El pasado 21 de julio se cumplieron 100 años del natalicio de Herbert Marshall McLuhan, quien nació el 21 de julio de 1911, en Edmonton, Alberta, Canadá, y murió el 31 de diciembre de 1980, en Toronto, Canadá.
Marshall McLuhan, considerado uno de los principales expertos en temas relacionados con los medios de comunicación, en realidad fue un hombre de letras que sistemáticamente desconfiaba de los efectos de las nuevas tecnologías. Estudió la licenciatura y maestría en letras, en la Universidad de Manitoba, en Canadá. El título de su tesis de maestría fue “George Meredith as a poet and dramatic novelist”. Además estudió el doctorado en literatura en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. El título de su tesis doctoral fue “The place of Thomas Nashe in the learning of his time”.
El “explorador”
Aparte de hombre de letras, McLuhan fue un formidable visionario, capaz de anticipar el tránsito a la “aldea global”; además afirmó que el medio es el mensaje, explicó la importancia de los ambientes mediáticos, propuso la teoría de la invisibilidad-visibilidad de los mismos, introdujo una interesante tétrada destinada a comprender los cambios culturales generados por los medios y las tecnologías, destacó que las tecnologías y los medios admiten ser considerados prolongaciones de nuestro cuerpo, facultades y sentidos, que es posible distinguir entre medios “calientes” y “fríos” con base en la definición del medio y las potencialidades de participación de las audiencias, y propuso la compleja relación campo-figura. McLuhan categóricamente rechazaba el título de “experto”. Sencillamente prefería ser llamado “explorador”.
En la agitada década de 1960, cuando se concibió la posibilidad de refundar el mundo, McLuhan fue considerado celebridad y disidente; reconocido como genio y también calificado de charlatán. Influyentes sociólogos, como Robert King Merton,2 afirmaron que las tesis de McLuhan resultaban absurdas -McLuhan también recibió críticas de Octavio Paz y Carlos Monsiváis-. En cambio, destacados discípulos de McLuhan, Neil Postman,3 por ejemplo, recuperaron su legado teórico para destacar la pertinencia teórica y epistemológica de una compleja escuela del pensamiento humanista, que definitivamente trasciende el horizonte teórico y conceptual del imaginario comunicológico: la Ecología de los Medios -la principal corriente de estudios culturales en la comunicología canadiense y estadounidense, conocida también como “Escuela de Toronto”, “Escuela de Nueva York”, y cuya columna vertebral es el pensamiento de Herbert Marshall McLuhan.
La Ecología de los medios
La Ecología de los Medios admite ser comprendida como una compleja escuela del pensamiento científico que se ha distinguido por conceder particular énfasis al estudio del impacto cultural de las tecnologías y los medios de comunicación en las sociedades. La Ecología de los Medios debe ser considerada referente obligado en la construcción de la ingeniería social de la comunicología -asignatura aún pendiente-. Entre los principales teóricos e intelectuales en la Ecología de los Medios destacan: Harold Innis, Walter Ong, Neil Postman, Lewis Mumford, Jacques Ellul, Elizabeth Eisenstein, Eric Havelock, Edmund Carpenter, Jack Goody, Joshua Metrowitz, Jay Bolter, Paul Levinson, Lance Strate, Denise Schmandt-Besserat, Robert Logan, James Carey y Christine Nystrom, entre otros.
