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domingo 22 diciembre 2024

Mensajes de odio y justicia selectiva de las redes sociales

por Angélica Recillas

Un tuit que alude a varios asesinatos de famosos a manos de sus fanáticos y sugiere que los “chairos” (término aplicado en las redes sociales a los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador) podrían cometer otro, costó al periodista Ricardo Alemán su despido de Televisa y Canal Once* el pasado 6 de mayo, por convocar a la violencia contra el candidato presidencial. La presión en las redes fue de tal magnitud, que el columnista también renunció a Milenio Diario tres días después.

Las expresiones violentas o de odio en contra de gobernantes y personajes públicos no es un fenómeno reciente en nuestro país; en los últimos años se han registrado varias, sin embargo, no en todos los casos han tenido la misma respuesta ni realce, pero de una u otra forma existe constancia de que efectivamente ocurrieron, aun cuando sus autores apuesten al olvido.

Foto: Cuartoscuro

La controversia generada con el caso de Ricardo Alemán abrió la discusión sobre la necesidad de reprobar la violencia, sea quien sea el promotor y el destinatario; también evidenció la justicia selectiva que usuarios de las redes y la opinión pública en general tienen hacia estas manifestaciones. Mientras que algunas obtienen una condena casi unánime y se convierten en tema nacional, otras se justifican y son tomadas como un chiste, pese a que su intención sea la misma: atacar y alimentar la animadversión pública contra un determinado personaje público.

“Les hablan”, el periodismo sicario y la necesidad de ética

La tarde del 5 de mayo, Ricardo Alemán publicó en Twitter un mensaje en imagen, en el cual se leía: “A John Lennon lo mató un fan, a Versace lo mató un fan, a Selena la mató una fan, a ver a qué hora, chairos”, a la foto añadió la frase “Les hablan”. “Chairos” es un término que emplean usuarios de las redes para referirse a los simpatizantes de López Obrador, y en este contexto, el tuit de Alemán quedó inscrito como una incitación a la violencia contra el candidato presidencial.

Ante las reacciones que su mensaje provocó entre los cibernautas, especialmente en Twitter, Alemán lo borró y publicó en esa red social un video en el que buscó justificar su acción y deslindarse de promover la violencia; se disculpó con quien se haya sentido ofendido y adujo que su objetivo era, precisamente, advertir del riesgo de radicalización y fanatismo en que incurren muchos seguidores de López Obrador. En su mensaje, Alemán dijo:

Probablemente no lo hicimos correctamente. Si alguien se siente molesto, si alguien supone que estamos haciendo algo indebido, les ofrezco una disculpa, no fue nuestra intención molestar a nadie y, por supuesto, no estamos locos para entrar a esos juegos.

Pero la explicación no sirvió para contener la oleada de cuestionamientos, e incluso ésta se agudizó cuando el periodista acusó “manos interesadas de Morena” en tergiversar el tuit motivo de la polémica; asimismo, se confrontó con el columnista de La Jornada Julio Hernández López, uno de los más incisivos críticos de su tuit. “Sólo mentes retorcidas como @julioastillero y sus comparsas de Morena lo distorsionan”, publicó Alemán en un tuit, a lo que el aludido le respondió que se hiciera responsable de sus actos y calificó como “peligroso” que aliente o juegue con la idea de un magnicidio.

Los mensajes de condena y reprobación a la invocación a la violencia que hizo Alemán, no solamente provinieron de simpatizantes o medios y periodistas afines a López Obrador, como Jenaro Villamil, Víctor Trujillo o el propio Hernández López, sino de otros profesionales de la comunicación, académicos y especialistas en derecho. Enrique Krauze, Carlos Loret de Mola, Denise Dresser, el extitular de la Fepade, Santiago Nieto, y el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, entre otros personajes, se pronunciaron en contra de la difusión de mensajes de odio. Esta casa editorial también dejó en claro su posición en contra de expresiones de violencia que menoscaban la calidad del intercambio público.

