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Nos mandan a orar por el descanso de Francisco Blake Mora. Lo mismo la vocera, Alejandra Sota, que el jefe del ejecutivo, Felipe Calderón, que el presidente del albiazul, Gustavo Madero. Y quizás el último podría hacerlo, sin embargo el PAN, que sepamos, no es una organización confesional, y el financiamiento público le impide olvidar las leyes mexicanas y mucho menos despreciar a quien pudiera militar en sus filas no siendo católico.

Pero los dos funcionarios mencionados inicialmente, hacen cera y pabilo de la Constitución, la cual el segundo dijo que defendería a como diera lugar.

Ya sabemos que a Calderón le da por hacer referencias católicas, pues lo mismo cuando murió Juan Camilo Mouriño que en el deceso de Blake le pareció importante sacar a relucir los Evangelios de San Mateo (Roberto Zamarripa, Reforma, 14 de noviembre).

Tal vez por eso, los discursos de Felipe son reiterativos y poco sustanciales. Repetir cinco veces la palabra “importante” en el caso de Blake y encontrar luces donde no las hay respecto a éste y los demás panistas, es algo que se le reclamará siempre.

Las oraciones fúnebres, por otro lado, son piezas que deben ser muy armadas, con gran atención y yendo al fondo de las cosas. Así en la historia tenemos los ejemplos de Bousset y Malraux, quienes elaboraban verdaderas joyas para darle sentido y profundidad a las palabras y buscaban los adjetivos precisos que tuvieran relación con el momento que se vivía. No se trata únicamente de intentar una suerte de lance sin sentido.

En México, uno de los más notorios ejemplos de quien elabora ese tipo de discursos es Porfirio Muñoz Ledo. Recientemente, incluso, de manera breve hizo la apología de tres mexicanos caídos: Miguel Ángel Granados Chapa, Tomás Segovia y Jesús Puente Leyva, diferentes en muchas cuestiones pero similares por su enorme producción en su área respectiva: periodismo, poesía y economía, y diplomacia (El Universal, 12 de noviembre).

Por cierto, los medios en generalsalvo excepciones de portales- se sumaron a las versiones que dieron a conocer en Los Pinos. Lejos de intentar desentrañar, mínimamente, lo ocurrido en la caída del helicóptero, atribuyeron a errores humanos el suceso, informaron de manera descriptiva o hasta siguieron al pie de la letra lo que dijeron oficialmente. Algo que no encontramos en agencias internacionales, quienes relacionaron la lucha contra el narcotráfico con la desaparición del helicóptero durante horas (Sin embargo, 12 de noviembre).

Nuevamente, pues, la SCT dirá que “no pasa nada”. Y volveremos a lo que irónicamente plantea un maestro: los políticos creerán que “el fuero es su copiloto”.

Algo que lejos de evitar problemas traerá mayores dificultades.

Y en las últimas horas, quizá por necesidad ya que asuntos importantes no se pueden acallar, supimos que la situación del equipo de Felipe Calderón es más que preocupante. Alonso Lujambio, el secretario

de Educación que declinó jugar para la grande, se encuentra en el lecho del dolor, aquejado por un cáncer de médula. Y Heriberto Félix, el encargado de Desarrollo Social, tiene una enfermedad que en momentos lo lleva a tener que recargarse en sus escoltas, como sucedió en el Campo Marte.

Frente a ese panorama, la PGR intenta descubrir en los tuiteros a los responsables de algo que oficialmente se pregona como accidente, pero en los hechos se intenta encontrar a un culpable, algo que resultó un fracaso como lo demostró el gobierno de Veracruz, aparentemente encabezado por Javier Duarte.

No hay respuestas, pues, a las múltiples interrogantes que se hacen por todos lados. Más que ello, lo que se plantea es insistir en prácticas anquilosadas que no dan resultados: el sometimiento de los medios, la difusión unilateral de las versiones escogidas por un selecto grupo, no despejar realmente las preguntas que hace la gente- la cual asegura que aumentará el clima de violencia, espero que no me detengan por afirmar lo anterior- y el creer que las preferencias de quien está en la Silla Embrujada pueden, como antaño, marcar el rumbo del país.

No señores, eso ya no funciona. Menos demostrar que hay diferencias entre las clases sociales, como hicieron al menospreciar a los familiares de los militares fallecidos, algo irresponsable y torpe.

PD. Aprovechando la generosidad Marco Levario informó que el juez que lleva el caso no aceptó la demanda de Mario Marín contra este escribidor por supuesto daño moral. Pero el asunto tiene muchas facetas que detallaremos en una siguiente oportunidad.

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