En la Ecología de los Medios, la “fatalidad” de los cambios tecnológicos admite ser comprendida como una constante que transforma radicalmente la ecología cultural de las sociedades. Cualquier tecnología -y los medios de comunicación son tecnologías-, es una extensión del hombre, y como extensiones del hombre y aceleradores de la vida sensorial: “cualquier medio afecta en seguida al campo entero de los sentidos” (McLuhan 1996, pág. 65). Los efectos de los medios y las tecnologías, afirmó Marshall McLuhan: “no se producen a nivel de las opiniones o de los conceptos, sino que modifican los índices sensoriales, o pautas de percepción, regularmente y sin encontrar resistencia” (McLuhan 1996, pág. 39). Cada nuevo medio de comunicación y cada nueva tecnología modifican nuestra vida sensorial, y alteran, por supuesto, todos nuestros sentidos: “cualquier medio afecta en seguida al campo entero de los sentidos” (McLuhan 1996, pág. 65). A pesar de furiosos cuestionamientos de algunos de sus detractores que, por supuesto se extienden a nuestros días,4 hoy McLuhan no solo es reconocido como referente fundamental en la historia de la comunicología posible, además es considerado como uno de los pensadores más emblemáticos e influyentes en el siglo XX. En 1964, después de publicarse la primera edición del libro “Understanding media”. The extensions of man,5 texto que lo convertió en auténtica celebridad, Tom Wolfe, destacado periodista estadounidense, considerado como el “padre del nuevo periodismo”,6 afirmó que McLuhan tendría que ser reconocido como el pensador más grande en la historia, después de Newton, Darwin, Einstein y Pavlov.
De la primera edición de Understanding media. The extensions of man, fueron vendidos más de 150 mi ejemplares. Se ha traducido a más de 20 idiomas y es considerado como la inspiración seminal de la Ecología de los Medios. En 1967 McLuhan fue capaz de romper el récord de ventas que había establecido el libro Understanding media. De la primera edición del libro The medium is the massage. An inventary of effects (1967),7 fueron vendidos 500 mil ejemplares.
Los tiempos de claudicaciones
A mediados de la década de 1970, tiempo de claudicaciones y conformismos anticipables, McLuhan recibió el desprecio de no pocos de sus pares académicos. Las descalificaciones fueron frecuentes.8 Benjamin DeMott (1967) empleó el término “McLuhanacy”9 para designar con cruel ironía a la “utopía mcluhiana”; Jonathan Miller (1971) afirmó que McLuhan había renunciado a la inteligencia política. El 26 de septiembre de 1979, Marshall McLuhan sufrió un derrame cerebral y perdió la capacidad de hablar, leer y escribir. Poco antes de su muerte, la Universidad de Toronto -que durante 2011 tantos homenajes dedicó a la memoria de McLuhan-, entonces fue indiferente a las peticiones de los familiares de Marshall, compartidas por destacados académicos e intelectuales (Neil Postman, Walter Ong, Edward Hall, Gerald Goldhaber, entre otros), celebridades, reconocidos cineastas (Woody Allen, por ejemplo) e inclusive algunos políticos (Jerry Brown, entonces gobernador de California), quienes inútilmente pidieron a las autoridades de esa universidad, no cerrar el Centre for Culture and Technology, que dirigió McLuhan desde el 24 de octubre de 1963, considerando, por supuesto, los breves interinatos de Arthur Porter, entre 1967 y 1968, y E.A. McCulloc, en 1979.
El 17 de junio de 1980 la Universidad de Toronto convocó a los medios informativos para notificarles el inminente cierre del Centre for the Culture and technology. Un día después el centro empezó a ser destruido. En sus últimos meses de vida, Marshall McLuhan percibió con profunda tristeza el desmantelamiento del centro de investigación al cual dedicó tantas horas, y al cual asistieron grandes celebridades a escuchar sus agudas disertaciones, John Lennon, por ejemplo. Marshall McLuhan murió la noche del 31 de diciembre de 1980, en su residencia, ubicada en el exclusiva zona de Wychwood Park, en Toronto, Canadá. El funeral fue celebrado el 3 de enero de 1981, en la Iglesia del Santo Rosario, en Toronto, Canadá.
Presente, otra vez
A tres lustros de la muerte de Marshall McLuhan, algunos de sus más destacados discípulos se han encargado de recuperar el complejo legado teórico del fundador de la Ecología de los Medios. Además, algunas comunidades sensibles en Internet han convertido a McLuhan en obligado referente teórico, considerándole indispensable en la comprensión de los nuevos medios digitales emergentes.
