Desde que Ayotzinapa pegara en su línea de flotación por José Luis Abarca, señalado por la PGR como autor intelectual de la masacre del 26 de septiembre de 2014, el Partido de la Revolución Democrática no atina a encontrar una línea discursiva ni solidez interna. Esto, aunado a los choques entre sus corrientes internas, lo ha llevado a enfrentar la crisis más profunda en sus 25 años de existencia.
Por otra parte, el errático manejo de medios ante los más recientes episodios que vinculan con el crimen organizado a presidentes municipales emanados de sus filas, ha contribuido a incrementar significativamente los impactos negativos del PRD en sondeos de opinión. Y por si fuera poco el PRD optó por el choque mediante estrategias conocidas como guerra sucia.
Así se ha conducido el PRD en el arranque de las precampañas; con la asesoría de una agencia española que se define a sí misma como provocadora, el spot con que el Sol Azteca debutó fue impugnado por los actores aludidos. Los estrategas sabían que eso ocurriría y el guión fue hacerse pasar como víctimas de “los poderes fácticos” (Televisa y Telmex) y de la autoridad electoral al mismo tiempo que calumniar.
El desastre comunicativo
El caso Ayotzinapa sacudió (no sólo al gobierno federal sino) al PRD, cuyos errores de operación política y de comunicación lo han llevado a una paulatina descomposición. Pero su dirigencia permanece estacionada en la etapa de negación de esta crisis y está rebasada por las diferentes “tribus”.
El PRD tardó once días en emitir una postura ante los hechos de Iguala y cuando lo hizo fue tarde. Mientras el recién llegado presidente, Carlos Navarrete, ofrecía disculpas por la postulación de José Luis Abarca, proponía una fiscalía ciudadana e instaba al gobierno federal a investigar masacres ocurridas en otros estados, el líder de la corriente Izquierda Democrática Nacional, René Bejarano, ya había acusado en distintos medios a Jesús Zambrano de otorgar a Abarca la candidatura a sabiendas de sus antecedentes criminales y de brindarle protección para escapar tras la desaparición de los normalistas. Fue entonces cuando, el 19 de noviembre Navarrete habló así de crisis política del partido:
“En lugar de entregarnos un nombramiento, nos entregaron un cartucho de dinámita en las manos”.
Una de las vertientes de esa crisis es que la dirigencia del PRD no ha podido construir una narrativa consistente sobre Ayotzinapa, lo que ha motivado fuertes pugnas internas. A sus pronunciamientos sobre hechos subsecuentes como la renuncia de Ángel Aguirre, la captura de José Luis Abarca y las constantes expresiones de violencia en Guerrero, que han incluido agresiones directas a instalaciones, funcionarios y dirigentes locales del PRD, les ha faltado oportunidad y contundencia; la tendencia ha sido la justificación y decirse víctima de linchamientos como hizo el 5 de noviembre en rueda de prensa la dirigencia al asegurar, sin mayores precisiones, que había una campaña contra el partido de parte de los medios (en esa acto, por cierto, no estuvo Carlos Navarrete).
De igual manera, el discurso del perredismo ante la creciente salida de militantes y fundadores, cuyo caso más emblemático fue Cuauhtémoc Cárdenas el 26 de noviembre, tiene pocos asideros con la realidad. Tras un fallido debate entre Navarrete y Cárdenas, éste anunció su renuncia irrevocable al partido que fundó en 1989 y si bien Navarrete lamentó la decisión, intentó minimizarla al hablar de relevo generacional y el fin de los liderazgos unipersonales. Al margen de cualquier evaluación sobre la trayectoria de Cárdenas, su peso político dentro del PRD era indiscutible y su dimisión fue un duro golpe al partido. En una encuesta difundida por El Universal el 2 de diciembre, el 57% de los entrevistados consideró que la salida de Cárdenas debilitará al PRD.
En la misma tónica de “no pasa nada” se ha mantenido el líder del Sol Azteca ante las renuncias posteriores. En la más reciente al cierre de esta edición, la del senador Alejandro Encinas, incluso se anticipó y le envió una carta en donde le reprocha su falta de compromiso con el partido y prácticamente lo invita a retirarse; Encinas oficializó su renuncia el 22 de enero, no sin antes acusar a la dirigencia nacional de participar en el caso Ayotzinapa. La reacción de Navarrete, no deja lugar a dudas sobre su proclividad a negar la evidente crisis partidista: “El PRD es mucho más que 28 renuncias y seis fundadores”. La respuesta de Izquierda Democrática Nacional no tardó en llegar; el diputado federal Alejandro Sánchez Camacho exhortó al presidente de su partido a no echarle más “leña al fuego” y a convocar a cerrar filas entre la militancia. En un comunicado, el exsecretario general del sol azteca también pidió a Navarrete estar a la altura del cargo y ser prudente con respecto a las bajas que ha tenido el partido.
