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martes 03 diciembre 2024

Otra vez, La Jornada en riesgo

por Angélica Recillas

La crisis financiera en La Jornada es inocultable; en diferentes momentos de los últimos tres años sus directivos la han comentado y aunque en la ocasión más reciente reconocieron que la viabilidad del proyecto está en juego, no explicaron las razones de esta situación. Pero la incertidumbre que rodea al diario dirigido desde 1996 por Carmen Lira Saade, no se circunscribe a ese terreno sino también al editorial donde diversas decisiones han puesto en entredicho los principios que le dieron origen.

¿Medidas neoliberales?

En su editorial del pasado 17 de enero, La Jornada admite sus dificultades económicas y como única salida plantea la renegociación del contrato colectivo que, necesariamente, debe pasar por una reducción de salarios y prestaciones, y así evitar despidos masivos. Apela a la comprensión de sus trabajadores y argumenta que a lo largo de 32 años de existencia, una de sus directrices ha sido procurar las mejores condiciones salariales, aun a costa de sacrificar reparto de utilidades o ganancias para sus accionistas. Asimismo, atribuye su problemática a la crisis general que vive el periodismo impreso en el mundo.

Sin embargo, el mismo día que La Jornada expuso su versión, la secretaria general del Sindicato Independiente de Trabajadores del diario, Judith Calderón, denunció en entrevista para Radio Fórmula que desde la semana anterior ya se habían recortado los sueldos sin que la renegociación del contrato se hubiera efectuado; más aún, afirmó que desde noviembre de 2016 éste se modificó sin la participación sindical.

Contrario a lo que se planteó en el editorial, la representante de los trabajadores acusó una mala administración y responsabilizó a la contadora Tania Olmos, a quien acusó de meter “empresas externas” con el aval de Enrique Galván Ochoa, columnista y accionista del rotativo. Hasta la fecha, ni el aludido ni nadie en la directiva del diario han respondido a los señalamientos.

No es la primera vez que La Jornada admite dificultades financieras; lo hizo en su editorial del 19 de septiembre de 2014, con motivo de su 30 aniversario. En aquel momento, responsabilizó de ello al gobierno federal, por un presunto retraso en el pago de la publicidad oficial contratada. Sugirió que se trataba de un mecanismo de presión a causa de su línea editorial y, para apuntalar su hipótesis citó a Proceso, que también se dijo objeto de un boicot económico en las últimas administraciones federales. En abril de 2015, varios fundadores y excolaboradores como Jaime Avilés y Ricardo Alemán, dedicaron algunos artículos a la crisis de La Jornada e hicieron referencia a un desfalco por 30 millones de pesos y una “quiebra inminente”. Estas versiones llevaron a que el gerente del diario Luis Linares Zapata, concediera una entrevista a Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, el 29 de abril, para desmentir malos manejos financieros. Reconoció que, como muchas otras empresas de comunicación, La Jornada vivía una situación económica compleja que les obligaba a tomar medidas. Linares planteó un “sacrificio laboral” que implicaba una disminución salarial y refirió que en los últimos 20 años, los sueldos se incrementaron entre 7 y 8% anual, una situación que si bien colocaba a La Jornada como de uno de los medios que mejor pagaba a sus trabajadores, también les generó “un desbalance” en sus ingresos.

Un día después, en su editorial del 30 de abril, La Jornada dijo ser objeto de una campaña sucia y explicó que la renegociación del contrato colectivo se desarrollaba en buenos términos. Señaló que en los pocos medios independientes de México, “los que no forman parte de grandes corporaciones ni cuentan con el respaldo tácito de grupos de interés”, su gestión empresarial se lleva a cabo en “circunstancias especiales”. Por segunda vez, el diario sugería que el gobierno federal no era ajeno a su problemática financiera.

Las dudas

Uno de los argumentos recurrentes de La Jornada para explicar sus problemas financieros es la ausencia de publicidadoficial, ya sea porque ésta no es pagada con puntualidad o porque se pretende utilizarla como instrumento de presión. Pero al revisar algunos datos, las dudas son inevitables; etcétera documentó que tan sólo de enero a diciembre de 2014, facturó un total de 30 millones 17 mil 33 pesos en publicidad del gobierno federal, lo que lo situaba como el tercer diario de circulación nacional que más facturó en ese año, sólo detrás de Reforma y El Universal.

