidad, y con temáticas novedosas. Las historias tradicionales de policías e investigadores, abogados, médicos, mafiosos, ciencia ficción, adolescentes y comedias familiares son adicionadas con las de otras “profesiones” como bomberos, estafadores, asesinos seriales, cirujanos plásticos, psicólogos, terroristas, zombis, magos, madres y padres solteros, etcétera. Súmese la creación de series animadas que a raíz del éxito de Los Simpson en la segunda mitad de los 80, son transmitidas en horario estelar y que hacen las delicias de los chicos y los no tan chicos.
“Con el paso del tiempo, hemos llegado a una situación cuanto menos sorprendente: cada día millones de personas participan del mismo imaginario. Da igual si los personajes poseen una psicología compleja o no, o si se embarcan en prodigiosas aventuras o se dejan enzarzar en intricados amoríos, ese “otro Hollywood” no tiene nada que envidiar a quienes trabajan para la gran pantalla… Como cualquier otra industria del entretenimiento, el universo de las series de televisión posee reglas propias, temas más o menos predilectos y valores específicos. No cabe duda de que se trata de una industria definida por sus géneros, dominada por sus creadores y concebida para reflejar las múltiples facetas de la sociedad estadounidense, ya que pese a sus estrechos lazos con el séptimo arte, tampoco se ha desvinculado de lo real. Sus historias, que muy bien podrían situarse en un cruce de caminos entre el arte, la economía, la cultura, la política y lo social, merecen nuestra atención.”30 La educación es un asunto serio. En ningún modo el propósito de esta reflexión ha sido aplaudir aquella confusión en torno a La Odisea de Homero, que prácticamente cualquier televidente en Estados Unidos u otro país relacionará de inmediato con Los Simpson, y no con el poeta y rapsoda griego antiguo a quien se atribuye igualmente la autoría de La Ilíada. Que los niños estadounidenses puedan citar sin ningún reparo los nombres de los cinco integrantes de la familia Simpson, y no así el de los miembros de la familia presidencial, es preocupante. Por eso, es importante que los educadores procuren un ambiente agradable en el salón de clases, amén de que el humor es un elemento saludable, que ayuda a que los estudiantes venzan nervios, timidez y otras inseguridades. Por supuesto que las series de televisión no deben ser usadas en los centros educativos o universidades para “La universidad de Brooklyn utiliza South Park para debates entorno a la eutanacia, religión, la guerra y la paz”. reemplazar la práctica docente de calidad, pero sí pueden servir como material complementario a fin de dotar al proceso enseñanza-aprendizaje de humor, frescura y, como se sugería líneas arriba, para debatir con mayor flexibilidad temas y disciplinas áridos (as).
Las series de televisión llegaron para quedarse y su complejidad y sofisticación tecnológica, temática y visual no parece que se vaya a detener. Forman parte de lo cotidiano en las vidas de millones de personas en todo el mundo y crecientemente son fuente de información y polémica, lo que a su vez está transformando la pasividad tradicional de los espectadores quienes, auxiliándose de las herramientas de comunicación que provee la globalización, pueden ser partícipes activos, sugiriendo personajes, temáticas, protestando ante ciertos contenidos, etcétera. Aunque estas conductas de parte de los espectadores no son nuevas -ya se comentaba el papel que tuvieron los televidentes en los orígenes de Star Trek para evitar su cancelación-, hoy se acentúan y se tornan mucho más notorias y cruciales.
Notas
1 S. Gimeno y T. C. Avendaño (10 de abril de 2010), “Series ‘cum laude'”, en El Pais, p. 38.
2 Abdessamed Sahali (2007), Series de culto. El otro Hollywood, Barcelona, Ediciones Robinbook, p. 109.
3 En el episodio, Chris se enamora de una chica con síndrome de Down. Cuándo él pregunta por los padres de ella, la chica afirma ser hija de la exgobernadora de Alaska. Cabe destacar que en la vida real, Sarah Palin fue gobernadora de Alaska y tiene un hijo que padece el síndrome de Down. La polémica creció porque la actriz que dio a su voz al personaje de quien se enamora Chris, padece realmente el síndrome de Down y en declaraciones a los medios a propósito de las críticas de Palin aseveró: “en mi familia pensamos que la risa es buena. Mi mamá nunca se presentó conmigo en los brazos a la usanza de cuando cargas una bolsa de baguettes, que es la forma en que la gobernadora Palin traía a su hijo Trig para ganar simpatías y votos”. Véase The Huffington Post (April 18, 2010), “‘Family Guy’ Actress Respondes to Sarah Palin’s Criticism”, disponible en www.huffingtonpost.com/2010/02/18/family-guy-actressrespon_ n_468331.html
4Las opiniones de la Asociación en torno a la serie de televisión se encuentran disponibles en: www.plasticsurgery.org/Media/ Press_Releases/FX_NipTuck_Misrepresents_the_Specialty_of_ Plastic_Surgery.html
5 En un episodio, Los Simpson viajan a Brasil y Homero es secuestrado en un taxi. En Brasil, diversas autoridades criticaron la imagen que la serie difundió en torno a la inseguridad imperante en el país sudamericano.