La ruta de la confrontación
En los primeros días de enero hubo nuevos casos de alcaldes postulados por el PRD con presuntos vínculos con el crimen organizado. Casi de manera simultánea el martes 6, el presidente municipal de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, fue detenido y trasladado a la SIEDO en la ciudad de México, acusado de tener nexos con el cartel de Los Zetas, mientras que en Charapan, Michoacán, a Simón Vicente Pacheco se le aprehendió por enriquecimiento ilícito. Ambas noticias se extendieron rápidamente con el inevitable tinte de escándalo mediático.
En esta cobertura, El Noticiero de Joaquín López Dóriga cuestionó la selección de candidatos y señaló que estos asuntos parecen ser un común denominador de las gestiones de Jesús Zambrano y Carlos Navarrete. Y abundó: “Todo esto sucede cuando el PRD prepara las listas de sus candidatos a diputados federales, nueve gobernadores, legisladores locales y alcaldes en 18 estados y el Distrito Federal. Una pregunta: ¿van a seguir Carlos Navarrete y los llamados Chuchos, Ortega y Zambrano, el mismo método?, ¿o no había método y por eso los casos de sus alcaldes en Iguala y en San Luis Potosí? Eso lo veremos muy pronto, este mismo mes”.
En ese momento estalló la guerra sucia del PRD. El 7 de enero en Twitter, Jesús Zambrano escribió:
“El Papa Joaquín Primero (JLD, el anticristo de Televisa) excomulga al PRD queriendo salvar su desprestigiada imagen”.
Simultáneamente, el también exdirigente Jesús Ortega dijo que la actitud de Televisa era porque el PRD aprobo la Ley de Telecomunicaciones con lo que lastimó el monopolio de la televisora. También lanzó este tuit.
“Ladra Televisa contra @PRDmexico. Señal de que actuamos bien en reforma telecomunicaciones”.
La confrontación arreció mediante trolls, bots y memes e incluso hubo tuits que aludieron a un deseable atentado contra López-Dóriga. Por su parte Guadalupe Acosta en Twitter daba una versión diametralmente opuesta a la de Jesús Ortega al señalar que la “ofensiva” de Televisa se debía a que el PRD se opuso a la reforma de Telecomunicaciones.
Al día siguiente continuó esa dinámica entre el PRD y López Dóriga; mientras éste cuestionó que un partido de izquierda promueva una campaña de odio y satanización en su contra, los llamados “Chuchos” mantuvieron la ofensiva en Twitter en donde también exigían derecho de réplica, como parte de la estrategia de golpear y hacerse víctimas.
Carlos Navarrete se mantuvo al margen pero debido a esa confrontación quedó opacada su postura a propósito de los alcaldes detenidos, en la cual solicitó a la PGR un proceso apegado a derecho y expresaba su disposición a colaborar en las investigaciones.
Un experto en campañas negras
De la mano de la agencia española Wish & Win, dirigida por el catalán Xavier Domínguez, el PRD tuvo un errático arranque en las precampañas. Apenas vio la luz el primer spot, éste fue objeto de tres recursos de impugnación, que ha llevado a dos modificaciones ante las medidas cautelares aplicadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), ratificadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Xavier Domínguez, conocido en el mundo del marketing político como un “experto en campañas negras”, ha participado en diversos procesos en España, América Latina y México, donde desde 2006 ha asesorado a candidatos del PRI en elecciones a gobernador altamente cuestionadas por el uso de “guerra sucia”, e incluso impugnadas en las instancias electorales. Estuvo al lado de los actuales gobernadores de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz (2009) y Jalisco, Aristóteles Sandoval (2012) y de los candidatos perdedores del tricolor en Puebla, Javier López Zavala y Manuel Añorve, en Guerrero (2011). Así mismo, fue el artífice de los promocionales de los aspirantes a diputados por el PRI en los estados de México y Nayarit, en 2012, donde el tricolor obtuvo una votación mayoritaria.
Para el consultor el objetivo de la comunicación política debe ser la provocación y romper esquemas. Está convencido de que el mensaje debe ser retador y movilizador de emociones, ante el cual nadie permanezca indiferente. En su libro “Mienta pero no engañe”, que sintetiza su plan de asesoría, defiende la tesis de que la mentira no solo es justificable sino necesaria en la competencia política y afirma que hay una diferencia sustancial entre mentir y engañar. Mentir es disfrazar la realidad para hacerla manejable, y engañar es ocultarla para sacar provecho. Recomienda para la etapa inicial de una campaña, menos dinero y alto impacto, es decir, buscar el escándalo, la notoriedad, repercusión pública y generar debate. Hace énfasis en la necesidad de un uso hábil de las redes sociales y la disciplina que el candidato debe tener al aplicar la estrategia. Sobre esa base, a mediados de enero el consultor le dijo a sus clientes del PRD que la campaña había tenído un enorme éxito porque “generó ruido”.
