El pasado 21 de febrero Proyecto 40 cumplió un año de transmisiones y en esa fecha fue convalidado como canal cultural por quien fuera director de Canal 22, Enrique Strauss, y por el actual titular de Canal Once, Julio Di-Bella.
Lo de menos para esos funcionarios fue que hay una disputa legal que cuestiona si son o no, sus actuales operadores, los titulares de la concesión. Más bien, Di-Bella y Strauss se congratularon por la existencia de Proyecto 40. Pero sobre todo, le confirieron, sin basamento argumental visible, un anicarácter cultural que no tiene, pues los contenidos de ese medio son, fundamentalmente informativos, y los que no, tienen una muy precaria solvencia intelectual. Hasta ahora, Proyecto 40 ha sido fundamentalmente un instrumento en la promoción de los intereses de sus detentadores. Un ejemplo claro de ello fue el hecho de que sus principales noticieros fueron también eco de la campaña de acusaciones que TV Azteca emprendió el año pasado en contra de Isaac Saba y General Electric, cuando ambos anunciaron su intención por competir en el mercado de la TV abierta.