Además, en los gobiernos locales La Jornada ha tenido una importante fuente de recursos: en su edición de junio de 2014 esta revista detalló cómo el rotativo facturó entre el 2011 y el primer cuatrimestre de 2014 un total de 76 millones 900 mil 789 pesos por parte del entonces Gobierno del Distrito Federal. Dichos recursos equivalían al 51% de lo que la administración local destinó en el mismo periodo a su difusión en radio. Por otra parte, La Jornada es de los diarios que más gacetillas publica, es decir, propaganda disfrazada de noticias. Durante la gestión de Javier Duarte en Veracruz, de diciembre de 2010 a octubre de 2016, registró 559 ítems de estas características. Otro ejemplo: en lo que va del gobierno de Arturo Núñez en Tabasco, es decir, de enero de 2013 a la fecha, se han publicado 405 gacetillas.

En algunas de sus ediciones locales, La Jornada también ha recibido recursos financieros de gobiernos estatales, según lo consignan algunas versiones periodísticas. Por ejemplo, el 3 de junio de 2015, en el sitio Polemón, dirigido por Jaime Avilés, excolaborador del diario, se publicó un texto firmado por Jorge Naredo y César Octavio Huerta, en donde se afirma que a partir de la llegada de Aristóteles Sandoval al gobierno de Jalisco en marzo de 2013, La Jornada Jalisco facturó 7 millones 841 mil 722 pesos en menos de dos años.

Asimismo, en el portal En la polítika, su director Julio C. Roa, afirmó en septiembre de 2015 que La Jornada San Luis Potosí, dirigido por Julio Hernández López, el principal columnista del diario a nivel nacional, había percibido de 2013 a 2015, cerca de 4 millones de pesos por parte del gobierno estatal por concepto de publicidad oficial. En ninguno de los casos los directivos de La Jornada han respondido a los señalamientos ni tampoco han desmentido la información.

Los virajes

Los cuestionamientos hacia La Jornada no sólo han sido hacia su falta de claridad en el manejo de sus finanzas, sino también a sus definiciones editoriales. Desde sus orígenes se le identificó como un medio “de izquierda” y crítico al poder y en efecto, en su sección de opinión, editoriales y cartones, han sido constantes sus posturas contra los gobiernos federales. Pero en los últimos años, el diario ha registrado llamativos virajes.

En los cuatro años del sexenio de Enrique Peña Nieto, le ha dedicado 386 primeras planas, dato que se contrapone con las severas críticas de sus editorialistas al gobierno que encabeza y a la línea editorial que lo había distinguido a lo largo de su historia.

Durante la discusión de la Ley de Telecomunicaciones, tomó partido abiertamente a favor de Carlos Slim, uno de los actores clave en este sector. Un ejemplo: después de que la iniciativa presidencial llegara al Senado de la República el 24 de marzo de 2014, La Jornada dedicó en los siete días subsecuentes tres primeras planas y sus notas centrales a la postura del dueño de Grupo Carso.

El día 26, la cabeza principal del diario decía: “Telmex se queja contra las duras condiciones del Ifetel”. En la nota principal se detalla cómo el monopolio de la telefonía lamenta que, al ser declarado agente económico preponderante, se obstaculice su ingreso al mercado de la televisión, sin embargo, no se menciona su prestación de este servicio a través de Dish, ni sobre su concentración ilegal de esta empresa con Telmex.

El 27, tituló: “América Móvil: es inconstitucional la reforma peñista”. La nota central expone que mientras se imponen a esta compañía obligaciones excesivas, se protege a Televisa en los negocios de televisión abierta y restringida. El 30 de marzo, aunque no fue “la de ocho”, colocó en primera plana una nota donde especialistas consultados por el diario adviertieron sobre la nueva temporada de la “Ley Televisa”.

El día 31, su principal titular fue: “Televisa y TV Azteca, ganonas con la reforma”, y en la nota señala que para Televisa la propuesta de reforma en la Ley de Telecomunicaciones no contiene más afectaciones que las obligaciones impuestas por el IFT, mientras que se imponen sanciones más severas para América Móvil. Es decir, durante una semana, la mayor preocupación de La Jornada acerca de la reforma en telecomunicaciones, fue el presunto fortalecimiento a Televisa en perjuicio de América Móvil. Los medios públicos y las radios comunitarias, temas más afines a su línea editorial, apenas le merecieron un par de notas en interiores en el periodo ya referido.

Del 1 de febrero al 31 de julio de 2014, periodo en que se debatió y se concretó la reforma, La Jornada registró 652 ítems negativos hacia Televisa y 323 favorables a Slim y sus empresas, incluyendo 25 inserciones pagadas de las mismas.

Militancia o principios, el dilema

Como todos los medios en el mundo, La Jornada tiene una línea ideológica que refleja en su trabajo cotidiano y es así que durante 30 años ha mostrado un respaldo irrestricto y acrítico hacia gobiernos, movimientos sociales y personajes identificados con la izquierda como los regímenes de Cuba y Venezuela, el EZLN, ETA, el PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, Morena y Andrés Manuel López Obrador. El problema es que, cuando en la defensa de esta militancia, se vulneran algunos principios que dieron origen a un proyecto editorial que surgió como alternativa a la prensa supeditada al poder político. La Jornada ha protagonizado en su historia algunos conflictos donde el común denominador ha sido el dilema entre sus inclinaciones políticas y sus fundamentos éticos y deontológicos.

