25-01-2025

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La respuesta de López Obrador (escrita por él mismo y su vocero Jesús Ramírez) ante el llamado del Parlamento Europeo a las autoridades mexicanas para proteger y crear un entorno seguro para los periodistas y defensores de los derechos humanos, es uno de los documentos públicos más desafortunados jamás escritos por un gobierno mexicano en la historia de nuestro país. Y no creo estar exagerando. Muchos comunicadores y medios de comunicación leímos incrédulos esta respuesta y nos negamos a creer que en verdad se trataba de un comunicado oficial a pesar del membrete a todo color.

Dada la vulgaridad, agresividad y mala redacción de este escrito resultaba más fácil pensar que se trataba de una de las llamadas “fake news” que circulaba con mala leche en redes sociales para perjudicar al gobierno de nuestro país. Desgraciadamente pronto se confirmó que efectivamente esta era la respuesta generada de la presidencia de México a los parlamentarios europeos. Acostumbrados a las excentricidades (por decir lo menos) de nuestro primer mandatario, esto rebasaba nuestros más caros anhelos, y con mucho. Para mi fue toda una sorpresa y de verdad sentí miedo al verme gobernada por una persona tan impulsiva e irreflexiva, capaz de casi cualquier cosa con tal de salirse con la suya.

Todo lo que se pueda decir sobre este documento ya se ha dicho. Llamar a los integrantes del Parlamento Europeo: borregos, injerencistas, hipócritas, mentirosos, panfletarios, desinformados y de paso recordarles que México ya no es colonia de nadie es una respuesta indigna del primer mandatario de la decimoquinta (o sexta o séptima) economía mundial. Fue y es un comunicado que avergüenza, de pena ajena.

Pero de lo que creo se ha hablado insuficientemente es del triste y lamentable papel que ha jugado la secretaria de Relaciones Exteriores y su titular. Resulta incomprensible que en un vuelo de avión AMLO y su vocero, como un par de adolescentes berrinchudos e impulsivos redacten un escrito que pone en entredicho la solvencia de México en materia internacional.

Al menos yo suponía, y muchos conmigo, que Ebrard tendría que ser consultado y escuchado para responder a los señalamientos de los legisladores europeos. Y si esto no sucedió, lo correcto y digno, hubiera sido entonces la renuncia del titular de la cancillería para deslindarse de un hecho tan bochornoso y proclamar públicamente que el Canciller no era un florero más, ni estaba pintado.

Desafortunadamente nada de esto pasó. Don Marcelo calló y cayó, se tragó este enorme sapo haciendo un lamentable silencio y por si fuera poco acompañó con cara de “aquí no pasa nada” al presidente en una de sus múltiples giras finsemaneras con Ken Salazar y todo.

Me atrevería a decir que su renuncia hubiera sido aplaudida por muchos y le habría vuelto un candidato más apetecible para otros partidos políticos que buscan desesperadamente un candidato competitivo. Pero… ambición mata dignidad y su condena y la de muchos es tener que aguantarlo todo y confiar y esperar como diría Edmundo Dantés. Ni modo.

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