Foto: Manuel Martínez |
Rosa, rosa, rosa. Es el mundo de los espectáculos. La niñita se lo merece, es un boom de ventas y su conferencia de prensa tendrá ese color, el color de los sueños… Los periodistas son dedicados, y sobre todo, enemigos de la difamación, el rumor y el chisme. La rueda de preguntas ha sido citada para que el profesionalismo se imponga. Todo será terso y bienintencionado. ¡Falso! La prensa de espectáculos, desde sus orígenes, ha pecado de todo, menos de inocencia. Y no será la excepción con la Lolita de moda: el orgullo corso, Alizée.
Una diva y mil adanes
Se ha distinguido por su imagen de Lolita descarriada, la típica adolescente de ojos bonitos que tras su carita de inocencia oculta la perversión. éxito asegurado, pues nadie con testosterona podría sustraerse del hechizo. Lo malo es que canta un pop infame, y eso ya empieza a enfriar el brío de cualquier macho. Y cuando abre la boca, logra lo imposible: pasar de ninfa embelesadora a escuincla pazguata. Pero hay varones, tan acostumbrados a estos desfases del erotismo, a los que Alizée les sigue pareciendo apetecible, pero por razones laborables: los chicos de los medios, que se han dado cita en un hotel de Polanco para la conferencia de prensa de la pizpireta francesita.
Los reporteros tratan de aparentar profesionalismo, pero no pueden ocultar el rostro ansioso del fan. Dos minutos después de la hora convenida empiezan los chiflidos. ángela, publirrelacionista de la disquera que maneja a la cantante, le da la más cordial bienvenida a los medios y les pide que para sus preguntas no tengan timidez (sic). Al aparecer la gala, el reportero de Excélsior la interroga sobre lo que piensa de la piratería en México y si cree que su figura contribuye a su éxito. Dos periodistas se pelean al fondo del salón verbalmente, parece que uno le impide ver bien al otro. Las preguntas siguen, traducidas con displicencia, y contestadas por Alizée de forma condescendiente:
¿Crees que la sensualidad es una parte importante de tu imagen? ¿Qué es lo que te llamó la atención de México y por qué decidiste venir? ¿Qué conoces de música mexicana? ¿Cómo es trabajar con tu esposo? (en efecto, la ninfa más deseada está casada) ¿A qué atribuyes tu pegue con los chavitos? (no sé cómo le habrán traducido esta gloria de la sintaxis) ¿Qué escuchas en tu iPod? ¿Qué te falta en lo profesional y en lo personal? ¿Te consideras una Lolita? ¿Tus tatuajes son de verdad? ¿Qué es lo que más te ha gustado de México? Y las joyas de la corona: ¿qué piensas de la política de Sarkozy? (No vine a hablar de eso.) y: ¿no te gustaría tener un esposo mexicano? (A los obvios abucheos que esta tarugada provocó, el periodista de marras contestó, con su irremediable tonito de arrabal: Ohhh, no sean ardidos).
Alizée se retira más custodiada que Mouriño. La prensa, imposibilitada para el chacaleo se retira muy satisfecha consigo misma. El público tendrá su justa dosis de digerida estulticia, presentada en medios que hacen hasta de lo más serio un circo.