A diferencia de los campeonatos mundiales de 1970 y 1986 que fueron de Televisa, el de 2026 —en el cual solo 10 partidos se jugarán en México— será con Televisa, una de las empresas del área norteamericana que estarán involucradas en su organización y obtendrán beneficios económicos del mismo.
Poca inversión
Ni hoy ni dentro de una década Televisa podría organizar un mundial. Así lo reconoció Yon de Luisa, ex vicepresidente de Eventos Especiales y Deportivos de esa empresa e integrante del Comité Organizador del Mundial 2026. La razón, dice, “es muy sencilla (…) Se están solicitando 16 estadios con capacidad de por lo menos 40 mil asientos para la fase de grupos; para la inauguración y la clausura se debe tener un estadio de más de 80 mil aficionados y para semifinales dos de más de 65 mil. Además, se requiere de 72 lugares de lo que se conoce como Team Base Camp, es decir, conjunto de hoteles y campos de entrenamiento donde se alojan las selecciones. Nada más en esa infraestructura, sin entrar en detalles de tecnología y logística, pensar que hoy México los tiene, existe solo una respuesta: no los tenemos. Habría que invertir mucho dinero, lo cual no está en la estrategia de esta organización” (https://www.informador.mx/Ya-no-podemos-organizar-un-Mundial-l201803110003.html).
Recursos públicos
De Luisa fue designado para presidir la Federación Mexicana de Futbol a partir de agosto, una vez que concluya el Mundial Rusia 2018. Efectivamente, su empresa no podría organizar hoy un Mundial “completo” porque tendría que invertir “mucho dinero” o contar con ayuda del erario, como ocurrió en 1970 y 1986, cuando ese consorcio tuvo la colaboración del gobierno mexicano, el cual invirtió en telecomunicaciones e infraestructura para la realización de ambos torneos.
En 1970 la infraestructura de comunicación por satélite para transmitir el Mundial a todo el mundo fue costeada con recursos públicos, al igual que en los Juegos Olímpicos de 1968.
FIFA, exigente
Para el Mundial de 1986, la FIFA impuso al organizador el cumplimiento de un “cuaderno de cargos” tan exigente en infraestructura, telecomunicaciones, seguridad, hotelería, aforo en estadios y capacidad aeroportuaria que la Federación Colombiana de Futbol, que había obtenido la sede, prefirió renunciar a ella.
Rápidamente, la Femexfut entró al quite y obtuvo la designación. Como presidente del Comité Organizador fue designado Guillermo Cañedo, en ese momento vicepresidente de Asuntos Internacionales de Televisa, presidente de la Organización de Televisión Iberoamericana (OTI) y vicepresidente de la FIFA. Nuevamente la infraestructura de telecomunicaciones pública quedó a disposición para las transmisiones del Mundial de futbol y el comité organizador logró que algunos gobiernos estatales remodelaran o construyeran estadios ad hoc, como el Corregidora, de Querétaro, entidad gobernada entonces por Rafael Camacho Guzmán, durante muchos años secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Radio y Televisión (STIRT). En ese Mundial, Televisa creó la empresa Teleméxico —con una participación simbólica de Imevisión, la entonces televisora estatal— para generar la señal internacional de tv.
“Norteamérica 2026”
Las cosas han cambiado: las telecomunicaciones están privatizadas y Televisa cuenta con una vasta infraestructura propia en ese ámbito. Pero no podría cumplir con los otros requisitos de la FIFA y sería un escándalo que el gobierno lo hiciera en su lugar, como ocurrió en el pasado.
Sin embargo, para Televisa el Mundial “Norteamérica 2026”, o como le pongan, es atractivo. El año pasado Mountrigi Management Group Ltd, socia de Televisa, logró que la FIFA le ratificara los derechos de televisión, radio, internet y móviles para los mundiales 2022 y 2026, con lo cual el consorcio de la familia Azcárraga asegura los derechos para México en esas plataformas; para 2026 internet y las transmisiones a celulares tendrán probablemente una importancia masiva comparable a la que hoy tiene la tv. Eso, combinado con el incremento de partidos —80 en lugar de 64— con todo lo que implica en venta de espacios publicitarios y contratación de apps, hacen del Mundial 2026 un negocio apetecible. Sin olvidar la presencia que Televisa mantendrá en el contexto futbolístico internacional.
Este artículo fue publicado en Milenio el 21 de junio de 2018, agradecemos a Fernando Mejía Barquera su autorización para publicarlo en nuestra página.