El sol casi siempre me recibe
ausente,
con el carcomer dado
por la amabilidad de lo posible,
la reciente oscuridad
me aturde,
casi llevándome al colapso,
su claridad me recibe
de sonrisa abierta,
preparándome para desandar
el camino de la lira,
titánicos serafines se postran
ante la caña,
defendiendo el nuevo sol,
a la espera
de la vuelta de siempre.