El domingo 6 de mayo Televisa emitió un comunicado donde anunció la conclusión de su relación laboral con Ricardo Alemán y manifestó su rechazo a cualquier expresión que llame a la violencia. El propio comunicador informó que Canal Once decidió suspender su espacio periodístico y tres días después, el 9 de mayo, escribió su última columna para Milenio en una decisión acordada con los directivos del rotativo. En dicho texto, así como en diferentes entrevistas, Alemán se dijo objeto de linchamiento y censura; insistió en que su mensaje fue distorsionado y lamentó que se haya impuesto en este asunto la intolerancia de Morena.

Para dimensionar el alcance de la reacción generada por el tuit de Ricardo Alemán, cabe anotar varios aspectos relevantes:

El trending topic #NoAlPeriodismoSicario, impulsado para referirse a este caso, se mantuvo por tres días consecutivos entre los primeros lugares de tendencias en Twitter.

En la plataforma Change.org se promovieron tres peticiones relacionadas con Ricardo Alemán, una para que fuera despedido de todos los medios de comunicación en que trabaja, la segunda para que la PGR actuara en su contra y la tercera, para que se le retire el Premio Nacional de Periodismo.

El abogado Ricardo Peralta, presentó una denuncia en contra el periodista ante la PGR por apología del delito. Entre el 5 y el 13 de mayo, se registraron un total de 718 referencias a este episodio en prensa escrita, portales de Internet, programas de radio y televisión.

También es de subrayarse la paradoja de que a la par que se condenaba la violencia promovida por Alemán con su tuit, en varios de los mensajes predominaron los insultos y adjetivos en su contra. Epigmenio Ibarra, por ejemplo, lo catalogó como un “sicario editorial del régimen”.

De las distintas opiniones vertidas sobre este caso en los medios, destaca la del jurista Ernesto Villanueva en el portal de Aristegui Noticias el 8 de mayo, quien señaló que si bien el mensaje de Alemán fue un acto irresponsable y alejado de la ética que debe acompañar al ejercicio del periodismo, no hay en él elementos suficientemente sólidos para configurar un delito. Un día antes, el académico Raúl Trejo Delabre en La Crónica de Hoy, subrayó que, en efecto, Alemán rebasó los límites habitualmente reconocidos para la libertad de expresión, sin embargo, anotó que la decisión de Televisa y Canal Once de despedirlo podría entrañar “implicaciones paradójicas” si fue motivada no por el hecho en sí mismo, sino como reacción a la presión de “furibundos tuiteros” que se identifican con un candidato presidencial. Por último, cuestionó la doble moral con que se conducen muchos usuarios de las redes sociales, que no son “parejos” al criticar las expresiones de violencia e incluso toleran y justifican aquellas que se hacen en contra quienes difieren de sus puntos de vista.

Sobre este último aspecto anotado por Trejo Delabre, a continuación presentaremos algunos ejemplos de expresiones de violencia registradas en diferentes momentos en el ámbito mediático y de las redes sociales, que muy lejos estuvieron de tener las repercusiones que tuvo el caso Ricardo Alemán.

Entre el humor negro y los deseos reprimidos

En marzo de 2015, la politóloga Denise Dresser compartió una broma en redes sociales tras el accidente de un avión de la línea Germanwings, ocurrido en Francia, en el que murieron 144 personas debido al suicidio del copiloto, quien después se dijo, padecía depresión.

En su cuenta de Twitter, colocó una imagen del avión presidencial de México, adjunto al siguiente mensaje: “Va humor negro que comparten conmigo: ‘se solicita piloto depresivo para manejar avión presidencial”; es decir, para la activista fue motivo de chiste sugerir la muerte del presidente de México por obra y gracia de un accidente de aviación. Tras algunas expresiones aisladas de reprobación a su mensaje, decidió borrarlo, pero no sin insistir en justificarse y polemizar: “Una disculpa a quienes tienen mucho Internet y poco sentido del humor”, tuiteó.

Tres años atrás, el 22 de febrero de 2012 durante su participación en el programa de televisión “Es la hora de opinar”, conducido por Leo Zuckermann en Foro TV, Dresser no ocultó su animadversión por la entonces dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, y en un exceso de “sinceridad” deseó su muerte para poder solucionar el problema del rezago educativo en México.

