domingo 10 diciembre 2023

Medios, ¿al servicio del crimen?

por Shaila Rosagel

Durante el mes de septiembre la mayoría de los periódicos nacionales dedicaron en sus portadas como notas principales y secundarias el tema del narcotráfico y el secuestro.

Unos más moderados que otros, pero con una agenda clara: el narcotráfico, los 12 decapitados en Yucatán, los 24 ejecutados en La Marquesa y las explosiones con granadas en Michoacán. Temas acompañados por notas secundarias sobre el caso del asesinato del joven Fernando Martí y del secuestro de Silvia Vargas.

Excélsior dedicó 27 portadas con notas principales y secundarias en su mayoría sobre narcotráfico y crimen organizado; Reforma alrededor de 27 de sus 30 portadas con el mismo tema, y El Universal 28, de las cuales sólo una nota fue secundaria.

Especialistas en el tema de crimen organizado, narcotráfico y medios de comunicación, periodistas y editores, en mayor o menor medida, coincidieron que los delincuentes utilizan a los medios de comunicación para convertirlos en portavoces de sus mensajes dirigidos a bandas contrarias y a funcionarios públicos.

Proceso del 31 de agosto del 2008 dedicó su portada a una serie de mantas colocadas estratégicamente en diversos puntos del país por el crimen organizado.

En la portada se lee: “Sr. Narco Presidente, si quiere que se termine la inseguridad deje de proteger a los narcotraficantes como el Chapo Guzmán, Ismael el Mayo Sambada, La Familia michoacana y los mandatarios partidistas que igual que usted son narcos como los anteriores que ya llevan 40 años de narcomandatarios” (sic).

“Hay evidencia de que el crimen organizado se ha mandado mensajes por la vía de los espacios de publicidad, eso ha sido más o menos conocido; de hecho hay muchas formas en las que manda mensajes de muchos tipos: desde las páginas de los medios se anuncian autos robados y comercio sexual con niñas”, subrayó Marco Lara Klahr periodista y coordinador del Proyecto de Violencia y Medios de Comunicación del Instituto Para la Seguridad y la Democracia A.C. (INSYDE).

Según Lara Klahr esto se explica por la agenda precaria, no definida ni explícita de los medios masivos, que dejan la toma de decisiones sobre sus contenidos a las agendas externas.

“Un grupo criminal arroja cinco cabezas desmembradas en una discoteca de Uruapan en Michoacán. Los periodistas lo toman, los medios lo publican, la policía permite que lo tomen y entonces aparece en todos los medios, incluidos en internacionales. ¿Ése es o no mensaje? Es decir, quienes llevan a cabo ese acto atroz, probablemente ni siquiera suponían que su mensaje iba alcanzar esa relevancia; cuando aparece en todas las televisoras, en todos los medios impresos, medios virtuales, medios electrónicos, se les da una voz que ni siquiera ellos podían sospechar”, explicó el especialista.

Marco Lara ejemplificó con el caso del reportero desaparecido, junto con su camarógrafo de Televisión Azteca en Monterrey, quien según el investigador, recibía llamadas donde le informaban sobre cadáveres en bolsas para que éste cubriera la nota.

“Llegaba y con la cámara grababa, le ordenaban que abriera la bolsa y que sacara un mensaje y lo leyera a cuadro. Eso es parte de lo que hacemos los periodistas y los medios. Hay muchas formas en las que los periodistas replicamos mensajes del crimen organizado”.

Especialistas en seguridad de asociaciones civiles y de la academia coincidieron en el uso que el narcotráfico da a los medios masivos.

“Es obvio, ellos ven que está funcionando y que de alguna manera le está aumentando el miedo en la plaza y eso posibilita que la sociedad y muchos otros delincuentes se suban al efecto mediático”, indicó Arturo Arango, investigador del Instituto Ciudadano de Estudios Sobre Inseguridad A.C. (ICESI).

Carlos Antonio Flores Pérez, doctor en Ciencias Políticas y miembro del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia A.C., detalló que el uso del mundo mediático por la delincuencia ya es histórico.