Los hechos también muestran la disciplina del PRD frente a las recomendaciones de sus consultores. Desde diciembre pasado Carlos Navarrete advirtió en varios foros que acabarían los aplausos y habría una confrontación con Enrique Peña Nieto. En conferencia de prensa el 7 de enero, adelantó que se había aprobado la nueva estrategia para la etapa de precampañas en las que el partido “le hablaría a los ciudadanos”. Un día después “se filtró” en las redes el spot.
El promocional titula “Queremos ser tu voz”, en el cual una voz en off dice:
“Pasan los años y la historia se repite… pero no, lo que se repite son los errores. En cambio, hay cosas que no solo se repiten: siguen siendo lo mismo. Nos dicen que la economía va mejor, pero a ti, ¿por qué no te alcanza? También nos dicen que la seguridad es un hecho, pero ¿por qué nos faltan 22 mil? En el PRD somos muy consientes de lo que no funciona en México. Por eso desde hoy, queremos ser tu voz”.
A la par se hace un comparativo de escenas de las marchas de 1968 con las manifestaciones de Ayotzinapa; de las tomas de protesta de Gustavo Díaz Ordaz y Enrique Peña Nieto; se remata con un collage de imágenes de asaltos a mano armada, secretarios de estado y el conductor de Televisa, Joaquín López Dóriga, como referentes de lo que no funciona en el país. Para el día 10, la polémica ya estaba desatada no solo en los medios y las redes, sino al interior del propio partido, evidenciando una vez más sus divisiones. Incluso, cada vez son más las voces dentro que critican esa campaña suicida: fuentes cercanas aseguraron a etcétera que René Bejarano y Amalia García, entre otros, han invitado a repensar la ruta suicida.
El 9 de enero, el representante del PRD ante el INE, Pablo Gómez, solicitó formalmente que el spot fuera modificado porque desde su punto de vista incurrió en un error al no citar a las administraciones panistas y centrar su crítica en gobiernos priístas. Además, ese mismo día, Televisa y Joaquín López Dóriga interpusieron sendos recursos de inconformidad ante el INE, el primero por el uso no autorizado de su logotipo y el segundo, por considerar que el contenido del promocional lo calumniaba al asociar su imagen con hechos negativos que han sucedido en el país. En sualegato legal, del cual etcétera tiene copia, el conductor aduce violaciones a los artículos 1° y 6° constitucionales y el 443 de la Ley General de Procedimientos e Instituciones Electorales (LEGIPE) y el 25 de la Ley General de Partidos Políticos. El INE dio trámite a la queja y al día siguiente aplicó medidas cautelares para que el spot fuera sacado del aire.
La reacción del PRD fue inmediata, y estaba prevista: se lanzó duro contra el INE al cual calificó como censor. Además, Carlos Navarrete, aludió a López Dóriga en estos términos:
“Ha usado y abusado de la pantalla para deformar la realidad nacional y las noticias nacionales. Con solo ver su rostro en un spot del PRD se tiró al piso y presentó un recurso en el INE. Son delicados. Les gusta disparar de aquí para allá pero no son capaces de aceptar una respuesta ni siquiera de una imagen. Tienen la piel muy sensible”.
Junto con eso y como en la ocasión anterior, Jesús Zambrano, Jesús Ortega y Guadalupe Acosta Naranjo entre otros miembros de la corriente Nueva Izquierda le tundieron duro en Twitter al periodista y al INE.
Ante las medidas cautelares el PRD modificó el promocional y reemplazó la imagen de López Dóriga por un recuadro donde aparecían los logotipos de Televisa y Telmex. La empresa preponderante en telecomunicaciones también se inconformo y el 19 de enero interpuso el recurso respectivo. A través de su representante legal, Francisco Javier Islas Mancera, argumentó el empleo sin autorización de su marca y emblema, y el perjuicio deliberado de la imagen pública de la compañía al atribuirle responsabilidades en hechos graves ocurridos en México. Exigió no solo la aplicación de medidas cautelares sino de sanciones contra el partido. El INE se pronunció en el mismo sentido que en el proceso anterior y ordenó el retiro temporal del spot.
La disputa entre el PRD, Televisa, Telmex, López Dóriga y el INE logró el objetivo de los estrategas del Sol Azteca: generar “ruido”. En los espacios de opinión de medios impresos, electrónicos y digitales, se desataron intensos debates sobre la libertad de expresión de los partidos políticos y la presunta influencia de las televisoras sobre las autoridades electorales; buena parte de esa crítica no se enderezó contra Telmex. De cualquier modo casi nadie analizó los aspectos estrictamente legales de la decisión.
