Si crees que conoces el infierno prueba vivir bajo la ocupación.
Conocí a Fadi hace más de tres años. Durante ese tiempo lo he visto cuatro veces, pero he tenido un contacto muy cercano con él gracias a la tecnología y es así como he podido tener un mejor acercamiento a la realidad sobre el conflicto palestino-israelí.
La vida es muy dura para toda la población de ambos pueblos. Pero hoy me ocuparé del día a día de Fadi, un periodista palestino independiente.
Comienza a las cinco de la mañana cuando diversos ruidos despiertan al vecindario. Son soldados israelíes que persiguen a un joven palestino al que acusan de ser miembro de la organización terrorista Hamas, al fin, lo detienen y se lo llevan. Quizá no vuelva.
El trabajo que Fadi debe cubrir hoy implica una visita a Nablus, una ciudad ubicada a menos de una hora de donde el viene: Betlehem. El viaje inicia a las siete de la mañana. Fadi no acudirá sólo a cubrir este trabajo, lo acompañan otro reportero palestino y dos estadounidenses así es seguro viajar. La posibilidad de salir de Betlehem depende de un punto de revisión de soldados israelíes, que es llamado “el Contenedor”. Este retén une a Betlehem con el resto de las ciudades de la parte oeste de Palestina.
Un retén que para Fadi trae malos recuerdos, y para mí también porque tres días antes de conocerlo, ahí fue golpeado y obligado a retroceder a Betlehem a pesar de contar con credencial de periodista.
Un retén que es verdaderamente difícil de pasar, incluso si vas a una ciudad palestina, siendo un ciudadano palestino… ese es el significado de la ocupación.
Si logras pasar este punto, puedes decir que estás en el camino de lograr tu meta de ir a un lugar o a otro fuera de Betlehem. Así, la primera detención no resulta tan enfadosa, “solamente hubo que esperar una hora” hasta que los soldados israelíes se han aburrido de tenerlos detenidos; al fin el paso les es permitido. La angustia, desafortunadamente no termina, cada vez que logra superarse un punto de revisión comienza a pensarse en el siguiente y especialmente en “Ma’ale Adumim”, pero, por fortuna, éste se abre a las 6:30 y aún es temprano, así que, por esta vez, no estarán detenidos por horas.
Logran pasar “sin contratiempos” dos retenes más antes de entrar en Nablus. Para entrar a la ciudad hay que atravesar un punto de revisión más: Hawara, y esa se convierte en otra historia. Los soldados los obligan a bajar del auto, poco les importa que sean periodistas, les piden sus identificaciones y los documentos del seguro del auto.
Finalmente, después de una larga revisión, los soldados les informan que los periodistas estadounidenses y el otro periodista palestino pueden entrar pero sin auto. Las cosas son distintas para Fadi. Los soldados dicen que no puede pasar por dos razones, la primera es porque no tiene “permiso” para ir de una ciudad a otra, la segunda es que es Terrorista. Los soldados lo despojan de su identificación y lo obligan a permanecer esperando bajo los rayos del sol.
La gente de Nablus está acostumbrada, son de ahí y ese retén es uno de los más difíciles, es sumamente complicado entrar o salir de su ciudad. En ocasiones los soldados les piden dinero, en otras los envían lejos o simplemente los dejan fuera sin importar que sea de noche. Después de una hora y gracias a la interferencia de los soldados estadounidenses, Fadi es llamado por los israelíes. Después de humillarlo, le devuelven su identificación y le advierten que no quieren volver a verlo en Nablus, no es terrorista, pero eso no es lo que importaba en realidad. Por supuesto no pueden entrar en Nablus.
Dejan este punto y van a otro: Awarta, que es otra entrada a Nablus. Ahí los soldados los detienen para otra tormentosa hora de revisiones y, al fin, les permiten entrar, pero con la advertencia de que solamente pueden estar ahí una hora. Cumplido el trabajo vuelven a Betlehem. Antes de llegar al Contenedor, encuentran a miles de palestinos esperando, la barrera ha sido cerrada por motivos de seguridad, pasarán horas antes de poder entrar y volver a casa. Los soldados israelíes apuntan sus armas contra cualquier palestino que intente pasar y en muchas ocasiones los amenazan y golpean.
Entrar a Betlehem les toma más de dos horas. Como resultado, este viaje a Nablus (a menos de una hora en coche de Betlehem) ha tomado más de 11 horas y 16 retenes y barreras exactamente.
Fadi al fin vuelve a casa, con otro dolor más, con mayor impaciencia y desesperación y advirtiendo que solamente puede conocerse el infierno después de vivir en la ocupación. Pero también y como siempre con una sonrisa y con una firmeza de espíritu envidiable.
Fadi es un reportero palestino, tiene 29 años y es un promotor incansable de la paz. Su espíritu tenaz y su formidable alegría lo hacen una persona extraordinaria e inigualable, y a él y al trabajo que día a día realiza, es a quien quiero dedicar estas apresuradas líneas.
Mi trabajo poco puede compararse con el suyo, pero estamos en el juego y creemos que un mundo mejor aún es posible.