¿John Lennon o Paul McCartney?

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Si Borges viviera, con Paul estuviera

Regina Freyman

John’s time and effort were, in the main, spent on pretty honorable stuff. As for the other side, well, nobody’s perfect, nobody’s Jesus. And look what they did to him.

Paul McCartney

En Liverpool, en la quinta década de nuestra era, cuando la guerra contra el narcotráfico era una temeraria o malvada improvisación de ángeles deficientes, Abdalaí, el músico árabe, terminó de una vez y por todas con la vieja disputa entre Lennon y McCartney.

Parodio el principio del cuento “Tres versiones de Judas” de Jorge Luis Borges para llevar a cabo un ejercicio creativo que pone de relieve la vieja y absurda disputa entre la genialidad o superioridad de los dos líderes Beatles. Me atrevo a especular que si Borges viviera le resultaría mucho más atractivo defender a Paul que a John; apoyo esta especulación con la atracción que el escritor sentía por la relativización entre el traidor y el héroe y su gusto por desmentir aquello que, en principio, goza de la popularidad general. En ese sentido sus especulaciones ficticias sobre el martirio de Jesús y la traición de Judas, ponderan a este último como el verdadero santo al dejarse vilipendiar por la historia y permitirse ser el gran traidor para catapultar la figura de su maestro y antagonista. Lo último que debe ser el arte es adoctrinador o ideológico, que cada quien cante al ritmo al que lo lleve su espíritu y se estremezca con la nostalgia de los versos que más le seduzcan. Prosigo entonces con mi historia.

Manuscrito encontrado en una caverna

Cuenta la historia que el viejo músico Abdalaí Malaquía recuperó un manuscrito apócrifo enterrado bajo las baldosas de un viejo club en ruinas: The Cavern. En dicho documento encontró los argumentos de su tesis que, ciertamente, disculpan de la villanía a McCartney.

Antes de ensayar un examen de precitados trabajos, urge repetir que Abdalaí adjuntó para nosotros ciertas listas que pretenden mostrar lo absurdo de convertir la rivalidad artística en un debate de superioridades.

El documento final de Abdalaí lleva el siguiente epígrafe: No una cosa, todas las cosas que la tradición atribuye a Paul McCartney son falsas (Epstein, 1965). Precedido por algún alemán, Abdalaí especuló que Paul se separó de John para evitar que él buscara antes la separación del grupo y quedara como traidor, comprendía que la debilidad que su nueva mujer Yoko Ono le procuraba, se había convertido en su nueva alternativa creativa y hasta devoción, no tenía ningún caso seguir. Observa que para identificar a un maestro que diariamente predicaba y cantaba milagros ante concursos de miles de fanáticos, no se requiere la traición de un apóstol. Ello, sin embargo, ocurrió. Ergo, la traición de Paul no fue casual, fue un hecho prefijado que tiene su lugar misterioso en la economía de la redención.

Paul, único entre los apóstoles, intuyó la secreta divinidad y el terrible propósito de John. Paul debía procurar ser el traidor (el peor delito que la infamia soporta) y ser huésped del fuego que no se apaga. Pero Paul refleja de algún modo a John y viceversa. De ahí que declarara la ruptura antes; de ahí la pugna por la autoría, para merecer aún más la Reprobación.

Pero qué hubiera pasado si Lennon no es asesinado, se cuestiona Abdalaí hacia el capítulo X, la conclusión asume que no existiría la grave desproporción entre ambas figuras: “Lennon como un santo, un idealista; McCartney como un traidor a la causa, un musiquillo pop apenas un entertainer”.

Para salvarnos, concluye el árabe, puede cada quien elegir a cualquiera de los dos, en cada elección se traman dos distintas redes de la historia; pudo ser Paul o John. Yo elijo a Paul.

