En la actualidad es inconcebible que existan empresas fuera del espectro de Internet. La era de la economía digital marca el curso a seguir: estar en línea o extinguirse.
Internet va estimulando a su paso una revolución no solamente en la vida de la gente, sino también en el mundo de los negocios, de esta manera, las empresas se han visto en la necesidad de rediseñar sus estrategias y reinventarse para lograr mantenerse en la batalla por el mercado, pues han caído en la cuenta de que estar en el espacio digital puede hacer la diferencia entre consolidarse o desaparecer.
El punto de partida de estos cambios económicos es la globalización que derribó la noción de espacio y límites territoriales, una tendencia que se ha potencializado a partir de la irrupción de Internet y las novedades que día a día proveen las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), que -dicho sea de paso- han aportado beneficios importantes a las empresas que las han sabido capitalizar, instaurando con ello nuevos modelos de negocio, un renovado concepto de la economía en su conjunto, pero también una cultura no sólo de comportamientos, sino principalmente de consumo.
Algunos de estos modelos recientes de negocio son los denominados “Pay per View” (pagos por evento) como el afamado Netflix que día con día va sumando más adeptos, desbancando a los medios tradicionales de entretenimiento, las “suscripciones” que son pagos recurrentes por uso o compra de un producto o servicio como es el caso de algunas aplicaciones, el “Freemium- Premium” en donde parte de los contenidos a que se tiene acceso son gratuitos y otros son de paga (ejemplos: iClowd, Dropbox) o el “Crowdfunding” que consiste en el apoyo a la creación de un producto o servicio mediante donaciones que dan soporte económico y que una vez que el producto es comercializado, los donantes reciben privilegios proporcionados a su donación. (San Cristóbal, 2015)
Esto conduce a la idea de que el curso de las economías está determinado –principalmente– en la actualidad por el avance tecnológico. Al respecto Manuel Castells (2006) en La era de la información. Economía, sociedad y cultura (Vol. III) señala que:
“La revolución de la tecnología de la información indujo la aparición del informacionalismo como cimiento material de la nueva sociedad. En el informacionalismo, la generación de riqueza, el ejercicio del poder y la creación de códigos culturales han pasado a depender de la capacidad tecnológica de las sociedades y de las personas, siendo la tecnología de la información el núcleo de esta capacidad. La tecnología de la información ha sido la herramienta indispensable para la puesta en práctica efectiva de los procesos de reestructuración socioecónomica” (p. 406).
A diez años de estas conclusiones de Castells, las evidencias solo se multiplican: Facebook, Zynga (empresa de videojuegos), Wikipedia, Uber, Skype, Twitter, Amazon, Ebay, Google, figuran entre los ejemplos más representativos de grandes empresas que tienen como base el aprovechamiento de las tecnologías de una manera intensiva y que dan vida a esta economía.
Aspectos como transferencias electrónicas, transacciones en línea, publicidad en la red, convergencia tecnológica o marketing digital sustentado en el big data hacen “que el tamaño no importe”, puesto que una compañía no necesita ser grande para ser global, parafraseando a Philip Kotler, quien afirma además: “Bajo la eEconomy las empresas si quieren crecer, prosperar en la economía actual, necesitarán desarrollar nuevos criterios y competenciasmás importantes”.
Para comprender la nueva economía, no bastan los conceptos de tierra, trabajo, capital y organización, tampoco es suficiente con la reingeniería de procesos de negocios, en tanto que la experiencia del cliente, los tiempos de respuesta, la innovación, la arquitectura empresarial y las capacidades del personal para brindar los servicios requeridos en el siglo XXI, desempeñan un rol superior. La noción misma de competitividad se ha transformado y la producción en masa de antaño está transitando a la generación de bienes especializados para segmentos con necesidades concretas, lo cual también es producto de un comportamiento individualista de la sociedad contemporánea.
La directora de Softek, Blanca Treviño, considera que las empresas tienen que entender cómo tener acceso a la tecnología digital sin importar la industria en la que se encuentren, pues la mayor competitividad la tendrán las que logren ser disruptivas. (Expansión, 2016)
La tecnología viene a modificar estructuras, procesos y productos/servicios en las empresas, apareciendo con ello lo que se conoce como “creación de valor” desde luego, para el cliente o usuario.
