El periodismo independiente es y debe ser inconforme con los poderes establecidos, solo así será una fuente de oxígeno para el contexto democrático que transcurre entre los controles políticos y los controles sociales. La democracia es un esquema en el que quien ocupa el poder debe saberse limitado y obligado a explicar, a corregir y hasta reparar los problemas que causa su labor. Al lado de un periodismo crítico puede haber también un periodismo cortés con el gobierno, uno muy respetuoso, que se percibirá tímido o peor aún maniatado (comprometido por dádivas): la prensa oficialista o incondicional al gobierno no confirma la existencia de un temperamento democrático.
Por tanto, en un entorno no democrático, un periodista independiente y aguerrido, o abandona el oficio, o se va al exilio como lo hiciera Salman Rushdie (amenazado de muerte por ofender al credo musulmán). Un ejemplo de periodista perseguido político: Manuel Buendía, asesinado en plena calle y a la luz del día, al margen de las investigaciones de la procuraduría, se sabe fue un atentado orquestado por el régimen. Poco antes de aquello el entonces presidente José López Portillo a pregunta de porqué su administración no adquiría publicidad de medios críticos respondió: “yo no pago para que me peguen”, frase que sintetiza el más vigoroso autoritarismo. Con un estilo menos perverso, pero también incorrecto, Vicente Fox respondió a la pregunta: ¿qué le parecen las críticas de sus adversarios? “Por eso no leo los periódicos”.
Hace unos días la polémica se armó cuando el Señor Presidente de la República mediante una carta solicitó al INAI (al instituto de la transparencia) investigar las propiedades e ingresos de un periodista (su detractor) a efecto de certificar las acusaciones de recibir ingresos estratosféricos de empresas privadas de comunicación. Naturalmente, el INAI le respondió que no puede ni debe hacerlo y le advirtió del riesgo de revelar copias de facturas o comprobantes de pago aludidos sin mediar el consentimiento del titular de los datos personales.
Más información el El Heraldo de México