Gil tardó en entenderlo, pero al fin lo comprendió leyendo a Macario Schettino y a Salvador Camarena en su periódico El Financiero: nuestro negociador del T-MEC es el Llanero Solitario. Este hombre llegó a solas, negoció a solas y salió a solas, como si se hubiera echado unos tacos solitarios a las tres de la mañana en el Borrego Viudo. Qué onda, ¿cómo te fue? Bien, ¡De poca madre! Me encontré a unos señores que me propusieron un negocio apetitoso. El Llanero al menos tenía a Toro, su fiel compañero. Seade ni siquiera. Las armas mexicanas se han cubierto de borla, señor Presidente: firmamos el tratado.
Dice Schettino: “Seade fue solo a negociar con su amigo Lighthizer lo que debería ocurrir con el futuro de la relación económica”. Con los empresarios, un telefonazo, con algún representante obrero-sindical, nada, innecesario, en fon.
Por su parte, Camarena escribió: “si hubieran involucrado a las secretarías del Trabajo y Economía en la negociación; si no le hubieran regalado a Marcelo una parte del Ejecutivo que es fundamentalmente de Economía; si no hubieran dejado todo en manos de un negociador, por más amigo de Lighthizer que sea; si no fueran menos acatadores de la voluntad presidencial, en pocas palabras, si hubiera un gabinete no estaríamos a merced de Estados Unidos”. Con la pena. ¡Hi-yo Silver!
Clandestinos
Gil lo leyó en su periódico MILENIO Digital: “el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que la aprobación del T-MEC es un avance hacia la cooperación entre México, Estados Unidos y Canadá, aunque reconoció que los agregados laborales propuestos por el gobierno de Donald Trump no habían sido acordados y que ‘salieron de forma clandestina’.
“Depende más de la decisión de Estados Unidos. Se envió una ley al Congreso para la supervisión de este tratado que habla de que cada seis meses pueden venir cinco inspectores, lo cual no se acordó en el tratado, esto sale de manera clandestina, aunque tienen derecho, porque es un país libre, soberano de presentar sus iniciativas”. Ahora resulta, Gil quiere morir de pena. “Tenemos una postura al respecto, no tiene que ver con una afectación al tratado que, repito, es un avance, y ya se está tratando este asunto con el mismo método que hemos utilizado en nuestras relaciones con Estados Unidos: el método del diálogo”.
Ya lo saben el lector, la lectora y le lectere: el gobierno de Estados Unidos propuso la posibilidad de que cinco inspectores viajen a México para supervisar los avances de las reformas en materia laboral. La iniciativa fue rechazada por el gobierno mexicano, el subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte, Jesús Seade, y el Senado.
Ricardo Monreal, coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, dijo en un comunicado que de aprobarse la iniciativa en Estados Unidos, México tendría los mecanismos para enfrentarla.
Explicó que la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, en su artículo 7, establece que el Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin tener que exponer los motivos de su decisión, comunicar al Estado acreditante que cualquier miembro del personal de la misión no es aceptable. No se lo tomen a mal a Gil: bla-bla-bla-bla.
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