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miércoles 18 septiembre 2024

Paisaje alterado

por Alfonso Gumucio-Dagron

Durante los últimos diez años el paisaje de los medios en Bolivia no ha cesado de alterarse. La situación política y económica del país ha contribuido en la formación de nuevas empresas y grupos de poder que intervienen a través de los medios en la política nacional.

Los cambios ocurridos desde 2005 han incrementado su influencia como rectores de la opinión pública. La llegada al poder de Evo Morales, con un discurso abiertamente de izquierda, tuvo el efecto de “asustar” a la mayoría de los medios empresariales. La belicosidad discursiva del primer mandatario, sindicalista y parlamentario, despertó mucha inquietud. Poco a poco, sin embargo, se instaló una relación de equilibrio y convivencia que solamente se rompe, de manera circunstancial, con algún reclamo desde las esferas del gobierno. El Presidente cuenta con el apoyo mayoritario de la población, pero recibe las críticas de la minoría que no lo apoya, porque la mayoría no dispone de medios para expresar su apoyo.

El gobierno del presidente Morales considera que la actitud beligerante de algunos medios está contribuyendo a erosionar el caudal de simpatía que gozaba cuando fue instalado en enero de 2006. Los medios privados manipulan la información y la distorsionan para favorecer un clima de inestabilidad. Los reporteros no citan fuentes, ni desarrollan investigaciones sobre los temas que tratan, simplemente se reducen a lanzar aseveraciones provocadoras.

Medios y periodistas afirman que ejercen su derecho a la crítica, defienden su posición de señalar las inconsistencias del gobierno, la distancia entre el discurso y la realidad en temas como la Asamblea Constituyente, la “nacionalización de hidrocarburos” (que con el paso del tiempo se reveló como una renegociación de los contratos que ya se habían establecido con las empresas petroleras), las autonomías regionales, la Ley de Tierras, etcétera. El discurso fundacional y “originario” del presidente Morales no se corresponde con las medidas que realmente toma el gobierno.

En términos generales, Bolivia vive un clima de libertad de expresión, marcado por incidentes menores que no descalifican el conjunto. La percepción del gobierno, sin embargo, es que los medios están en su contra, y la de los principales medios es que el gobierno intenta presionarlos.

La prensa que se oxida

Diarios “clásicos” cerraron sus prensas debido al ingreso de nuevas propuestas de formatos y diseño. La preferencia por el tamaño tabloide fue una de las razones que precipitó la extinción de Presencia, el diario católico que había sido desde los años 50 un faro en la información y el matutino de mayor circulación nacional. También desapareció Última Hora, vespertino que se transformó en tabloide matutino pero que no pudo sobrevivir a la muerte de su dueño, Mario Mercado. Hoy, pasó también a mejor vida para dar paso a los nuevos líderes de opinión: La Razón (que luego fue adquirida por el Grupo Prisa) y La Prensa que nació a raíz de la renuncia de los gestores iniciales de La Razón. De la vieja camada solamente se mantienen Jornada, que siempre fue un diario marginal y algo sensacionalista, y El Diario, que se precia de ser el “decano de la prensa boliviana” (fundado en 1904), aunque sus ventas están garantizadas por sus secciones de avisos clasificados. Hay que destacar el esfuerzo que hace La Época, un semanario, para circular de manera gratuita. Pulso, otro hebdomadario, fue iniciativa del mismo creador de La Razón y de La Prensa, Jorge Canelas Sáenz. El Juguete Rabioso es el principal quincenario de análisis político.

La introducción de nuevas rotativas, el crecimiento de la publicidad en color y los intereses mediáticos de ciertos grupos políticos permitió el desarrollo y expansión de los diarios que antes eran considerados “regionales”, pero cuya influencia ahora es nacional. El más antiguo entre ellos, Los Tiempos de Cochabamba, donde también se publica Opinión. En Santa Cruz el más notorio es El Deber, seguidode lejos por El Mundo, un diario que nació con buen pie pero que hoy sirve a intereses partidarios y sectarios. En la región sur del país destaca El Correo del Sur, cuya influencia no trasciende los departamentos de Chuquisaca, Potosí y Tarija.

