Las virtudes del ensayo: La poética en la vida cotidiana

Compartir

Sobre el libro Diosas, vírgenes y mujeres libres

Montaigne no solo nos legó las bases del arte ensayístico, con su aliento al pensamiento libre y liberado en sociedades laicas, sino que defendió su diferencia (a veces complementaria) con respecto al saber científico y la razón filosófica. Escribió: «El que esté ansioso de ciencia, que la busque donde se alberga: nada hay de lo que yo haga menos profesión. Éstas son solo mis fantasías y con ellas no pretendo dar a conocer las cosas, sino a mí mismo […]. 

Con el llamativo título de Diosas, vírgenes y mujeres libres, el libro más reciente de Marco Levario Turcott, encontramos una pluralidad de estampas, retratos y homenajes inmersos de diversa manera en el mundo de las mujeres y sus poetas enamorados. Decir que es un libro «personal» no sería decir nada nuevo: todo el que escribe reflexionando sobre cualquier tema, lo hace desde su muy particular historia personal, atendiendo a vivencias y experiencias que son tan singulares como llenas del fuego de un espíritu que se encuentra compuesto de los asuntos más variados: desde la mitología clásica hasta el rock contemporáneo, desde la pintura barroca hasta el cine mexicano y sus personajes fascinantes, desde la escatología machista hasta las viandas más exquisitas de la comida mexicana, desde los juegos infantiles hasta el fanatismo por el futbol. 

Dividido en siete capítulos, Marco Levario incorpora una suerte de cuadernos de escritura sobre la cultura, todos fechados, confiándonos así sus pensamientos particulares. Siendo periodista de profesión, Marco Levario se arriesga a salirse de los «géneros periodísticos» y se deja llevar por una escritura sin fronteras ni concesiones. Uno podría decir que son sus «impresiones personales», en el mismo sentido de los Ensayos de Montaigne. Ciertamente es así, pero la cuestión de que se trata de pensamientos que pueden ser compartidos. Son signos de identidad comunes. Incluso, supongo, de manera transgeneracional. Eso sin perder la mirada crítica a la política de Estado.

Todos procedemos de familias más o menos ortodoxas. Tenemos recuerdos sufridos y alegres. Todos nos enfrentamos al tema del Otro y resolvemos tratando de escapar a sus imposiciones o intentamos entender y transformar la herencia familiar que no es sino un legado cultural inescapable. En nuestros orígenes perviven y conviven, de manera contradictoria, la mentalidad mágica, los mitos, la religión y el saber filosófico y científico. Unos más, otros menos, según la circunstancia. Esa es la dirección de los diversos textos de Marco Levario. 

No existe una dinámica lineal en ese proceso. La libertad artística e intelectual están siempre sujetas al escrutinio del poder, cualquier tipo de poder. De modo que creación y dogma, así como libre albedrío y moral, multiplican sus antagonismos, y cada uno de nosotros tiene que responder por sí mismo y ante sí mismo. Eso sin dejar de pertenecer a un grupo (familia y cuates). Marco Levario lo sintetiza: «El barrio es cabrón, neta». 

María Magdalena en la gruta (1876), Jules Joseph Lefebvre

La desacralización, como muestra Marco Levario, transita –antes que por el ámbito de la razón– por el terreno del arte. Nos dice: «las diosas devinieron terrenales mediante la desnudez y el erotismo».  Fueron así expuestas por los pintores y luego recreadas en la literatura. Pero el derecho a hablar de las mujeres con el nombre de una mujer fue tardío. «Anaïs Nin es arquetipo en el mundo de los mortales: es la primera escritora que firma textos de erotismo con su nombre.» 

Comparto con Marco Levario la significación que tiene aún la Ilustración para nuestro mundo.  «Si hay un registro histórico de la convicción humana a favor de la razón contra cualquier tipo de superstición o fanatismo, ese es el Siglo de las Luces, también llamado como la Ilustración, que implicó el triunfo cultural que hizo de libertad de pensamiento el motor más importante de hombres y mujeres.» Sin embargo, el populismo no lo entiende y por eso significa la derrota cultural de la razón y la tolerancia.

La historia oficial cuenta que Voltaire llevó a Francia los hallazgos de Newton en materia de comprensión del Universo conocido. Con ello se derrumbaron los vestigios de la escolástica y la especulación filosófica de Descartes, pero sobre todo se extendió en el mundo europeo las ideas y los métodos fundamentales de la ciencia moderna. Esa difusión incentivó la mentalidad de los científicos franceses, que así conformaron una visión racional y experimentable que se mantendrá hasta la segunda década del siglo XX. Esa historia oculta el nombre de Gabrielle Èmilie de Breteuil, marquesa de Châtelet, quien fue realmente la traductora de Sir Isaac Newton. Amiga de Voltaire, además inspiró la creación de lo que conocemos como “la Enciclopedia”, obra maravillosa que conjuntó el talento científico con el talento estético (en sus dibujos e ilustraciones). Marco Levario nos recuerda esta situación histórica para que no permanezca en el olvido. 

En Diosas, vírgenes y mujeres libres tenemos una suerte de libro-objeto porque cada una las partes está precedida por reproducciones de obras pictóricas que hacen resaltar el erotismo femenino. Son reproducciones de calidad. 

Estamos ante un texto ensayístico que comprende una gama de aspectos sobre la relación del ser humano con la realidad, sea esta social, familiar, cultural, que están en la base de las relaciones de los hombres con las mujeres. Podría ser un buen libro para complementar la formación de quienes de dedican al análisis del arte. Como está escrito de una manera desenfadada, debe celebrarse ante la solemnidad de demasiados libros sobre el tema.  

Autor

Scroll al inicio