“¿Qué hacer con Elba Esther Gordillo?”, le preguntó Zuckermann, a lo que la profesora del ITAM contestó:

Mi primer instinto, y yo creo que es el de muchos que nos están viendo, es pensar (y me apena decirlo, pero sé que es un sentimiento compartido): “Que se muera en su siguiente cirugía plástica, que algo le pase para que podamos transformar el sistema”.

La hija de Gordillo, Mónica Arriola, al día siguiente publicó un desplegado de prensa en el reprobó las expresiones de Dresser sobre su madre y lamentó que un programa de televisión sirviera como escaparate para agresiones personales “que en nada contribuyen a la democracia del país”.

Días después, la politóloga publicó un mensaje en video en el portal Sin Embargo, donde se justificó de la siguiente manera: “Quiero aclarar que fue una broma, quizás de mal gusto, pero una broma al fin”. En el mismo sentido, se pronunció en el referido programa de televisión una semana después de la polémica y afirmó que no tuvo intención de incitar al discurso de odio.

El humor negro y los deseos hasta entonces reprimidos de Dresser no fueron condenados masivamente y mucho menos hubo peticiones ciudadanas para que no volviera a aparecer en la televisión.

En nombre de la causa, se justifica lanzar huevos e invocar a Aburto

El 29 de septiembre de 2012, la periodista Adela Micha fue atacada a huevazos por jóvenes del movimiento #YoSoy132 durante la ceremonia en que la Universidad de Veracruz le entregó un doctorado honoris causa.

El hecho fue condenado por personajes políticos como el aún presidente Felipe Calderón; el presidente electo, Enrique Peña Nieto y el entonces senador del PRI, Manlio Fabio Beltrones, quienes expresaron su solidaridad a la comunicadora. Cabe mencionar que nadie de los partidos de izquierda se pronunció al respecto.

Antonio Attolini, estudiante del ITAM y uno de los líderes más visibles del movimiento juvenil, minimizó las críticas contra los jóvenes que protagonizaron el incidente. “La gente se está muriendo en este país y la agenda marcada por unos huevos… Vaya periodismo”, tuiteó quien ahora se desempeña como portavoz del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en temas de juventud.

Para medios como Proceso, el suceso fue contado como algo meramente anecdótico e incluso con una justificación implícita. En su nota, se lee: “Esta tarde, el gobierno de Veracruz emitió un comunicado para condenar ‘la intolerancia’ de los dos jóvenes que arrojaron huevazos a la invitada de la administración estatal”. Menciona que la portavoz del gobierno veracruzano, Gina Domínguez Colio, “consoló” a la periodista agredida, a quien calificó como “una periodista excepcional”, “conocida por todos”, “sumamente crítica” y que ha contribuido a hacer “un nuevo tipo de periodismo”.

Fotos: Cuartoscuro

Y remata así: “Micha, junto con otros periodistas de la televisora de Emilio Azcárraga, han tenido que soportar incidentes por parte de integrantes del movimiento anti-Peña y de #YoSoy132, luego de que quedara al descubierto que Televisa apoyó incondicionalmente al presidente electo, Enrique Peña Nieto, para que ganará la elección del 1 de julio”. Es decir, para el semanario el supuesto apoyo de Televisa a Peña Nieto justificaba la agresión a la periodista.

En aquel entonces, Jenaro Villamil –uno de los más que más criticó el tuit de Ricardo Alemán– tuvo una actitud diametralmente opuesta respecto a la manifestación de odio de que fue objeto Adela Micha. Durante su espacio en el canal de televisión por Internet Rompeviento TV, aludió al suceso como algo gracioso con expresiones como “el huevo intolerante”, “la reacción airada de Grupo Televisa que recibió las condolencias anticipadas de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto” o “nadie merece que le avienten un huevo, con lo caros que están”. Para Villamil, se le dio al hecho un “sobredimensionamiento impresionante” y lo justificó con la lógica de la “indignación social” contra la manipulación informativa que ha hecho Televisa por muchos años y contra un gobierno como el de Javier Duarte, omiso ante los crímenes de periodistas, que prefirió dar una condecoración, a su juicio inmerecida, a la conductora de un medio oficialista.

