Me iba a asomar a las redes sociales para ver si ahí el ejército ya estaba patrullando tras decretar el estado de sitio pero me acordé que el problema es la ineficacia de las políticas públicas contra la inseguridad y, sobre todo, que AMLO dijo ayer que no nos preocupemos por la ley de seguridad interior -aunque ustedes no lo crean, eso dijo y le dio un baño de agua fría al activismo-. Entonces me asomé a ver cuánto ha aumentado el precio de la gasolina porque, según legiones, ocurriría el “gasolinazo” y nada, no hay aumento, no hubo cortinas de humo. También quise ver cuántos han sido encarcelados por la supuesta ley mordaza pero ya no lo hice porque recordé que la ley es civil y no hay cárcel pero, sobre todo, que no es mordaza sino un mito más, enarbolado por medios y periodistas que están más dispuestos a figurar como héroes que a leer y a tener una actitud templada frente a los hechos, como Joaquín López-Dóriga, Canal 40 y Aristegui Noticias. El punto es que el país no se está incendiado ni por un supuesto aumento de la gasolina, no hay ley marcial y nuestras libertades se encuentran a salvo. Diego y Gael pueden guardar energías y junto con él, legiones o, mejor, pueden ponerse a leer antes de hablar: no vivimos en un país como Venezuela, y qué bueno.
La falsa ley mordaza y otros presagios fallidos
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