Aunque no se tienen datos recientes, una veintena de diarios circulaban en Bolivia en 2003, y 27 publicaciones mensuales, quincenales y semanales. El volumen de circulación, en general, ha bajado constantemente a pesar del aumento de población, de personas que leen y de la posibilidad de acceder a los diarios. Lejos están los tiempos en que Presencia tiraba cerca de 200 mil ejemplares, durante la guerrilla del Che. Actualmente los tirajes apenas superan 30 mil ejemplares los domingos. Cierto es, sin embargo, que hay una transferencia de lectores de la edición impresa a la digital. Todos los diarios tienen páginas Web que reproducen la mayor parte de la información, incluidos los suplementos semanales.

Otro dato en la caída de circulación puede atribuirse a las alianzas que han formado en años recientes los principales diarios. El resultado es que las mismas noticias y columnas, de los mismos periodistas, se publican en cuatro o cinco diarios al mismo tiempo. La principal alianza es la del “Grupo Líder”, que incluye a La Prensa, El Deber, Correo del Sur y Los Tiempos, entre otros.

Quizá un factor adicional es la emergencia de publicaciones independientes accesibles vía Internet. Entre ellas destacan Bolpress.com que se renueva diariamente y La Época, que cuenta también con edición impresa. Los debates y diálogos vía Internet se han generalizado en áreas urbanas, gracias a plataformas como AulaLibreBol y Tribuna Boliviana (ambos activos en Yahoo Groups).

Un hecho notable en los medios impresos durante la última década ha sido la extraordinaria movilidad de los directores y jefes de redacción. Décadas atrás los nombres de los directores estaban íntimamente ligados a sus diarios: Huascar Cajías de Presencia, Carlos Serrate de Hoy, Mariano Baptista o Jacobo Libermann de Última Hora, Carlos Carrasco de El Diario… Hoy, cuesta recordar quién es el director de un medio, porque los cambios son frecuentes.

Radio para rato

La radio ha sido tradicionalmente el medio de información más común y abarcador, particularmente por tratarse de un país multiétnico y pluricultural. Bolivia es, quizá por ello mismo y por su alto grado de politización, el país pionero en el mundo en materia de radios comunitarias, puesto que desde fines de los 40 se comenzaron a establecer las emisoras sindicales en los campamentos mineros del Altiplano. A las radios mineras siguieron las radios campesinas que hoy constituyen, a través de ERBOL, una de las redes más importantes del país, con 72 emisoras afiliadas.

En el esquema del gobierno de Evo Morales se ha tratado de ampliar el número de emisoras comunitarias, pero desde el gobierno, verticalmente, lo cual invalida la iniciativa. El plan presidencial supone la creación de una treintena de emisoras “comunitarias” en áreas rurales. El programa lleva por nombre “Patria Nueva” y cuenta con apoyo de Venezuela. La paradoja es que hay numerosos pedidos de comunidades rurales para instalar sus propias emisoras, que no han sido atendidos por el gobierno. De hecho, en materia de legislación sobre radios comunitarias, el gobierno de Morales no ha mostrado intención de aprobar una norma legal que realmente respalde a las emisoras comunitarias independientes. Uno de los gobiernos anteriores, el de Carlos Mesa, fue más sensible al tema, pues emitió un Decreto Supremo (presidencial) estableciendo su reconocimiento.

Se cuentan más de 800 radioemisoras en todo el país, debidamente licenciadas, la mayoría de ellas en FM y apenas un 25% en AM y onda corta. La concentración de emisoras en el eje La Paz, Cochabamba y Santa Cruz supera notoriamente al resto del país.

Radio San Gabriel, una iniciativa de la Iglesia católica, como tantas otras emisoras populares, se ha convertido en una poderosa organización con influencia en todo el país, aunque principalmente en la región altiplánica.

Radio Fides (de los jesuitas), Radio Panamericana (la de mayor audiencia nacional) y Radio Altiplano, están entre las importantes, pero también se deben destacar aquellas que hacen una labor cultural como

Radio Cristal y Radio Cumbre. El Estado controla una sola emisora, Radio Illimani, la de mayor cobertura nacional, que según los cambios de gobierno ha servido más o menos como instrumento de propaganda política. El gobierno de Evo Morales es uno de los que más ha usado la radio del Estado como medio partidista.