Ebrio de insomnio y de vertiginosa dialéctica, John cantó a Paul la dolorosa estrofa How do you sleep at night? Mientras era él quien con amargura despertaba a Yoko por las madrugadas para preguntarle por qué se hacían más covers de las canciones de McCartney que de las suyas. Rogando a voces que le fuera deparada la gracia de compartir con el Redentor el Infierno. John murió cobardemente asesinado, el 8 de diciembre de 1980. El mundo recuerda que el cantante parecía agotado tras las complejidades del mal y del infortunio.

1.¿Por qué Paul no renunció a renunciar? John Lennon

le dijo a McCartney que quería el “divorcio” de los

Beatles meses antes de que la ruptura se llevara a cabo.

Paul esperó y cuando iba a lanzar su disco RAM soltó

la noticia, que lo condenó como un traidor oportunista.

Tiempo después con humildad cantó Some people

want to fill the World with silly love songs, whats

wrong with that?

2.Los Beatles abarcaron desde el rock más furioso hasta la balada más romántica. Pero Abdalaí nos invita a revisar la lista de las composiciones que anexa a su postulado, Revolution es de Lennon y Yesterday”de McCartney. Pero la idea inicial de Sgt. Pepper, el disco más famoso y sicodélico de los Beatles, es de McCartney, lo mismo que muchas otras canciones que nada tienen de fofas. Ringo Starr confirma que las canciones del grupo fueron obra en su mayoría de “Lennon o McCartney”.

3.Paul ha sufrido el encono de una viuda rencorosa que alertó al gobierno Japonés, en uno de los viajes del músico, de que éste portaba drogas; lo ha comparado con Salieri y a Lennon con Mozart; se negó rotundamente a darle el crédito de Yesterday pero, lo cierto es que el odio a McCartney mantiene viva la pasión que le acerca a su Lennon.

Anota que el asesinato de John no ha cesado, porque lo acontecido una sola vez en el tiempo se repite sin tregua en la eternidad. Paul, ahora, sigue cobrando las monedas de plata; sigue dando conciertos; y regalando felicidad a los vivos que, lamentablemente, no podemos escuchar a los muertos.

Proporción de canciones compuestas por Lennon y McCartney (títulos, álbumes, años…en listas anexas).

– L&M compuestas juntos en más menos la misma proporción

– L/M Mayormente por Lennon con ayuda de McCartney

– M/L mayormente compuestas por McCartney con ayuda de Lennon

– L compuestas por Lennon

  • M Compuestas por McCartney

Referencias:

Agradaba a Borges escuchar rock; no soportaba a Gardel, http://

www.eluniversal.com.mx/notas/539094.html

Lista de canciones

– http://en.wikipedia.org/wiki/Lennon/McCartney

http://rockologias.blogspot.com/2007/08/lennon-o-mccartney.html

-http://blog.taragana.com/e/2009/09/07/lenon-not-mccartneyled-to-beatles-split-31435/

Lennon siempre mantuvo su esencia

Marco Levario Turcott

¿Verdad que Regina Freyman es encantadora? A mí me lo parece desde siempre aunque, en este caso, lo es tanto que hasta parece que tiene razón en lo que dice. Veamos.

Primero deshago la parábola de la escritora y también su parodia; me sé incapaz de seguir la ruta de quien, en todo caso, podría darme clases sobre Borges, pero sobre todo porque, más allá de esa lúdica construcción, Regina considera absurda la disputa de pareceres sobre la superioridad de algún líder de los Beatles para de inmediato definir su postura en favor de Paul McCartney y, luego, por si fuera poco, se cobija en Borges como antes se hacía en las aulas universitarias donde a cambio de una reflexión se intentaba dilapidar con una cita de Carlos Marx.

Yo, por mi parte, afirmo sin rodeos que no sólo hay cierta motivación lúdica para dilucidar y elegir entre las propuestas músicales de John Lennon y Paul McCartney, sino que además ayuda para saber cómo es que construyó su identidad el grupo de rock más importante de la historia.