La revista Wired, por ejemplo, una de las más autorizadas fuentes de información sobre temas de cibercultura, designó a Marshall McLuhan como “Santo patrón”. Alan Kay, quien desarrolló los primeros ambientes gráficos para Xerox, afirmó que gracias a la influencia de McLuhan, y particularmente a través de la lectura del libro “Understanding Media”, fue capaz de poder comprender a las computadoras como medios (Johnson 1997). En el libro Business @ the speed of thought. “Using a digital nervous system”, Bill Gates (1999)10 recuperó el concepto de exteriorización del sistema nervioso, para afirmar que Internet, extranet e intranet admiten ser considerados como el sistema nervioso digital de las organizaciones en el nuevo milenio.11
En las primeras líneas del libro “Understanding Media”, McLuhan anticipó Internet, el medio de comunicación que hubiese designado como “inteligente”:
“Tras tres mil años de explosión, mediante tecnologías mecánicas y fragmentarias, el mundo occidental ha entrado en implosión. En las edades mecánicas extendimos nuestro cuerpo en el espacio. Hoy, tras más de un siglo de tecnología eléctrica, hemos extendido nuestro sistema nervioso central hasta abarcar todo el globo, aboliendo tiempo y espacio, al menos en cuanto a este planeta se refiere. Nos estamos acercando rápidamente a la fase final de las extensiones del hombre: la simulación tecnológica de la conciencia, por la cual los procesos creativos del conocimiento se extenderán, colectiva y corporativamente, al conjunto de la sociedad humana, de un modo muy parecido a como ya hemos extendido nuestros sentidos y nervios con los diversos medios de comunicación” (McLuhan 1996, págs. 24-25).
Robert Logan,7 uno de sus más destacados discípulos, inclusive sostiene que McLuhan fue Internet en la década de 1960: “Hombre, él entendió Internet. Él fue Internet en la década de 1960. Finalmente, el mundo se puso a su altura” (Harrocks 2004, pág. 11). McLuhan efectivamente fue un adelantado incomprendido -como atinadamente sostienen Bob Logan, Alejandro Piscitelli y otros-.
La metodología empleada por McLuhan en los dos libros que Quentin Fiore ilustró -The medium is the massage. An inventary of effects y War and Peace in the Global Village-, designada por McLuhan como “mosaico”, anticipó la narrativa establecida en Twitter. La mayoría de los párrafos contenidos en los citados libros de McLuhan, ilustrados por Fiore, perfectamente podrían ser publicados en cadenas de “tweets”, menores a 140 caracteres. En buena medida Internet reactualizó a McLuhan. Además Internet ha permitido demostrar el alcance y pertinencia de no pocas de sus agudas aseveraciones.
Después de la muerte de Marshall McLuhan, hasta finales de octubre de 2011, habían sido publicados los siguientes libros, en los cuales, por motivos diversos fue incluido su nombre como coautor:8 Laws of media: The new science y The Global Village -con Eric McLuhan- (1988 Transformations in world life and media in the 21st century -con Bruce Powers- (1989 The book of probes (2003) -con David Carson-; Understanding me. Lectures and Interviews, editado por Stephanie McLuhan y David Stainess (2004 Marshall McLuhan Unbound -editado por Eric McLuhan- (2005 Media and formal cause (2011) -con Eric McLuhan-; y Theories of Communication, también con Eric McLuhan (2011).
McLuhan definitivamente no fue un sujeto convencional, y un total de nueve universidades le concedieron doctorados honoris causa: University of Windsor (1965), Assumption University (1966), University of Manitoba (1967), Simon Fraser University (1967), Grinnell University (1967), St. John Fisher College (1969), University of Alberta (1971), University of Western Ontario (1972), University of Toronto (1977).1
Referente obligado
Para no pocos académicos e investigadores de la comunicación, particularmente en Iberoamérica, la obra de McLuhan se inscribe en el imaginario teórico y conceptual del Estructural Funcionalismo, inclusive le suponen de origen estadounidense, razones suficientes para estigmatizarle como pensador “reaccionario”; o bien, al amparo de una cómoda simplicidad, instalarle en el refutable territorio del “determinismo tecnológico”; es decir, la rotunda negación de la llamada “teoría crítica”. McLuhan ha sido más objetado que leído. No pocos de los detractores de McLuhan ni siquiera han leído uno solo de sus libros. En no pocas escuelas en Iberoamérica inclusive se le ha proscrito; en cambio en Europa, Asia y Norteamérica inclusive se le venera.