Desde 2004 y hasta 2011 mantuvo un litigio en tribunales con la revista Letras Libres, originado por un artículo escrito por su subdirector, Fernando García Ramírez, donde acusaba a La Jornada de ocultar a sus lectores la firma de un convenio signado dos años atrás con el diario Gara, el cual sustituyó a Egin, como órgano difusor de ETA, movimiento separatista al que el gobierno español ha señalado como terrorista.

Durante esos siete años, el diferendo en donde La Jornada alegaba un daño moral por parte de Letras Libres, transitó por diferentes instancias legales hasta que el 23 de noviembre de 2011, la Suprema Corte de Justicia de la Nación absolvió a la revista dirigida por Enrique Krauze de cualquier responsabilidad y determinó que los medios son sujetos de escrutinio público y debe prevalecer en ellos la libre expresión.

 

Entre las diversas opiniones respecto a este conflicto, destaca la de Miguel Ángel Granados Chapa, uno de los fundadores de La Jornada. El periodista señaló lo siguiente en su columna de Reforma el 22 de junio de 2011: “Cuando una publicación acude a los tribunales para denunciar la conducta de otra, me parece que estamos ante una deformación del propósito legal, dañina para la prensa en su conjunto”.

En su libro Diarismo, Marco Lara Klahr, documenta el enfrentamiento que mantuvo La Jornada con La Crónica de Hoy, por el tratamiento que uno y otro daban a Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal. De acuerdo con el autor, mientras el primero era acrítico hasta el servilismo, el segundo era crítico hasta la vileza. Cuestiona que ambos rotativos ejercieran el periodismo de facción en detrimento de la información que los lectores debían recibir para normar su propio criterio.

En otro episodio asociado al actual dirigente del Morena, el 17 de agosto de 2011, Marcos Rascón, exdiputado del PRD y colaborador de La Jornada por 23 años, hizo pública una carta donde anunció su despido del diario por una presunta reestructuración, sin embargo, el columnista denunció que la verdadera razón de su cese fueron sus críticas hacia López Obrador por su descalificación al movimiento que encabezaba Javier Sicilia. Rascón aseguró que La Jornada se negó a publicar un artículo donde abundaba al respecto y posteriormente prescindir de sus servicios. La Jornada no dio explicación sobre el asunto.

La predilección de La Jornada por López Obrador es clara: del 1 de enero de 2010 a la fecha, el diario ha dedicado un total de tres mil 612 notas al político tabasqueño, destacando sus puntos de vista.

El 20 de marzo de 2014, Pablo Hiriart, hasta entonces director de La Razón, dio a conocer su decisión de renunciar al rotativo en solidaridad con los columnistas Fernando Escalante y Gil Gamés, quienes hicieron lo propio días atrás acusando censura a sus artículos donde criticaban la crisis política en Venezuela y a su presidente Nicolás Maduro. Hiriart señaló que la directora de La Jornada, Carmen Lira presionó al responsable de La Razón, Ramiro Garza, para que dejara de atacarse en sus páginas al régimen venezolano. La respuesta de La Jornada fue el silencio.

Además de estos enfrentamientos con otros medios La Jornada ha transgredido la obligación ética de informar, como ocurrió con el fallecimiento de Luis González de Alba, escritor y uno de los fundadores del periódico, acaecida el 2 de octubre de 2016. A la par de la conmemoración del movimiento estudiantil, tuvo lugar la muerte de quien también fuera uno de sus protagonistas. Y mientras toda la prensa daba cuenta de ambos sucesos en sus redes sociales y portales, La Jornada guardó silencio respecto al deceso de González de Alba.

Momento crucial

A lo largo de 32 años, es indiscutible el aporte de La Jornada al periodismo en México; antes de los gobiernos de la alternancia era de las pocas opciones para tener una perspectiva distinta del acontecer nacional, cuando el espectro mediático era claramente dominado por una óptica oficialista. Pero, como hemos visto, su historia no está exenta de contradicciones y errores.

El proyecto editorial fundado por Carlos Payán y un grupo de periodistas que buscaban marcar la diferencia, vive un momento crucial que exige definiciones. En el ámbito financiero es preciso no sólo admitir la crisis forzada por las circunstancias, sino ejercer esa transparencia que tanto exige a otros actores políticos y sociales desde sus páginas, pues es tan crítica su situación que el Sitrajor emplazó a los trabajadores del rotativo a iniciar una huelga laboral a partir de las 17:00 horas el próximo 1 de abril.

 

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