Ramiro Chaves nació en Córdoba, Argentina, en 1979. Desde 2002 vive en México, DF. Se dedica a las artes visuales y la fotografía es su principal herramienta. Su trabajo documenta paisajes y arquitectura, propone una reflexión poética sobre la manera en que nos relacionamos con nuestros espacios. Ha publicado varios libros: Domingos, Los últimos héroes de la península y xxxxxxxxxx,un atlas personal sobre usos de la letra X en la arquitectura mexicana contemporánea.
También se dedicó a dar clases de fotografía y al trabajo editorial para revistas de diferentes partes del mundo. Fue seleccionado en 2004 para la XI Bienal de Fotografía del Centro de la Imagen (México), y en 2006 hizo su muestra individual “Proyecto Canadá” (Museo Carrillo Gil). Su propuesta también se expuso en los museos de Arte Moderno y de Antropología. Ha colaborado con diferentes publicaciones y revistas como Vice, Spin, Celeste, Gatopardo, Arquine, Código 06140, Este y Picnic, donde se desempeñó como editor de fotografía en 2007. Ese mismo año comenzó la enseñanza de fotografía en diversas instituciones de México. En 2014 presentó, en la galería Yautepec, el proyecto “La loma del orto”. Ha expuesto en México, Francia, Estados Unidos, España, Holanda, Turquía, Alemania, Austria, Argentina y Japón.
¿Cómo llegaste a ser quien eres?
- No sé. Podría establecer un relato, o varios diferentes, de qué es lo que me hace ser quien soy… pero ese relato puede ser tan largo como mi vida. Empiezo a contestar esta pregunta con esas dos palabras (“no sé”) porque creo o siento que hay una fuerza gigante que me hace ser quien soy y que no conozco del todo. La fuerza de lo que no hacemos y de lo que no sabemos es más constitutiva de lo que somos que lo que creemos saber de nosotros. Puedo hacer intentos de contar ese camino, lo hago y lo haré, imaginándolo, pero siempre sospechando que algo se me escapa. Algo que muere en mi voz.
Puedo jugar a contar cómo llegué a ser lo que soy. Creo que llego acá como un juego de dualidades: papá y mamá; familia paterna y familia materna; yo y mi hermano; Balnearia y Arroyito; yo y mis amigos; el amor y el desamor; Argentina y México; la fotografía y el arte; mi optimismo y mi pesimismo; y muchas cosas más. Mucha de mi vida ha transcurrido en ese mapa de dualidades. A pesar de poder entender y relatar lo que me tiene habitando este lugar, me relaciono con una especie de “otro yo” que vive dentro de mí y que a veces escapa a su destino. En esos momentos, sonrío.
¿Te sientes parte de una generación?
- Sí y no. Reconozco que vivimos en contextos y nos afectan fenómenos similares, compartimos afectaciones y estímulos comunes a una época. No niego esa empatía con lo contemporáneo, pero sí me propongo cambiar esa relación con el tiempo. Jugar con esas ideas. Forzar nuestra relación con ese otro. Creo que es muy importante concentrarnos más en lo que tenemos en común con personas de otras edades que concentrarnos tanto en buscar la identificación siempre. En este caso hablamos de una relación temporal, pero en mí esta idea se expande a crear otros tipos de relación, ampliar ideas y experiencias sobre lo que es ser inclusivo. Hay que ser amigo de fantasmas.
A mi generación le tocó el cambio de lo análogo a Internet. Y en esa dualidad incluyo otros cambios de paradigmas similares y relacionados con esto. Podemos quizá aproximarnos a dos paradigmas muy diferentes. Quiero creer que ese hecho puede darnos herramientas generosas.
¿En qué planeta crees que viven los artistas contemporáneos?
- Soy un crítico en cuanto a esa “contemporaneidad” de los artistas. Seguro no es una idea tuya, es como una especie de etiqueta asumida y cuando pienso en mi posición como artista, algo que me interesa es no dar nada por asumido. No sé si lo de planeta te refieres a algo irónico, pero yo creo que todos vivimos en el mismo planeta, es algo de lo que tenemos en común que nos puede volver comunidad. Pero la utopía de vivir en diferentes tiempos me interesa más que la utopía de vivir en otro planeta.
¿Cuál crees que es la naturaleza del lenguaje artístico?
- La naturaleza del arte es lo poético. El arte puede ser una nueva forma de naturaleza. Un universo en sí con sus reglas, con las reglas de cada persona.