Aunado a este comportamiento del sector privado, los gobiernos en su papel de facilitadores del buen desempeño de las economías, han identificado la necesidad de establecer medidas públicas orientadas a fomentar el desarrollo a partir de la formulación de una política de Internet no solo en el plano local, sino principalmente desde los organismos internacionales.
Tenemos, por ejemplo, el caso de la Conferencia Ministerial de 1998 sobre comercio electrónico celebrada en Ottawa y la Reunión Ministerial de 2008 sobre el futuro de la economía de Internet celebrada en Seúl, que contribuyeron a fomentar la economía digital a través de un paquete de políticas formuladas entre expertos de empresas e industrias, sociedad civil y comunidad técnica de Internet. (Declaración de Cancún, 2016) Esta es la nueva normalidad, con todo y las disparidades.
Economía digital, definiciones y la OCDE
El hombre no recrea la tecnología, ésta, por sí sola evoluciona, se resignifica e inserta en los distintos ámbitos de la existencia, la agenda a seguir, las tendencias y necesidades de las personas. Así, la economía al incorporar los avances tecnológicos de vanguardia, ha propiciado el crecimiento de un nuevo concepto de sí misma, que coexiste con el tradicional: la Economía Digital, también referida como Economía en Internet, Nueva Economía o Economía Web. México Conectado (2015) la define como “la integración de Internet a los procesos de producción y satisfacción de necesidades” y distingue la existencia de cuatro sectores:
1) Bienes y servicios digitales: aquellos que solamente se encuentran en la red.
2) Bienes y servicios digitales mixtos: comercio electrónico.
3) Bienes y servicios intensivos en las TIC: se refiere a la producción de material que requiere uso de las nuevas tecnologías.
4) Industria que da soporte a los tres sectores: hardware, software, servicios de telecomunicaciones e infraestructura.
Un estudio revela que la denominada revolución digital ha implicado transformaciones en dos sentidos en las empresas:
• En primer lugar, ha propiciado el nacimiento de nuevas industrias basadas en la publicidad y en los modelos de pago en línea, lo cual a su vez conlleva la creación de contenidos, y desarrollo de plataformas.
• En segundo lugar, ha modificado las industrias tradicionales teniendo como base las transacciones de contenidos, o las transacciones de bienes físicos, implicando una mejora en su negocio tradicional, al combinar o suplir con plataformas digitales, los medios para las transacciones comerciales.
Por su parte, Fernando Gutiérrez en su artículo “Comprendiendo la Economía Digital”, refiere que según el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, hay cuatro aspectos por los cuales la economía digital ha tenido un crecimiento significativo:
1. El desarrollo constante de Internet y sus tecnologías inherentes. El número de usuarios se ha incrementado significativamente en las fechas recientes, lo cual implica una demanda mayor de inversión en infraestructura tecnológica.
2. El aumento del comercio electrónico entre empresas. Las transacciones de las empresas con sus socios comerciales a partir del uso adecuado de la tecnología, se han incrementado.
3. La distribución digital de bienes y servicios. A partir de la de la economía digital, una gran cantidad de productos como software, música, aplicaciones, videos, servicios de televisión, ya no requieren ser empaquetados en una tienda física. Internet es la base de distribución de servicios, por ejemplo: reservaciones en hoteles, boletos de avión, servicios bancarios, etcétera. Esto es, se ha visto favorecida por el comercio en línea.
4. La proyección en la venta de bienes y serviciostangibles. La economía digital también ha favorecido el aumento de ventas de productos en físico que sí son almacenados y entregados directamente a sus clientes. Los pedidos de productos como computadoras, electrónicos, libros, cada vez son mayores. (Gutiérrez, 2000- 2001)
Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha señalado que “la economía digital supone la incursión de tecnologías disruptivas, como la computación en la nube, o el fenómeno del Internet de las Cosas”. (OCDE, 2015)
Actualmente, la economía en Internet es considerada por la OCDE como un motor de la innovación, el crecimiento y la prosperidad social, se le visualiza a futuro como un factor detonante del desarrollo inclusivo. Si bien es cierto, esta visión es romántica y por demás optimista, también existe un reconocimiento respecto de los grandes retos que enfrenta la eEconomy, entre los cuales destacan:
• Sólo el 15% de los negocios tiene una estrategia alrededor de la economía digital.
• Sólo un 42% de las empresas saben extraer información relevante de todos los datos generados a diario.
