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Tampoco falta tanto. 25 años se pasan volando. Sobre todo si no se tiene un proyecto de vida.

Se trata de una institución hija de la crisis por excelencia. En su difícil infancia resintió el peso de las expectativas parentales: algún día serás como la BBC, hija mía. Una gran cadena nacional con proyección y audiencia internacional. Grande, fuerte, respetada, escuchada, resonante, prestigiada… Te dotaremos de los recursos públicos para que le sirvas a tu sociedad y además no desobedezcas a quien te sostiene económicamente; sin embargo, y por tu propio bien, te dotaremos de los instrumentos legales para que, poco a poco, busques tus propios ingresitos que no te conviertan en una carga presupuestal. Mira, es bueno que de una vez vayas entendiendo que no te tocaron los buenos tiempos (sus tiempos como diría después autobiográficamente) y quién sabe como se pongan más adelante… no debería decírtelo pero la verdad es que a papá gobierno no le ha ido muy bien… ¡después de la parranda que se pegó en el último sexenio! …anda crudito y debe mucho dinero. Así que por ahora nos amarraremos el cinturón, pero verás que vendrán tiempos mejores. Cuidaremos entonces la figura: nada de kilitos de más. También nos esmeraremos en tu formación: serás útil, diligente y atractiva; pero sobre todo virtuosa… Al llegar a la edad de merecer comprenderás que todo esto valió la pena cuando un poderoso caballero se interese y ofrezca una buena dote por ti.

Querían que fuera culta pero divertida, seria pero amena, respetuosa y auténtica al mismo tiempo, original además de disciplinada, responsable e independiente aunque deseablemente coincidente con las opiniones de los mayores, madura, fresca, comprometida, jovial, la radio mas bella del ejido…

Muy pronto conoció las penurias a las cuales se acostumbró por que papá no daba pie con bola y lo poco que tenía lo malgastaba o le pagaba exorbitantes intereses a sus deudores. Quedó desatendida y al cuidado de sucesivos controladores maltratadores, pervertidos, frívolos, desafanados, insensibles o que de plano se gastaban el poco dinero de su crianza en otras cosas. Cada nuevo encargado que le contrataban criticaba los errores anteriores, es decir casi todo lo que se había hecho y cometía otros nuevos combinados con algunos aciertos. Por ello se ha vuelto una institución un tanto enredada e incluso desmemoriada (Y cómo no serlo, si prácticamente ha tenido que reprimir esos recuerdos para sobrevivir.)

Aun así no todo fue infelicidad: tuvo sus momentos felices, amigos y episodios afortunados, se esmeró en crecer y aprender a confeccionar buena radio e incluso fue beneficiaria de algunos episodios culpígenos del Ejecutivo que le proporcionaron ampliaciones presupuestarias y vestidos nuevos carísimos.

Como la de todos, su vida se fue complicando: engordó, se descuidó y se volvió autocomplaciente y conflictiva; por momentos llena de abulia. Le crecieron de manera asimétrica un par de sindicatos. Ya ha sufrido varias reestructuraciones e incluso redimensionamientos o cirugías reconstructivas. Por lógica, cuando llegó la edad de salir de casa, nadie se interesó por ella como le pasó a su hermana Imevisión. Aunque, dicho sea de paso, su poco atractivo la salvó de la prostitución. Si bien no es un orgullo nacional, tampoco fue adolescente problema. Siempre se las ha arreglado para quedar un poquito bien con funcionarios, organizaciones civiles, profesionistas de la radio, intelectuales, rockeros, periodistas, artistas, incluso con fanáticos de la hora minuto a minuto. Hasta los empresarios de la comunicación, aunque le guardan cierto desprecio clasista no la sienten amenazante y aun de cuando en cuando, con discreción, la invitan a sus reuniones y, con todavía mas sigilo, le copian algunas ideas.

Ha dado algunos pasos hacia la madurez, se ha abierto hacia la ciudadanía y tiene aspiraciones de interés público; aunque sigue atada a normas que le impiden crecer. Su adolescencia como la de todos los hijos de la crisis se ha prolongado. Crisis existencial la de Imer: no se halla. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Soy radio oficial o de servicio público? ¿Qué tan ciudadana soy? ¿Debo depender del erario? ¿Debo venderme? ¿A quién? ¿Alquilarme? ¿Brokearme? ¿Abrirme? ¿Cerrarme? ¿Qué debo decir? Y peor: ¿Qué no debo decir? ¿Cómo y qué debo informar? ¿Para qué sirvo? De hecho: ¿sirvo? ¿Cuál es mi misión? ¿Debo buscar público en cantidad o calidad? ¿Soy un foro? ¿Soy un vocero? ¿Soy un iPod? O al menos ¿podría ser un iPhone?

Atrapada en las desventajas de ser radio de gobierno que le restan capacidad de maniobra en un entorno competitivo y en acelerada convergencia tecnológica que apunta hacia la multimedia digital; pero la obligación de fondear parte de su operación comercializando sus espacios. Una institución bifronte, incluso plurifronte que, justo en sus 25 años, tiene en la reforma legal de los medios de comunicación que se debatirá con toda probabilidad durante su año de aniversario– una oportunidad para convertir sus flaquezas en fortalezas y sin duda inaugurar, con un nuevo entorno normativo, su vida adulta como institución autónoma del estado. Pese a las ambigu%u0308edades y riesgos que ello significa es la única manera en como responderá mas a los intereses de la ciudadanía, con visiones racionales de largo plazo, que a los gobiernos en turno y sus estilos personales. El único argumento en el escenario político actual para aplazar su reforma es que la creación hoy de otra institución autónoma del estado es abandonarla en garras de los intereses de los poco representativos partidos políticos y los grupos de poder. Lo peor es que el argumento es bastante convincente… siempre que sean los legisladores y los partidos quienes tengan esa responsabilidad. En este y los asuntos generales habrá que buscar otras representatividades; pero entrarle a eso sí ya causa honorarios.

Fuera de la compulsión por volver trascendente y dramático el confuso, y tal vez anodino, presente hay aquí razones para pensar que en las memorias del 50 aniversario del Imer este 2008 sería clave en la historia de los medios públicos. ¿Existirá para entonces la radio como la conocemos?

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