Ante aquellas arengas las consejeras electorales del INE Beatriz Galindo Centeno y Adriana Margarita Favela Herrera, integrantes de la Comisión de Denuncias y Quejas, dieron el 22 de enero una conferencia de prensa para explicar los argumentos que sustentaron la decisión. Precisaron que de acuerdo con lo establecido en el marco legal la libertad de expresión de los partidos políticos no es absoluta y tiene como límites el respeto a los derechos de terceros y bajo esta perspectiva, los spots contenían expresiones que calumniaban a los actores que los impugnaron.
Un día después, el tribunal devolvió el expediente a la Comisión de Quejas del INE a la que solicitaron fundamentar más profundamente su resolución. Según los magistrados, la suspensión del promocional por una presunta calumnia, no se basó en la LEGIPE sino en definiciones del Diccionario de la Real Academia Española, con lo cual se vulnera el principio de legalidad. Así mismo, alegaron que no se tomó en cuenta que el spot se difundió en un contexto de campaña electoral, con lo cual debe abordarse el sustento jurídico de la libertad de expresión, ni tampoco hubo una valoración sólida sobre la inserción de la imagen de López Dóriga en el material. Aún con ello, el TEPJF mantuvo las medidas cautelares sobre el promocional hasta que el INE envíe un nuevo análisis.
La victimización como recurso
Con la decisión de las instancias electorales, el PRD lanzó la tercera versión de su spot: en el recuadro ocupado primero por López Dóriga y después por los logotipos de Televisa y Telmex, ahora aparece la palabra CENSURA sobre un fondo negro. En Twitter, el partido escribió: “Compartimos el spot del #PRD modificado por la censura que el #INE acordó a solicitud de
#Televisa y #TELMEX”
Los estrategas de Wish & Win tienen presente que “las campañas son más de pegada y menos de propuesta, más de enfrentamiento y menos de debate, más de ataque que de relación y más de dividir que de aunar” y aseguran que la “guerra sucia” es un recurso casi intrínseco en cualquier contienda electoral, aún cuando se está consciente de que su abuso tiene como consecuencia el abstencionismo. Por ello, plantean una “administración” de este método únicamente en momentos claves de la campaña y siempre y cuando se tenga claro el objetivo inmediato a conseguir.
Con las denuncias de censura, el perredismo logró un mayor impacto de su mensaje político, generó polémica y provoco que la gente lo conozca más, aunque ello no implique necesariamente que le reditúe simpatías. De hecho, en las redes sociales hay numerosas críticas a su discurso de victimización pese a que fue el Sol Azteca el primero en utilizar un lenguaje beligerante contra un informador ante una cobertura informativa poco favorable.
Hay que apuntar que así como el PRD ha recurrido a la calumnia, también fue objeto de ésta. El 18 de enero El Financiero publicó en primera plana “Abarca pagó 2 mdp por su candidatura”; en el cuerpo de la nota central se responsabiliza directamente a Jesús Zambrano de ser el beneficiario de esa operación. Sin más sustento periodístico que las declaraciones de un presunto delincuente como José Luis Abarca, el diario asestó el golpe espectacular en contra del partido que de inmediato, se retomó en varios medios más. Zambrano calificó como “una infamia” la información difundida por el rotativo al cual exigió derecho de réplica, así mismo presentó una denuncia formal. Los noticieros de Televisa no consignaron ese contenido de El Financiero.
Junto con todo ello el perredismo continúa enviando mensajes erróneos a sus posibles electores, que en poco o nada ayudan a su causa: la petición de licencia en bloque de los jefes delegacionales en el DF suscitó una campaña de la iniciativa privada denominada #No Votes por Chapulines y abrió un nuevo frente de confrontación.
Por otro lado, las pugnas internas a causa de la precandidatura a una diputación federal de Armando Martínez, presidente del Colegio de Abogados Católicos y quien litigara contra el GDF durante la despenalización del aborto y la legalización del matrimonio homosexual, mantiene al PRD en la mira de los medios.
El panorama para el PRD no pinta nada fácil. Una encuesta de Parametría el 21 de enero, lo sitúa con un 12% de intención de voto en la elección de diputados federales, seguido muy de cerca por Morena con 10% y muy lejos del PRI con 31% y el PAN con 27%. Si bien los consultores de Wish & Win, como otros analistas en la materia, sostienen que las encuestas son “fotografías del momento” y siempre es posible modificar las tendencias, es claro que la seguida hasta el momento por el perredismo no les ha redituado en cuanto a expectativas electorales y los costos pueden ser aún mayores.
El PRD no acepta la crisis y no tiene un diagnóstico de lo que ha contribuido a generarla, por lo que ha sido incapaz de articular un discurso claro y verosímil.