“El uso de los medios por parte de la delincuencia organizada no es nuevo realmente, desde los años de Amado Carrillo, estoy hablando de los años 90, ya había un uso de los medios como un mecanismo para darse visibilidad ante un grupo rival a través de periodistas que pudieran ser afines, promoviendo notas que hicieran que los grupos contrarios a los de Amado Carrillo tuvieran un poco mas de notoriedad pública”.

Periodistas de estados donde la violencia del narcotráfico ha hecho estragos, opinaron que los medios son portavoces y en ocasiones, no les queda más que quedar en medio, para salvar sus vidas.

“Ahorita vemos que ejecutan a tal y al menos en el norte, el caso de El Imparcial o del Expreso (ambos periódicos de Sonora), ejecutan a alguien y ya tiene que ser una nota de ocho, una portada para ellos. Lamentablemente porque se han convertido en emisarios del crimen organizado, pues a la delincuencia organizada les interesa que salga, les interesa que se vea, porque con eso envían mensajes a los enemigos de lo que está pasando y lo que son capaces de hacer”, opinó Manuel Márquez Roon, periodista sonorense.

En el mismo tenor, Gustavo Lizárraga, reportero de la fuente policíaca en el periódico El Debate, de Culiacán, expresó que el medio de comunicación, y específicamente el reportero, siempre queda mal y es vulnerable.

“Los medios son fuente de información para cualquier persona que quiera usar para lo que a sus intereses convenga. La fuente policíaca, en donde los grupos de delincuentes dejan mensajes para que nosotros como medios lo publiquemos, ahí la controversia de que si se debe o no publicar. Nosotros como medios muchas veces decimos: ‘si no lo publico yo, lo publica la competencia’, y más que nada uno muchas veces lo hace por el valor informativo que pudiera tener. Ojalá pudiera existir un consenso de que los medios dijeran ‘no le vamos a seguir el juego’. Es muy difícil que se llegue a un acuerdo general. Muchas veces porque lo publicas quedas mal con alguien a quien le mandan el mensaje y si no lo publicas quedas mal con el que quiere mandar ese mensaje”.

Los medios deben informar
Lejos de las hipótesis de los especialistas y periodistassobre el uso que el crimen organizado da a los medios, estos últimos deben de cumplir con su misión de informar, coincidieron.

El periodista Jacinto Rodríguez Munguía señaló que la información sobre el crimen organizado no se puede evitar.

“La pregunta es, qué haría yo como editor, quizá sí tendríamos que pensar como medios de comunicación, como reporteros, cómo le hacemos para que esa información no sea tan exagerada, pero tampoco podemos evitarla. Si le está funcionando al narco para crear terror o para mandar un mensaje directo al poder de que están dispuestos a todo, es algo que no podemos evitar. El Estado sugirió que los medios estaban de algún modo siendo utilizados, sirviendo a ese estado de miedo o de terror; perdón, pero él no es quién para decirnos cómo cubrimos, en todo caso las coberturas habría que repensarlas desde el interior, es decir, ¿la cobertura que estoy haciendo cubre los mínimos criterios éticos?”.

El también escritor e investigador, opinó que es difícil saber si estas coberturas mediáticas funcionan como mensaje o no.

“Los sociólogos, los antropólogos dirán que sí, que la forma que está cubriendo los medios está generando un tipo de mensaje directo, concreto para el poder y para crear miedo en la sociedad. No podremos entrar en esa dinámica porque el manejo de información es diaria”.

Rodríguez Munguía agregó que desconoce si los medios pudieran ser conscientes en dar pie a que los narcotraficantes se fortalezcan o no.

“Qué hacemos si aparecen muertos en Toluca, ni modo que no los cubras, qué hacemos si lanzan unas granadas en Morelia. Es inevitable la cobertura de esto que está pasando en México, pero creo que habría que pasarlo al lado de los medios: qué están haciendo los medios para que esto tenga un efecto menos escandaloso. Es difícil, no estamos preparados, no lo hemos hecho con muchas cosas que pasan en el país: el narco es difícil”.

Para Carlos Antonio Flores Díaz, politólogo y estudioso del fenómeno de la delincuencia organizada, externó que lo que se vive en México no es una estrategia del crimen para usar a los medios como tal, pues estos últimos funcionan como una caja de resonancia de lo que sucede a nivel social. La violencia no escapa a esa regla.

