miércoles 01 mayo 2024

Recomendamos: Al presidente AMLO le duele la crítica: Calderón

por etcétera

En una caricatura publicada el 2 de diciembre del 2018, un día después de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como jefe del Ejecutivo federal, se ve un impetuoso chivito con el rostro del presidente en medio de una cristalería. Atrás de él se ve la puerta abierta que deja entrar un resplandor que hace que se proyecte la sombra del animal como una silueta que le dobla en tamaño.

Enfrente de él, trepadas en la boca de un envase de cristal, hay dos palomas y una le dice a la otra “…démosle el beneficio de la duda”. Ésa es la visión de Calderón plasmada en un cartón.

Entrevistado en su sala, Francisco José Calderón Lelo de la Rea, Paco Calderón, como le llaman sus amigos, expresa: “yo lo que busco es atacar las ideas, no a las personas”.

Confía en una de sus máximas: “tú dibuja siempre sin odio y sin piedad”. —Y se le nota.

El monero que publica en el periódico Reforma refiere que al plasmar sus ideas en cartones se va sobre la política y sobre las ideas y no sobre las personas.

“El trabajo del caricaturista siempre es cuestionar al poder y, sobre todo, ridiculizar aquello donde uno cree que se están equivocando”, asevera.

El trabajo es el mismo

El crítico con plumillas expone que en la profesión de monero el trabajo sigue siendo el mismo, pero ahora comunica lo que pasa en un escenario político nacional dominado por un solo hombre, el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.

A éste lo describe como alguien que tiene una imagen sobrevalorada de sí mismo, por lo tanto, no suele recibir bien la crítica.

“Se ve que le duele cualquier tipo de crítica”.

Sin embargo, refiere que ése es un problema general de la izquierda, cuyos exponentes, en algunos casos, anteponen una superioridad moral respecto del resto de los actores políticos y cuando se les critica lo toman como una ofensa inaudita.

Claridoso, el caricaturista considera que el presidente de México sobrerreacciona a cualquier crítica y cae en desplantes como ningún otro exmandatario federal lo había hecho.

Sin embargo, destaca que mientras no pase de sus invectivas, el que se desacredita es él y con ello muestra que tiene la piel demasiado delgada y poca tolerancia. Si tomara acciones intimidatorias entonces sería otra cosa, pero es algo que el monero descarta.

También advierte que tenemos a un presidente con seguidores dispuestos a su defensa poco tolerantes a la crítica.

Ante eso, indica, los caricaturistas tienen que actuar como los toreros: estar atentos al toro, que en este caso es el cartón del día siguiente y hacer todo lo necesario para hacer la mejor faena.

Por ello, considera que no es una buena idea “estar perdiendo el tiempo respondiéndole” a los ataques de ese público, sobre todo cuando tienen que estar pensando qué plasmar en sus cartones cuando se ha vuelto cansado estar dibujando al presidente reiteradamente porque tienen dominado el escenario.

Sobre la tarea de los caricaturistas, remarca que los moneros no son activistas o al menos dice que él no es de esos.

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