El 17 de marzo de 2020, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró que “no hemos visto una escalada urgente en las pruebas, aislamiento y rastreo de contactos, que es la columna vertebral de la respuesta al coronavirus. No puedes combatir un incendio a ciegas. No podemos frenar esta pandemia si no sabemos a quién está infectando. Nuestro consejo a los países es sencillo: pruebas, pruebas, pruebas“[1].
A pesar de ello, México sigue siendo uno de los países en los que se realizan menos pruebas en promedio por habitante en el mundo: actualmente ocupa el lugar 152 entre los 195 países o territorios que han reportado estos datos, con 1 millón 181 mil 695 pruebas para una población de 129 millones 106 mil 847; es decir: 9 mil 153 pruebas por millón de habitantes[2].
Recientemente se ha reportado un descenso en el número de contagios por Covid-19, que ha seguido a una estabilización de los números de defunciones desde hace ya algunas semanas. ¿Esta reducción se debe a la disminución del número de pruebas de laboratorio que se realizan, bajo la premisa de que, entre menos pruebas, menor cantidad de casos positivos detectados, o el número de pruebas que se está aplicando responde a modificaciones en la demanda de individuos que presentan síntomas posiblemente vinculados a una infección con Sars-CoV-2, que pretenden corroborarlo por sí o por las instituciones de salud que los atienden? ¿Cómo poder discriminar una posibilidad de la otra?
Hay que recordar que es improbable que los países que realizan pocas pruebas por caso confirmado las hagan en cantidad suficiente para localizar los casos. Al respecto, ya hemos comentado en anteriores textos que Maria Van Kerkhove, adscrita al Programa de Emergencias de Salud de la OMS, ha dicho que “ciertamente nos gustaría ver que los países realicen pruebas al nivel de 10 pruebas negativas por una positiva como punto de referencia general de un sistema que está haciendo suficientes pruebas para recoger todos los casos”[3].
En México la proporción actual de casos positivos a negativos detectados mediante pruebas de laboratorio es prácticamente de uno a uno, pues de 1 millón 100 mil 939 pruebas aplicadas hasta el 17 de agosto de 2020 conforme con las bases de datos oficiales, 525 mil 715 resultaron positivas, es decir 47.8 por ciento.
Para hablar de pruebas respecto al contagio con Covid-19 en México se debe recordar que la estrategia gubernamental al respecto se ha basado en la recuperación de datos de las Unidades Monitoras de Enfermedades Respiratorias Viral (USMER), que integran y permiten las estimaciones del modelo centinela para el país y que se aplica desde hace años para dar seguimiento a la influenza. Pero es claro, por los datos oficiales reportados por las autoridades, que el acopio de información que se realiza no se queda en estas unidades previamente seleccionadas, sino que es producto de una red ampliada. Aun así, el modelo adoptado deriva en el reporte supuestamente de cerca de un millar de unidades de atención médica respecto a las más de 26 mil que constituyen el sistema médico nacional, una parte minúscula, lo que deriva en que las pruebas que se compilen sean relativamente pocas, sobre todo cuando se comparan con la mayoría de países, que no con todos.
Pero estas pocas pruebas dan cuenta de un comportamiento que puede ser analizado como una serie histórica de la cual se derivan conclusiones claras, lo que se presenta en el gráfico adjunto. La primera conclusión, desde luego, es que la acumulación de casos para estudio responde a un ciclo de atención médica de índole burocrático: se acopia material para pruebas entre semana y se deja de tomar o al menos de reportar durante los fines de semana, lo que produce una peculiar curva con ascensos y descensos en ciclos hebdomadarios.
Lo segundo es que existe un rezago histórico en el análisis o el reporte de resultados de las pruebas practicadas, pues la cantidad de casos con algún resultado claro —sea positivo o negativo— es menor que el número de tomas de muestras para estudio al menos a lo largo de los últimos tres meses, aumentando el rezago de manera más importante durante el último mes y medio, cuando faltan reportes de 5 por ciento de casos, o más en los últimos días.
Lo tercero es que en el curso de los últimos tres meses ha sido marginal la variación de la tasa de positividad semanal de los casos según su resultado. Si bien el dato más bajo es el más reciente, podría pensarse que es un dato menos confiable por la parcialidad que podría presentar todavía. Sin embargo, sí se registra una tendencia ascendente de la positividad de los resultados que alcanza su máxima altura hacia fines de julio, tendiendo a descender en las semanas más recientes, las correspondientes a agosto, lo que pareciera reflejar una tendencia declinante en la proporción de contagios presente entre la población que acude a los servicios médicos que reportan información.
Dado que ello se da en paralelo con una disminución de la cantidad de tomas de pruebas para estudio reportadas y que, al restar la última semana con datos claramente no consolidados, la proporción de resultados ya obtenidos no ha variado significativamente, podría pensarse que la reducción de casos positivos sí responde a una disminución real del número de contagios y no a una disminución de la cantidad de pruebas.
Si fuera producto de un descenso de las pruebas que se aplican, se observaría un ascenso de las tasas de positividad consustancial a ese descenso, lo que no se detecta. Por el contrario, la positividad observada tiende a bajar, lo que pudiera ser un reflejo de la menor demanda de pruebas por parte de una población menos proclive a percibir síntomas que vincule con la Covid-19. Dicho en breve: los datos de pruebas aplicadas, resultados obtenidos y contagios contabilizados pareciera constatar que pudo alcanzarse el acmé de la pandemia en el agregado nacional hacia fines de julio pasado y que a futuro, de no darse rebrotes que no pueden ser excluidos, podría presentarse un paulatino descenso del número de contagios que se vayan reportando.
[1] “OMS exigió a México intensificar los mecanismos contra el coronavirus”, Infobae, 17 de marzo de 2020; disponible en: https://www.infobae.com/america/mexico/2020/03/17/oms-exigio-a-mexico-intensificar-los-mecanismos-contra-el-coronavirus/.
[2] “COVID-19 Coronavirus pandemic”, wordometer, 18 de agosto de 2020; disponible en: https:// www.worldometers.info/coronavirus/
[3] World Health Organization, COVID-19 Virtual Press Conference, 30 de marzo de 2020; disponible en: https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/transcripts/who-audio-emergencies-coronavirus-press-conference-full-30mar2020.pdf.