TV: canales y canaletas

El panorama de la televisión es por lo general deprimente y mucho menos interesante que la prensa o la radio, pero sin duda tiene una influencia en los hogares urbanos que no tienen ningún otro medio masivo. La mitad de la población adulta se expone un promedio de tres horas diarias a la televisión, pero el dato es más escalofriante en el rango de menores de 15 años donde la cifra se duplica. Los casi 200 canales (¿o canaletas?) que se crearon desde 1985 no contribuyen en realidad a ofrecer una televisión plural e interesante por sus contenidos pertinentes a la cultura y a la sociedad boliviana. Así como La Paz ha mantenido su predominio en los medios impresos, Santa Cruz ha logrado concentrar el poder de la televisión, al menos si nos guiamos por quienes se llevan la mayor tajada de la torta publicitaria.

A principios de los 80 la televisión se reducía al canal del Estado, Televisión Boliviana (Canal 7), y a los ocho canales universitarios -uno por cada universidad del Estado- que tenían una responsabilidad educativa y cultural, pero que funcionaban precariamente por sus escasos recursos. La mayoría de los canales de televisión universitaria desaparecieron o se vieron reducidos a su mínima expresión cuando se liberaron las licencias de televisión y se crearon los primeros canales nacionales privados. Con el tiempo, los privados, cuyas transmisiones se circunscribían a La Paz, Santa Cruz o Cochabamba, fueron creando redes que los consolidaron como grupos de influencia. Entre esas destacan Red Uno, Unitel, y ATB Red Nacional (que pertenece al Grupo Prisa).

Un caso particular y aparte es el canal PAT (Periodistas Asociados de Televisión), que nació inicialmente como un informativo de alta calidad que era difundido a través de los canales comerciales, pero que luego se estableció como canal nacional de señal abierta. La iniciativa fue tomada por un grupo de periodistas independientes encabezados por Carlos Mesa Gisbert, quien más tarde llegaría a ser Presidente de la República. PAT es un canal con “99.99% de producción nacional” según reza su página Web, a diferencia de otros canales que recurren a un gran porcentaje de enlatados para llenar su programación. PAT se caracteriza por sus programas de análisis crítico sobre la situación política, y durante años tuvo un programa semanal de entrevistas de alto nivel, De Cerca, conducido por el propio Carlos Mesa.

No existe en Bolivia una televisión de servicio público. Televisión Boliviana cumple menos que nunca esa función, pues es utilizada por el gobierno para contrarrestar la información negativa que sobre él difunden los medios privados. El volumen de publicidad gubernamental, tanto en los medios del Estado como contratada en los comerciales, es notorio, y sólo comparable con algunos gobiernos militares que pretendían lavar su imagen. La Agencia Boliviana de Información (ABI), se dedica exclusivamente a promover las acciones del gobierno con especial énfasis en la agenda presidencial.

¿Periodistas o comunicadores?

Las universidades producen periodistas a granel, pero no comunicadores. Los estudios están dirigidos a medios y a la publicidad, porque en el ámbito académico no existe la noción de la comunicación para el desarrollo y el cambio social.

Decenas de nuevos periodistas se gradúan cada año con la etiqueta de “comunicadores sociales”, y tratan de adherirse a los medios comerciales ya saturados. Los “colgandijos”, como se conoce a los reporteros que estiran el brazo y la grabadora cada vez que algún personaje abre la boca, no tienen la formación necesaria. La del periodista es sin duda una profesión devaluada, y los que destacan en los medios son generalmente escritores o comentaristas especializados.

Observatorio de medios

Es importante señalar la creación, relativamente reciente, de un Observatorio Nacional de Medios (ONADEM), el primero en su género. Éste realiza el monitoreo de los medios con el concurso de las facultades de periodismo de 13 universidades bolivianas, con énfasis en los grandes temas nacionales de actualidad. El acopio de información permite enriquecer un banco temático que presta servicios a periodistas que realizan investigaciones para escribir sus reportajes. Para paliar las carencias del periodismo de investigación en Bolivia, el observatorio estableció un Fondo Concursable de Periodismo de Investigación.

Los primeros informes del Observatorio Nacional de Medios revelaron que la cobertura sobre el gobierno de Evo Morales, fue en general mayoritariamente negativa. El rol de los principales medios de información fue provocar la confrontación entre los operadores políticos, antes que sugerir soluciones a través del diálogo. La credibilidad en los medios está en uno de sus niveles más bajos.

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