Tengo claro lo obvio: los Beatles no se explican sin el todo que integró el cuarteto (sí, incluso Ringo), y que además tuvo los mismos referentes: Elvis Presley, Little Richard y Chuk Berry, aparte de Buddy Holly y Carl Perkins; incluso durante su consolidación como grupo también tuvieron influencias similares como Bob Dylan y Frank Zappa, sin quienes no podría explicarse uno de los mejores discos de la banda como “El Sargento Pimienta”. También tengo presente que entre ellos Paul McCartney fue quien menos se expresó en favor de las causas sociales con las que tantos jóvenes se identificaron en aquellos tiempos aunque eso, por supuesto, no lo hace ni más ni menos creativo que cualquiera de sus compañeros.

Cuando hablamos de los Beatles siempre aludimos a un momento específico o a un disco en particular, pues su apuesta siempre fue novedosa y distinta: no son lo mismo, por ejemplo, Please, please me que A Hard Day’s Night, aunque los separen sólo dos años de distancia, incluso al escuchar Please… sabemos de inmediato que no son de similar manufactura Love Me Do que Twist and Shout no obstante que este último sea un cover y que Lennon cante ambas canciones, lo cual nos conduciría a decir que ni ellos mismos, solos, deben ser definidos con una identidad única.

Hay rasgos básicos en cada uno de ellos, pese a todo (sin incluir a Ringo) y aludiendo sólo a la última etapa del grupo: la esfera oriental signada por George Harrison, la tendencia pop de Paul y la estridencia rockera de Lennon. Esto último, advierto, es un esquema, nada más, y se rompe con sólo citar a Taxman (GH), Get Back (PM) o cualquier rola más o menos dulce de Lennon. Expongo esto para ir al punto, y más allá de que John Lennon sea el beatle que a mí más me guste: creo que Paul McCartney abandonó el sentido de búsqueda y la creatividad que tantas propuestas le hizo presentar a tal grado que el propio Lennon no se explica sin la influencia de McCartney, pero una cosa es esa y otra… ébano y marfil, tan mala que yo aseguro que no le gustaría a Borges.

La muerte otorgó a Lennon la gracia

Regina Freyman

La oblicuidad de mi respuesta no fue una forma de eludir mi posición sino de acercarme como lo haría Pegaso a la Quimera, en zigzag. Aclaro primero que nada, que no estoy equiparando al señor Levario con el monstruo, sino que pienso que una respuesta tajante es eso, una quimera. La única forma de vencer a este ser mitológico dice Atenea a Belerofontes es volando en zigzag. En esta ocasión voy de frente contra la respuesta de mi oponente:

En el primer párrafo, el señor Levario alude a mis encantos, lo que me provoca dos reacciones: la primera es un bálsamo a mi narcisismo confeso y la segunda es la impresión de que me quiere minimizar como Zeus hizo con Métis para poder tragársela. Esa es, pienso yo, su primer estrategia, pero le recuerdo que el peligro es que le pase como a la deidad aludida, quien tiempo después sufrió el descalabro de que le saliera Atenea no por la culata pero sí de la cabeza; no se quiebre el coco, mi estimado señor.

Su segundo párrafo queda por sí solo anulado, en efecto la disputa me parece infructuosa y es, una decisión subjetiva la que me inclina hacia McCartney quizás porque soy más pop que rockera lo que, siento yo, no es un pecado y menos una vergüenza. Tampoco soy amiga de los absolutos y bien sabemos que ambos compositores tuvieron sus muy malos ratos. Insisto en que un verdadero fan de los Beatles, de serle posible, iría a ver a cualquiera de ellos sin cobijarse en rancias disputas.

En su tercer párrafo alude a la identidad del grupo que, en mi opinión, tiene tanto de Lennon como de McCartney, lo que lo prueba el número y éxito casi equitativo de sus composiciones. Meternos en detalles musicales técnicos equivale hacer una autopsia y yo, ni soy especialista en música ni soy forense. He oído de amigos músicos ponderar de igual modo la versatilidad de Paul como lo audaz de John e incluso la tan ninguneada genialidad de Harrison. Esto es como una ecuación perfecta: sin uno de los elementos el resultado no cuadra. En ese sentido el señor Levario dice lo mismo en su siguiente párrafo, en el que por cierto, echa mano de un argumento caro a Borges, la importancia de los precursores.

