El 1 de febrero de este año Microsoft anunció públicamente que intentaría la adquisición hostil de Yahoo!, en una operación superior a los 40 mil millones de dólares, tanto en efectivo como en intercambio de acciones. La junta directiva de Yahoo! rechazó el 11 de ese mes el ofrecimiento de Microsoft, argumentando que subvaluaba al portal de Internet y en seguida comenzaron a tomar medidas que podrían impedir la fusión.
Desde que surgió como un organizador de información desconocido para el público en general, los fundadores de Yahoo! Jerry Yang y David Filo temieron que Microsoft, acuartelada en Redmond, un suburbio de Seattle, decidiera comprarla. La lógica de la compañía de Redmond, la cuarta mayor por su capitalización bursátil en Estados Unidos tras Exxon, General Electric y AT&T, obedece a que su equipo dirigente, encabezado por su cofundador y presidente Bill Gates, piensa que las corporaciones son perecederas y que la única vía para que Microsoft evite ese destino, a pesar de haber sido fundada apenas en 1975, es la evolución incesante de sus alcances comerciales y tecnológicos.
Por eso Microsoft está en mutación constante. Pero hasta ahora no se había enfrentado a un rival tan duro como Google y en una esfera, Internet, en donde no ha sido exitosa. Se percibe, en los próximos diez años, finalizará un combate que ya está sobre la marcha y en el que una de esas importantes compañías podría sucumbir ante las leyes de la energía destructora animadora del capitalismo.
Termodinámica del éxito
Hay mucha desinformación y mitos. Si queremos adentrarnos en los orígenes de Microsoft son indispensable, A toda máquina (Vergara) de James Wallace y Jim Ericsson y Overdrive del mismo Wallace; en los dos volúmenes seguimos la trayectoria de un descendiente de banqueros, perteneciente a una de las principales familias del estado de Washington, quien desde la cuna tenía asegurado un millón de dólares al arribar a la mayoría de edad.
William Gates III destacaba por su inteligencia y en la escuela para adolescentes privilegiados en la cual cursó la preparatoria tuvo dos encuentros fundamentales: primero con las computadoras, de la cual su colegio era uno de los escasos en EU en ofrecérselas a sus estudiantes como parte de su educación, y luego con Paul Allen el genio de la programación con el que cofundaría Microsoft.
Gates fue a Harvard a licenciarse en matemáticas, de donde desertó por no encontrar allí gente más inteligente que él, según dijo. En 1975 junto con Allen se dirigió a Albuquerque, Nuevo México, para crear un software funcional para la Altair 8080, el primer prototipo de la computadora personal, la cual contaba con sólo 4K de memoria.
Tras triunfar en esa primera tarea y hacerse de cierto renombre la compañía retornó a Seattle, en una decisión muy astuta de Gates, pues para sus trabajadores no sería tan fácil escapar a una compañía semejante, como hubiera sucedido si se hubiera mudado a California del norte. Microsoft siguió creciendo y en 1981 firmó un contrato, en el cual se le concedía la exclusividad para proporcionarle el software a las PC de IBM y a los clones que pronto surgirían comenzando por Compaq. El MSDOS y posteriormente Windows harían de Gates el hombre más rico del mundo.
En 1995 Microsoft se enfrentaba con problemas imprevistos: el desarrollo comercial de Internet y Netscape, una empresa que había perfeccionado el abrir las puertas a la red con su browser u ojeador. Parecía que el temor de Gates se haría realidad y otra compañía al empezar una nueva área de oportunidad en los negocios lo aniquilaría. Pero con la astucia, visión e implacabilidad que lo caracterizan hizo que su propio browser Explorer, que sacó al mercado en 1996, se ligara a Windows 95 y versiones subsecuentes. Esa decisión aplastó a Netscape: su ojeador, último vestigio del alguna vez temido e importante rival, dejó de existir oficialmente el día en que Microsoft publicitó su deseo de quedarse con Yahoo!
