¿Cuáles son los principales obstáculos para garantizar los Derechos Humanos en México?
Uno de los principales problemas es que si no tenemos una población educada, que conozca de manera suficiente los derechos humanos para hacerlos valer y, sobre todo, para exigir la defensa de los mismos, esto trae como consecuencia que se vaya generando un efecto contrario. En la medida en que tengamos una capacitación suficiente de la sociedad en general y de los servidores públicos, tendremos una mejor realidad en materia de derechos humanos. También tenemos problemas vinculados con el acceso a la salud. En nuestro país es muy importante que se le garantice a la sociedad el acceso a los servicios de salud para que se desarrolle plenamente; tenemos un sector de la población que se encuentra en un grado mayor de vulnerabilidad; es el caso de los niños, las mujeres, los indígenas, las personas con algún tipo de discapacidad, los adultos mayores que son también un sector que representa un aspecto prioritario en el trabajo de esta Comisión.
En el caso de los periodistas, ¿cuál sería el principal obstáculo?
En ese ámbito hay problemas que se han generado en los últimos años: agresiones, intimidaciones y atentados contra los periodistas. En la Comisión estamos convencidos de que debe garantizarse la libertad de expresión y, por ende, debe investigarse y llevarse a la justicia a quienes atenten, intimiden o pretendan obstaculizar el trabajo de los comunicadores.
Tenemos cifras alarmantes de atentados contra periodistas; sin embargo, el proceso de investigación es tan lento que no sabemos cuántos casos son delitos comunes y cuántos están relacionados con su profesión, ¿cómo concretar esto para tener cifras reales?
En la CNDH hay un área especializada para documentar cada asunto y, en principio, ir dejando en claro que el tema de la impunidad no debe favorecer al delincuente, por el contrario, la demanda de justicia debe ser efectiva y que, independientemente del motivo que haya dado lugar a un atentado contra un comunicador, se investigue y se lleve a la justicia. Por otra parte, también tenemos casos sobre las recomendaciones que se han emitido a servidores públicos que han amenazado, atentado y limitado la función de los periodistas, lo cual es doblemente grave, no solamente por cometerse un delito sino porque existe el objetivo de limitar la libertad de expresión. De tal manera que sí hay forma de distinguir y la mejor manera de hacerlo es investigar, pero una investigación que tiene que darse no sólo en el ámbito de los derechos humanos sino sobre todo en el de la justicia. No hay nada más terrible para un caso de estas características: que además de ser agredido, un periodista sufra las consecuencias de la injusticia al ver que no avanza la investigación.
¿Y están caminando las investigaciones?
Hemos visto que lamentablemente en las procuradurías no avanzan las investigaciones con la celeridad ni tampoco con la profundidad adecuadas. Por ejemplo, si el año pasado fueron 12 los comunicadores que perdieron la vida, si en lo que va del año son 5 los que han perdido la vida, el mejor mecanismo de prevención del delito es que se detenga a los responsables , porque evidentemente un sujeto que ha atentado contra un periodista seguramente si sigue en libertad seguirá haciendo lo mismo.
¿Qué propone la Comisión para que esto no sea tan lento?
Estamos trabajando en varias vertientes. Número uno, cuando encontramos un asunto de un periodista que ha sido amenazado, que ha sido víctima de un atentado, tener medidas de protección adecuadas para que esa intimidación no implique autocensura o limitación en su ejercicio profesional. Estamos trabajando medidas cautelares, de protección con esquemas muy específicos que permitan dejar en claro qué es lo que tendría que protegerse, de qué manera, por cuánto tiempo y hacia qué perspectiva. Por otra parte, es fundamental tener un registro muy claro de lo que está pasando en todo el país. La CNDH tiene competencia sustancialmente cuando intervienen autoridades federales y no en todos los casos se presentan agresiones directamente sobre delitos federales, pero es fundamental que tengamos información clara y confiable de lo que está pasando, municipio por municipio, estado por estado de la República. Estamos integrando una base de datos completa, y lo hacemos también a través de ustedes que nos permiten conocer qué sucede, porque también hay muchos que han sido víctimas de amenazas o de lesión o de un atentado, y no se atreven o no es su intención denunciar.
¿Es exagerado decir que México es casi tan peligroso como Irak para ejercer el periodismo?
Bueno, tener 5 periodistas que han muerto en los últimos 4 meses y 12 el año pasado, es una cifra importante, pero además en 2009 documentamos 60 casos de periodistas que fueron agredidos en función de su trabajo, lo cual sí nos coloca en una condición difícil para el ejercicio de los periodistas.