Acto seguido, se expresa acerca de las causas sociales, mismas que, le recuerdo, muy poco tiene que ver para que los jóvenes de hoy los sigan venerando. Lo que tampoco implica que Paul no hiciera nada en ese sentido ni tampoco borra los excesos materialistas ni el carácter agresivo de John, que hizo patente al escribir Jelous Gay donde, de algún modo, se excusa por la violencia hacia Cynthia, su primera esposa. Remata su párrafo diciendo que estos argumentos sociales no empañan el talento creativo y con eso me doy por bien servida.

La siguiente porción del escrito de Mr. Levario consiste en enfrentar rolas pero no externa ningún argumento en pro o favor de una u otra, parece ser que lo que a él es evidente debía serlo para el mundo entero.

Por último, y en un atentado maniqueo entre el ébano y el marfil, encasilla a nuestros héroes en rígidos arquetipos. Parece que el señor Levario conoce algo que nosotros no al afirmar que “Paul McCarney abandonó el sentido de búsqueda y la creatividad”. ¿Cuál es ese sentido tan bien definido? También parece olvidar que la muerte ha otorgado a Lennon la gracia y no sabemos hoy en dónde estaría el músico parado con respecto a dicho “sentido de búsqueda”.

Yo me quedo con Paul porque sigue aquí y al otro lo venera mi memoria; me quedo con Paul porque las letras de sus canciones, en general, me gustan más. Tal vez obedezca a que entiendo más de palabras que de ritmos. Me quedo con Paul porque es el vestigio vivo del mito, el que hizo bailar y cantar la semana pasada a miles de espectadores, portador y emblema, incluso del genial John.

¡Que viva Sir Paul y que el grandioso John descanse en paz!

McCartney ya no es un beatle

Marco Levario Turcott

Ahora el encanto de la escritora opta por los mitos y las mitologías para dialogar con molinos de viento, afirmar que ha dicho lo que nunca dijo y para darse la razón frente a un oponente al que construye a su modo.

Luego de haberse cobijado en Borges, por cierto que con la misma delicadeza con la que se pone al cognac un vaso de Coca-cola, Regina Freyman utiliza otra parábola que al verla, como si estuviera frente a Medusa, me dejó petrificado, más aún, porque ahora resulta que adivina una supuesta pretensión mía de minimizarla; yo nada más agrego que si ese fuera el caso no habría tecleado alguno de mi parte para este intercambio. El punto es que luego de cobijarse en Borges, de mostrar sus dotes de adivina y de enseñar sus conocimientos sobre mitología griega, Regina dice que no sabe de música, es decir, desconoce del quid central de este intercambio. ¿Verdad que sí es encantadora?

Tengo claro que el hecho de que a ella le guste más la música pop que el rock no es motivo de vergüenza, como no lo es que haya quien prefiera a Dan Brown sobre Nikos Kazantzakis porque el primero sigue vivo y el segundo no, o porque Brown es más entretenido y digerible o por lo que sea. En efecto, en el santo grial de nuestros gustos, cada quien los suyos e igual que Regina no coindido con los absolutos por lo que, en consecuencia, no estoy de acuerdo con su admonición: “un verdadero fan de los Beatles” -manda la escritora- “iría a ver a cualquiera de ellos sin cobijarse en rancias disputas”. El matiz a ese absoluto es que puede haber quien no asista porque, como es mi caso, considere que esa oferta musical no tiene que ver con lo que ese grupo hizo a partir de 1959 y durante una década.