La naturaleza del lenguaje artístico quizá sea su transversalidad. Su posibilidad de dar forma a “lo no dicho”, a lo fantasmal. El lenguaje artístico puede mantener esa otredad de la Nuda Voz, antes del discurso. Quizá ahí esta su naturaleza. La naturaleza del ser cosa.
¿Y para qué sirve el arte? ¿Cuál es su función?
- Para mí, su función es ser transversal a formas de conocimiento ya demasiado asumidas en un momento dado. Brindar experiencias en una zona del saber no definida. Dar forma a confusiones y deseos, y vivir de otras formas a partir de ahí.
¿Dónde crees que convergen el arte y la política?
- En la ética que debemos asumir al ser una voz sola.
¿Y cuántas maneras de hacer arte crees que existen?
- A veces me gusta pensar que deberían existir tantas maneras de hacer arte como artistas hay. De la misma manera en que todos, absolutamente todos, somos una voz única. En este punto me interesan mucho las ideas de Beuys de que cada persona es un artista. Quizás el pensar en esta utopía anula la competencia y la profesionalización. Genera vacío el pensar cómo sería la vida si estas torres se caen, pero es un pensamiento que vale la pena, creo. El mero proceso de tirar esas torres sería una era. Y la formas de ese tirar serán artes.
¿Cuáles son tus referentes en las artes, en el cine, la música y la literatura?
- Soy un poco warholiano y como Bob Esponja al respecto. Me encanta absorber y absorber infinidad de cosas. Me cuesta hacer statements al respecto. Mis amigos se burlan de mí porque ando siempre diciendo que tal y tal cosa, artista, obra son mis “preferidas”. Nomás por hacer el ejercicio de dar nombres, voy a mencionar algunos que me marcaron y que rápido vienen a mi mente. Éste es un ejercicio injusto: Warhol, Beuys, Xul Solar, Berni, Borges, Otto Dix, Wolfgang Tillmans, Sugimoto, Antonio Porchia, Roberto Juarroz, Jorge Ibargüengoitia, Agamben y demasiados etcéteras. De música es imposible nombrar a algunos porque soy muy ecléctico al respecto. Lo importante es lo que oigo hoy… y hoy, un día oigo hip hop y al otro a Martha Argerich y al otro a Wolfbrigade y al otro a Nils Frahm…
¿Cómo se puede abordar la realidad desde el arte?
- No sabe. No responde (risas). Cambiaría el esquema de la pregunta a “¿Cómo abordar a la realidad desde la vida?”. A partir del arte y la forma de ese abordaje, será confuso, será muchas cosas e idealmente será poesía. La forma de abordar la realidad desde el arte está en hacer uso del misterio de lo poético.
¿Qué es lo que te motiva a hacer arte?
- El amor. Cuando mi trabajo artístico me relaciona con algún nuevo conocimiento o experiencia, siento como ver una aurora de una mañana nueva. El sol sale todos los días. Esa salida es uno de los comportamientos más obvios de la naturaleza. Esta como sorpresa en el ciclo me da ganas de seguir jugando. Esa posibilidad de seguir jugando hace sentido para mí.
¿Y qué te quita el sueño? ¿Cuál es tu obsesión?
- El tiempo. El juego con el tiempo es mi obsesión. A veces las obsesiones toman otras caras, pero en el fondo eso son.
¿Cuáles son las imágenes detonantes que han provocado tus últimos proyectos?
- La imagen de una laguna que parece un mar. Un edificio en forma de X. Un paisaje de dos montañitas y un río/ carretera fugándose en la perspectiva. Unos rascacielos plateados que se pierden en el cielo.
¿Cómo trabajas los múltiples significados de un objeto?
- Asumo esa multiplicidad como algo que así es. Lo trabajo viviendo mi relación con ellos como la relación con una cosa, en lugar de pensarlos como objetos. Juego con esas cosas, a veces sin pensar mucho, sin filtrarme, y después me leo y continúo y voy creciendo en ese ejercicio. Me interesa que el trabajo sea aprendizaje y que eso sea visible o palpable en la obra.
¿Cómo se estructura y se desarrolla el proceso de creación para una obra tuya?
