Andrés Manuel López Obrador, por fin reconoció durante una de sus conferencias de prensa matutinas que su sexenio es el más violento de la historia reciente de México, sin embargo, como era de esperarse, no asumió su responsabilidad y repartió culpas a los gobiernos anteriores; lo que deja ver sin duda, un fracaso notable del actual presidente, al no haber reducido la tasa de homicidios, como lo prometió incesantemente en campaña.
Durante dicha conferencia manifestó que hay más homicidios en su sexenio debido a la “mala herencia”. Con más de 156 mil asesinatos desde diciembre de 2018 al 24 de mayo de 2023, la administración actual se lleva el récord del período más violento en la historia de México.
Ante las cifras de homicidios registradas en la que va de su gobierno, López Obrador minimizó las críticas y dijo que ha costado mucho trabajo romper la inercia creciente del país para reducir este delito porque, cito textual: “nos dejaron una mala herencia en seguridad, un país en decadencia que ni siquiera era una crisis”. Expresó.
Es obligado remontarnos a la victoria electoral de Morena en las urnas en julio de 2018, que otorgó a Andrés Manuel López Obrador un sólido mandato para atender la profunda crisis de seguridad y violencia que enfrenta México. Con una participación ciudadana robustecida, Morena y su candidato a la presidencia de la república lograron asegurar 53.19% de los votos emitidos. De esta forma, logró afianzar una amplia mayoría, tanto en la Cámara baja, como en la alta, lo que colocaría a la nueva administración en una posición relativamente cómoda para presentar y lograr la aprobación de iniciativas de ley relativas a la seguridad, o por lo menos eso pensaríamos, quizá ingenuamente los ciudadanos.
Lejos de esa utopía, este gobierno se ha convertido en el más violento en la historia reciente de México, y sin duda es un absurdo que el presidente Andrés Manuel López Obrador siga culpando a los gobiernos anteriores cuando ya van casi cinco años de su administración.
La estrategia (si es que se le puede catalogar como tal) de “abrazos, no balazos” es un completo fracaso; y no es arriesgado decir que el tiempo acaba dando la razón a la verdad.
A prácticamente cinco años de gobierno morenista, el presidente sigue culpando al pasado, y su estrategia de abrazos no balazos fue un llamado que no tuvo estructura, y gracias a eso, la delincuencia lo tomó como un “pongan y dispongan como quieran”. Las cifras no mienten, son frías y ahí está el resultado de la inexistente estrategia de seguridad que suponía “la esperanza de todos”.
La realidad lo golpea ferozmente en la cara, sus otros datos ya no los puede acomodar, ya la ciudadanía no le cree, es el gobierno con más homicidios dolosos y eso habla de su fallida estrategia. López Obrador prometió resolver de manera inmediata los problemas de inseguridad, pero como ya ha dejado claro que si algo no tiene es palabra, fueron puras promesas fallidas, y ahora en México hay un narco estado que el Ejército no puede combatir frontalmente porque tienen instrucciones precisas de repeler, lo que nos deja una cruda realidad que todos los mexicanos estamos sufriendo.
El único responsable del aumento de homicidios y violencia desbordada en el país, es López Obrador y punto. No hay que buscar otra explicación.
La presente administración impuso récord de 156 mil 136 homicidios registrados en el periodo de diciembre de 2018 al 24 de mayo de 2023, por lo que es ya oficialmente el sexenio más violento de la historia reciente de México.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Inegi, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y del Reporte Diario de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la llamada Cuarta Transformación, superó las 156 mil 066 víctimas de homicidio doloso contabilizadas en el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, que tenía la marca como el más violento. El año pasado, el gobierno de López Obrador rebasó los 120 mil 463 homicidios del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, y antes los 60 mil 280 alcanzados en la gestión del panista Vicente Fox Quesada.
De tal forma, que en adelante, cada día que transcurra se impondrá nuevo récord de violencia en el acumulado de muertes intencionales durante el primer gobierno de supuesta izquierda. A año y medio de concluir, la administración de López Obrador cuenta con varios récords en materia de homicidios dolosos, en números absolutos.
Según cifras del Inegi, en 2020 se registraron en el país 36 mil 773 homicidios, lo que es considerado el año más violento de que se tenga registro. Le siguen 2019 con 36 mil 661; 2021 con 35 mil 700, y 2022 con 31 mil 944. De enero a mayo, suman 11 mil 967 homicidios, según datos estadísticos del Sistema Nacional de Seguridad Pública y del Reporte Diario de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
También se han registrado diversas masacres en su periodo de gobierno; por ejemplo, en abril de 2019 al menos 14 personas fueron ejecutadas cuando se encontraban en una fiesta en Minatitlán, Veracruz, lo que aceleró el despliegue de la naciente Guardia Nacional. En agosto de 2019, un ataque de la delincuencia organizada en el bar “El Caballo Blanco”, en Coatzacoalcos Veracruz, dejó como saldo 29 decesos; meses después, 9 integrantes, entre ellos 6 niños, de las familias LeBarón y Langford en Bavispe Sonora, fueron ejecutados.
En junio de 2022, 18 personas murieron en un enfrentamiento en la sierra de Valparaíso Zacatecas, entidad azotada por la disputa territorial entre las organizaciones criminales de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Y en abril de 2022, presuntos integrantes de la Familia Michoacana ejecutaron a 20 personas en un palenque en Michoacán.
Al cierre de esta editorial, ya se suma a estas cifras un ataque con armas largas contra un grupo de pilotos aficionados de rally en la localidad mexicana de Ensenada que dejó 10 muertos y nueve heridos, el pasado mes de mayo de 2023. Insisto, y todavía falta un año de gestión morenista en México. Estos son los resultados de la gran estrategia de “Abrazos no balazos”.