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Todos los días millones de mexicanos se atienden en el IMSS pero, ¿qué tanto conocen realmente la institución?

Creo que conocen la parte más importante del Seguro Social, que es la que está hecha para servir a sus derechohabientes. La conocen cuando van a cobrar su pensión, cuando van a recibir su consulta: hacemos medio millón de consultas al día, aproximadamente. La conocen cuando tienen que recibir atención hospitalaria de otro tipo. La conocen desde recién nacidos casi, cuando van a las guarderías. Realmente, en ese sentido, quien verdaderamente conoce el instituto es el derechohabiente. Desde luego, cada uno conoce la parte que le toca. El conjunto, pues sí, eso es para especialistas, para los funcionarios que nos toca el tratar de ordenarlo, de echarlo a andar; pero quien realmente conoce el instituto es quien lo usa y nos importa mucho estar al pendiente de qué piensa quien lo usa.

¿Hasta qué punto el instituto es todavía víctima del viejo corporativismo mexicano?

Más que del viejo corporativismo mexicano, yo lo que diría es que se está pagando por decisiones erróneas. Algunas, que aparentemente eran muy buenas, como, por ejemplo, la infraestructura que se construyó en los años 70, es algo bueno. El único problema es que se tomó del dinero de los pensionados, que en ese entonces no había, y cuando llegaron los pensionados, pues no había dinero para pagarles y se hizo un boquete muy grande. Por otra parte, también hubo en el pasado la construcción de una relación con el sindicato, política y técnicamente, inadecuada, que hemos venido cambiando. He encontrado en mi administración en el instituto una buena relación con el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, en donde hemos dejado atrás algunas de las etapas rijosas que tuvimos como institución y estamos abriendo una etapa de colaboración y de consolidación del instituto.

Ante este panorama, ¿cuáles son algunas de las causas de sus desvelos como director general del Seguro Social?

Bueno, yo duermo bien, afortunadamente. Digamos que mis preocupaciones son muchas. El centro, el núcleo tiene que estar en dos puntos: el derechohabiente de hoy y de mañana, quiero decir, del futuro. Cuando hablamos de cuestiones financieras, no hablamos de cuestiones de tecnócratas, hablamos de preocuparnos por quién va a dar la seguridad social dentro de diez, 20, 30 años,. Y cuando hablamos del derechohabiente de hoy, pues hablamos del sentido que le da vida al Instituto Mexicano del Seguro Social.

Tomando en cuenta que el Seguro Social está en esta situación de la serpiente que se muerde la cola: cuando termina de satisfacer una demanda en particular, ya llegó otra que lo rebasa y hay que volver a ponerse a trabajar…

Es un proceso continuo: en el IMSS no se deja de trabajar nunca. La labor es permanente. Los 365 días del año, las 24 horas, el IMSS tiene que estar listo en su trabajo. Parte de los problemas que tenemos son errores, o decisiones no tomadas, y parte son éxitos. Hemos extendido nuestra esperanza de vida: los mexicanos –sobre todo, la población que atiende el IMSS, que tiene un comportamiento distinto en niveles de salud respecto de la que no atendemos– tenemos ya esperanza de vida características de un país maduro y de primer mundo. Su esperanza de vida se ha extendido, tanto de hombres como de mujeres. Lo que no se ha extendido es la esperanza de años de vida sana: estamos envejeciendo mal. Ya no morimos o no nos enfermamos de los males que nos aquejaban hace tres décadas, ahora son otras cosas las que nos afectan. Son enfermedades muy caras, muy dolorosas, afectan mucho la vida y la calidad de vida de los mexicanos. Fundamentalmente tenemos la diabetes mellitus como nuestro enemigo a vencer.

¿Cómo se da la comunicación de parte del IMSS, cómo comunican sus éxitos, fracasos y la perspectiva con la que se van a enfrentar los nuevos retos?

