– Más que una empresa periodística es instrumento de negocios
– Sin explicar, cambió su línea editorial sobre la Ley Televisa
– Omitió información e incluso una articulista fue censurada
Habitualmente los medios exigen explicaciones a otros, pero no ofrecen las suyas propias sobre su contenido informativo y sus posturas editoriales aun cuando su actividad es de evidente impacto social. Demandan transparencia y solidez en los argumentos y los actos públicos, a pesar de que ellos mismos no siempre son claros ni consistentes respecto de la información que dan u omiten y sobre sus definiciones editoriales. Esto se puso de relieve en Excélsior, con motivo del reciente análisis de la Suprema Corte de Justicia a las leyes de radiodifusión y telecomunicaciones aprobadas por el Congreso el 31 de marzo de 2006 y promulgadas por el Ejecutivo 11 días después.
Desde la esquina de la información
Durante los primeros días del año pasado Excélsior fue de los medios que más equilibrio mostró en sus partes noticiosos y tuvo una postura editorial nítida contra lo que desde entonces ya se conocía como Ley Televisa. El periódico de Olegario Vázquez Raña, que en ese tiempo dirigía Daniel Moreno Chávez, siguió puntualmente los sucesos y las declaraciones de los principales actores de la discusión parlamentaria originada en el Senado de la República y dijo que esa norma tendía a fortalecer los monopolios (3/III/06), por lo que también apoyó a sus críticos.
Sin embargo, poco más de un año después, ya como director Pascal Beltrán del Río pues Moreno fue despedido el 27 de octubre de 2006 por contravenir con la línea de la empresa, Excélsior cambió diametralmente su postura: respaldó aquellas leyes, omitió información que las cuestionaban –incluso censuró un artículo que iba en el mismo tenor– y por si fuera poco se ensañó en denostar a quienes no coincidían con éstas, en general, con los ahora ex senadores que promovieron su inconstitucionalidad y, en particular, con Javier Corral Jurado.
La pregunta es por qué ocurrió eso. Los directivos del periódico no lo explican y nosotros sostenemos una hipótesis. Está relacionada con el 28, pero no con el artículo de aquellas normas que favorecen la concentración en la propiedad de los medios, sino La insolvencia ética de Excélsior con el canal de televisión UHF del que, desde julio del año pasado, es dueño el señor Vázquez Raña.
Antes del 28
Antes del 23 de julio de 2006 Excélsior era crítico de la Ley Televisa. Colocaba en notas de portada las declaraciones de sus críticos y mostraba equilibrio reflejando la opinión de quienes coincidían, por ejemplo las de Héctor Larios y Gerardo Soria, entre otras. Resaltamos los juicios que la cuestionaban para contrastarlo con lo que al año siguiente haría ese periódico.
El 3 de marzo de 2006 colocó en ese espacio las declaraciones de Javier Corral que aluden a los legisladores afines al proyecto de aquellas televisoras: Senadores ‘apantallados’, desplegó, el mismo día en que dedicó su editorial a comentar los dichos del entonces senador y sostener que esa ley fortalecía los monopolios. En esa ruta continuó durante las siguientes semanas.
El 3 de abril dio relieve a los dichos de Xóchitl Gálvez: Pierde el país con la ley de medios, más aún, en esa ocasión también dio voz a la postura crítica de las radios comunitarias. Incluso el 7 de abril tituló una sección especial “La controversia en el congreso”, en donde destacó que eran “trampas” las reformas paralelas que impulsaban los simpatizantes de aquellas leyes; la siguiente semana esa sección llamó la atención sobre el parecer de Javier Lozano, quien consideró que las normas vulneraban la competencia. El 12 del mismo mes publicó que la impugnación de las leyes era cosa de días y el 16 realzó la petición de controversia que se presentaría en la Corte.
Entonces estaba claro, más motivado con el legítimo interés de operar canales de radiodifusión que por ser un medio de causas sociales y políticas, igual que otros medios con similar aspiración, Excélsior era crítico de la Ley Televisa.
Después del 28
El 23 de julio de 2006 se difundió que las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes habían favorecido a Olegario Vázquez Raña para que éste adquiriera el Canal 28 dado que el entonces dueño, Raúl Aréchiga Espinosa, estaba en quiebra financiera, más aún como propietario de la línea Aerocalifornia, un asunto que también sancionó la SCT.