Regina Freyman no quiere diseccionar sobre música porque, dice, es trabajo de forenses y a ella no le gustan las autopsias aunque, eso sí, me reclama que yo confronte rolas sin externar argumento en favor o en contra de una u otra, y por eso, según el encanto de mujer, “parece ser que lo que a él es evidente, debe serlo para el mundo entero”. Tal vez tiene razón y yo sobrevaloré el sentido auditivo que sabe diferenciar muy bien, digamos, entre Ob-La-Di, Ob-La-Da, de MacCartney, y Help, de John Lennon. Y aunque para mí sea obvia la diferencia, acepto que para otros no y al mismo tiempo reconozco mi incapacidad para explicarlo con peras y manzanas.

Como sé que Regina entiende más de palabras que de ritmos, en lugar de ponerle un disco le argumento que Imagine está más cerca de las mejores letras de los Beatles que cualquier otra composición actual de McCartney, y ya ni qué decir del desgarre poético y la definición rockera de I dont believe… de los últimos años de Lennon. Decir “yo me quedo con Paul porque sigue aquí y al otro lo venera mi memoria” equivale a afirmar que se opta por Danny Devito porque Brando ya murió (porque además, si él estuviera vivo, quién sabe qué desfiguros haría). Para mí Brando vive, igual que John Lennon, precisamente porque su obra trasciende la efímera existencia de los mortales.

McCartney fue un gran músico, ya dije que los Beatles no se entienden sin él, y cuando me refiero a la identidad, aludo a lo que para mí es la mejor apuesta del grupo que es cuando hizo rock, no el pop salvo una que otra excepción, y cuando delimitó el curso de lo que más tarde se conocería como rock progresivo, influencia en la que, y esto fue aceptado por sus integrantes, se esbozó fundamentalmente con Lennon y Harrison. Otro aspecto es que coincido más con la forma de vida de Lennon, sus devaneos políticos, poéticos y rockeros, que con Paul. No me imagino a McCartney, por ejemplo, platicando hasta la madre de mariguana, con Mick Jagger antes de cantar Yer Blues a lado de Keith Richard y Erick Clapton, como lo hizo en Rock and Roll and Circus. Por estampas como ésas, que viva John Lennon y que McCartney permanezca en mi memoria como el beatle que fue.

Cuentos de hadas

Regina Freyman

Había una vez… así comienzan todos los cuentos de hadas. En ellos los argumentos y personajes tienden a simplificarse en arquetipos que representan el bien y el mal; el príncipe y la princesa o analogías del tipo De vito /Brandon. De ese modo el Sr. Levario simplifica sus argumentos en un claroscuro que no ilumina su preferencia por Lennon que, no por ello menos válida, es tan subjetiva como la mía pero él pretende mostrar como si fuera ciencia pura.

He tenido la humildad de reconocer mi escaso expertise musical, lo hice desde un principio, el señor

Levario se erige a sí mismo como gran conocedor sin dar muestras de tal, citar y confrontar canciones sin argumentar las causas del enfrentamiento es tanto como etiquetar de bruja o de princesa, de malo o bueno y uno se queda esperando ansiosamente el porqué.

Dice no intentar minimizarme pero compara el hecho de que lúdicamente jugara con un cuento de Borges con poner coñac a un vaso de Coca-cola, y en eso tiene toda la razón puesto que, junto a Borges soy apenas una Chaparrita del naranjo, creo que sería pueril pensar que yo pretendía hacer literatura de tan mundano debate.

Si dar argumentos es tener que explicar con peras y manzanas, tal vez exista el temor de confundir unas con otras. Me parece que su nostalgia adolescente se entromete cuando afirma que: “coincido más con la forma de vida de Lennon, con sus devaneos políticos, poéticos y roqueros que con Paul. No me imagino a McCartney, por ejemplo, platicando hasta la madre de mariguana, con Mick Jagger antes de cantar Yer Blues a lado de Keith Richard y Erick Clapton, como lo hizo en Rock and Roll and Circus. Si el quid del asunto era musical, entonces su afinidad con el modo de vida de Lennon no aporta luces en este debate. En fin, desde mi primer intervención presenté listas y porcentajes que mostraban cuantitativamente la intervención de estos dos músicos al éxito de los Beatles, para cerrar estos argumentos recapitulo e incorporo algunos nuevos puntos a favor de McCartney.

