¿Qué es un periodista sin un medio en cual publicar? Un periodista desempleado. Al menos así ha sido hasta ahora. Porque en casi todo el siglo XX -y en buena medida en el siglo XXI- si un articulista, reportero, conductor de radio o televisión quería compartir su trabajo sólo tenía dos opciones: establecer su propio medio de comunicación, lo que requería una considerable inversión así fuera para constituir el más modesto de los espacios o buscar un patrón que estuviera dispuesto a pagarle por su trabajo. Como es natural la gran mayoría ha (hemos) optado por el segundo esquema.
Trabajar para una empresa tiene grandes ventajas, la quincena se paga religiosamente -o al menos eso se espera- y la plataforma en la que se participa sirve para amplificar el contenido que cada profesional aporta de tal suerte que no queda sólo para el consumo de los amigos sino que existe una posibilidad de incidir en las agendas de los lectores, radioescuchas, televidentes, usuarios, otros medios u autoridades, de tal forma que trascienda nuestra labor. El modelo sigue vigente y tiene muchos años por delante. La novedad es que ya no es el único.
Hace poco conocí el caso de un joven que no rebasa los 25 años de edad y que apostó más de diez años de su vida en hacer una carrera como futbolista profesional. Sin lograr los resultados esperados decidió cambiar de planes. Con vocación por los medios abrió un canal en YouTube para realizar entrevistas a futbolistas. En poco más de seis meses ya tiene más de 25 mil suscriptores. Se dice fácil y parece muy poco cuando se le compara con los más de un millón 600 mil suscriptores -sí, es correcto el dato- que tiene el canal de werevertumorro, una propuesta de monólogos que es todo un fenómeno en YouTube por las más de 49 millones de reproducciones que tienen en conjunto sus videos. Sin embargo, ¿cuántas publicaciones en la República Mexicana pueden presumir de tener ese número de visitantes fieles?
Y lo mismo ocurre en otras plataformas como Itunes donde podcast como el de Olallo Rubio se han convertido en algunas de las propuestas más exitosas sin contar con una estación de radio detrás, caso similar al del “Sopitas”, que sólo en Twitter tiene más de 200 mil seguidores y administra un sitio muy popular.
Habrá quien señale que en algunos casos estas propuestas no hacen sino reciclar contenidos de otros medios o que en realidad no son contenidos periodísticos aunque compartan información. Puede ser, no obstante nadie puede regatearles que han sido capaces de construir audiencias importantes, fieles, a partir de una oferta distinta y sin contar con el aval de un medio tradicional. Como también es cierto que en muchos de estos casos ya han logrado capitalizar su popularidad de tal suerte que se han convertido en su principal fuente de ingresos.
Estos casos -aún aislados, es verdad, pero reales- podrían ser la vanguardia de un fenómeno más amplio en el que por primera vez los periodistas harían su trabajo sin pasar necesariamente por la lógica de las empresas mediáticas. Porque si bien esa relación tipo obrero-patronal tiene las bondades ya citadas, también implica una serie de criterios editoriales y reglas de trabajo que cada empleado asume como necesarias para el correcto funcionamiento de la relación laboral, lo que en no pocas ocasiones implica una restricción en la actuación de los periodistas.
Pretender que todos los que hoy laboran en un medio tradicional migren a estos otros canales es absurdo. No hay audiencia ni mercado para ello. El gran público sigue confiando en las marcas de prestigio y también los anunciantes, lo que constituye una barrera importante para estos mercados emergentes. No obstante, quizá no falte mucho para que veamos casos exitosos de periodistas que migren hacia estos sitios.
Hay pioneros que llevan rato abriendo brecha como Javier Solórzano y otros que quizá no han alcanzado el éxito esperado como José Gutiérrez Vivo. En todo caso parece -por lo que ya muestra el comportamiento en otro tipo de contenido- que hacia allá va el futuro. Veremos quién es el primero en instalarse ya con gran éxito.