Consolidada entre las mejores publicaciones de México, mensualmente la revista Letras Libres aborda rigurosamente diferentes temas de la agenda nacional e internacional. Es el caso de la edición de julio en la que navega por la Internet desde la perspectiva del periodismo y la ciudadanía.
Por ejemplo, el periodista Arcadi Espada a partir de un artículo de Fernando Savater censurado en El País (que trataba sobre “el fracaso de la estrategia negociadora del presidente del gobierno español respecto a ETA”), da cuenta de sus consecuencias en la Web y el efecto multiplicador de los blogs como foros de discusión y a partir de ello debate sobre la relación entre el periodismo y la red pues afirma que “gracias a internet, el caso ha sido público desde el primer momento, es decir desde la aparición del artículo en la web de Basta Ya. Es fácil imaginarse lo que habría sucedido hace diez años: la censura a Savater habría quedado en uno de esos sucedidos confidenciales que se unta de mano en mano la pomada habitual de periodistas y políticos”, y por lo tanto cuestiona que “Hoy los periódicos se llenan la boca con la interactividad. Ofrecen todo tipo de servicios para estrechar la relación con su público. Juguetean con el ciudadano periodista, se ofrecen para alojarle sus blogs, permiten los comentarios de sus noticias e incluso organizan sus portadas y la jerarquización de las informaciones en razón de la opinión de los lectores. Nunca, aparentemente, un periódico fue más de ellos. Por desgracia, el ‘Caso de la Casa Tomada’ revela hasta qué punto hay que tomarse con una relativa ironía y circunspección este periódico de puertas (y despachos) abiertos que se nos propone”.
Por su parte, el periodista francés Jean François Fogel recupera el concepto hobbesiano de Leviatán y afirma que “Internet le ha dado otra vida. Hoy, podemos imaginar a un soberano cuyo cuerpo no es la suma de los hombres sino la red formidable de las pantallas conectadas por internet. Cada internauta haría funcionar una parte del cuerpo del soberano en una nueva democracia regida por un ciberLeviatán”. Sin embargo advierte: “¿Cómo se define un ser individual frente al contenido que entregan los medios, un contenido supuestamente vinculado con una conciencia colectiva (deportiva, económica, cultural, política, etc.)? De dos formas: esta persona se identifica con el contenido de los medios, con la palabra impresa en el papel y emitida por la radio y se siente como fragmento de la conciencia colectiva, o la rechaza lo que es igual, pues toma el mismo punto de referencia para definirse en un modo negativo. Internet ofrece ambas opciones al internauta y añade una tercera: ser el creador, promotor de la conciencia colectiva al comportarse, no en calidad de receptor, sino como emisor de contenidos. Alcanzamos con esta última solución la posibilidad de definir el sistema completo de circulación de la información que nos importa (nunca otra), al transformarnos en el sistema que recibe o manda, con un mero movimiento del índice sobre un ratón”.
Fernando García Ramírez, coordinador de Lupa Ciudadana, hace una valoración de Internet y sus posibilidades como “vigilante” de la función pública pues asegura que “el Big Brother, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, ampliará sin duda sus poderes. Pero del otro lado, y ésa es una realidad que Orwell no previó, está un Little Brother nada dispuesto a dejarse observar y esculcar pasivamente. Un Little Brother ciudadano que pide vigilar todos los actos del poder público, que exige conocer antecedentes, funciones, sueldos, actuaciones y evaluaciones de nuestros servidores. El desarrollo de lo que ahora está sólo en potencia nos corresponde a nosotros, a los ciudadanos”.
Muchos de los artículos publicados por la revista que dirige Enrique Krauze han sido polémicos. En esta edición no falta a la regla la discutible colaboración de Ramón Cota Meza que al tratar el tema de la telecomunicaciones, afirma la inevitabilidad de los oligopolios y sostiene que “el criterio de promover la competencia como objetivo supremo resultó en crisis y luego en reconstitución de los oligopolios y monopolios que se buscaba liquidar, los cuales ahora se aceptan tácita y gradualmente”.
Otros de los temas relevantes de la edición de julio es la perspectiva que ofrece Ibsen Martínez sobre las manifestaciones estudiantiles en protesta por el cierre del canal venezolano RCTV, y la siempre lúcida pluma de Juan Villoro que esta vez discurre sobre la relación entre Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.
En suma, un número enteramente disfrutable.