6 En la serie, las escenas de tortura son recurrentes.
7 Juan Pablo Marín Correa (2006), “Detrás de Los Simpson”. Comunicación, sociedad, cultura, Madrid, Ediciones del Laberinto, pp. 7-8.
8 Fernando Montero y Rafael Galán (2008), “La empresa según Homero Simpson”. Una visión muy particular sobre liderazgo, gestión y desarrollo profesional, Barcelona, Gestión 2000, pp. 19-20.
9 Fernando Montero y Rafael Galán, Op. cit., pp. 314-315.
10 J. Jeremy Wisnewski (Editor) (2007), Family Guy and Philosophy: A Cure for the Petarded, New York, Wiley-Blackwell, 232 pp.
11 Robert Arp (Editor) (2006), South Park and Philosophy: You Know, I Learned Something Today, New York, Blackwell Publishing, 256 pp. En este tenor figuran también otros trabajos como el de Toni Johnsonn-Woods (2007), Blame Canada!: South Park and Popular Culture, New York, Continuum, 271 pp., y el análisis de Richard Hanley (Editor) (2007), South Park and Philosophy: Bigger, Longer and More Penetrating, New York, Open Court, 288 pp., entre otros muchos títulos.
12 Antes de llegar a la pantalla chica, Buffy: la cazavampiros fue un largometraje escrito por Joss Whedon, que se estrenó en 1992 y tuvo un moderado éxito en taquilla. En la película se intenta hacer una parodia de las películas de horror. El mismo Whedon, más tarde, creó la aclamada serie de televisión, con caracteres más elaborados y en muchos casos, oscuros. En el currículum de Whedon figura un hecho poco conocido: él colaboró en el guión de la célebre película animada Toy Story -sólo en la primera, no en sus secuelas.
13 La revista, disponible en www.slayageonline.com explica en la parte referente a su historia, que se originó a partir de la iniciativa de hacer un libro para analizar académicamente diversos temas abordados en la serie de televisión Buffy: la cazavampiros. En el mismo lugar se explica que se seguirá publicando cuatro veces al año mientras exista el interés en hacerlo.
14 David Lavery y Rhonda V. Wilcox (Editors) (2002), Fighting the Forces: What’s At Stake in Buffy the Vampire Slayer?, London, Rowman and Littlefield Publishers, 320 pp.
15 Véase Jana Riess (2004), What Would Buffy Do: the Vampire Slayer as Spirituall Guide, London, London, Jossey-Bass.
16 Véase James B. South y William Irwin (Editors) (2003), Buffy: the Vampire Slayer and Philosophy: Fear and Trembling in Sunnydale, New York, Open Court, 335 pp.
17 Véase Lorna Jowett (2005), Sex and the Slayer: A Gender Studies Primer for the Buffy Fan, London, Wesleyan, 254 pp.
18 Abdessamed Sahali, Op. cit., p. 88.
19 Las características de esta especialidad y del programa de estudios de la Universidad de Brunel están disponibles en www.brunel. ac.uk/about/acad/sa/artcourse/cdata/Cult Film and TV MA
20 The New York Times (May 16, 2003), “10 Questions for… Joss Whedon”, disponible en www.nytimes.com/2003/05/16/ readersopinions/16WHED.html?ex=1198213200&en=292c3c2 7d77f61ac&ei=5070
21 S. Gimeno y T. C. Avendaño, Ibid.
22 Véase Judith Barad y Ed Robertson (2001), The Ethics of Star Trek, New York, Harper Perennial, 384 pp.
23 Véase Kevin S. Decker y Jason T. Eberl (Editors) (2008), Star Trek and Philosophy: The Wrath of Kant, New York, Open Court, 238 pp.
24 Véase Lawrence M. Krauss (2007), The Physics of Star Trek, New York, Basic Books, 280 pp.
25 Véase Jeanne Cavelos (2000), The Science of Star Wars: An Astrophysicist’s Independent Examination of Space Travels, Aliens, Planets and Robots as Portrayed in the Star Wars Films and Books, New York, St. Martin’s Griffin, 256 pp.
26 Fringe es una serie de ciencia ficción que se transmite desde el 9 de septiembre de 2008 y versa sobre una rama de la Oficina Federal de Investigación (FBI) denominada justamente Fringe, abocada a buscar el “patrón” de numerosos sucesos inexplicables que ocurren en el mundo, a la usanza de Los expedientes secretos X.
27 S Gimeno y T. C. Avendaño, Ibid.
28 Ibid.
29 Precisamente esta característica fue la que más llamó la atención del público. Se considera que ello ayudó a darle mayor naturalidad a las situaciones presentadas. Otra característica es que diversas autoridades de Baltimore, incluyendo un ex gobernador y un ex jefe de la policía, aparecieron en roles menores en la serie, a pesar de no tener experiencia histriónica. The Wire se transmitió de 2002 a 2008, y tocaba temas sobre la vida cotidiana de Baltimore, incluyendo el tráfico de drogas, la situación portuaria, las autoridades, el sistema escolar y los medios de comunicación -cada uno de estos temas fue abordado en las cinco temporadas que tuvo la serie.
30 Abdessamed Sahali, Op. cit., p. 9.