- Mi proceso se estructura como una metodología de aprendizaje muy libre y sin un programa demasiado estructurado. Me interesa que los procesos, las cosas, los espacios y las imágenes me vayan enseñando cosas que no sé. También me interesa investigar mucho en la historia. Sumergirme en océanos o montañas de historia, de imágenes, de conocimiento, y hacer mi selección. Como si estuviera comprando ropa en un mercado de ropa de segunda mano gigante. Cada proceso y cada obra me hacen crear un sentido nuevo. He repetido pocas veces el método de un proyecto a otro. Trato de ver lo que estoy haciendo desde otras perspectivas de las que ya usé anteriormente.
¿Por qué seguir haciendo arte?
- ¿Por qué no? Creo que hacer arte es fundamental en este momento del mundo donde todo está tan jodido, porque el arte puede crear espacios de relación, de negociación, entre sujetos y experiencias supuestamente opuestos.
¿Qué rumbo ha seguido la escena contemporánea que te interesa en los últimos 20 años?
- No me interesa ninguna escena por su contemporaneidad o por su capacidad de ser algo homogéneo. Me interesan grupos de gente conectada por una práctica que propone nuevos modelos de trabajar y vivir. Me parece muy interesante el proceso de globalización que ha vivido el arte en México. Ha sido un proceso de décadas, muy complejo, pero se ha llegado a un movimiento de actores culturales muy importantes a niveles global y local, y en muchas variantes. También me interesa cómo se mueven ciertos espacios independientes de México. Con independientes me refiero a que han logrado trabajar en una relación compleja y crítica con lo institucional.
¿Y crees que ha habido un cambio respecto a la manera en que el público se acerca al arte?
- No lo sé. Supongo que el público y el contexto en el cual se inserta el arte cambian todo el tiempo. Por ejemplo, creo que sí ha habido un cambio radical en la forma de relacionarme con el arte desde que existe Internet.
¿Qué es lo que te cuesta más como artista? ¿Cómo trabajas para superarlo?
- Lo que me cuesta más como artista es una extensión de cosas que me cuestan en la vida en general. No considero al arte como una disciplina autónoma a mis otros interrogantes. Ser cada vez más libre es difícil, arriesgarse realmente es difícil. Trabajo concentrándome en aprender cosas nuevas todo el tiempo y trabajo en trabajar mucho, esos dos factores me protegen. Speed protects us.
Hablando de política, ¿cuán libre eres tú para crear?
- Yo no he estado hablando de política, así que no lo sé. Uno nunca puede saber cuán “libre” es. Yo trato de moverme con libertad y ética.
¿Qué implica el trabajo de creación colectiva? ¿Dónde quedó “aquel mítico genio creando en soledad”?
- Esa idea del mítico genio, si la pones así como un cliché, suena horrible. Todos somos lo que somos solos y lo que somos en comunidad. Esa dualidad nos acompaña siempre. Es importante poder vivir esas dos realidades con plenitud, independencia, codependencia, complementariedad y diversión. En mi trabajo, la creación colectiva es fundamental, y mi trabajo más individual se ha enriquecido a partir de esa experiencia. Es algo básico, fundamental. Trabajo todo el tiempo en relación con otras personas, ya sea de manera organizada u orgánica, sin estructura. Es de las cosas más divertidas de mi trabajo.
¿Cómo es tu mundo interior?
- Es como un mar amarillo.
¿Qué diferencia ves o sentís entre la concepción que tenés de vos mismo y el reflejo que la gente te devuelve?
- Es de las preguntas más complejas de la historia de la humanidad. Seguro no soy ni una cosa ni la otra. Somos la luz que está en medio de esos extremos (esto puede sonar poético pero es algo plenamente científico).
¿Crees que sos un visionario?
- Creo que todos lo somos. Nuestra capacidad de imaginación nos hace visionarios. Imaginar es ver.
¿Como artista, qué experiencias te han hecho sentir poderoso?
- El poder ser artista ya es un poder. Ciertas creaciones colectivas me han hecho sentirme poderoso, una sensación cercana a estar acercándonos a utopías.
¿Cómo te imaginas el arte del futuro?
- Me lo imagino omnipresente, como un espíritu que cruza todas nuestras actividades, fuera de la idea institucional que tenemos de él. Me lo imagino como una actividad que estará atravesando muchos otros campos de nuestras vidas. Será una idea como el “trabajo” o el “juego”, que para mí no son actividades que no se circunscriben a un espacio específico, sino que median toda nuestra relación con la realidad.
Silencio.