Cuartoscuro
Como ya registré hace algunos párrafos, Pedro Valtierra acompañó a Miguel Ángel Granados Chapa en la seguridad de la importancia de la imagen para el registro de los acontecimientos siempre y cuando, naturalmente, ésta se acompañe del contexto que la explique (más allá de la existencia de instantáneas que en sí mismas resultan elocuentes para comunicar hechos y declaraciones de los actores involucrados en esos hechos). Sin embargo, el proyecto que dio forma a esa coincidencia no fue la revista Mira, que tuvo poca duración, Valtierra se embarcó en una aventura aún más precisa y en junio de 1993 puso a circular una publicación que, sin duda, en el transcurso del tiempo, se ha vuelto un referente indispensable: Cuartoscuro, una revista para fotógrafos que, sin embargo, convoca al lector acuioso en el registro gráfico de la vida misma y al profesional de la comunicación que comprende que la fotografía es esencial para el periodismo.
Tengo frente a mí el primer número de Cuartoscuro. Es una edicion sencilla de 24 páginas y un registro en blanco y negro impecable. Sería bimestral y desde ese primer momento, los editores fueron claros con el lector:
“Este espacio que hoy se abre es para estimular a la fotografía que se produce en nuestro país, desde los jóvenes que empiezan hasta la de aquellos con un buen trecho recorrido. El gran número de buenos fotógrafos y el apegó histórico del mexicano por lo iconográfico nos dan la seguridad de que contaremos siempre con fotos de calidad. Sabemos lo difícil que es el transitar de los fotografos, por lo que pretendemos dar un paso en el largo camino que queda por recorrer para darle a la fotografía su justo valor”.
Más de 20 años después comprendo el porqué ahora Cuartoscuro tiene 72 páginas en papel couche con imágenes también en color y una presencia constatable. Es fuente rigurosa del trabajo fotográfico y en esas lides también integra una agencia a la que acuden todos los medios (o casi), entre ellos esta revista etcétera que por ello se lo agradece siempre a Pedro y quienes participan en este proyecto que ha sabido adecuarse a los cambios tecnologicos y ahora tiene, además, una página electrónica de mucha utilidad para los diversos perfiles del lector.
El aliento de Cuartoscuro como difusor del trabajo fotográfico además de incentivarlo mediante concursos contínuos dio en el punto clave de contar las historias de los personajes inmersos en la realidad retratada para comprender un acontecimiento, denunciarlo o para ser partícipe del sufrimiento del otro. Y esos inconmensurables relatos han sido captados por el obturador de grandes fotógrafos que iniciaron desde muy jóvenes en la revista.
Cuartoscuro suscita emociones, eso está en la naturaleza de las instantáneas, pero Valtierra y su equipo lograron trascender el efecto de la imagen en registro y memoria para azuzar el análisis. Por todo ello, sin este proyecto editorial no se explica el valor que la fotografía tiene en la actualidad.
Me da mucho gusto terminar esta segunda entrega con el perfil de un proyecto exitoso. Larga vida a Cuartoscuro.
De la R:
Durante febrero recibimos múltiples comentarios de los lectores a la primera entrega de este columna “Pide al tiempo que vuelva”, nuestro agradecimiento, además, porque nos ayudan a que las semblanzas de las revistas sean más completas y precisas. Muy pronto reseñaremos las publicaciones que nos han enlistado, por ejemplo Quehacer político, Por esto, Contenido y Época o Laberinto, además de las de rigurosa referencia como Contemporáneos, Proceso, Letras Libres, Nexos y Replicante e incluso Banda Rockera y La Mosca. Junto con ello mencionaremos a todas las que dieron un colorido especial a la oferta literaria del siglo pasado y el presente: Pepín o Paquito en los 50 y 60 por mencionar sólo un par al lado de Ja Ja o a la Familia Burrón, sobre todo en los 60 y 70. Por cierto, varios de ustedes nos pidieron que reproduzcamos una portada auténtica de Los Agachados, escrita y dibujada por “Rius” y, bueno, esta es una de ellas.
