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jueves 07 noviembre 2024

Caso Marco Antonio: disputa mediática

por Fernando Mejía Barquera

Dos discursos buscan establecerse como explicación de lo sucedido en el caso de Marco Antonio Sánchez Flores, el estudiante que el martes 23 de enero fue aprehendido por policías capitalinos en la delegación Azcapotzalco y encontrado la noche del domingo 28 en el municipio mexiquense de Melchor Ocampo en lamentable estado físico y evidente afectación psicológica. La disputa entre ambos discursos se da en los medios y las redes sociales.

¿Apañón terso?

Por un lado está la versión del Gobierno de CdMx, expresada por Miguel Ángel Mancera; el secretario de Seguridad Pública, Hiram Almeida; el procurador Edmundo Garrido, y dos de los policías que realizaron la detención de Marco Antonio (los otros dos decidieron huir). Los uniformados sostienen que el muchacho fue aprehendido, “por petición de una persona”, pero “no lastimado”, y que la detención se hizo en el marco del “nuevo sistema penal acusatorio”; el joven, afirman, fue “sometido” mediante “uso racional de la fuerza” y “con respeto a sus derechos humanos”.

Lo soltaron, dicen, porque la persona que habría pedido la detención “se fue del lugar” —ya no hubo “parte acusadora” — y al chico no le encontraron “en el cacheo” nada que justificara presentarlo ante el Ministerio Público. Por lo tanto, le quitaron “los candados de mano” y le dijeron: “puedes irte” (https://www.youtube.com/watch?v=sxknrMNuSz8).

“Atención médica”

Miguel Ángel Mancera apoyó la postura: “no hay certificación” de que los policías hayan golpeado al joven, dijo.

Por su parte, el secretario de Seguridad, Hiram Almeida, añadió un matiz a la versión gubernamental: la posibilidad de que Marco Antonio tenga “problemas psicológicos y toxicológicos”. Entrevistado en el programa Todo personal, del Canal 40, el 29 de enero, dijo: “(El joven) aparece en Tlalnepantla… se observa… que efectivamente se encontraba deambulando en un puente a desnivel, caminaba al parecer bajo el influjo quizás de alguna sustancia… se denota alguna actitud agreste (sic) y en algún momento violenta. En el propio juzgado está manoteando, realizando algunos actos; nos manifestaban también que se había comportado hoy también así… inclusive ante sus propios padres… Entonces yo creo que es un tema importante a considerar que es un joven que requiere una atención médica para alguna evaluación psiquiátrica por alguna afectación, o algún tema toxicológico que pudiera… propiciar también estas conductas” (https://www.youtube.com/watch?v=f1S-FGOWBBM).

¿Desaparición forzada?

La versión de familiares y amigos de Marco Antonio es totalmente distinta. Para ellos el preparatoriano de la UNAM fue víctima de una detención ilegal, con uso excesivo de la fuerza y en la cual no se respetaron sus derechos ni se siguió el protocolo correspondiente. Sostienen, incluso, que es un caso de “desaparición forzada” y que el estado físico y psicológico en que fue encontrado el adolescente es consecuencia de golpes recibidos durante la aprehensión.

Afirman también que Marco Antonio no tiene problemas toxicológicos y que sugerirlo por parte de autoridades constituye un “revictimización” del joven. Por su parte, compañeros de escuela y algunos profesores se refieren a él como buen estudiante.

La realidad

En medio de las versiones está —tiene que estar— el periodismo. Gracias al trabajo de reporteros de diversos medios hoy sabemos cosas que las autoridades no quisieron decir; por ejemplo, que dos de los policías involucrados en la detención de Marco Antonio Sánchez Flores huyeron y que policías de la CdMx, al mando de un subsecretario, fueron hasta Guerrero para buscar a uno de ellos, aparentemente el que atacó por la espalda a Marco Antonio y lo derribó para luego someterlo. También sabemos que la cámara de la patrulla MX805P1 —donde estuvo detenido el adolescente— fue desconectada, razón por la cual no existe registro del estado de Marco Antonio cuando estuvo ahí. Seguramente sabremos más en los próximos días.

Durante mucho tiempo Miguel Ángel Mancera se empeñó en decir que en CdMx no existían cárteles, solo narcomenudeo: el operativo militar que hizo “visible” al de Tláhuac echó por tierra su afirmación (o su creencia). Hoy, el caso de Marco Antonio podría mostrar que el comportamiento de algunos policías no es tan pulcro y “apegado a derecho” como sostienen sus jefes.


Este artículo fue publicado en Milenio el 1 de febrero de 2018, agradecemos a Fernando Mejía Barquera su autorización para publicarlo en nuestra página.

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