Romper el prejuicio de no estar en zonas con “mejor reputación” como Coyoacán, aunado a la idea de que los conciertos no pueden ser de manera íntima, fue uno de los primeros obstáculos que tuvo que enfrentar esta fonda jazzera de la Portales.
Sin embargo, los músicos también eran víctimas de su imaginación. Querían la oportunidad de tocar sus propios temas, en sus propios conciertos, sin ser simples teloneros ni hueseros. No obstante, tampoco estaban dispuestos a iniciar desde abajo, forjando piedra a piedra el camino de su éxito y reputación.
Edgardo nos cuenta que en este nicho los artistas encontraronun foro donde no era requisito contar con un standard (canciones clásicas de otros artistas, covers para otros géneros) y les daban la oportunidad de experimentar sus canciones con un público, siempre y cuando lograran cautivar a los dueños de El Convite.
La clave para la fusión de la música y la comida, y que llevó a esta fonda a ser un referente en la escena del jazz, fue el trabajo de difusión, de forma independiente al negocio, que los hermanos Aguilar realizaron: ir a estaciones de radio, promover conciertos en su icónico Foro 81 (a lado del restaurante y que cerraron en agosto), llevar a los artistas a festivales nacionales e internacionales e incluso poner los recursos para ayudar a la producción y grabación de un disco.
De este modo han cosechado frutos como el festival Ars Futura, un festival “de vanguardia” –refieren los anfitriones– con artistas de talla internacional y el Jazzbook, con el apoyo de Radio UNAM, que ya celebró su sexta edición.
El Convite rompió un paradigma en la escena musical de México –orgullosos lo sabe y lo dice Edgardo: y de El Convite nació el jazz mexicano.
Veinte años después, la imaginación es su aliado principal. Basta darle un trago a una fría cerveza amarga y cerrar los ojos para que grupos como WetPaint nos transporte a paisajes coloridos de Paul Klee; nos hagan mover los pies con ritmos prestados de África, y nos hagan sonreír plácidamente, en silencio.
Tras un rápido entremés, y la cerveza correspondiente, nuestros pintores musicales se colocan nuevamente al frente de un público expectante que degusta los diferentes platillos de El Convite, ya sea desde el exterior o en alguna de las mesas de la parte de adentro.
Para no perder la costumbre, y porque lo que no se hace por obligación se disfruta, WetPaint abre la segunda parte del concierto dedicada a música standard con “La samba”, demostrando que todos los caminos conducen al jazz.
¡Qué ganas de pararse a bailar aunque se sea torpe con los pies! Qué más da: esta música nos infecta de libertad, nos recorre con una energía inexplicable que si dios no se dejara invadir por ella, no sería la deidad que nos promete, nos adelantó Nietzsche con Zaratustra.
¡Quien tenga oídos que oiga! ¡Quien tenga pies que baile! El ritmo de esta samba no conoce fronteras y es efectivo en los oídos más “poperos” y “ablandece” a los rockeros más duros, mientras su complejidad deja sin habla a quienes disfrutan de Mozart.
El “Betuco” lo sabe y aprovecha los versátiles ritmos que toca en su guitarra para cantar “La Patita” mientras toca “Locura de saxofón”, canción pereciente al bebop: género rápido y preciso no apto para cardíacos ni para almas secas.
Para llegar al bossa-nova sólo hay un paso: las fronteras musicales se extinguen en la balada francesa “Las hojas de otoño” para llegar a un cierre rockanrolero que trae a Elvis de cualquier infierno en el que esté tocando.
Así son las noches en El Convite. Chasquear los dedos al ritmo de todos los distintos géneros que retumban en las paredes de esta fonda es la dicha más grande para cualquier melómano empedernido.
Pasar de la sensualidad de una solitaria trompeta a la efusividad de un rápido y frenético swing son trucos de magia que sólo ocurren en Ajusco 79 Bis, de jueves a sábado, desde hace 20 años, en la colonia Portales. Una sorpresa inesperada en una fonda de la colonia Portales.
Edgardo, tras servir bebidas y atender a los clientes, cierra el concierto con un brindis de fin de año. En el aire está la promesa de diversos planes como un documental que lleva cocinándose un par de años y un “proyecto secreto” del que sólo nos adelanta Alberto, está relacionado con el cierre del Foro 81.