Antes de alcanzar la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador fue un severo crítico de Donald Trump y su política contra los migrantes mexicanos. Lo llegó a comparar con Adolfo Hitler, de mantener una campaña de odio neofascista y de azuzar el racismo, por lo que lo denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y pidió que fuera demandado ante la ONU. Cuando asumió el poder, todo eso desapareció como por arte de magia.
Como es sabido, buena parte de la campaña presidencial de Trump se basó en los ataques contra los migrantes y prometió levantar un muro para impedir su llegada a Estados Unidos. Eso, por supuesto, no pasó inadvertido para López Obrador, quien hasta le llegó a dedicar un libro.
Así, en enero de 2017, cuando Trump tomó el poder, una oportunidad que López Obrador aprovechó para señalar que el flamante presidente “significa en la política exterior de los Estados Unidos una vulgar amenaza a los derechos humanos” debido a su pretensión de construir un muro entre los dos países. Incluso el político tabasqueño exigió a Enrique Peña Nieto, entonces Presidente de la República, que buscara una reunión urgente con Trump para “hacer valer los derechos humanos”.
El 25 de enero López Obrador continuó sus reclamos contra el presidente estadounidense vía Twitter, donde escribió: “Presidente Trump: su muro nos agrede y deja la Estatua de la Libertad como leyenda. Iremos a tribunales internacionales. Viva la fraternidad”.
Para el 1 de febrero, en pleno activismo, el entonces dirigente de Morena solicitó que “de inmediato se presente una denuncia en Naciones Unidas contra el Gobierno de Estados Unidos y contra Donald Trump por violación de derechos humanos y por discriminación racial. Eso es lo más importante”.
Ese mismo mes López Obrador viajó a la Unión Americana para atender las inquietudes y solicitudes de migrantes mexicanos de varias ciudades. Entonces señaló lo siguiente: “Vamos a ir Estados Unidos a crear un Frente Cívico en Defensa de los Migrantes, en contra de la xenofobia, es decir, fomentar el odio a los extranjeros, lo que están haciendo desde el Gobierno de los Estados Unidos”.
En marzo, en Washington dijo sobre la política antinmigrante que se trataba de una violación de derechos humanos y una “campaña de odio que es neofascista”. En aquella ocasión también dijo que México debería ser firme y tajante ante el gobierno de Trump: “No somos una colonia ni un protectorado”.
En esa ocasión, el entonces presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena denunció ante la CIDH la política del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para construir el muro fronterizo y de persecución de migrantes.
El 14 de junio de 2017 López Obrador anunció en Twitter su libro Oye, Trump. Propuestas y acciones en defensa de los migrantes en Estados Unidos, en un video en el que dijo que se trataba de “un relato de nuestra visita a las ciudades de Estados Unidos para defender a los paisanos ante la actitud autoritaria del presidente de los Estados Unidos”.
En el tuit respectivo se fue contra Peña Nieto: “EPN calla ante Trump, nosotros decidimos enfrentar la xenofobia y defender a los migrantes”.
En el libro el líder mexicano recordó el muro de Berlín: “En su frontera sur Estados Unidos no tiene amenaza visible ni nada de que defenderse y el muro de Trump no tendría nada de defensivo; sería, por el contrario, una obra opresiva como el muro de Berlín”.
Pero fue más allá, porque incluso comparó a Trump con el nazismo: “Rechazamos la erección de ese monumento a la hipocresía y a la crueldad. Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos, justo antes de emprender la infame persecución y el abominable exterminio”.
Sobre la relación de Peña con el presidente norteamericano, el tabasqueño escribió que “la subordinación del presidente Enrique Peña Nieto a los dictados estadounidenses equivale a una total ausencia del gobierno de México”.
Posteriormente, en mayo, a la pregunta de Jorge Ramos sobre si consideraba racista a Trump, López Obrador respondió que sí: “Él lo ha expresado. Azuza el racismo. Sí. Está en contra de los extranjeros. Pero tampoco es que lo sienta así: es una estrategia política. O sea, eso lo aclaro: nos ha hecho mucho daño. A él le funcionó su estrategia, su xenofobia, su racismo. Así ganó. Y no lo supieron enfrentar”.
También afirmó que lo de Trump era algo excepcional, “porque se pasó de la raya: llamar criminales a los mexicanos, todos los que van, ‘todos los que nos envían’, esto desde el inicio de su campaña”.
Ya en la campaña presidencial, en un mitin el candidato de Morena pidió a Trump “que se serene, se tranquilice y dejé de estar hablando mal de los mexicanos. Y ahora está habla y habla y habla y habla mal del mexicano, pero ya vamos a llegar nosotros, y cada vez que lance un tuiter va a haber otro de regreso. Lo va a tener que aprender a respetar”.
Por su parte, León Krauze recordó una entrevista que le hizo en 2017 y algunas respuestas que le dio López Obrador sobre Trump, de quien dijo: “Le ha faltado al respeto a la diplomacia, a lo que debe ser una relación respetuosa, con pueblos, naciones y gobiernos en el mundo. Es cero diplomacia (…) Es la antidiplomacia. El exabrupto. Es lo que nunca se había visto”.
Acerca de la negociación de Peña Nieto con Trump, el tabasqueño expresó que “se ha equivocado. Siento que no ha entendido cuál es la estrategia de Donald Trump. Muchos no han entendido que se trata de un asunto político, no necesariamente económico”.
Cuando Krauze le comentó que Trump usaba a México y a su gobierno para fines políticos, López Obrador respondió que “sí, creo que es un asunto de carácter electoral. Él gana con ese discurso. Quiere posicionarse con ese mismo discurso y reelegirse”. Agregó que “hay un sentimiento antimexicano en ciertos sectores de la sociedad estadounidense (…) Siempre hay sentimientos nacionalistas y son relativamente fáciles de explotar. Se dieron condiciones para que se tocara ese tema, ese resorte, que es lo que le ha dado raja política a Trump. Lo que le importa, con ese discurso y esa propaganda, es ganar terreno en lo político y en lo electoral”.
Lo siguiente lo tenía muy claro López Obrador: “Hay que enfrentar esa campaña. Es muy venenosa, de xenofobia, de desatar odios. Estamos los mexicanos como los perseguidos. Es toda una estrategia política”.
Acerca de la invitación que Peña Nieto le hizo a Trump durante la campaña electoral de hace cuatro años, López Obrador dijo: “No se debió invitarlo. Fue un error. No debimos meternos en la campaña presidencial en Estados Unidos. No teníamos por qué hacerlo. Fue un error garrafal”.
Sobre cómo responder a Trump, López Obrador manifestó que “con principios, con firmeza. De manera respetuosa, con aplomo. Esto es un asunto político y así hay que enfrentarlo”.
Cuando Krauze lo inquirió acerca de la declaración de Trump en el sentido de que Peña era un hombre bueno, López Obrador replicó que “es parte de la misma propaganda de Trump y de sus asesores, que no son tontos. Es seguirlo humillando. Nosotros somos un país independiente y no aceptamos tanto hostigamiento de un presidente de Estados Unidos. Es demasiado, incluso esa referencia. Es como decir: ‘es un hombre bueno, pero incapaz’, y entonces yo con toda mi prepotencia le voy a dar la mano y voy a poner orden. No, no queremos eso”.
Apenas a unas horas de recibirlo en Washington, Donald Trump (quien en vísperas de la visita puso en Twitter fotografías del muro fronterizo y volvió a criminalizar a los migrantes) se refirió a Andrés Manuel López Obrador (quien evadió reunirse con migrantes mexicanos en este viaje) como “mi amigo y un hombre maravilloso”.