Reforma 19/V/09 y 14/V/09 |
Hay días que uno se levanta para revisar los diarios con cierta abulia, ya que se pueden encontrar notas como: halló a su esposa en video pornográfico (El Universal reclama Cyrus (¿quién carajos es Cyrus?) dejen de llamarla gorda (Reforma) o maldita mediocridad (Milenio). Es por ello que a mediados del mes pasado puse los ojos como platos ante un par de notas que estallaron como estalla una chinampina en medio de la histeria asociada a la influenza, que me hizo hacer de mi casa un búnker y de mi aspecto el de alguien que está a punto de ser infectado por hordas de virus volantes.
En tal condición me hallaba cuando me encontré con un par de escándalos mediáticos que llamaron poderosamente mi atención. Se trata, en primer lugar, de la entrevista que Carmen Aristegui le realizó a Miguel de la Madrid en su casona de Coyoacán y de la cual se difundió el audio ad náuseaum. En principio todo parece en orden, una señora que es periodista le pide a un señor que es personaje público la oportunidad de hablar con él, se concerta una entrevista y ésta se lleva a cabo. Por supuesto que lo que uno espera es que ocurra algo que genere hueva interplanetaria debido a su enorme predictibilidad (enemiga de la noticia). Es decir, que el ex presidente declare que él gobernó a toda madre, que no se arrepiente de nada y que desea que el país vaya de lo mejor. Bien, a veces los astros se juntan y ocurre lo que los clásicos llaman la nota: Ésta se debe a varios factores: señaladamente que a los entrevistados les vale madre todo porque ya están más allá del bien y del mal por diversas razones. En el caso de la entrevista que yo escuché y digan lo que digan los analistas, percibí a un viejito diciendo cosas muy extrañas que eran atizadas por la entrevistadora. Uno no puede sino sonreír cuando a alguien le dicen cosas oiga pero es muy grave lo que usted dice y percibir que el otro entiende poco de lo que habla. De cualquier manera, la nota generó una respuesta lamentable (y predecible), el entrevistado desmintió todo lo dicho debido a que el declarante está gagá. De inmediato iniciaron las especulaciones; que si Salinas dictó la carta, que el hijo de de la Madrid es poco menos que un tlacuache y que los priistas operaron para controlar los daños. ¿Cuáles daños? En este país la sospecha de que los Salinas se clavaron hasta las bacinicas nunca desaparecerá y cierto es también, o por lo menos eso creo, que esto no se podrá probar jamás. Hasta ahí las cosas, lo que realmente inquieta es el papel que pueden jugar los medios en medio de las campañas políticas, ya que de una o de otra manera, interesadamente o con la mejor de las voluntades, se ponen al servicio de causas que son muy ajenas a la labor de comunicar.
A proósito de desmentidos, éste es uno a nosotros mismos: Fedro Carlos Guillén no es el pobre chaval con el que lo confundimos en la edición pasada, sino el más chaparro. |
En este lodazal el segundo caso que llamó mi atención es el del senador Monreal que tuvo que salir a desmentir la veracidad de la información acerca de que su hermano tenía que ver con el narco. Desde luego llama la atención el hecho de que un señor que es dueño de una propiedad no se entere de que en ella hay toneladas de mariguana y eso debe ser investigado. Sin embargo, nuevamente, las respuestas, que los medios atizan día con día, tienen que ver con la putiza literal que se están poniendo Amalia García y Ricardo Monreal, lo que me llevó a enterarme que entre los dos tienen a más parientes en la nómina estatal que arrugas mi venerada Tigresa.
Las lecciones que saco de estos enjuagues son simples: a) viene una ola de porquería que se tirarán los unos contra los otros y la caja de resonancia no puede ser otra que los medios de comunicación; b) los medios van a reproducir este lodazal porque ello les genera mayores utilidades, y c) en algunos casos los medios filtrarán información que no convenga a sus intereses y detonarán la que les beneficia.
Escritor.
fedro50@hotmail.com