En el mismo tenor se condujo Julio Hernández López fue el más resuelto promotor de que se sancionara a Ricardo Alemán por su mensaje violento del 5 de mayo. Hernández describió el huevazo a Micha como un “despilfarrador ataque”, con la alusión a lo caro que están los blanquillos.

En aquel momento, y en apego a uno de los principios que rige su actuación cotidiana, la revista etcétera se pronunció en contra de las manifestaciones de violencia, sin distingo alguno de promotor y destinatario. “Es uno de los episodios más vergonzosos de un movimiento juvenil que en sus orígenes prometió una estatura ética e intelectual mucho mayor, y que ahora está reducido a una caricatura de sí mismo. Pero el episodio también muestra lo extendida que se encuentra la cultura autoritaria en el país y que además se exhibe en los reductos que supuestamente ‘luchan’ contra aquella”, subrayó en un editorial publicado el 29 de septiembre de 2012.

También en el contexto de las varias manifestaciones que realizó el movimiento estudiantil durante 2012 en contra del entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, en la efectuada el 24 de mayo de aquel año, al pie de la Estela de Luz, un joven levantó una cartulina donde se leía: “Mario Aburto: ¿En dónde estás cuando México realmente te necesita”. Dicha imagen circuló ampliamente en redes sociales, pero no hubo entre los usuarios ninguna condena por la simple razón de que el destinatario de ese deseo era “el enemigo” de su causa. En la esfera mediática, el hecho pasó casi desapercibido; solo algunos columnistas como Carlos Loret de Mola en El Universal o Francisco Cárdenas Cruz, durante su participación en el programa radiofónico de Joaquín López-Dóriga, advirtieron sobre los riesgos de la tentación de llamar, aunque sea inconscientemente, al asesinato de un candidato.

Traiciones del subconsciente

El 6 de enero de 2015, la periodista Sanjuana Martínez dio retuit a una publicación donde una vidente “predice” el atentado y muerte de Enrique Peña Nieto y le añadió la frase: “¿Cómo ven? Justicia divina”. Luego de que Yuriria Sierra, conductora de Grupo Imagen, hiciera público el mensaje de Martínez, ésta lo borró y acusó a su colega de mentirosa, pero Sierra había conservado la imagen del tuit. El hecho quedó en un mero intercambio de mensajes entre ambas comunicadoras.

Paradójicamente, más de un año después, Yuriria Sierra fue traicionada por su subconsciente y el 22 de noviembre de 2016, tras la victoria electoral de Donald Trump en la elección presidencial de EU, escribió en Twitter el mensaje: “Oye Lee Harvey Oswald ¿Dónde estás cuando se te necesita? Ok no”. Ante algunas muestras de reprobación a su tuit, lo borró, pero dejó otro en donde sugiere que se trató de una broma. Un usuario le escribe: “Más de uno debería encender su radar de sarcasmo”, a lo que ella responde: “Es que no les da, no les da”.

El 14 de diciembre de 2012, un hombre armado atacó escuela de Conneticut, EU, privando de la vida a 26 personas, 20 de ellas eran infantes. La fecha de esta tragedia coincidió la llegada del expresidente Felipe Calderón a territorio estadounidense para impartir clases en la Universidad de Harvard.

Movido por sus fobias políticas, el reportero de Proceso Jenaro Villamil se valió de este suceso para atacar al exmandatario mexicano. En un tuit que luego borró, sugirió que el arribo de Calderón a Harvard desató el atentado en Connecticut. Si bien Villamil quitó el mensaje original, en Twitter quedaron evidencias de su “chiste”. Estos fueron algunos comentarios de usuarios: “Totalmente reprobable el comentario de @jenarovillamil sobre la #Masacre de #Connecticut”, “¿Ejemplo de que se puede ser miserable en la ‘crítica’?: @jenarovillamil al decir q lo ocurrido en Connecticut es porque FCH estaba en EU”, “RT @Donvix @Luis__Mora que por la llegada de FCH a usa, se soltó la balacera en Connecticut.. pfff // jajaja q cagado @jenarovillamil jaja”. El reportero jamás ofreció una disculpa.

