A mediados de los años 50 del siglo pasado, un comediante bastante anodino tuvo éxito en el cine. El comediante es José Antonio Espino “Clavillazo” y la película se llama “El chismoso de la ventana”; fue una de las cintas más taquilleras de aquel entonces. 68 años después es imposible que la pantalla grande difunda la vida del mozo de una tienda de antigüedades que, por los riscos de una historia mal contada, miran a través de un telescopio, el cuerpo semidesnudo de una mujer acicalándose en su alcoba y eso lo conduce a resolver varios delitos. No podríamos ver algo similar por el patente repudio a la intromisión en la vida privada y el rechazo a la misoginia. En suma, lo que ayer pudo ser simpático en la actualidad es repudiable e ilegal, y qué bueno…
II
A principios de los años 70, hubo un programa de concursos que alcanzó niveles de rating nunca antes vistos en la televisión mexicana. Se llamó “Sube, Pelayo, sube”, conducido por Luis Manuel Pelayo, y consistía en retar a las destrezas más variadas; las personas acometían el desafío con determinación, indiferentes a los desfiguros que esto implicaba. Más de 50 años después, la emisión resultaría ridícula y vejatoria de la dignidad. Sin duda, algo ha mejorado la sociedad durante este tiempo y junto a ella este dispositivo de radiodifusión…
III
Los gobiernos siempre han tenido la potestad de observar la vida de los otros exista o no ordenamiento legal alguno. Más aún, los gobiernos autoritarios. Desde mediados de los años 50 hasta mediados de los 90, esto fue una calamidad represora que poco a poco amainó sin desaparecer del todo. Casi sobra decir que los sectores más vulnerables de esos actos provinieron de la oposición a los regímenes priistas, por lo que habría sido impensable ver que la oposición, al acceder al poder, hiciera lo mismo. Eso fue lo que hizo Ernestina Godoy en 2023 cuando fue la fiscal general de justicia de la Ciudad de México, con líderes opositores como Santiago Taboada y Lilly Téllez, entre otros. Lo reveló el diario The New York Times. Sí, es la misma mujer que a los 18 años atestiguó el aparato de inteligencia del presidente Luis Echeverría con el que persiguió a opositores y a la prensa crítica. Parece el guión de una mala película dirigida por Roz, de Monster Inc., pero no lo es.
IV
Desde 2018, el gobierno federal orientó recursos para que los Medios Públicos divulgaran propaganda en su favor y de Morena. En ese contexto, el 11 de febrero de 2024, Canal Once estrenó “Respondes o resbalas” una emisión de concursos similar a “Sube, Pelayo, sube” aunque con cariz cultural para que los políticos brillaran respondiendo preguntas sencillas. En la inauguración participó Ernestina Godoy, la chismosa de la ventana. Desde luego, todo estuvo preparado para que ella, como candidata al Senado de la República pudiera parecer culta respondiendo a retos difíciles tales como quién es el autor de la novela Pedro Páramo. El único yerro estaba calculado porque ella sacaría “los pasos prohibidos” al ritmo del Jarabe Tapatío, según divulgaron los medios de comunicación oficialistas. Igual que los participantes en aquel programa de los años 70, sin miedo al ridículo Ernestina Godoy daba un pasito pa’ lante y otro pa’ atrás con la misma gracia de una marmota bailando Foxtrot. El programa “Repondes o resbalas” era la expresión de una vetusta televisión, conducido por un zancudo que tampoco tenía miedo al ridículo, conocido como Edy Smol. No duró más de tres semanas porque fue rechazado por las audiencias. En definitiva, ya no son los tiempos de Luis Manuel Pelayo.