Desde entonces Excélsior atenuó su talante crítico a las leyes de radiodifusión y telecomunicaciones hasta que, desde la primera semana de mayo de este año, se convirtió en uno de sus principales defensores. Sin duda, Vázquez Raña tiene presente lo que sucedió con CNI Canal 40 que, a mediados de mayo de 2002, fue sacado de los sistemas Sky y Cablevisión como represalia de las televisoras, en especial de Televisa, porque la concesionaria de Javier Moreno Valle osó competirle en la trasmisión del Mundial de Futbol de Corea-Japón. Si el duopolio resolviera medida similar a ésa con Canal 28, prácticamente lo estaría condenando al aislamiento.
Los negocios, en el centro
Es probable que tales intereses expliquen la ausencia de equilibrio, los sesgos, las omisiones e incluso las distorsiones informativas de Excélsior. Al reanudarse el debate el mes pasado luego de que la Suprema Corte analizara si eran o no constitucionales las mencionadas leyes, el diario no recogió el parecer de los críticos o lo hizo de manera insignificante en relación con los dichos de sus promotores. Además, acusó injustificadamente a quienes las cuestionan, como sucedió con su titular principal del 10 de mayo, en donde desplegó: Simulan al impugnar ley de radio y TV, refiriéndose a un proyecto de iniciativa de ley sobre medios públicos.
Firmada por Héctor Rendón, esa nota miente. Dice que tal iniciativa la impulsan los ex legisladores que cuestionan la ley de medios cuando, en realidad, fue elaborada por el despacho de abogados Zambrano & Madrazo a solicitud de la Red de Televisoras y Radiodifusoras Educativas y Culturales, que preside Ernesto Velásquez. Esa propuesta de ley es deficiente y contradictoria (como vimos en páginas anteriores), pero se encontraba en proceso de discusión al interior de la Red, como lo explicó Velásquez mediante una carta de réplica que el diario no publicó. Sin duda, los ex senadores no son responsables de que ese despacho incluyera adiciones al artículo 28, uno de los más cuestionados de la ley multicitada, para que los medios permisionados obtuvieran los beneficios que el mismo despacho considera inconstitucionales en el recurso que preparó, a solicitud de los ex senadores, para presentarlo en la Corte. A pesar de eso, al día siguiente Excélsior reiteró tal falsedad.
Censura
Además de distorsiones como la expuesta, el desequilibrio informativo fue la tendencia con la que se favorecieron las posturas de los promotores de la ley de medios. Adicionalmente a esa cuestionable actitud, por aquellos días el diario mencionó que Javier Corral había nacido en Texas, como si tal condición lo inhabilitará para opinar en contra de la Ley Televisa del mismo modo como, si se mantuviera esa abyección, sucedería con otros colaboradores habituales del periódico o incluso con el mismo dueño del diario, que vivió toda su infancia en Galicia, lugar de donde es originaria toda su familia.
Por esos días, el diario censuró un artículo crítico a sus intereses.
Como cada jueves desde el 7 de abril de 2006, puntual, el pasado 10 de mayo Ana Laura Magaloni entregó su artículo para que Excélsior lo publicara al día siguiente. En 883 palabras la autora cuestiona las leyes de radiodifusión y telecomunicaciones. Sin embargo, en la tarde de aquel día recibió una llamada telefónica del director general, Ernesto Rivera Aguilar, quien le pidió a Magaloni que aceptara la no publicación de su texto hasta que no platicaran
ellos porque éste no se ajustaba a la línea editorial del diario. Entonces la articulista renunció. En protesta por la censura y en solidaridad con su colega,
Denise Maerker hizo lo mismo. Magaloni envió sus cuartillas a Reforma y ahí fueron publicadas el viernes 11 de mayo.
Silencios
Los directivos del diario saben que las disposiciones del dueño se acatan o quedan fuera de la empresa, y en ese margen es como operan. Esas determinaciones, al parecer, incluyen un pacto con las dos televisoras principales para no entorpecer su plan de negocios convertido en ley. Además, el periódico no puede ser crítico de algunas secretarías como la de Hacienda o Comunicaciones y Transportes, entre otras. Como hemos dicho, su dueño, Olegario Vázquez Raña, tiene miedo a las represalias y que tanto TV Azteca como Televisa saquen de Sky y Cablevisión al Canal 28. Por razones como ésas, Excélsior es más instrumento de negocios que una empresa periodística.