Hay muchas maneras. La más importante que tenemos es a través del programa PrevenIMSS. Es un programa, obviamente, como su acrónimo lo dice, preventivo: creemos que curar es bueno, pero prevenir es mejor. También es un programa educativo. Desde luego, tenemos también otros mecanismos de comunicación. No hacemos ninguna clase de publicidad, digamos, de esa llamada “institucional”, de que ¡qué buenos somos en el IMSS y que tenemos 65 años! Toda la publicidad la sacamos orientada a la educación para la salud y la seguridad social.

¿Cómo es la relación del instituto con la prensa? Es una buena relación. Así como el país ha venido progresando en muchas áreas, también lo ha hecho en el gremio periodístico. Mientras más profesional sea el gremio, mejor será la relación con sus fuentes y con sus temas.

¿Qué es le gusta y qué no de cómo se maneja la información del Seguro?

Yo soy un lector más, no voy a calificar la cobertura que hacen los medios del instituto.

¿Se ha atendido alguna vez en una clínica del Seguro Social?

Durante casi toda mi vida he sido servidor público.

Mi carrera como profesor fue una carrera en instituciones públicas, básicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Colegio de México. Posteriormente, en la Cámara de Diputados y en el Instituto Federal Electoral. En realidad, yo era derechohabiente de mi primo, del ISSSTE. Ahora sí, desde luego, me atiendo en el instituto y es un honor. Claro, me podrán decir “pues sí, si es usted el director, lo tratan mejor que a cualquier derechohabiente”. ¿Qué puedo decir respecto de eso?

Como director general del IMSS, ¿cuántas peticiones recibe a la semana, en el sentido de que algún paciente sea mejor atendido?

Uf, son muchísimas. Hay una pequeña oficina, llamada Control de Gestión, dedicada a eso. Yo recibo los informes y tratamos de atenderlos de la mejor manera posible. Muchos me llegan directo, por infinidad de maneras, y yo procuro contestar, aunque a veces me lleve un buen rato.

De regreso al tema de los medios, ¿existe cierta corresponsabilidad de la radio, la televisión, los medios impresos en materia de problemas de salud pública, como la obesidad o la anorexia?

Los medios de comunicación son corresponsables de todo lo que tiene que ver con la vida social del país. Lo son también en lo que tiene que ver con la seguridad social y con la salud. Lo son de la política, de la educación, de todo. Y ahí cada uno tiene que hacer su papel. Yo no soy quién para decirle a los medios cómo hacerlo, salvo como honorable consumidor, lector, radioescucha y televidente.

En esos medios hemos escuchado la contraofensiva de la gente de Farmacias Similares a los cuestionamientos a sus productos. ¿Qué opinión tiene usted de un personaje como el Doctor Simi, que dice que es el Chuco, el rico, de los pobres?

Más que opinar sobre la persona, yo diría que en el instituto estamos tomando las medidas necesarias para garantizar que los insumos médicos que utilizamos tengan la calidad adecuada para nuestros derechohabientes. Estamos reestableciendo una unidad de control de calidad, que en el IMSS existió hace algunos años y que por alguna razón estuvo cerrada. Nosotros nos encargaremos de asegurar la pureza y la calidad de nuestros insumos y también de colaborar con el sector salud a verificar esa calidad en el resto del sistema.

Otro tema que en estos días se debate en los medios, y que tiene que ver con un asunto de salud pública, es el de las cirugías para el cambio de sexo y la práctica de abortos. ¿Cuál es su opinión al respecto, como director del IMSS?

De las cirugías electivas de cambio de sexo no tengo opinión, porque es un tema que no ha llegado todavía a la esfera institucional. Y así como no hay que hacer guardias que a uno no le tocan, no hay que opinar sobre cosas que no le corresponden. Respecto del tema del aborto, ahí ya tuvimos una posición oficial, que es que en el IMSS no es posible practicar esa cirugía, esa intervención médica de carácter electivo, en virtud de lo que establecen las leyes federales en la materia, respecto de las cuales nosotros somos sujetos pasivos. No hemos entrado ni vamos a entrar al debate político ideológico sobre el tema, sino que vamos a mantener la posición institucional.

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