El 19 de diciembre de 2017, luego de que se aprobara la Ley de Seguridad Interior, el actor Damián Alcázar grabó un video en donde culpa al presidente Enrique Peña Nieto de los crímenes que pueda cometer el Ejército. Y acto seguido, su subconsciente le llevó a hacer un ejercicio hipotético.

“Imagínese que los ciudadanos pudiéramos lograr que la Marina salga a buscar y matar a todos los políticos y funcionarios corruptos que son los que están desangrando el país, que verdaderamente son culpables de los valores humanos que están en crisis, ¿verdad que le haríamos un bien al país?”, declaró.

Es decir, mientras por una parte cuestiona la violencia que supone, traería consigo la aplicación de la citada ley, el actor incita –aunque sea a nivel del subconsciente–, a la matanza colectiva de “políticos corruptos”.

El pasado 6 de febrero, el académico John Ackerman, uno de los principales promotores de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador en las redes sociales, se vio envuelto en la polémica tras replicar en su cuenta de Twitter el mensaje de un simpatizante del tabasqueño en Oaxaca que advertía que López Obrador es la única garantía de un cambio pacífico en el país y que, de haber un nuevo fraude electoral, habría chingazados”. La reproducción que Ackerman hizo del tuit fue interpretada como una iniciativa suya e incluso en una nota de El Universal se le atribuyó directamente la autoría del mensaje. El catedrático hizo uso de su derecho de réplica y afirmó que él no lanzó amenaza alguna y justificó su acción con el argumento de que él da RT a la “pluralidad” de mensajes que circulan en las redes respecto al movimiento que encabeza López Obrador. No obstante, dar un RT a un mensaje en forma inconsciente o no, sin especificar si se está en acuerdo o desacuerdo con él, da lugar a que se interprete como un aval de su contenido.

Luego de que el 9 de marzo, el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador advirtió ante banqueros que de darse un nuevo fraude electoral, él ya no “amarraría al tigre”, en alusión al descontento social que podría suscitarse entre quienes lo respaldan. Aunque el político tabasqueño negó que se estuviera incitando a la violencia con sus palabras, sus adversarios y en el sector empresarial se interpretaron como una amenaza abierta.

En los medios de comunicación, López Obrador encontró eco fiel de su advertencia en la pluma de Jorge Zepeda Patterson, quien en Sin Embargo se imbuyó del discurso del candidato y apuntó:

La afirmación de López Obrador esta semana en la reunión de banqueros de Acapulco tiene pues un subtexto: ‘en 2006 a mí me tocó amarrar al tigre que soltaron en su afán de quedarse en el poder; si vuelven a hacerlo en 2018 tendrán que amarrarlo ustedes mismos’. O, en otras palabras, si quieren incendiar la pradera no seré yo quien la haga de bombero. Sobre advertencia no hay engaño.

El doble rasero y un imperativo a rechazo a la violencia

La controversia generada por el tuit de Ricardo Alemán puso de relieve la frágil cultura democrática en nuestro país en donde, dominados por filias y fobias, se le apuesta a la aniquilación del contrario por medio de la descalificación, la diatriba y los llamados, directos o indirectos a la violencia.

Quien tiene ante sí la responsabilidad de un espacio en medios de comunicación, más allá sus legítimas y naturales simpatías partidistas, tienen el imperativo ético de evitar que éstas rebasen la delgada línea entre disentir e insultar; entre el apoyo a una causa y justificar incluso la violencia en aras de ese objetivo.

El caso también puso en evidencia el doble rasero que prevalece en las redes sociales hacia las expresiones de odio que en ellas se vierten desde hace muchos años; donde con frecuencia se escupe al cielo cuando se condena la violencia del otro exactamente con los mismos recursos: la difusión de falsedades y la amenaza abierta, entre otros.

El rechazo a la violencia debe ser unánime y sin distinciones, tanto dentro de los medios como en sus audiencias, usuarios de redes sociales, actores políticos y organizaciones civiles. Es un imperativo para una convivencia pacífica, más allá de los contextos electorales como el que actualmente se vive en México.

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