Es significativo el fuerte abrazo que se dieron el dueño de la televisora del Ajusco y el propietario de Excélsior, durante los festejos de aniversario del diario el día 26 de marzo en sus instalaciones. Lejos había quedado el desencuentro entre ellos luego de que días antes el periódico publicara que Salinas Pliego, aunque rezagado de otros magnates, era uno de los hombres más ricos del mundo. En la pasada edición etcétera difundió el conflicto que se generó por esa nota, que suscitó la furia de la televisora y, por ende, la respuesta en varios segmentos informativos donde se cuestionaba la probidad de los hospitales de los que es dueño Vázquez Raña. Como dijimos, tal enfrentamiento provocó la salida de Yuriria Sierra y de Jorge Fernández como conductores de la barra de noticias de Proyecto 40.
El periódico de la vida nacional
Damos algunos ejemplos de las omisiones informativas. Justo cuando diversos representantes de los medios públicos y las radios comunitarias advertían que la Ley Televisa dejaba fuera a ese sector de la comunicación alternativa, el 10 de mayo Excélsior destaca en portada las actividades de las reinas del hogar y no da cuenta de aquella información. Días antes, el 4 de mayo, mientras los medios informaban del proyecto del ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano que analizaría la Suprema Corte y que planteaba la invalidación de por lo menos tres artículos de la Ley Televisa, Excélsior exponía, también en primera plana, algunas razones para posar desnudos frente a la cámara de Tunick, incluso para tal efecto desplegó un cuarto de su tapa con fotos y carteles que animaban el asunto: a) “Por amor al arte”, b) “Y por qué no. Liberación Femenina” y, c) “Me encuero por sentirme en libertad”. Ese día, el periódico también informó en portada que “las arracheras y los tibones no son exclusivos de los restaurantes” y también alentó a sus lectores: “¿Por qué esperar al 10 de mayo si se puede celebrar por adelantado… y en grande?”. Además, el rotativo mostró preocupación por el medio ambiente y así lo expresó: “El cambio climático amenaza a la industria del tequila”. Pero no informó sobre el documento del ministro Aguirre Anguiano.
El lunes 14 de mayo La Jornada destaca en su nota principal: La ley Televisa, base del triunfo de Calderón: Corral. Más allá de que las declaraciones del ex senador fueron distorsionadas por ese periódico, pues en realidad éste no dijo lo que se le atribuyó, el ejemplo sirve para dar cuenta del realce que en la mayor parte de los medios impresos tenían los dichos de quienes impugnaron la ley. Ese día, sin embargo, en poco más de un cuarto de plana, Excélsior desplegó la imagen de Shakira, enmarcada en el título “La tortura del adiós”, justo debajo de su cabeza principal, que no constata un hecho: Van en ALDF por la inyección letal, publicó. Otra vez, omitió informar sobre el tema. El lunes 21 de mayo la Suprema Corte inició el análisis sobre la ley de medios y la prensa así lo constató, Excélsior lo hizo en una pequeña nota en interiores y no recogió las expresiones que, un día antes, hubo en contra de esas normas como sí lo hicieron varios periódicos, entre otros Crónica, La Jornada y El Financiero. En cambio, en el centro de su portada Excélsior destaca el “Paseo de las bellezas”, o sea, las candidatas a Miss Universo que visitaron la glorieta del Ángel de la Independencia.
Empresa, que algo queda
Los medios de comunicación son empresas y como tales persiguen dividendos financieros, no hay algo más natural que eso, incluso en ese terreno es como pierden o ganan credibilidad.
Sin embargo, los medios no son cualquier empresa dado el impacto social que tiene su oferta y su protagonismo político, así como el impulso de sus intereses económicos porque eso, a menudo, determina la calidad de la información que recibimos. Cuando el protagonismo político y los intereses financieros se sitúan por encima de su función principal, el medio de comunicación deviene en instrumento de su propietario y deja de ser instancia a través de la cual el ciudadano se informe. Eso está pasando con Excélsior.