En los próximos años, si aprendemos a dialogar y conciliarnos con el tiempo, será indispensable proceder a reubicar el pensamiento de Marshall McLuhan -complejo y holístico-, el cual -debemos reconocerlo- definitivamente trasciende las fronteras teórico-conceptuales de las ciencias de la comunicación. En la perspectiva de la ingeniería de la comunicación posible -todavía por construir-, será determinante poder recuperar el pensamiento de McLuhan como un estupendo punto de partida.
Fuentes de información
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Notas
1 Doctor en Ciencias Sociales. Director de Proyecto Internet – Cátedra de Comunicaciones Digitales Estratégicas del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México. Director de la revista web Razón y Palabra [http://www.razonypalabra.org.mx]. Catedrático en el Doctorado en Estudios Humanísticos en el Tecnológico de Monterrey. Su correo electrónico es octavio.islas@itesm.mx
2 Robert King Merton (1910-2003). Autor de las teorías de “alcance medio”, es considerado como uno de los principales teóricos del paradigma Estructural-Funcionalista.
3 Neoyorquino (1931-2003). Sociólogo, comunicólogo y analista crítico de los medios. Destacado discípulo de Marshall McLuhan. Estudió el Doctorado en Letras en la Universidad de Columbia, Estados Unidos. Fue director de la revista Et Cetera -actualmente publicada por el Institute of General Semantics, cuyo presidente es Lance Strate-. Se desempeñó como director del Departamento de Cultura y Comunicación en la Universidad de Nueva York (NYU), donde impartió clases sobre la Ecología de los Medios. Autor de más de 10 libros, entre los que destacan Amusing Ourselves to Death (1985), Conscientious Objections (1988), Technopoly: The Surrender of Culture to Technology (1992), y End of Education. Véase: http://neilpostman.org/
4 Aún en la actualidad, no pocos de los críticos de McLuhan, principalmente en América Latina, le suponen pensador funcionalista o le reconocen como el principal referente en una corriente teórica designada como “determinismo tecnológico”-.
5 El principal libro de McLuhan fue publicado en castellano, en 1969, por la Editorial Diana con el siguiente título: La comprensión de los medios de comunicación como extensiones del hombre. En 1996 Paidós publicó una nueva edición en castellano, con el título: Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano. En 2003 la editorial Ginko Press sacó a la venta la “versión crítica” de Understanding media. The extensión of man.
6 Tom Wolfe (1934- ), autor del libro The New Journalism (1977), es considerado el “padre del nuevo periodismo”.
7 En castellano: El medio es el masaje. Inventario de efectos. En 1997 la Editorial Paidós publicó una edición en castellano.
8 Los cuestionamientos que más afectaron la reputación de McLuhan en círculos académicos, partieron de Jonathan Miller (1971), autor del libro McLuhan. Sin embargo, las críticas más dolorosas que recibió, procedieron de Donald Theall, autor del libro The medium is the rear view mirror: understanding McLuhan (1971). Marshall McLuhan fue asesor de la tesis doctoral de Donald Theall.
9 Una posible traducción al castellano sería “mclunatismo”.
10 En castellano: Los negocios @ la velocidad del pensamiento. La utilización de los sistemas nerviosos digitales.
11 McLuhan reconoció que la tesis relativa a las tecnologías electrónicas como extensiones del sistema nervioso central, procedió del teólogo francés Teilhard de Chardin.
12 Robert Logan (1939), reconocido experto en temas de Ecología de Medios y, definitivamente, uno de los más destacados discípulos de Marshall McLuhan.
13 En castellano: Las Leyes de los medios. La nueva ciencia y la aldea global; Transformaciones en la vida mundial y los medios en el siglo XXI; El libro de las pruebas; Comprendiéndome. Lecturas y entrevistas; Marshall McLuhan no consolidado; Medios y causas formales; Teoría de la comunicación.