• En promedio, un usuario de Internet gasta 1.72 horas en redes sociales por día, pero solo un 39% de las empresas aprovechan el uso de éstas para mejorar sus procesos de reclutamiento, contratación y construir una marca positiva. (Mundo Ejecutivo, 2016)
• Según las cifras de 2016 de las TIC, publicadas por el Organismo Especializado de las Naciones Unidas para las Tecnologías de la información y la Comunicación (UIT), tres mil 900 millones de personas siguen excluidos de los amplios recursos disponibles de Internet.
• El mismo organismo refiere que la interconexión mundial aumenta rápidamente, pero la brecha digital continúa siendo un reto importante, así como traer la economía digital a la población mundial que todavía no utiliza Internet.
• La brecha digital significa que la mitad del mundo sigue sin estar en línea. Las cifras de acceso de los hogares revelan la extensión de la brecha digital, con 84% de los hogares conectados en Europa y 15.4% en la región africana.
• Las tasas de penetración de Internet son más elevadas para los hombres que para las mujeres en todas las regiones del mundo. La brecha de género mundial de los usuarios de Internet aumentó de 11% en 2013 a 12% en 2016. Esto puede implicar un segmento de mercado sin atender, particularmente si se considera el alto potencial de consumo de las mujeres.
• El ancho de banda está distribuido desigualmente en el mundo y la escasez de éste, continúa siendo un gran obstáculo a la mejora de la conectividad de Internet en muchos países en desarrollo y en países menos adelantados. (ITU, 2016)
• Internet de las Cosas implica desafíos mayúsculos, principalmente en lo concerniente a seguridad en la red.
• La necesidad de contar con personas calificadas, que posean las competencias digitales generales y especializadas para insertarse exitosamente en la nueva economía. Estos aspectos ponen de relieve que aún y cuando la relevancia de la economía digital es incuestionable, enfrenta grandes desafíos antes de consolidarse como la tendencia principal.
2017: lo que vendrá
La revista Expansión, presentó lo que considera serán las principales tendencias para el año 2017, mismas que se espera contribuyan al avance de la economía digital:
• Realidad virtual, aumentada y capturada. Mientras la realidad virtual sucede en un ambiente simulado, producto exclusivo de la tecnología, la realidad aumentada consiste en una mezcla de realidad virtual y realidad física. De esta última se puede señalar que Pokémon GO marcó un hito durante el 2016, lo que hace suponer que es una buena opción de inversión. En cuanto a la realidad capturada, es la que permite digitalizar cualquier espacio a través de cámaras 360° y sensores de medición, generando un modelo de tres dimensiones que un usuario puede recorrer de forma virtual. (Arrieta, 2016)
• Transformación digital. Se espera que un número considerable de empresas tradicionales incursionen en la economía digital bajo la máxima de “renovarse o morir”
• Asistentes Personales. En 2016, empresas como Facebook, Amazon y Microsoft sorprendieron con sus asistentes personales que funcionan a partir de inteligencia artificial. Se visualiza como una oportunidad de negocio que se prevé ampliará su cobertura hacia un mercado más comercial en 2017.
• Blockchain (Cadena de Bloques). Considerada por algunos como la tecnología capaz de cambiar de manera definitiva la relación de los usuarios con el mundo digital. La “blockchain” es una base de datos de transacciones que surgió en la red de Bitcoin y que es compartida por todos los nodos (ordenadores que participan en la red) participantes en un sistema basado en el protocolo de esa moneda digital. (Preukschat, 2013). Una de sus grandes virtudes y quizá la razón por la que se visualiza como una revelación para 2017, es la seguridad que ofrece a partir del encriptado y la confiabilidad basada en su modelo de operación.
• Internet de las cosas (IoT). Según cifras dadas a conocer por Expansión, para 2017 la inversión en proyectos relacionados IoT, se incrementará en un 15% respecto del año 2016. (Expansión_ED, 2016) Ahora sólo queda esperar que todos estos avances tecnológicos que se visualiza adquieran mayor trascendencia en el mundo de la economía digital para el año que comienza, también abonen al cometido que se plantea desde los organismos internacionales: contribuir al desarrollo inclusivo y disminuir las brechas existentes, no sólo en materia de infraestructura, acceso y uso de la red, sino en las oportunidades de mejora en la calidad de vida de las personas.