“En buena onda, vas y chingas a tu madre, Orquídea”, espetó, ante los micrófonos de Radio UNAM, Marcelino Perelló, en respuesta a un artículo crítico hacia el exdirector de la estación, Renato Dávalos, que publicamos en este medio en septiembre de 2016.
En un alarde innegable y abierto de sexismo y misoginia, Perelló descalificó nuestro trabajo periodístico. “Estás pendeja, Orquídea. Es que las orquídeas no se distinguen por su materia gris”. Agregó que esta reportera “está cachonda” y “tiene cara así como de video porno ¿no? Yo creo que sí ha de ser…”.
La UNAM, omisa ante la difamación
En ese programa Perelló ejerció en contra de nuestro medio y a placer su (falso) “derecho a la suspicacia y a la especulación”, vicios de periodistas que etcétera denuncia cotidianamente. Dijo, y cito literalmente: “la pregunta va un poco más allá. Es el tercer artículo que tenemos noticia, dos de La Jornada y uno en etcétera que van sobre Renato Dávalos el director de Radio UNAM. ¿Es espontáneo? Dejémoslo como pregunta, ya que nunca vamos a tenerla enfrente, afortunadamente, a la tal Orquídea, dejemos que le digan quienes la vean si esto es espontáneo o hay un pequeño chayote de por medio. Lo dejo ahí, pero es algo que no deja de llamar la atención”.
¿Es necesario señalar que ni la dirección de Radio UNAM, ni la Coordinación de Difusión Cultural, ni el rector Enrique Graue reaccionaron a esto? ¿Que en esa pequeña diatriba contra quien esto escribe se encuentran varias transgresiones a los valores de la Universidad a la que pertenezco? Creo que no.
La hipocresía de la UNAM
El comunicado de prensa emitido por la UNAM reprobando el actuar de Perelló no fue una respuesta a la conducta de éste. Si nadie hubiera divulgado el audio donde afirma que “Sin verga no hay violación”, Perelló seguiría intocado.
Aunque muchas personas celebraron la suspensión del programa de Perelló y alabaron el actuar de la universidad y su “congruencia”, recordemos que las autoridades universitarias sólo despertaron cuando el escándalo en redes ya era incontenible. Habían pasado once días. Dicha reacción debió darse al minuto siguiente. Eso solo puede significar una de dos cosas, ambas graves:
1. Nadie en la UNAM, principalmente su director, Benito Taibo, escucha Radio UNAM.
2. O la escuchan, pero en realidad avalan lo que ahí sucede.
Y si bien en días pasados yo pensaba que fundamentalmente se trataba de descuido, ahora me convenzo que se actúa con intencionalidad. El segmento que alude a mi persona lo encontró el equipo de etcétera, que monitoreó la trayectoria de Perelló en Radio UNAM (halló otros datos muy interesantes). Hemos de decir que, pasada la primera hilaridad general, nos sorprendió hondamente constatar que la única reacción pública a nuestro análisis crítico sobre los destinos de la emisora fuera un burdo señalamiento de recibir “chayote”. Aunque, claro, la destitución de Dávalos nos dio la razón.
Este monitoreo nos ha mostrado que la transgresión del académico a los valores universitarios tiene mucho, mucho tiempo.
Así, afirmo que la UNAM en todo este asunto ha actuado con enorme hipocresía, al fingirse escandalizada por la conducta de Marcelino, cuando ésta era bien conocida y de ello tenemos otra prueba.
Afirmo, además, que al no poner alto al deplorable actuar de Perelló, la UNAM, como institución, es culpable de apología del abuso, de misoginia, sexismo y difamación. Lo digo más claro: al Perelló tener un micrófono cedido por Radio UNAM, en ese preciso momento, habla por la universidad toda. La UNAM lo supo y la UNAM lo permitió. La UNAM respaldó todo lo dicho por Marcelino, puesto que su único deslinde fue con respecto a lo dicho el 28 de marzo.
La complicidad de Benito Taibo
En mis redes sociales he abordado este tema con preocupación y mi primera conclusión fue que la tardía reacción de las autoridades de la estación a las afirmaciones sobre “sin verga no hay violación” se debía a que no estaban enterados. A que los programas se emiten sin que haya un equipo que monitoree conforme a ciertos parámetros éticos.
Pero el hallazgo de otro programa, en el que participa Benito Taibo como invitado, nos habla de otro escenario. El programa fue emitido en streaming, el 31 de enero de 2017.
En cierto momento Perelló afirma que él y Benito Taibo se conocen desde hace más de 20 años y le llama “mi entrañable amigo” y “mi cómplice de desafíos”. Cuando Taibo dice que no se considera un intelectual, Perelló le dice “ay, no mames” y Taibo acepta el comentario sin ningún problema.
Hacia el minuto 30, Perelló recuerda a una mujer, “miembro destacado del Partido Comunista Mexicano… tortillera… porque era cuerísimo, bellísima. Ya luego decía que le gustaban las mujeres y quedaba uno con un palmo de narices”.
La anécdota sobre la mujer no importa. Importa que utilizó para referirse a ella y su opción sexual el término “tortillera”, frente al director de la estación, Benito Taibo. Y éste, se puede ver en el video, no se inmuta, no le llama la atención, ni, por supuesto, se manifiesta “indignado” en su cuenta de Twitter, como sí lo hizo con el caso del 28 de marzo, pero, reitero, hasta once días después.
Es claro, pues, la amistad y complicidad (de desafíos o de la clase que sea), existente entre Perelló y Taibo. Vínculo que hizo que sin importar sus exabruptos lo sostuviera al frente del programa cuando se hizo director a finales de 2016.
Perelló aseguró, en entrevista con Gómez Leyva, que Taibo se disculpó por quitarle su programa, que le explicó que no tuvo opción. En principio, no podemos creer sólo en el dicho de Perelló, pero lo que vemos en este programa valida la cercanía y afecto entre ambos personajes.
Conclusión
Me uno a la exigencia de que Perelló sea sancionado por su misoginia, pero… Es claro que esta forma de pensar está enquistada dentro de la UNAM, en muchos niveles. La UNAM fue hipócrita y cómplice por omisión. Lamentable y criticable que haya reaccionado únicamente por presión de las redes sociales. Aquí yo no veo nada encomiable.
En reciente comunicado de prensa Taibo asegura que se trabaja por mejorar la radio, de cara a su aniversario 80. Habrá nueva programación, anuncia. También sostiene que servir a la radio es un honor para él, y dice valorar lo que Radio NAM significa. Espero, de verdad, espero que así sea. Aunque no hay señales a favor.
De nada servirán los cambios cosméticos si no se apoyan en el respeto a los auténticos valores de la Universidad. Y hasta ahora han demostrado que ni les importan ni los conocen.