En cuanto a los mensajes de la delincuencia organizada, especificó que generalmente llevan un destinatario en especial: grupos rivales, servidores públicos, periodistas o cualquier personaje del mundo delictivo.

“No es que de manera deliberada los medios busquen un papel, simple y sencillamente informando lo que está pasando en el país. La gravedad de lo que estamos viendo hace que los medios retraten esa gravedad, en contraparte la autoridad esperaría que se silenciara su voz, por la lógica supuesta de que están actuando como caja de resonancia de estos grupos, pero al final de cuenta, lo que cabe preguntarse es ¿sería preferible que los medios no dijeran nada?, ¿que la gravedad del problema pasara desapercibida? Yo no creo que sea su función callar, yo no estoy percibiendo que estén haciendo una apología de la violencia: están reproduciendo la gravedad que están teniendo”.

Flores Díaz calificó como impensable pretender silenciar a los medios sobre los hechos violentos, pues una función que cumplen es canalizar la presión social a través de la opinión pública.

El investigador del ICESI, Arturo Arango, opinó que los medios cumplen con su función de informar.

“Lo que es preocupante aquí es que la estrategia de comunicación de la delincuencia organizada está resultando mejor que la estrategia de comunicación del gobierno federal”.

Arturo Arango destacó que se carece en México de una verdadera estrategia de comunicación social por parte del gobierno, al impedir que la información fluya a la opinión pública.

“Deberían abrir la información y que todos los medios puedan ver y comprobar que realmente la estrategia de comunicación funciona, no como una campaña de publicidad, sino como una rendición de cuentas”.

Replantear la cobertura
Ante la situación planteada de si los medios funcionan o no cómo portavoces de la delincuencia organizada y de su derecho y obligación de informar, la pregunta es si éstos deben replantearse la cobertura de este tipo de noticias.

Gustavo Lizárraga del periódico El Debate de Culiacán dio visos de lo que la redacción del medio para el cual él labora se propuso hacer.

“Mira aquí noto a los patrones de la empresa, que se acaba de tomar la determinación de no darle tanto juego, mi punto de vista es que es acertado no darles las primeras planas, publicarles en notas secundarias, no despertar tanto el mensaje que transmiten, como dato informativo sí hay que publicarlo, tal y cual, pero no darle ocho columnas, no tanta importancia”, destacó.

El Debate, un diario inmerso en una de las zonas más densas por el narcotráfico en el país, donde hay ejecuciones diariamente y reporteros como Gustavo Lizárraga deben “jugársela” día a día y sortear incluso amenazas telefónicas debido a sus notas. Manuel Márquez, periodista sonorense, quien perteneció a la Unidad de Investigaciones Especiales de El Imparcial, comentó la relevancia de repensar la forma de informar sobre estos temas.

“Quien compra el periódico en las mañanas ve en las ocho columnas que ya ejecutaron a alguien, si ves el noticiero en la noche, la nota que se gana los titulares es la roja, falta un poquito de ética, no es posible que nada más estemos replicando este tipo de situaciones, todo se tiene que informar, pero hay una manera de poder replicar algo, de poder decir algo, transmitir esa información, no necesariamente la vería en las ocho columnas”.

El periodista sugirió que debería replantearse la forma de informar, buscar nuevas vías, pues el narcotráfico sabe que mientras más atroz sea su crimen, más rimbombancia tendrá en los medios.

“Sabe que va a estar en medios de comunicación y que va a ser parte de la agenda de comunicación. Si ponen 12 decapitados en Yucatán, al rato son 24 ejecutados en el Estado de México, luego a tirar tres granadas en Michoacán y quién sabe qué sigue. Entre más atroz el asunto es mucho más fácil aparecer en las ocho columnas. No nada más llama la atención del lector, del radioescucha o del televidente, sino que también del cártel rival”.

Manuel Márquez refirió que hay temas importantes en el país que se dejan de lado. Los cuales también tienen repercusiones en la población.