Better Than Lennon es el título de un libro donde se condensa por épocas la historia de los Beatles, en él, su autor tras hacer un recuento década por década concluye que McCartney era mejor músico y letrista que Lennon. Del mismo modo, la BBC en su página electrónica nos dice : “McCartney was more responsible as he was easily the best musician of The Beatles (did you know that Paul played the drums and lead guitar on some Beatles recordings in place of Ringo & George?) and he was also easily the most knowledgeable of advanced music theory Concepts”.

Como ya dije, fue Paul quien estuvo detrás de las ideas más famosas de los Beatles como los discos Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, the Magical Mystery Tour, and y casi todo el lado B de Abbey Road.

Las fuentes antes citadas afirman que Paul escribió el doble de éxitos #1 en listas que Lennon: Yesterday, Let It Be, Hey Jude, Can’t Buy Me Love, We Can Work It Out, Paperback Writer, Yellow Submarine, Eleanor Rigby, Penny Lane, Get Back, Lady Madonna, Hello, Goodbye, & The Long & Winding Road.

Los grandes éxitos de John fueron I Am The Walrus, Lucy in the Sky with Diamonds, Come Together, canciones ciertamente más vanguardistas. Sin embargo, no podemos olvidar que “Helter Skelter” fue escrita por McCartney como tampoco podemos eludir el fiasco que representó Revolution # 9 De Lennon y Ono.

Negar que la letra de Imagine es genial sería una estupidez pero lo mismo sería no aceptar la grandeza musical, de estas canciones de McCartney:

1. Yesterday. Es la canción con más covers en la historia de la música. En su momento la composición fue bastante arriesgada porque fue la primera canción de un grupo de rock que usaba instrumentos de cuerdas al modo de la música clásica.

2.Helter Skelter. Es considerada la canción más “pesada” de los Beatles y una de las más influyentes en el mundo del Rock.

3. Hey Jude. Esta canción de siete minutos rompió con la regla tácita de que los sencillos no debían durar más de tres. Es, además una de las canciones más vendedoras en la historia del grupo. Durante mucho tiempo en las listas norteamericanas Hey Jude fue la canción número uno del disco mientras Revolution de Lennon le seguía en popularidad.

4. Yellow Submarine. No es, ciertamente, una de las mejores canciones pero sí una de las más recordadas.

5. Here, There, and Everywhere.

6. And I Love Her.

7. Blackbird. Esta canción ha sido muy influyente entre los guitarristas acústicos en todo el mundo. Inspirada en Bouree, de Bach, el estilo clásico de la canción era nuevo para la época.

8. Get Back.

9. I’ve Got A Feeling.

10. Back In The USSR.

11. When I’m 64.

12.Your Mother Should Know.

Ni modo, el señor Levario no coincide conmigo ni con el presidente Obama, quien llamó a McCartney el compositor de canciones más exitoso de la historia. Sin embargo, le agradezco su invitación a jugar un poco con esta vieja rivalidad que dio como resultado dos grandes músicos, excelentes canciones y la leyenda atemporal de los Beatles

Referencias:

– Cherry, John. Better Than Lennon -The Music and Talent of Paul McCartney. The Peppertree Press. 2009

– Scott, Ryan. “Top Ten Songs by the Beatles”. http://www.associatedcontent.

com/article/62563/top_ten_songs_by_the_beatles.

– “The Lennon-McCartney Songwriting Partnership”http://www.bbc.co.uk/dna/h2g2/A5950929

No hay buenos ni malos

Marco Levario Turcott

Coincido con Regina Freyman en que la elaboración de arquetipos entre buenos y malos es la forma más sencilla e inútil a la postre, de simplificar cualquier circunstancia. Los Beatles, lo dije desde el principio, son el mejor y más influyente grupo de rock en la historia del género y la banda no se explica sin el aporte, es decir, sin el genio y la creatividad de Paul McCartney, incluso por su participación en otros rubros además del musical como lo es, por ejemplo, el haber comprendido mejor que sus compañeros lo central que es el manejo de los medios de comunicación para promover su oferta.

