lunes 04 diciembre 2023

100 veces etcétera

por Laura Islas Reyes

Hace 100 meses comenzó a circular etcétera como una revista especializada en el análisis de los medios de comunicación. Mucho ha ocurrido desde aquel noviembre de 2000: un sinfín de sucesos tan trascendentales que simplemente sería imposible enumerarlos en estas páginas y que han cambiado la forma en que entendemos al mundo.

En el terreno de lo que corresponde a nuestra identidad editorial, como un ejemplo de estos cambios podemos citar el constante desarrollo que han tenido las nuevas tecnologías de la información, cuyo uso cada vez más cotidiano y masivo ha conducido a un replanteamiento de la manera en que nos relacionamos: el auge creciente del uso de las redes sociales y las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos en las que la campaña digital de Barack Obama fue un factor importante para su triunfo son una muestra de este fenómeno.

Al mismo tiempo que estos cambios, hemos registrado tendencias que han permanecido y se han afianzado en la esfera mediática y comunicacional; así, nos ha tocado atestiguar y documentar la primacía de la imagen sobre la palabra y las ideas: que lo mismo ha privado en el ámbito político, que evolucionado de la mano de la tecnología. Y estamos seguros que dentro de las próximas décadas, esta propensión continuará y lo hará de una forma renovada.

Así, hay que reconocer que los medios de comunicación con su protagonismo político ya no sólo pisan el terreno de los poderes tradicionales, sino que incluso le determinan sus prácticas y sus planteamientos, lo que desde nuestras latitudes comenzó a ser notorio con Vicente Fox y ahora es ya una práctica común. La esfera mediática está presente no sólo en los actores de la gestión pública en sus diversos niveles, también se ha introducido en la privada; apelmaza esos ámbitos de una forma tal que todo, o casi, es un espectáculo y se diluyen las fronteras entre lo importante sobre lo secundario.

De tal forma que la política se mira despolitizada, como si presenciáramos un evento deportivo, que está entregado a la apuesta de suscitar emociones, no a la de ofrecer conceptos y mucho menos ideas programáticas. En ese marco, el ciudadano ejerce su libertad cotidiana sobre todo desde el cómodo veredicto del zapeo o la navegación en Internet: al terreno audiovisual es a lo que dedica más tiempo de su vida.

Pensamos que en los contenidos de los medios, su diseño y las normas que los regulan dentro de las que debiera garantizarse una mayor oferta, se puede encontrar buena parte del acotamiento de ese torrente continuo de imágenes que privilegian lo anodino e insustancial.

La apuesta editorial de todos estos meses en etcétera ha sido tendiente a eso, pero en el marco del reconocimiento de que las máquinas de la comunicación no tienen vida propia y que sus limitaciones técnicas no son en sí mismas fuente de perversidad alguna, terreno inexorablemente retrotraído para el análisis y la reflexión o emisiones que privilegien lo que el gran público demanda.

En esa ruta, en México asistimos y en más de un sentido etcétera ha pugnado también, al intento de lograr las reformas conducentes, a diversificar la oferta en el marco del derecho a la libertad de expresión y así registramos, y festejamos, los permisos de operación concedidos a las radios comunitarias. Sucedió lo mismo cuando desde aquí se dio el testimonio y también se expresó el beneplácito frente al derrumbe de ese formato empresarial convertido en norma que dimos en llamar como Ley Televisa. En similares términos asumimos las enmiendas legales que otorgaron al IFE las atribuciones para regular los excesos en los que incurren los medios de comunicación durante las contiendas electorales. Varios otros momentos que han moldeado el rostro de la sociedad mexicana han sido contemplados aquí, como el lector verificará en el despliegue de las páginas que ocupamos para ello. En ese entorno etcétera ratifica su intención por registrar los sucesos que tengan que ver con los medios al mismo tiempo que continuará buscando ser un protagonista mediante su análisis desde las diversas aristas que el tema contiene. Porque si algo no ha variado desde hace 100 meses, es la convicción de que ésta es una revista de causas.

También te puede interesar