Abordemos otro tema. La asignación discrecional del erario, por concepto de publicidad, a los medios de comunicación. ¿Eso afecta en la libertad de expresión?
Hay que verlo desde algunas perspectivas. En la medida en que cada periodista pueda escribir sobre los temas que estime conveniente ejerciendo la función que le corresponde, que es dar a conocer algo que está aconteciendo, nos parece que en esa perspectiva tenemos que resguardar la libertad de expresión. Y hay otro tema, la asignación de recursos que corresponde a dinámicas completamente distintas. Ahí podríamos decir que es materia de administración pública y un esquema de revisión de cuentas que la Cámara de Diputados tiene que ver con más cuidado.
Sí, aunque, por ejemplo, el Gobierno Federal no le asigna a Proceso publicidad desde hace tiempo. ¿Eso es o no un intento de limitar la oferta informativa?
En el caso de Proceso hay una queja que estamos revisando con mucho cuidado y tendremos que esperarnos a terminar el análisis para emitir un punto de vista particular. Sin embargo, cuando se llevan a cabo prácticas que buscan limitar la expresión, ahí sí podríamos, en todo caso, conocer del asunto, investigarlo y determinarlo. Pero el factor debe ser necesariamente la limitación de la libertad de expresarse a través del medio de comunicación respectivo; la otra parte, en cuanto a los recursos que se puedan entregar a una revista, creo que es un tema que debe verse con mucho más cuidado, porque también estaríamos en el polo contrario.
¿Cuál sería el ideal para garantizar esas diversidad de expresiones si sabemos que la asignación de recursos determina la existencia de muchas publicaciones?
Lo estamos analizando, como en el caso de Proceso, por eso no quisiera adelantar mi punto de vista. Pero por otro lado están los estándares internacionales que establecen que en la medida en que se garantice la libertad de escribir y de publicar entonces podremos tener un ejercicio profesional adecuado. De tal manera que habrá que guardar un equilibrio entre lo que se escribe y que no se pretenda en buena medida guiar recursos en el sentido de influir en ello.
¿Qué tanto cumplen los medios con la difusión de los derechos humanos?
Nos parece que, sobre todo en las dos últimas décadas, hay mayor apertura informativa. Vemos, leemos y escuchamos expresiones en los medios de comunicación que antes eran impensables, como es el caso de las revistas o los periódicos electrónicos o, inclusive, la cantidad de opiniones que pueden ser vertidas en un tema.
En este país tenemos una alta concentración de medios en comparación con el resto del mundo; una sola o muy pocas versiones sobre los hechos. ¿Esto no atenta contra la libertad de expresión o de información?
Es un punto de vista que hay que ver con mucho cuidado, porque si ahorita revisáramos cuántos periódicos existen en el país, revistas de diferente corte y contenido ideológico político, administrativo o social, si revisáramos el número de estaciones de radio que existen, municipio por municipio, si verificáramos, inclusive, las estaciones de televisión, creo que estamos hablando de una variedad; la sociedad tiene diversas elecciones con ligas muy distintas en cuanto a lo que se publique. Me parece que tenemos una apertura inmensa de medios de comunicación; seguramente habrá muchas más, por ejemplo, el tan debatido tema de la televisión: hoy las nuevas generaciones están más pendientes de lo que publique Internet que la televisión.
¿Entonces no es tan importante abrir la competencia entre los medios electrónicos?
Ese sería un tema distinto. Yo creo que la sociedad demanda mayor apertura y libertades y lo estamos viendo: diarios, radio, revistas y, eventualmente, medios electrónicos como la televisión e Internet. Hace algunas décadas había solamente un par de noticieros o uno solo; ahora vemos una apertura mayor.
Pero el acceso al Internet en México es todavía muy limitado; la mayoría de la población solamente tiene acceso a estos canales comerciales
Ahí tendrá que darse una mayor apertura conforme la propia sociedad y las instituciones lo vayan planteando. Hace algunas décadas solamente había una red nacional, pero no me parece que sea un obstáculo para tener una sociedad informada porque hay otros medios en materia de información. Hoy por hoy creo que tenemos una buena cantidad de medios.
¿Cuál es el principal reto que enfrenta la CNDH?
Sin duda es el tema de la seguridad pública; es lo que más preocupa a la sociedad mexicana y en este aspecto un tema relativo a la legalidad, al compromiso que todos debemos tener por respetar la ley y conducirnos en apego a lo que establece el marco jurídico. La Comisión Nacional está trabajando hace muchos años para fortalecer esta cultura de la legalidad y dejar bien claro que es un compromiso que debe ser de todos.