Sin regateo alguno de las cualidades musicales y compositoras de Paul, nada más creo que, al desintegrarse los Beatles, él abandonó el sentido de búsqueda que ahora preciso para referirme a la experimentación en los usos de diversos instrumentos, a la fusión de ritmos y a la generación de varios estilos que, claro, tuvieron una enorme influencia en la órbita del rock (incluso aunque al propio McCartney no le hubiera gustado el “Sargento Pimienta” que es, en mi opinión, unos de los mejores discos del cuarteto que, por cierto, tampoco se entiende sin las propuestas de George Martin).

Al lector le consta que evadí, esa es la palabra, dos líneas de la argumentación de Freyman, como lo es la exhaustiva y contundente en apariencia, lista de composiciones de McCartney además de los dichos de otros que lo consideran el mejor músico de los Beatles.

Lo anterior fue así porque durante las dos últimas décadas proliferaron varias otras listas, incluso en el contexto del intento de Paul por revertir en tribunales el orden con el que aparecían los apellidos de él y de John. Creo que para dilucidar en ese terreno ayudan más los ritmos que las palabras, por ejemplo los acordes y la letra de Get back que se atribuye a McCartney tienen un estilo similar a Dont let me down que se atribuye a Lennon. Incluso alguna vez John afirmó que esa rola, compuesta por él, fue cantada por su compañero con la intención de dirigirse a Yoko y, entonces, no fue desmentido (cuenta la leyenda que esa fue la razón por la que luego de Get back de inmediato Lennon interpretara la rola citada en la azotea del concierto aquel). No escatimo en nada el ingenio de Paul y coincido otra vez con Regina cuando menciona a Yesterday o Hey Jude, pero por favor, que no me acuse de ser un absolutista si digo que el Submarino amarillo es una mamada por muy exitosa que haya sido y aunque nos la enseñaran a tocar en la flauta cuando estuvimos en la secundaria.

También quise omitir mis comentarios sobre quienes afirman que Paul es mejor músico que John nada más porque hay otros músicos excelentes que piensan distinto, por ejemplo Clapton, y que no sólo lo han dicho sino que tocaron junto con John, lo que no hicieron con McCartney. Incluso en esa esfera habría que considerar cuando alguna vez George Martin declaró que él se sentía muy desconcertado cuando alguno de los integrantes le pedía producir acordes que eran imposibles de ejecutar con los instrumentos que ellos pretendían, como sucedió en particular con la hechura de Revolver y los quiebres iniciales por la sicodelia con Tomorrow Never Knows, de Lennon. En no pocas ocasiones, incluso, el trabajo de Martin era cristalizar lo que el cuarteto imaginaba pero que no sabía ejecutar, por eso es que me quedo mucho con la espléndida inventiva del grupo que, me parece, Paul abandonó aunque ello no significa que deje de ser el extraordinario músico que es ni que sea mejor porque logre éxitos de venta. Si seguimos el razonamiento de Regina de no haber fallecido Janis Joplin y ahora ella cantara lo que Lady Gaga deberíamos quedarnos con ella porque… está viva.

Todos tenemos devaneos adolescentes que, generalmente, al paso de los años se miran con ternura o conmiseración, incluso hasta para respaldar el realismo en el que ahora ha de actuar el ser pragmático. Pero el rock de John Lennon también me lleva a la atmósfera de que siempre vale la pena intentar, más allá de la edad y la nostalgia, un mundo mejor, y no adaptarse al imperativo del mercado que señala el pop para el consumo fácil. Así por ejemplo el uso libre de la mariguana es un derecho por el que vale la pena luchar, más allá de la edad que se tenga, aunque en el trayecto haya quienes no esperemos a tener permiso.

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