Las batallas de Gates
El cuasi monopolio que Microsoft ejerce sobre los sistemas operativos y la paquetería instalada en las computadoras personales, sus decenas de miles de millones de dólares en efectivo y su nula deuda a largo plazo le permiten incursionar en otros campos fuera de sus zonas de control. Uno de los últimos ejemplos se da en las consolas de videojuegos.
En 1995 existían cuatro compañías que se disputaban un mercado valuado en ese entonces en cuatro mil millones de dólares anuales: 3DO, Sega, Nintendo y Atari, la pionera que inició este negocio con Pong, al que luego se sumarían Pacman y otros programas.
Entonces se agregó a la contienda una compañía que llegaría a ser conocida mundialmente como Sony. Sony le apostó al Playstation y durante los siguientes años, con esta y su segunda versión, impondría su ley en las consolas que se conectaban al televisor.
Pero en enero de 2001, Microsoft lanzó su Xbox y 3DO, Sega y Atari fueron eliminadas del mercado. Posteriormente surgiría la Xbox 360 una máquina muy poderosa, cuyo juego principal lanzado en septiembre de 2007, Halo 3, sobrepasó en euforia el lanzamiento del último Harry Potter, y con el que el emperador del software trataba de volver lucrativa esta parte de la compañía que desde su creación perdía dinero.
Es que a pesar de la sofisticación técnica de la Xbox y de su rival Playstation 3, que las vuelve muy caras y especializadas, no han podido sacudirse a Nintendo, que con la consola interactiva Wii se ha llevado en los últimos meses la mayor parte del mercado. Nintendo, que desde 1983 cuando lanzó el FamiCom y popularizó a Mario y sus amigos, prueba que se puede coexistir y prosperar aun con rivales más grandes si trabaja con productos simples y conoce bien su mercado.
Un gigante emproblemado
Parece un contrasentido pensar que es un fracaso una compañía surgida en un tráiler en 1994, detrás del edificio Gates de ciencias de la computación de Stanford y que 14 años después está valuada en decenas de miles de millones de dólares. Pero tras lo sucedido a AOL, que llegó a significar Internet en EU, más vale tomar precauciones.
Yahoo! es un portal que crea su propio contenido y es visitado por 400 millones de usuarios registrados, quienes emplean su servicio de correo, escuchan su música, intercambian fotos, crean grupos de intereses comunes; además posee el sitio número uno en información financiera mundial. Pero los beneficios netos de la compañía descienden cada año, en el mercado publicitario está muy por detrás de Google y ha recibido una erosión en sus usuarios que prefieren Myspace, Facebook o Youtube. Pero el potencial de Yahoo! permanece y es por eso que Microsoft, la cual sigue ligada en su perspectiva de negocios a la computadora personal, necesita hacerse de ella para salir del marasmo que ha sido su incursión en la red con su sitio MSN, que le reporta pérdidas anuales millonarias.
Una compañía en la que da gusto trabajar
En agosto de 2004 Google ofreció sus acciones al público mediante una rara subasta. ¿Dónde más? En su propio sitio. Las acciones para los afortunados que se hicieron de ellas con un valor de 85 dólares, de las 19.6 millones que se ofertaron, ya valían el viernes de esa semana $108.31, en 2007 llegaron a valer casi 750 y en este momento su capitalización equivale a la de IBM. Nada mal para una compañía que surgió en un garaje en el campus de la universidad de Stanford (¿suena conocido?).
Sergey Brin y Larry Page se conocieron mientras cursaban su doctorado en Stanford, se hicieron amigos por sus conocimientos y por haberse educado en escuelas Montessori, siguiendo el ejemplo de unos compañeros un poco mayores que ellos, Jerry Yang y David Filo, que comenzaron a realizar listas de los sitios Web y luego se enriquecieron gracias a Yahoo!, crearon Google en 1998. Page, hijo de un profesor de ciencias de la computación y de una maestra de programación, y Brin un judío que emigró junto con su familia de Rusia, buscando hacer la América, para lo cual tenían buenas armas ya que ambos padres eran matemáticos destacados.