“Se pierden otros temas importantes para el país, como lo es la crisis económica, lo que está sucediendo en Estados Unidos y que puede repercutir en México, cosas muy importantes que no son parte en la opinión pública porque no se reflejan en los medios, o se reflejan como notas secundarias o una nota de relleno, porque la principal es la nota del narcotráfico”.

Asuntos fuera de la agenda mediática

En México existen delitos que pocas veces “son vistos”, que carecen de explicación ante la opinión pública,como la violencia en los hogares, en los hospitales, en las cárceles.

Delitos como el lavado de dinero del narcotráfico y causas de la violencia extrema que diariamente es registrada a través de informes e imágenes.

¿Por qué alguien puede cortarle la cabeza a otra persona? ¿A través de qué mecanismos de corrupción la sociedad absorbe los recursos generados por el narcotráfico? ¿Quiénes son los funcionarios públicos que hacen posible que el lavado de dinero sea una realidad en el país?

Temas, problemas, violencia que debe ser explicada y sin embargo no ocupa las ocho columnas, ni los noticieros de los medios informativos.

La cobertura entonces según especialistas debe girar alrededor de una agenda propia, explícita, bien definida, en la cual se incluyan aquellos problemas sociales, incluso violentos que la sociedad esconde. Marco Lara Klahr enfatizó en la agenda mediática en base al interés del público.

“No puede ser que la agenda privilegie solamente al actor institucional mostrando sus grandes logros o al actor criminal son los dos actores; el institucional y el fáctico o el crimen organizado, los que proponen la violencia como única vía de interacción en el espacio público. Es fundamental que la agenda noticiosa sea explícita, que esté escrita, que esté claro que es una agenda diseñada, concebida y planteada para servir al interés público”.

Detalló que la agenda debe contener una serie de elementos que aborden la cobertura de las consecuencias sociales de los actos de la delincuencia organizada y del autoritarismo del Estado.

“Nosotros le ponemos encajuelado, encobijado, muertas de Juárez, creamos una etiqueta estigmatizante y descontextualizamos y desaparecemos todo. Dónde están los esposos de esas mujeres, los hijos, por qué hay una persona que puede cortarle la cabeza a otra, por qué hay gente que siente que puede vivir de la violencia, entonces esa agenda, debe concebir a la violencia como un problema de seguridad pública pero también de justicia”.

Lara Klahr explicó que cuando se sobrevisualiza una violencia, se invisibiliza otra automáticamente. “La violencia del crimen organizado es marginal respecto de la violencia que no se ve, que la sociedad oculta, la violencia que ocurre en los hogares, en las cárceles y en los hospitales. Hay una responsabilidad social al mostrar un tipo de violencia escondiendo la otra que es mucho más grave y costosa socialmente”.

El investigador del ICESI, Arturo Arango señaló que el delito que más resaltan los medios de comunicación en sus notas, es el que menos se comete; sin embargo es elegido porque tiene mayor efecto mediático.

“Buscan el delito más violento, en donde hay más saña, donde de alguna manera el delincuente actúa con toda la violencia posible y esos son los delitos que buscan los medios. Los medios no informan del número de robos, de lesiones”.

Arango consideró que esta elección hace que el gobierno destine recursos en exceso para combatir delitos que en ocasiones no son combatibles.

“La cantidad de hechos que hay en el país, así sean los más violentos, así tengamos una gran cantidad de policías en la calle no los vamos a poder combatir, porque la mayoría representan ajustes de cuentas, es decir, la mayoría implican una relación previa víctimavictimario. En ese sentido la criminalística nos dice que cuando eso pasa, el delito no es prevenible”.

El investigador destacó delitos que se están disparando en el país como el robo, las lesiones, violación, los cuales deberían ser atendidos mediáticamente. Planteó que debería hacerse un esfuerzo por investigar la capacidad que tiene el crimen organizado de transformar su capital en capital sano.

“Para que haya corrupción hay dos partes, la parte que corrompe y la que se corrompe: cómo en el país se mete en los círculos económicos este dinero; por que en México tenemos el número uno de marcas de lujo vendidas en el mundo; a través de qué mecanismos ingresa y a través de qué mecanismos la sociedad absorbe esos ingresos”

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