Los buscadores que habían comenzado en 1993 con Web Crawler, a veces no proporcionaban la información solicitada o se tardaban mucho en responder, pero pronto remplazaron a servicios especializados previos a la Web como Lexis-Nexis. Google al principio se convirtió en el buscador de Yahoo! Los algoritmos desarrollados por Brin y Page permitían encontrar mejor que ninguna otra forma semejante la creciente súper abundancia de información en la red.
Google era –y sigue– simple, rápido y confiable. Hacia el año 2000 quienes utilizaban Internet se lo recomendaban uno a otro y así fue convirtiéndose en la principal fuente para acceder a un sitio en la red. Para hacer viable la economía de la empresa, Brin y Page contrataron a un experimentado hombre de negocios del Valle del Silicio, Eric Schmidt, quien propuso que a Google la sostuvieran los anuncios. Fue una decisión muy acertada, pues ahora recibe más de una tercera parte del total de la inversión publicitaria en la red, la cual lo ha tornado muy lucrativa.
En 2007 Google recibió en su cuartel conocido como Googleplex, un millón de currícula de personas que buscaban emplearse allí. De esa oferta la compañía seleccionó 100 a la semana de entre quienes consideraba las más valiosas, les ofreció buenas sumas de dinero, un campo de volibol de arena, dos albercas con calefacción, tres comidas diarias gratuitas preparadas con esmero, subsidios para un masaje relajante, lavado de ropa y de vehículo, cortes de pelo.
En la parte motivacional creadora, el lema de la compañía, “No seas malo”, se refleja en un uso del tiempo de los empleados que se considera poco convencional: el 70% se dedica a la empresa, 20% a mejorar los puntos esenciales de Google –conseguir anuncios y mejorar el motor de búsqueda– y 10% a intereses generales para crear ideas económicamente viables. Al momento, Google cuenta con 17 mil empleados, la mayor parte de ellos ingenieros.
Además cautiva por su excelencia tanto al usuario como a sus clientes y por los productos que desarrolla como Google Earth, en donde podemos ver el planeta a un nivel muy detallado gracias a los satélites espaciales, o Google Book que es el proyecto de escanear e indexar todos los libros existentes, y que planean completar hacia el 2015; pero se metieron en temas escabrosos cuando empezaron a pisar los callos de Microsoft.
Primero ofertó su servicio de correo electrónico gratuito Gmail. No se veía como un gran problema pues Hotmail y Yahoo! controlan entre ellos casi 80% del tráfico mundial de correo electrónico, pero cuando Google puso en línea software gratuito conocido como Google Apps, con el cual es posible substituir el Office, sumado a su esfuerzo para controlar el mercado de nuevas generaciones de celulares, en Redmond respingaron y prometieron responder con violencia.
Permanezcamos en línea
Si se consuma o no la boda forzada de Yahoo! Y Microsoft está por verse. También está por verse si funciona como se piensa en Seattle, es decir que Microsoft logre imponer sus productos a través de la red e imponerse al modo de operar que poco a poco consolida Google.
Por lo pronto Microsoft despidió a los ejecutivos que se encargaban de su área en Internet, se apresta a tener un nuevo presidente que remplace a Gates en julio de este año y a incursionar en al negocio de los celulares inteligentes que al parecer le escamoteó Apple con el iPhone.
Entretanto Brin y Filo y sus legiones de ingenieros, ocultos tras el afable rostro de una compañía en la cual sus empleados acuden un día al año ataviados con pijamas, siguen imaginando como extraer más dólares, euros o yuans de ese intangible que se ha vuelto parte indispensable de la sociedad del siglo XXI y de paso mandar a Bill Gates y su criatura al basurero del desktop de la historia.